domingo, 9 de mayo de 2021

"BARBARIE O SOLIDARIDAD: LAS ALTERNATIVAS ANTE EL SIGLO XXI", ALCIRA ARGUMEDO / HOMENAJE A ALCIRA ARGUMEDO

 

HOMENAJE A ALCIRA ARGUMEDO 


7 de mayo 1940
2 de mayo 2021





Texto destacado 


Volvemos a publicar este esclarecedor texto de Alcira Argumedo para aquellos que aún no lo hayan leído, o para quienes deseen volver a releerlo. Se trata de un exhaustivo y profundo análisis de las ideas, la cultura, la política, la economía; en fin, una verdadera exégesis de la era pasada y de la que viene. Fundamentalmente, la autora se sumerge en la complejidad de nuestra emergencia contemporánea, con una interpretación acabada del paradigma del neo-liberalismo, en el contexto de la denominada globalización del capital

Un planteo y replanteo de la realidad, a la luz de los nuevos desafíos que se presentan, y que sobre todo, nos interpelan a todos, a tomar cada vez más, un protagonismo creciente con conciencia critica, en medio de toda esta asimétrica, gigantesca y sistemática crisis en pleno desarrollo.-

aportes en la crisis.-



Alcira Argumedo
















"Barbarie o Solidaridad: las alternativas ante el siglo XXI"
Mayo 1999





Estamos ante el fin de un siglo y ante el fin de un milenio. Es preciso entonces plantear una visión histórica de mediano y largo plazo, que nos permita marcar la irracionalidad profunda de los proyectos neoliberales y sus dramáticas consecuencias para América Latina, en el contexto del llamado proceso de globalización. Porque, además, no sólo se cierran cronológicamente un siglo y un milenio sino que atravesamos un corte de época, en tanto la profundidad y extensión de las actuales transformaciones clausuran también una Edad de la historia: la Edad Contemporánea. Tomando ese esquema occidental, un poco simplista, de división histórica entre Antigua, Media, Moderna y Contemporánea, presenciamos la finalización del ciclo iniciado en las últimas décadas del siglo XVIII, donde se conjugan la Revolución Industrial con la Revolución Francesa dando lugar a intensas conmociones y cambios cualitativos, que implican una solución de continuidad con la anterior Edad Moderna, comenzada hacia los siglos XV y XVI.

En grandes rasgos, puede comprobarse que en esos momentos de corte histórico donde nacen respectivamente la Edad Moderna y la Contemporánea, se conjugan diversos procesos sociales, económicos, políticos, militares y culturales de gran complejidad, habilitando o impulsando la emergencia de nuevos instrumentales tecnológicos, capaces de establecer un hito, un punto de inflexión en términos de potencialidades técnicas que, a su vez, permiten acelerar esos procesos produciendo transformaciones cualitativas, cuya magnitud rompe la inercia anterior y marca la apertura de un nuevo ciclo de la historia. Es lo que sucediera con el paulatino pero contundente desarrollo del comercio y el crecimiento de las ciudades en Europa que, frente al cierre del Mediterráneo debido a la invasión otomana y a la caída de Constantinopla, se encuentran ante la necesidad de establecer nuevas rutas comerciales con Oriente; lo cual se une a la secular guerra contra los musulmanes y a la reconquista de la península ibérica; junto a otros procesos impulsados por las nacientes burguesías; que favorecen la revolución tecnológica de los siglos XV y XVI, centrada principalmente en las artes de la navegación y de la guerra y unidas a la imprenta, que será esencial para las tareas de evangelización y las luchas religiosas. Pero estos cambios históricos y estas revoluciones tecnológica siempre plantean una pregunta fundamental, que hoy tiene tanta vigencia como entonces: quiénes son los seres humanos en este mundo. Porque esa revolución tecnológica y ese cambio de época que diera lugar a la expansión hispano-portuguesa, fue acompañada de definiciones acerca de dos de los principales troncos que -a través de diversas mestizaciones y entrecruzamientos entre sí y con la población de origen blanco- conformarán las clases populares de América Latina. Por una parte, se establecía que los negros no tenían alma; es decir, no eran considerados seres humanos; y así, durante tres siglos se los pudo someter a la más aberrante esclavitud por parte de católicos y protestantes, sin ofender a Dios. En segundo lugar, a los indígenas se les reconocería el alma y podían ser evangelizados pero, al mismo tiempo, eran concebidos como "amentes", faltos de razón, un poco tontos; por lo tanto, deben someterse a la encomienda, serán encomendados a grandes propietarios de hombres y tierras, que debían garantizar su evangelización y también una inhumana expoliación: se calcula que en los primeros cien años de la conquista -debido a las guerras, a la ruptura de los equilibrios ecológicos y sociales de las culturas nativas, a las pestes introducidas por los europeos y a una explotación laboral brutalizada- muere cerca del 80% de la población americana originaria. Es el primer genocidio de la cultura occidental en nuestras tierras. Donde las clases dominantes que se constituyen a partir de la conquista, sostendrán en el transcurso de los tres siglos de dominio colonial -con las particularidades propias del Brasil y de las distintas regiones del imperio español- esta diferenciación entre seres humanos, seres menos que humanos y seres simplemente no humanos. Los tiempos no son tan lejanos; en Brasil, los bisabuelos de nuestros hermanos negros de hoy, eran esclavos.

Hacia mediados y fines del siglo XVIII, también confluyen diversos procesos económicos, sociales, políticos, militares y culturales, que favorecen la emergencia de la Revolución Industrial -el telar mecánico, la máquina a vapor, más tarde la electricidad y similares- con vigorosos impactos en la composición de las sociedades, que alimentan, entre otros movimientos, el estallido de la Revolución Francesa. Esta Revolución muestra una gran paradoja: por un lado, se impone una nueva ética solidaria como base de organización de las sociedades -la libertad, la igualdad, la fraternidad (fraternidad reemplazada más tarde como valor por la propiedad, cuando la Revolución se hace hegemónicamente burguesa)- donde la paradoja está en que esos valores de libertad e igualdad, eran al mismo tiempo requisitos técnico-económicos para desplegar los potenciales de la Revolución Industrial, que no podían alcanzarse con trabajo esclavo o servil, con aristocracias de sangre y monarquías absolutas. En ese contexto se irán consolidando las revoluciones democráticas del Occidente central, que también serán altamente restrictivas en el alcance del concepto de lo humano. Por ejemplo, la revolución democrática de los Estados Unidos y su Constitución liberal luego de obtenida la independencia, señala que los hombres son libres, iguales, propietarios, representativos, republicanos, federales; eso sí, los negros son esclavos y los indígenas deberán ser exterminados. Esta definición básica acerca de quiénes son los seres humanos, propia del pensamiento occidental, se reproduce en todas las experiencias democráticas europeas hasta fechas tan cercanas como 1962. Recordemos que la igualdad, la libertad y la democracia eran para los franceses blancos, no para los argelinos o indochinos; eran para los ingleses blancos, no para los hindúes o africanos; para los holandeses, no para los indonesios; para los belgas, no para los congoleños; y así sucesivamente.

En lo referido a la situación que atravesamos y al actual corte de época, debe tenerse en cuenta que el ciclo de la Edad Contemporánea comienza a cerrarse a partir de la finalización de la Segunda Guerra Mundial. En el período comprendido entre l945 y l973 -tomando este último como un año que condensa complejos procesos sociales, similar a ese l789- se produce lo que podemos llamar la "Revolución Francesa" de los pueblos periféricos del Tercer Mundo. Por primera vez en quinientos años, estos dos tercios de la humanidad considerados seres inferiores por el dominio euroamericano -que hasta entonces habían manifestado su resistencia a través de luchas aisladas- cuestionan los poderes coloniales o neocoloniales y llevan adelante procesos de liberación nacional y social, consolidando bajo diversas formas gobiernos anti-occidentales en China, en Indonesia, en la India, en Vietnam, en Argelia, en Cuba, en distintos países asiáticos, africanos y de América Latina. Promueven nuevos valores de una ética solidaria junto a la libertad y a la igualdad: las autonomías nacionales, la justicia social, la reivindicación de su dignidad, el respeto a las identidades culturales, la cooperación horizontal entre naciones soberanas sobre principios de mutuo beneficio. Son procesos sociales, económicos, políticos, militares y culturales que cuestionan las raíces mismas del dominio occidental y su idea de que la cultura del l5% de la población mundial es la única civilizada, la verdadera "cultura universal", mientras los demás son bárbaros o primitivos. De lo cual se deducía que el "único camino" válido era la subordinación a los dictados y a la expoliación por parte de esas grandes potencias, para poder acceder a la civilización, para "entrar al Primer Mundo". Por el contrario, los nuevos movimientos afirman que lo mas rico y característico de lo humano es precisamente la multiplicidad de lenguas, de creencias, de expresiones artísticas, de concepciones del mundo; donde el respeto a las diferencias debe ser la base de la igualdad y no del desprecio o la discriminación. Crítica contundente de esos nuevos protagonistas del escenario internacional frente a la cultura occidental, que sin duda a lo largo de su historia ha exhibido deslumbrantes manifestaciones, pero también una sistemática veta racista y de desprecio hacia el resto de la humanidad.

Ese período de casi treinta años donde se desarrollan las luchas de liberación nacional y social, marcado por la presencia de grandes líderes como Mao, Tito, Gandhi, Sukarno, Lumumba, Nasser, N¨Krumha, Cabral, Fidel y el Che Guevara, Allende, Velasco Alvarado y tantos otros a quienes masivamente sustentaron las clases populares -junto a los movimientos de protesta estudiantil, de demandas obreras, de derechos civiles para las minorías negras en Europa Occidental o en los Estados Unidos- culminan en el año 1973 golpeando duramente núcleos decisivos del poder de las potencias occidentales, por primera vez en la historia. La derrota norteamericana en Vietnam; el aumento de los precios del crudo y el embargo petrolero impuestos por la OPEP, que comienza a quebrar las bases del desarrollo capitalista basado en energía barata, cuyo golpe final será la revolución islámica de 1979 en Irán; la Conferencia de los Jefes de Estado y Gobierno de los Países No Alineados en Argelia, donde plantean la necesidad de establecer un Nuevo Orden Económico Internacional más equilibrado -para frenar el histórico drenaje de riquezas en sentido Sur-Norte y las secuelas del colonialismo- y de un Nuevo Orden Mundial de la Información y las Comunicaciones que permitiera hacer oír sus voces: algo tan escandaloso que llevaría a los Estados Unidos y a la Inglaterra de Margaret Thatcher a retirarse de la UNESCO denunciando la "dictadura de las mayorías". Porque pretendían neutralizar el peso cuantitativo de los nuevos países independientes en los organismos internacionales, hasta entonces férreamente controlado por ellos. A tales cuestionamientos se unía la presencia en América Latina de gobiernos de orientación popular, que intentaban promover procesos de integración continental -uno de los más serios en términos de una perspectiva de afirmación nacional y en favor de los intereses sociales, sería el Pacto Andino impulsado por Salvador Allende y Velasco Alvarado- en alianza con otros gobiernos que, con mayor o menor grado de radicalidad o de conflictos, estaban hostigando la hegemonía norteamericana en la región.

Esta situación altamente desfavorable para las potencias capitalistas llevará a los Estados Unidos a impulsar una gran restauración conservadora; algo muy semejante a lo que fuera la restauración conservadora de la Santa Alianza entre 1815 y 1848 en el continente europeo, que permite reimplantar las monarquías absolutas afirmando que la Revolución Francesa, los nuevos valores, los cambios políticos, no eran más que un equívoco de la historia; y que una verdad eterna e incuestionada daba fundamento a las formas de dominio del Antiguo Régimen, a las aristocráticas de sangre, a la existencia de seres humanos superiores e inferiores. Con un espíritu similar -aunque aggiornado por las Comisiones Trilaterales y más tarde los tanques de pensamiento neoconservador- juntamente con el retiro norteamericano de Vietnam, a comienzos de los años setenta se despliega esa ola sincrónica de dictaduras militares en América Latina, que complementan las ya existentes en Brasil, Paraguay, Nicaragua, Salvador o Guatemala. Como parte de esa estrategia, caen bajo regímenes militares Uruguay, Bolivia, Chile, Argentina, Perú, Ecuador y otros países, hasta casi completar un esquema altamente represivo y de imposición de un terror político-militar aberrante, como condición inexorable para la implantación de los nuevos modelos económicos que, bajo diversas modalidades, culminan en el actual predominio neoliberal y sus métodos de saqueo. Porque no hubiera sido posible consolidar las políticas económicas del neoliberalismo -que sistemáticamente alimentan un descomunal traslado de recursos públicos y sociales hacia los grandes grupos económico-financieros locales o extranjeros- sin el ejercicio del terrorismo de Estado por parte de esas dictaduras y las secuelas del terror y la desarticulación política y social que afectaron a la mayoría de nuestras naciones.

En ese marco histórico se generan las condiciones que habilitarán la emergencia de la Revolución Científico-Técnica, como respuesta de las potencias centrales para revertir las nuevas relaciones de poder en el campo internacional, que estaban cuestionando su predominio: ya no controlaban el recurso de la energía barata, debido al incremento de los precios del crudo impuesto por la OPEP luego de la nacionalización del petróleo en la mayor parte de las naciones productoras; encontraban graves dificultades para contener el aumento del precio de las materias primas provistas por distintos países del Tercer Mundo; los modelos económicos fordistas, que tendían al pleno empleo con significativos beneficios sociales para los trabajadores, redundaban en un incremento de los salarios reales directos e indirectos, afectando las tasas de ganancia empresaria; el equilibrio en la carrera armamentista y espacial con la Unión Soviética y la derrota en Vietnam, planteaban la necesidad de reforzar los potenciales militares. En tal sentido, la crisis iniciada en 1973 -que se manifiesta agudamente en términos económico-financieros- es consecuencia de este cambio en las relaciones de poder político global, en detrimento de los principales países capitalistas y en particular de los Estados Unidos. Durante el transcurso de la década del setenta, la declinación relativa del poder norteamericano se hace evidente ante la URSS, que en esos momentos era productora y exportadora de petróleo; lo cual le permitirá incrementar sus lazos económicos con la mayoría de las naciones europeas y distintos países de América Latina bajo dictaduras militares y alcanzar una importante presencia en las áreas de influencia de los Estados Unidos: son las derechas europeas encabezadas por Helmuth Kohl o Giscard D¨Estaigne las que se niegan a participar en el boicot de los Juegos Olímpicos de Moscú promovido por los norteamericanos, debido a que el comercio y las inversiones en el bloque socialista son una clave para salir de su crisis; es la dictadura militar argentina la que se niega a participar en el boicot cerealero, también promovido por ellos. Un incremento relativo del poder soviético que culminará con la decisión de invadir Afganistán en l979, el mismo año en que triunfaban la revolución islámica en Irán y los sandinistas en Nicaragua.

Pero este recurso del petróleo, que en el decenio de los setenta constituyera una importante ventaja relativa para la URSS, se transformará en los ochenta en su talón de Aquiles. Porque el Japón, fuertemente acosado por sus carencias petroleras y poco después los Estados Unidos, aceleran el desarrollo de nuevas tecnologías de avanzada, especialmente en el campo de la teleinformática, la biotecnología y los nuevos materiales, que determinan un salto cualitativo en términos tecnológicos, equivalente al significado de los ferrocarriles frente al transporte tirado por caballos o bueyes. Las tecnologías de punta van a permitir la implementación de un nuevo paradigma productivo, de servicios, de comunicaciones e información y de administración económica y social, que desplaza aceleradamente las tecnologías de la Revolución Industrial; reduce cada vez más los requerimientos energéticos petroleros y de materias primas tradicionales; e impone una disminución promedio cercana al 75% en la participación del tiempo humano de trabajo en las diversas áreas de la producción, los servicios, las finanzas, la comercialización, la administración, las comunicaciones y la información. Asimismo estas tecnologías de punta significan un decisivo avance en el campo militar-espacial, debido a la miniaturización, eficiencia y aceleración de sus componentes esenciales; lo cual transforma a la Revolución Cientifico-Técnica en un sustancial instrumento de poder para revertir las relaciones de fuerzas internacionales, que venían socavando el predominio de los Estados Unidos y los principales países capitalistas.

El triunfo de la propuesta neoliberal de Ronald Reagan al comenzar los ochenta, fortalece la decisión de recuperar la hegemonía absoluta de los Estados Unidos a nivel mundial, a partir de tres lineamientos principales de acción orientados a profundizar la restauración conservadora, inspirada en la década anterior por Nixon-Kissinger y luego la Comisión Trilateral. Sobre la base del monopolio de las nuevas tecnologías, el primer eje de confrontación lleva a la definición de una nueva etapa de Guerra Fría y al lanzamiento de la Guerra de las Galaxias contra la URSS que, en términos de la magnitud de los recursos materiales destinados a su despliegue, puede considerarse una real Tercera Guerra Mundial y será uno de los factores determinantes de la desintegración del poderío soviético a partir de 1989. En lo referido al campo civil, se intentará frenar el creciente predominio económico alcanzado por el Japón en el mercado mundial, mediante una política económica que impulsa la reconversión tecnológica en gran escala de la producción, los servicios, las finanzas, las comunicaciones y la información, favoreciendo a las grandes corporaciones transnacionales -definidas como protagonistas por excelencia en la nueva etapa- mediante una marcada reducción impositiva y de los costos laborales y una desarticulación creciente del Estado de Bienestar, reemplazado por una nueva forma de Estado cuyas principales funciones serán garantizar la acumulación empresaria y la carrera armamentista y espacial. Los descomunales montos requeridos para llevar adelante estas estrategias transforman a los Estados Unidos en un gran polo de atracción de capitales financieros, utilizando para ello el incremento unilateral de las tasas de interés decretado por la Reserva Federal en 1981; y cuya contrapartida será la crisis del endeudamiento externo de América Latina y otros países del Tercer Mundo e incluso del bloque socialista, como Polonia o Hungría. El debilitamiento de la mayor parte de las naciones periféricas -principalmente en América Latina y el continente africano- debido a la crisis producida por el peso de su deuda externa, permitirá consolidar el poder del FMI y el Banco Mundial sobre sus economías y la imposición de diversos mecanismos de expoliación de recursos sociales y públicos, que se inician con la estatización de las deudas privadas y culminan con la privatización de las empresas, los servicios y los principales recursos estratégicos estatales; unidos a otras medidas no menos escandalosas. La hipócritamente denominada "década perdida" en los ochenta es consecuencia de esas políticas; y la especulación financiera de los noventa, al transformarnos en "países emergentes" y privatizados -es decir, en propiedad privada de megacorporaciones económico-financieras "globalizadas"- termina de colocarnos al borde de la catástrofe, como anuncian las crisis financieras en Corea, Malasia, Tailandia, Singapur, Indonesia, Rusia y hasta en el propio Japón. Porque no estamos meramente ante una debacle coyuntural; se trata de una crisis orgánica, de un corte de época histórica, debido al antagonismo profundo entre la lógica de depredación y exclusión social propia de los procesos de globalización neoliberales; y los potenciales y requerimientos planteados por la Revolución Científico-Técnica, que están produciendo un brutal efecto boomerang sobre quienes inicialmente la impulsaron.

En este sentido, la Revolución Científico-Técnica presenta diversas características y requerimientos vinculados con la emergencia del conocimiento -que supone educación, información, capacidad innovativa, diversos saberes en general- como el recurso estratégico por excelencia, equivalente a lo que fuera el petróleo, la industria pesada, la petroquímica y similares para la Revolución Industrial. Hoy las ramas más dinámicas del mercado mundial son las llamadas conocimiento-intensivo; y se tiende a superar la histórica división entre trabajo manual e intelectual, ya que se calcula que en no más de 10 años el 95% de las tareas normales de una sociedad van a requerir una formación básica equivalente al secundario completo y deja de tener sentido el esfuerzo físico en lo laboral. A su vez, es preciso remarcar que, cuando se señala que los nuevos paradigmas tecnológicos requieren un 75% menos de tiempo de trabajo humano, se está hablando de tiempo de trabajo y no de personas. Esto último es fundamental, en tanto se abren dos grandes alternativas polares hacia el futuro: porque se puede reducir echando al 75% de los trabajadores; o mediante una disminución en gran escala de la jornada laboral -donde se cambia tiempo por calidad del trabajo- acompañada de diversos mecanismos de redistribución de la riqueza social, lo cual requiere otro modelo de sociedad y Estado como condición para un ingreso viable en las coordenadas históricas y tecnológicas del próximo siglo. El anacronismo histórico de la globalización neoliberal, su orientación a contramano de la historia, su objetiva inviabilidad en el mediano plazo, se derivan de estas características y opciones planteadas por la actual Revolución Tecnológica.

La opción neoliberal impulsa un modelo de reconversión tecnológica salvaje -tendiente a expulsar trabajadores bajo diversos mecanismos de precarización, desocupación, subempleo, exclusión, brutal disminución de los salarios reales, incremento de los niveles de pobreza, eliminación de los derechos sociales básicos- que, al combinarse con una lógica de acumulación caracterizada por la acelerada concentración y polarización de la riqueza, está gestando una inmensa masa de población excedente absoluta, supernumeraria, inservible desde la perspectiva de los intereses hegemónicos: no les sirven como mano de obra barata, porque son reemplazados por sistemas automatizados más baratos y eficientes; ni como productores de determinadas materias primas, desplazadas por la composición de los nuevos materiales; ni mucho menos como consumidores, dados sus niveles de miseria e indigencia. No es simplemente una masa de población pobre, se trata de excluidos, de pobreza sin salida, de seres humanos que sobran en este mundo. En la dinámica de la globalización neoliberal, esta masa de hombres y mujeres excedentes está en peores condiciones que los esclavos, los siervos de la gleba o los proletarios de Marx; porque para poder obtener lucro de estas tres grandes categorías históricas de explotados, se necesitaba que estuvieran mínimamente vivos, mínimamente alimentados y mínimamente sanos. Por el contrario, cuando se trata de población sobrante, lo mejor para los grupos dominantes es que desaparezcan, que se mueran; exterminarlos, como hicieran con los pueblos nativos en Estados Unidos, Australia, Nueva Zelanda o la Argentina, para enviar a esos territorios su propia población sobrante europea en la etapa madura de la Revolución Industrial, hacia mediados y fines del siglo XIX. Nuevamente se pretende que una parte minoritaria de la humanidad es verdaderamente humana y el resto son menos que humanos; para colmo, cada vez más peligrosos. Así, hemos llegado a la situación explosiva de la cual dan cuenta, entre muchos otros, los datos del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, donde se demuestra que el 20% más rico de la población mundial concentra más del 85% de las ingresos y la riqueza; mientras la dinámica de la globalización neoliberal determina que el flujo de recursos continúe drenando desde los pobres hacia los ricos y desde el Sur hacia el Norte. El problema adicional es que entre los pobres se produce el 97% de los nacimientos en el mundo y, de continuar estas mismas tendencias, en no más de 10 a 15 años tendremos a un 10% de la población concentrando el 90% de la riqueza terrenal, en tanto un 75% o más de los habitantes quedarían como población excedente, excluida, sobrante, sin posibilidades de futuro y, por consiguiente, barbarizada, obligada a conductas de desesperación que se manifiestan de diferentes maneras.

La realidad muestra que, frente a la globalización de la producción, la comercialización, los servicios, las finanzas, los recursos estratégicos, las comunicaciones y la información, lo que se vive en los territorios es un proceso de feudalización, donde se construyen murallas feudales para defenderse de los nuevos bárbaros. Murallas en sentido Norte-Sur u Occidente-Oriente como en la Europa actual, nuevamente acosada por los musulmanes, los turcos y los eslavos; y también como en los Estados Unidos blancos -que han construido una muralla en términos estrictamente literales en su frontera Sur- ante la presión migratoria de mexicanos y otros morochos de América Latina. Pero asimismo hay una feudalización de las ciudades, tanto en las del Norte como en las del Sur, en sentido ricos-pobres: es posible apreciar este neofeudalismo urbano en Nueva York o en París, como en Buenos Aires, Lima, México, Río o Saö Paulo. La clave es que, si los sectores dominantes pretenden continuar profundizando estas tendencias neoliberales de concentración de la riqueza y exclusión social, en no más de 10 años las sociedades van a dejar de ser vivibles aún para los privilegiados, más allá de la altura de sus muros feudales. Un ejemplo fue Río de Janeiro hace unos años: muchos privilegiados con bellísimos apartamentos en Copacabana mirando el mar, el morro, el sol, un día no pudieron bajar porque estaba el arrasträo; esa invasión de las playas por parte de niños y jóvenes que en otro modelo de sociedad deberían estar estudiando, trabajando, haciendo deportes, dedicándose al arte o a otras actividades creativas; pero que en estos modelos neoliberales, al ser transformados en población excedente absoluta, están condenados a ejercer conductas de desesperación para poder sobrevivir. Ese día los privilegiados no pudieron bajar; pero si las cosas siguen así, más allá de la represión que alguna vez ejercieran sobre los niños esos siniestros Escuadrones de la Muerte, antes de 10 años los suben a buscar.

Las respectivas proporciones demográficas y la magnitud de la concentración y la polarización de la riqueza, indican que si Europa Occidental y los Estados Unidos pretenden continuar con la histórica dinámica de extracción de recursos desde las áreas periféricas, su situación se hace cada vez más similar a la de la etapa anterior al feudalismo, la del Imperio Romano. Hay que recordar que en la caída de Roma confluyeron dos factores principales: en primer lugar, antes del ataque final y de su llegada en masa, los bárbaros se fueron infiltrando poco a poco, penetrando como hormigas en el interior del Imperio; y actualmente hay que pasar por París, Londres o Nueva York, para ver que están allí, han comenzado a penetrar en el Imperio. El segundo factor decisivo fue la decadencia moral de las clases aristocráticas y dirigentes romanas; y es también lo que observamos actualmente en las concepciones hegemónicas del capitalismo en Occidente (así como en Oriente y en el Sur): junto al incremento de la corrupción, el narcotráfico y las mafias de diverso tipo, predomina una ideología que expresa las facetas más pobres de la cultura occidental en todas sus épocas: el lucro, el egoísmo individualista, la competencia desleal, el consumismo, la hipocresía, la carencia de todo sentido solidario, las xenofobias, el racismo. Son los rasgos de una profunda decadencia espiritual. Cuando Bautista Vidal afirma que estamos en manos de mafias y delincuentes, está empleando correctos y rigurosos términos académicos: a modo de ejemplo, 400.000 millones de dólares anuales ingresan a los grupos financieros internacionales a través del lavado de narcodólares -ya sea en los paraísos fiscales o en bancos de los Estados Unidos- y esto es un poder mafioso que alimenta la globalización de las finanzas y sus métodos de especulación y saqueo. En este sentido, no es cierto que la DEA quiera erradicar el narcotráfico; lo que quiere es monopolizarlo: se trata de un mercado de 700.000 millones de dólares anuales y para controlarlo debe desplazar, como en cualquier otro negocio, a sus competidores de los cárteles de Cali, Medellín, Siria, etc.

Y si estos proyectos hegemónicos no son viables por sus consecuencias catastróficas, al mismo tiempo se muestran disfuncionales, en términos estrictamente técnico-económicos y por encima de los valores, frente a los requisitos planteados por el despliegue de la Revolución Científico-Técnica y a las características intrínsecas del nuevo recurso estratégico del conocimiento. Por una parte, a diferencia de los recursos estratégicos de la Revolución Industrial que promovían una tendencia a la concentración -dadas las modalidades de la industria pesada, el petróleo, las economías de escala, etc.- este recurso sólo adquiere sus potencialidades en cuanto está distribuido en el conjunto de la sociedad. Si únicamente es patrimonio de una minoría, no sirve: cuando el 95% de las tareas normales requieren una formación básica equivalente al secundario completo, la sociedad no puede funcionar con una población que carezca de ese nivel. Y como se sabe que el saber es poder, la redistribución del conocimiento supone necesariamente una redistribución del poder social. Por otra parte, las principales fuentes de incorporación, procesamiento, producción, reproducción y distribución de este recurso, también son esencialmente democratizantes. En primer lugar, un sistema educativo primario y secundario de alto nivel de calidad para el conjunto de la población, además de un derecho social es un factor económico indispensable; cumple un papel estructural y requiere inversiones públicas equivalentes a las que en otros momentos se realizaran en carreteras, ferrocarriles o represas hidroeléctricas. La segunda fuente esencial supone una recapacitación laboral de amplio alcance, de la totalidad de la mano de obra, para garantizar un acceso directo o indirecto a la operación de las nuevas tecnologías; ello supone nuevas formas de organización laboral y esencialmente la conformación de equipos de trabajo donde se articulen diversos saberes, ya que al trabajar en cooperación -y especialmente durante una etapa de transición- no es preciso que todos los integrantes dominen esas tecnologías: si algunos del equipo las dominan, todo el grupo tiene acceso. Es el ejemplo de Chiapas con las redes Internet y la capacidad de utilizar con inteligencia determinadas tecnologías de punta para promover los propios fines.

La tercer fuente de este recurso estratégico son las universidades articuladas con los sistemas científicos y tecnológicos, porque allí se procesa el conocimiento en su más alto nivel de calidad y en toda la gama de los saberes. Lo cual obliga a un replanteo en profundidad acerca del papel de las universidades; porque el modelo de Universidad -sus funciones esenciales y la determinación de quiénes serán los beneficiarios principales de su actividad, la formación de los cuadros universitarios, el tipo de conocimiento que se transmite, la orientación de las investigaciones y otros aspectos que definen los grandes lineamientos del modelo de universidad- está intrínsecamente relacionado con el modelo global de sociedad: político, socio-económico y cultural, predominante en una determinada etapa de la historia. A modo de ejemplo, en la Argentina se ha conformado un modelo socioeconómico global que llamamos "la Argentina privada": por una parte, hay un 15% de la población privilegiada, que tiene altos niveles de educación privada, universidades privadas, salud privada, seguridad social privada, espacios de recreación privados, televisión codificada privada, teléfonos privados y así sucesivamente; utilizando el término privado en sentido neoliberal, de apropiación. Por otra, el 80% o el 85% restante se encuentra crecientemente privado de educación, privado de salud, privado de seguridad social, privado de viviendas, privado de trabajo, privado de teléfonos, privado de espacios de recreación y así sucesivamente, en el sentido privado de privación, de carencia. Esto se vincula intrínsecamente con el modelo de Universidad que se pretende imponer y se hace evidente a partir de datos muy simples. Tomando el campo de la Arquitectura, nuestro país tiene un déficit cercano a los tres millones de viviendas en los estratos sociales de menores ingresos; por lo tanto, si el modelo político global está dispuesto a cubrir ese déficit, reconociendo el derecho a una vivienda digna como un derecho esencial de todos y cada uno de los ciudadanos, tendría que formar muchos más arquitectos que los que tiene; pero si la idea es que solamente se van a construir shoppings, countries o viviendas de lujo, sobran más del 85% de los arquitectos que forman las universidades. Algo similar sucede con los médicos, odontólogos, ingenieros, biólogos, físicos, sociólogos, antropólogos, comunicadores sociales y demás disciplinas duras o blandas.

A su vez, el tipo de conocimiento requerido por la Revolución Científico-Técnica ha cambiado substancialmente; y así como se han vuelto anacrónicas las calificaciones laborales de la cinta de montaje del taylorismo frente a los nuevos requisitos de polivalencia funcional; también se muestra anacrónica la "taylorización" del conocimiento, la división entre disciplinas como compartimentos estancos, la hiperespecialización en determinados temas, ignorando el contexto global en el cual tales temas cobran su sentido más ajustado. La formación que ahora se necesita son cabezas transdisciplinarias, capaces de articular la información estratégica de los diversos campos, de manejar encuadres complejos y abarcadores, que después se especializan o toman determinadas problemáticas en profundidad. Pero como este tipo de formación supone incorporar un amplio espectro de conocimientos, el modo de lograrla es a través del pensamiento colectivo, el trabajo en equipo, la cooperación, el intercambio de ideas. Es decir, una formación sustentada en valores de una ética solidaria, donde el egoísmo individualista, la competencia, esa lucha de todos contra todos que promueve el neoliberalismo, son altamente disfuncionales y nocivos para la producción del nuevo tipo de conocimiento: generan universitarios e investigadores que rápidamente se vuelven obsoletos. La ruptura en el tipo de conocimiento es tal que quienes trabajan en matemáticas del caos o fractales -la avanzada de las matemáticas y otras áreas de las ciencias duras- plantean la necesidad de incluir en la formación de los matemáticos unos dos años de literatura; porque la literatura obliga a un desarrollo casi inconsciente de la imaginación que luego permite tener una actitud creativa, ingeniosa, capaz de formular cuestiones desde ópticas diferentes, con mayor sensibilidad y capacidad crítica. Incluso muchas grandes empresas están descubriendo que les sirven más como ejecutivos los filósofos o historiadores -que tienen una formación capaz de brindar miradas más abarcadoras- que los hiperespecializados economistas neoliberales doctorados en Harvard o en Chicago.

Pero debe tenerse en cuenta que el conocimiento no es neutro; y que las universidades no deben actuar como si fueran élites iluminadas, como las únicas poseedoras de la verdad. Es el caso de dirigentes agrarios y sociales o de simples trabajadores, que pueden no haber terminado la escuela primaria; pero el conocimiento, los saberes prácticos, la sabiduría que ellos poseen, tienen un inmenso valor. Se trata por lo tanto de establecer las bases de una articulación entre diferentes tipos de conocimientos y saberes que deben ser complementados, mutuamente enriquecidos a través del diálogo, el respeto, el intercambio y la experiencia en común. Este intercambio de conocimientos académicos y sociales es esencial para redefinir el papel de las universidades en los procesos de reconstrucción económica, social y cultural. Especialmente en esta etapa, dado que las universidades y los sistemas de ciencia y tecnología son los únicos espacios en América Latina donde se concentra la masa crítica del recurso estratégico del conocimiento. A ello se une como ventaja adicional su capacidad potencial para dar respuestas integrales -desde estrategias comprensivas y multidisciplinarias- a procesos de recuperación económica y social en las distintas regiones donde se encuentran situadas. Tienen además una gran agilidad potencial para el intercambio de experiencias y conocimientos a nivel nacional y son los instrumentos más dinámicos para impulsar un proceso de integración continental autónoma, federativa y basada en relaciones horizontales, pluralistas y democráticas. Son los nuevos yacimientos de petróleo con que cuenta este continente para ingresar en la nueva Edad de la historia, partiendo de la definición de que todos los latinoamericanos tienen alma, son integralmente humanos y capaces de hacerse cargo de su propio destino. Porque si bien ninguno de nuestros países cuenta con los recursos materiales y humanos imprescindibles para desarrollar tecnologías de avanzada, el conjunto de las universidades y sistemas científico-técnicos de América Latina sí los tiene.

De este modo, los potenciales de la Revolución Científico-Técnica, el carácter del recurso del conocimiento y sus fuentes de producción y reproducción -que son requisitos inexorables para diseñar los nuevos esquemas productivos y de servicios, en inteligente combinación con otros tipos de tecnologías y recursos, de acuerdo con los objetivos trazados- obligan a impulsar procesos de amplia democratización política, socioeconómica y cultural. Porque no es posible democratizar la educación, la recalificación laboral y el ingreso a las universidades y a los

sistemas de ciencia y técnica, sin democratizar los otros espacios de la vida social: la salud, la distribución del ingreso, la vivienda y el hábitat, las comunicaciones y la información, el bienestar general. Lo cual mostraría una vez más la irracionalidad del neoliberalismo: dado que, al deteriorar los sistemas educativos primarios y secundarios; al anular la posibilidad de una efectiva recalificación laboral ante el crecimiento del desempleo, el subempleo, la precarización y la exclusión social de los trabajadores (en la Argentina actualmente cerca del 75% de la mano de obra está descalificada para operar con las tecnologías de avanzada); al acosar a las universidades y desarticular los sistemas de ciencia y tecnología, como lo están haciendo en la Argentina con la Comisión Nacional de Energía Atómica y otros importantes institutos de investigación, lo cual también está sucediendo el Brasil; el modelo neoliberal se transforma en una propuesta semejante a la de envenenar el ganado, tirar salitre sobre las tierras fértiles, derramar el contenido de los pozos de petróleo sobre los ríos o el mar; dinamitar las represas hidroeléctricas y similares. Es decir, se trata de un proyecto global orientado a destruir los recursos estructurales indispensables para entrar en una nueva etapa de la historia. No estamos entonces ante el único camino posible; estamos ante una dinámica de poder de una profunda irresponsabilidad social y nacional, que se mueve únicamente por la lógica del lucro, las ganancias extraordinarias y la especulación; y que es imprescindible revertir porque está llevando a nuestros países hacia una verdadera catástrofe.

El problema fundamental es cómo se construye un poder político-social y cultural; un poder de afirmación nacional y social y de integración continental autónoma, que permita revertir estas tendencias. Cómo llevar adelante una batalla contra la cooptación de políticos, universitarios e intelectuales orgánicos, característica de las estrategias neoliberales; de esos antiguos cuadros progresistas, socialistas, nacional-populares, que se han "modernizado" y adoptado la idea de que "la globalización neoliberal es el único camino", acompañando el discurso monocorde de una parte mayor de las dirigencias políticas y de los principales medios de comunicación de masas. En este sentido, así como Maquiavelo frente a la mutación -a la celeridad de las transformaciones que presenciaba en los comienzos del siglo XVI, cuya magnitud daba cuenta de los inicios de la Edad Moderna- apeló a la propia historia romana en sus escitos sobre Los Discursos de Tito Livio, como base para diseñar alternativas hacia el futuro; nosotros debemos apelar a las grandes tradiciones populares de América Latina. Recuperar las bases de ese debate acerca de quiénes son los seres verdaderamente humanos, los ciudadanos en estas tierras; aquéllos capaces de construir democracias integrales -políticas, sociales, económicas y culturales- y de aportar a una unidad continental autónoma, como respuesta a los desafíos planteados entonces por los inicios de la Edad Contemporánea. Porque en esas ideas de democracias avanzadas y de integración continental, están las claves de nuestras alternativas frente al porvenir. Es admirable la actualidad que tienen hoy las ideas de Artigas, de Petión, de Hidalgo y Morelos, de Dorrego, de Bolívar y San Martín, entre tantos otros líderes de la emancipación; y en especial, las concepciones educativas de un Simón Rodríguez, ante los requisitos del conocimiento impuestos por la Revolución Científico-Técnica. Artigas y los sistemas flexibles de producción o las redes teleinformáticas; Simón Rodríguez y la formación de mentes creativas y libres a través de la educación; Bolívar y San Martín en la construcción de una unidad federativa y autónoma de todo el continente, para ingresar con dignidad y ser protagonistas de nuestro propio destino en las coordenadas del siglo XXI. Porque allí están las raíces de los nuevos modelos de sociedad, basados en una democratización de todos los espacios de la vida social, que en la actualidad conforman la condición inexorable -en términos fríamente técnico-económicos- para desplegar los potenciales de la Revolución Científico-Técnica en esta nueva Edad de la Historia. 



http://www.catedranacional.4t.com/Autores/Argumedo/barbarie.htm

miércoles, 26 de junio de 2019

LOS DOS / A20 años de Maxi y Darío




A 20 años de los asesinatos de Darío Santillán y Maximiliano Kosteki.




Resultado de imagen para MASACRE DE AVELLANEDA






A Maxi y Dario .-



Veintiuno y veintidós, veintiuno y veintidós, son sus jóvenes, únicos, extraordinarios años... 

Los dos nos dejaron todo. 

Los dos lucharon con veintiuno y veintidós por sueños que no caben en la imaginación de un mundo mediocre. Imposible encajar tanto amor multiplicado en ideales tan terrenales como ciertos. 

Los dos se entregaron con veintiuno y veintidós, inconfundibles, de lleno, por los trabajadores, los desocupados, los excluidos de todo derecho, los olvidados de toda justicia, por todos aquellos que no cuentan para este sistema. 

Los dos dieron sus vidas hermosas en plenitud revolucionaria, para que otros vean que lo que se asume con el alma y la conciencia, se pone con el cuerpo. 

Los dos lo pusieron, pusieron el cuerpo a la iniquidad de una vida sin oportunidades y repleta de negaciones de todo tipo. 

Los dos militaron condicionando la realidad opresiva, de baldío, de abandono para el hambre y la miseria; construyendo los dos (aun distantes, lejos de imaginar su trágico final), cimentando los dos un proyecto ejemplar, desde sus barriadas, desde las carencias más increíbles, transformándolas en casas, bibliotecas, comedores, escuelas; organizando y edificando el poder de la gente común desde abajo, desde un abajo profundo que solo se conoce cuando se lo vive trabajando con los que sufren, los desposeídos, los que han sido desechados. 

Los dos demostraron, precisamente, que ese poder, el de la lucha, el de la solidaridad social, el de las utopías, no solo es posible, sino que porque es posible es imprescindible. 

Los dos, entonces, crearon conciencia de clase entre los suyos y en la práctica; su militancia fue ya una revolución germinal. Contra todo eso dispararon aquel día en Avellaneda, porque era todo eso lo que buscaban silenciar, no fue solo la brutalidad policial, no fue solo una prueba de sadismo de la bonaerense, fue un plan concebido y ordenado por el otro poder, desde los gabinetes de la rosada, desde los despachos de Solá, desde los intereses más espurios de la Unión Industrial, en definitiva, una masacre más en el inventario de los mismos facinerosos de aquel diciembre de 2001. Intentaron fusilar  todo eso, dispusieron fusilar su belleza, su impulso, desearon fusilar su dignidad. Es lo que  creyeron... Y asimismo, creyeron que aniquilaban la Esperanza. 

Ese mismo Estado de poderEstado de clase, neo-liberalismo depurado, ahora travestido en mesiánicos guardianes "demócratas", "Señores" del pasado reciente, regurgitado en constitucionales plataformas electoralistas, esa misma ralea, estaba convencida en masacrar para ejemplificar con el terror. Sin más, sin dudas, en las antípodas de cualquier titubeo, sin importar nada, resguardados y cobijados en su nido impune, maquinaron el envilecido designio de aquella jornada. La faena estaba en proceso de ser sangre derramada: Asesinos de la Vida, Carniceros, Mercenarios y Verdugos!! 

Pero ellos, los dos, viven más allá de sus balas homicidas. Ellos, los dos, viven más allá de su crimen atroz. Ellos, los dos, viven, y ustedes, ustedes, esbirros del odio, no son más que muertos caminando. Ustedes, algún día verán, como ellos, los dos, vuelven, haciéndose justicia por justicia por más justicia, hasta el fin de ésta impunidad y las que les son consecuentes...

Los dos con veintiuno y veintidós, hoy nos hablan, nos abrazan en cada esquina, en cada calle... Gritan feroces allí, donde el corazón manda en cada compañero. Los dos, ya saben, (porque ellos, los dos, Maxi y Dario, ya saben), que su sangre corre, no se ha detenido, no la han frenado, antagónicamente, su generosa sangre, va por los caudalosos ríos, aquellos que se pierden en la mirada, que "suenan porque agua traen", que brotan y pasan porque son indispensables al cauce de esa hidrografía portentosa de los pueblos en rebelión.

Los dos, ya no son dos. Los dos, son tres, son cuatro, son cinco, son diez, son cien, son mil, son más, muchos más... Como hablan las pintadas y las banderas en las calles: "Maxi y Dario no están solos" !!  Esa, esa es insoslayable, análogamente, su singular, su subjetiva, su más preciada y sublime "venganza"...




aportes en la crisis.-
Todos los derechos reservados.-





¿QUIÉNES FUERON MAXI Y DARIO? Por Norita Cortiñas


A 17 años de la masacre de Avellaneda






¿Quiénes fueron Maxi y Darío?


* Por Norita Cortiñas


Hoy, en esta fecha tan significativa para todos los luchadores de la vida, se hace difícil no pensarlos, no recordarlos, no extrañarlos. Se hace imposible. Militantes populares, ambos, fueron mucho más que “dos víctimas de la crisis”. Fueron nuestros hijos, fueron nuestras hijas, fueron 30 mil compañeros detenidos desaparecidos, fueron gargantas poderosas. Algunos, distraídos, podrán pensar que ya no están acá, pero nosotros sabemos que sí, que nos acompañan ahora y siempre, porque ellos han sido tan importantes como lo siguen siendo, para que todos podamos alcanzar por fin una vida verdaderamente digna. Son ellos, los jóvenes que luchan día a día, quienes dan el presente cuando el Estado está ausente. Y somos nosotros, quienes debemos valorarlos, recordarlos y honrarlos, a toda hora. Porque no sólo le dieron un ejemplo a las nuevas generaciones: le dieron su vida a la militancia, defendiendo la Patria para incubar justicia social, esa misma justicia social que exigía mi hijo Gustavo junto a tantos compañeros. Y entonces no, no me pidan que les responda quiénes fueron Maxi y Darío, porque Maxi y Darío no fueron: Maxi y Darío son… 

Maxi y Darío somos todos nosotros.






http://www.lapoderosa.org.ar





LOS SUEÑOS DE DARÍO Y MAXI, FRENTE A LA HISTÓRICA REPRESIÓN ESTATAL Por Giuliana Sordo










Derechos Humanos




Los sueños de Darío y Maxi, frente a la histórica represión estatal




Hace 17 años, el Estado mataba brutalmente a Darío Santillán y Maximiliano Kosteki. Ambos jóvenes fueron asesinados por la Policía Bonaerense en un contexto de estallido social y bajo órdenes de un gobierno que mantenía políticas económicas que condenaban a los sectores populares a la pobreza, el hambre y la miseria. Frente a los sueños de rebelión social de Dario y Maxi, la respuesta estatal fue y será la represión. (Foto: Colectiva Fotografía a Pedal/El Furgón)
A pocos meses del estallido de la crisis del 2001, el miércoles 26 de junio de 2002, organizaciones de desocupados y piqueteras decidieron cortar el puente Pueyrredón, como parte de un plan de lucha contra el gobierno incipiente de Eduardo Duhalde. Un gobierno que mantenía las mismas políticas económicas neoliberales que acrecentaban la desigualdad social y seguían condenando a miles de personas a la exclusión de un sistema hecho para pocos.
Allí se acercaron Maximiliano Kosteki y Darío Santillán. Ese día, con 25 y 22 años respectivamente, fueron asesinados por las fuerzas represivas en un operativo que desde los funcionarios estatales preveía muertos, detenidos y heridos. Frente al estallido social, la única solución para controlar los reclamos populares era la sangre de los militantes. Una condena, sin juicio, para contener a los excluidos que se estaban rebelando.
Darío y Maxi eran militantes en el Movimiento de Trabajadores Desocupados (MTD) en diferentes localidades. No llegaron a conocerse antes. Ese día, en el medio de la salvaje represión, Darío entró a la estación de Avellaneda para auxiliar a Maxi, que ya agonizaba por los disparos de plomo que había recibido pocos minutos atrás. No pudo hacer mucho, los efectivos de la Policía Bonaerense lo obligaron a irse y ahí, de espaldas, recibió los disparos asesinos. Los mataron.
Kosteki y Santillán creían en el cambio social desde abajo, en los barrios y de los sectores populares. Sufrían las políticas económicas en carne propia y se resistían a un modelo económico y social que desde hace rato los excluía. La desigualdad se acrecentaba al ritmo en que la pobreza y el hambre se hacían sentir de forma muy dura en los barrios más vulnerables del conurbano bonaerense.

La represión en Avellaneda fue un intento de imponer un freno a la movilización social que aumentaba desde la década del ’90 con los movimientos de desocupados y piqueteros que conformaban una resistencia al neoliberalismo que golpeaba cada vez más fuerte. Sin embargo, la sangre de Darío y Maxi -como señala la canción popular- no fue derramada, sino que sus sueños de cambio social fueron recuperados, una y otra vez, para la rebeldía de los movimientos sociales hartos de un sistema que oprimía y sigue oprimiendo.
En la actualidad, la lucha contra la desigualdad, los despidos, el endeudamiento y las políticas represivas que intentan contener el reclamo social son banderas que se mantienen, frente a un sistema que nunca dejó de excluir. Esta experiencia de lucha popular, y el reclamo que motivaba la militancia de Darío y Maxi, es un ejemplo de la cruda represión a la que muchos movimientos sociales están expuestos cuando lo que intentan es modificar un sistema de raíz.
En un contexto en que la represión se consolida como política de un Estado mediante la acción de las fuerzas y el aval discursivo de los funcionarios actuales, en un proceso creciente de criminalización de la protesta social y con un gobierno que cumple el récord represivo en democracia, es necesario reponer la Masacre de Avellaneda para entender que la respuesta estatal ante la liberación social es, y va a ser, la represión. A pesar de eso, los sueños de Darío y Maxi seguirán intactos.





https://www.laprimerapiedra.com.ar

miércoles, 29 de mayo de 2019

LA PROTESTA QUE SE CONVIRTIÓ EN REBELIÓN Por Sergio Wischñevsky




A 50 AÑOS DEL CORDOBAZO





Imagen: José Ardiles/AFC


La protesta que se convirtió en rebelión







El jueves 29 de mayo de 1969 la ciudad de Córdoba amaneció envuelta en mil tensiones, sin embargo, nadie imaginó lo que estaba por ocurrir. La dictadura de Juan Carlos Onganía era feroz, y durante las semanas previas dejó una estela de muertos en los enfrentamientos con los trabajadores de Corrientes, Tucumán y Rosario. Ese fue el motivo desencadenante de las dos centrales sindicales: la CGT liderada por Augusto Timoteo Vandor, y la combativa CGT de los argentinos liderada por Raimundo Ongaro, para declarar una huelga general de 24hs para el viernes 30, sin movilización. Las medidas de ajuste y recorte de derechos impulsadas por el ultraliberal ministro de economía, Adalbert Krieger Vasena, estaban haciendo crecer el descontento, pero la férrea mano represiva parecía tener bajo control la protesta social. 

No obstante, en Córdoba las cosas fueron distintas. Dejando las diferencias de lado, consientes de que el gobierno operaba sobre las divisiones, los dos principales líderes sindicales de la provincia: Agustín Tosco, de Luz y Fuerza, y Elpidio Torres, del SMATA, decidieron unirse y propiciar una radicalización de la huelga para que sea de 48hs y con movilización al centro de la ciudad.


Todos sabían que hacerle una huelga a una dictadura era muy peligroso y costoso. Las experiencias del año anterior habían terminado mal, no solo por los costos en vidas humanas, sino porque las organizaciones sindicales terminaron siendo intervenidas y los dirigentes detenidos.

Los ojos del país estaban puestos en la provincia mediterránea. Ongaro decidió viajar dos días antes para intervenir en persona en la organización, y el gobernador interventor, Carlos José Caballero, lo detuvo ni bien piso el territorio. 

Córdoba era una provincia muy industrializada y también un tradicional centro universitario. Una gigantesca asamblea de estudiantes, que nucleó a muchísimas facultades, decidió acompañar la huelga y la movilización. Exactamente un año antes, en París, el llamado Mayo Francés se convirtió en un símbolo de lucha y unión de los obreros y estudiantes. Quedaba sepultado por la historia ese divorcio que tan gráficamente expresó la vieja consiga: "Alpargatas si, libros no". Un largo trabajo previo de actividades conjuntas entre sindicalistas y estudiantes estaba por coronarse. En las universidades el recuerdo de La Noche de los Bastones Largos todavía estaba fresco. También la muerte en 1966, en esa provincia, del estudiante Santiago Pampillón.

Todos conocían el peligro, las cartas estaban echadas, pero la bronca y la asfixia subían desde las bases. 

El 28 de mayo a la tarde la Comunidad Informativa (Inteligencia del Ejército, Aeronáutica, Policía provincial, Ministro de Gobierno y los rectores de la Universidad Católica y del Estado) estimó que la concentración del día siguiente podía ser masiva y podía ser controlada por la Policía. Así se lo comunicó al gobernador y al comandante del Tercer Cuerpo, general, Eleodoro Sánchez Lahoz.

Desde muy temprano se supo que los trabajadores de las fábricas FIAT no iban a poder participar masivamente porque fueron amenazados con despidos. Pero desde IKA Renault salió una columna de más de cinco mil trabajadores que a medida que avanzaba a la zona céntrica hacía las veces de un imán al que se iban adhiriendo otros trabajadores como las columnas de la UOM, gente suelta, comerciantes, y vecinos con demandas propias. Desde otro sector de la ciudad avanzaron las columnas de muchos otros sindicatos que hacía mucho que no se movilizaban, el grueso lo formaban las huestes de los trabajadores de Luz y Fuerza y a la cabeza de ellos se dibujaba la silueta de Tosco. Todo estaba organizado, nada fue librado al azar, el lugar de cada sindicato, de los estudiantes, los modos de defenderse de los matones del gobierno, las motos que iban a la vanguardia para informar la ubicación de los policías y posibles emboscadas. Así supieron que la ciudad estaba militarizada. El trabajador Arístides Albano- según cuenta James Brennan en su libro El Cordobazo- vio a estudiantes que soltaban cientos de gatos vagabundos para distraer a los perros de la policía, y arrojaban rulemanes para entorpecer a los caballos de la Montada. El choque entre las columnas y las fuerzas de seguridad era inminente. Ni bien empezaron a tirar los primeros gases lacrimógenos los manifestantes respondieron con bombas del mismo gas hechas por los estudiantes de química. Pero en ese intercambio empezó cierta dispersión, hubo corridas y finalmente lograron llegar al centro. Algunos creyeron que allí acabaría la jornada como un día más de protesta y se volvieron para su casa, pero la mayoría siguió la marcha. Cuando la policía vio las columnas y sintió que podían ser superados comenzó a desesperar y abrió fuego. Máximo Mena cayó muerto de un balazo. Era un joven trabajador mecánico de 27 años y junto a él muchísimos heridos. Es un momento de inflexión, el punto exacto en donde una jornada de protesta se convirtió en una rebelión. Por la calle Velez Sarfield una mentalidad colectiva se lanzó en una especie de grito de guerra contra los uniformados ¿Cómo es que un trabajador, o un estudiante, gente tranquila, se juega la vida, no piensa en los riesgos y carga a todo o nada? 

La policía retrocede primero, huye en desbandada después. Durante la tarde el centro y gran parte de la ciudad quedó en manos de los manifestantes. El plan y el orden originarios se salieron por completo de libreto. Las cámaras de televisión y los corresponsales de radio relataron en vivo lo que estaba ocurriendo: autos y locales de multinacionales incendiados, edificios humeantes, francotiradores con armas comunes en los techos del barrio estudiantil, fogatas por doquier, las imágenes de una ciudad en guerra. Todo ello mezclado con un clima festivo, en la sensación de estar hiriendo de muerte a una dictadura, la fuerza de sentir que todo era posible. Por la noche Tosco y Torres sabían que estaban metidos en un tremendo problema, pero a esa altura ya no manejaban la situación. El gobierno envió al Ejército, justo en su día aniversario, a tomar el control de la ciudad. Tosco sabía que para tener posibilidades de resistencia exitosa, necesitaban organizarse. Las fuerzas represivas fueron recibidas por un gran apagón generado por los trabajadores de Luz y Fuerza. Si bien es evidente que dentro de los sectores populares reinó una cuota de confusión y sorpresa; más fuerte era el estupor del gobierno que creyó que todo estaba organizado y fue en forma directa a encarcelar a Tosco, Torres, Atilio López y los demás dirigentes sindicales a los que se les inició un tribunal militar. La calma que llegó por la noche fue producto de tantas horas de protesta y tensión. Muchos volvieron a sus casas, la mayoría no sabía cómo seguir. Según los relatos posteriores, esos trabajadores recién en ese momento empezaron a tomar conciencia de la dimensión de lo que había pasado. 

Al anochecer, la protesta empezó a asumir un carácter diferente, a medida que la iniciativa pasó de los trabajadores a los estudiantes. El relato de Jorge Sanabria, universitario activo aquella noche, es elocuente en cuanto a la perplejidad que sintió al ver en el Barrio Alberdi, no solo a estudiantes sino también a amas de casa, trabajadores infrecuentes en la zona, comerciantes y personajes de clase media devenidos activistas. 

El ejército avanzó en las primeras horas del día viernes con firmeza, intervino los teléfonos y medios de comunicación, y rastrilló cuadra por cuadra. Aparecieron barricadas por toda la ciudad, la gente común y corriente tiraba piedras y se exponía, otros no dudaban en darle refugio en sus casas a los que huían.


Alrededor de las 18hs del día 30, el Ejército lanzó su ofensiva final, los principales barrios estudiantiles y el centro estaban en manos de las FFAA y la resistencia se corrió a las afueras. Al anochecer el Cordobazo estaba terminado. Muertos, heridos, miles de detenidos, la ciudad destruida y un país entero viendo como a la férrea dictadura le había nacido una hendidura. Nadie había imaginado lo que sucedió, por más que luego vinieron cientos de análisis y explicaciones, nadie lo previó. 

El primer coletazo de la rebelión fue la salida del gobernador Caballero, quien formaba parte de "Ciudad Católica", un grupo de derecha que acompañó a Onganía. Esta organización, surgida en Francia en 1959, se inspiraba en las doctrinas de la guerra anticomunista francesa. Seguidores de Charles Maurras y adherentes del gobierno de Petain, llegaron a la Argentina en 1960 de la mano del capellán del ejército francés Georges Grasset. Su explicación de los hechos nos hace acordar a una ministra de seguridad de origen patricio como él: "El Cordobazo es resultado de la manipulación de organizaciones marxistas entrenadas en el extranjero". Para fines de año cayó el ministro de economía Krieger Vasena, fue señalado como una especie de fusible para un descontento que empezó a expandirse por todo el país. Un mes después del Cordobazo fue asesinado a balazos Vandor, en su oficina de la UOM.

Onganía no solo perdió el respeto y el miedo de los sectores populares. Para el comandante en jefe del Ejército, Alejandro Agustín Lanusse, la revuelta cordobesa fue un severo llamado de atención: "Yo intuí, ese difícil 29 de mayo de 1969, que algo estaba pasando en el país (…) Esa mañana, en Córdoba, reventaba todo el estilo ordenado y administrativo que se había venido dando a la gestión oficial (…) El 29 de mayo es el instante crítico que marca el fracaso político de la Revolución Argentina". El 2 de junio de 1969 declaró en La Prensa: "Córdoba ha vivido ayer un día terrible que pasará a la historia. El 17 de octubre es pálida sombra de lo ocurrido ahora".

Un año exacto después, hizo su aparición pública la organización Montoneros, asesinando al simbólico General Pedro Eugenio Aramburu. La gobernabilidad se le iba de las manos a los militares y la suerte de Onganía quedó sellada una semana después. Un ciclo histórico se terminó a partir del Cordobazo que cincuenta años después conmemoramos en medio de una nueva huelga general contra políticas de ajuste, pérdidas de derechos, y centrales sindicales que se unifican en una medida de fuerza.










EL CORDOBAZO / A 50 años de La Rebelión Popular que destrozó la dictadura de Ongania

EL CORDOBAZO, UNA REBELIÓN POPULAR Por Blas Garcia / A 50 años


50 años


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EL CORDOBAZO, UNA REBELIÓN POPULAR



Por Blas Garcia


El 29 de mayo de 1969, Córdoba se alzó contra esa dictadura militar. La confluencia de obreros y estudiantes, fue la unión de la lucha económico-sindical y la lucha política antidictatorial, dentro de un proceso de profundas contradicciones sociales.


Dictadura represiva


El golpe militar del 28 de junio de 1966 se produjo para evitar el triunfo del peronismo en las elecciones a gobernador en la Provincia de Buenos Aires, que tenían que celebrarse en marzo de 1967. Se instaló una dictadura represiva sin capacidad para el diálogo y que despreciaba la política, mientras apostaba a la economía ultraliberal y postergaba la acción social. El 29 de mayo de 1969, Córdoba se alzó contra esa dictadura militar. La confluencia de obreros y estudiantes, fue la unión de la lucha económico-sindical y la lucha política antidictatorial, dentro de un proceso de profundas contradicciones sociales.  Los desencadenantes de la situación fueron, en el plano gremial, las quitas zonales (un derecho patronal de aplicar en algunas provincias reducciones salariales sobre el salario pactado en convenciones colectivas a nivel nacional) y una ley que unificaba la jornada laboral en 48 horas semanales, lo que implicaba la derogación del sábado ingles en cinco provincias, incluida Córdoba. Al mismo tiempo anunció el congelamiento de los convenios colectivos y de los salarios. La política social de la dictadura de salarios atrasados, despidos injustificados y masivos, anulación de indemnizaciones, etc., engendraron las jornadas de rebelión popular generalizada. 

Los participantes 



El 29 de mayo de 1969, la clase trabajadora, los universitarios y el pueblo de Córdoba fueron protagonistas de un hito histórico, en medio de una huelga general activa de 36 horas, con movilización y concentración, convocada por la CGT local. El "Bebe" Cooke sostenía que esa alianza de trabajadores, estudiantes, pueblo y tradición de rebeldía, que se dio en el Cordobazo y que lideraron los sindicatos, eran como un cóctel Molotov: simple en sus componentes inofensivos, separados y fácilmente disponibles, y con efectos devastadores cuando se conjugaban al unísono, bajo ciertas condiciones y con una mano diestra para utilizarlos.


a) El movimiento obrero La política anti-popular del General Juan Carlos Onganía alentó a la unidad en la acción de sectores gremiales que estaban divididos, por un lado la CGT oficial, de peronistas vandoristas y participacionistas, por otro la CGT de los Argentinos, donde se nucleaban peronistas ortodoxos e independientes (radicales e izquierda independiente) Los sindicatos cordobeses fueron los artífices de una alianza popular centrada en la CGT Regional Córdoba, vanguardia de luchas políticas y sociales. Una CGT que dirigió las primeras huelga contra la "revolución libertadora", enarbolando los programas obreros revolucionarios de Huerta Grande y La Falda. La inmensa mayoría de los gremios que participaron de la movilización del Cordobazo, 50 sobre un total de 55, tenían conducción peronista y apoyo de bases del mismo signo. Las características de la mayoría de los dirigentes gremiales, su historia y trayectoria anterior, sus ideas políticas, etc., muestran que el Cordobazo fue la continuación de las luchas obreras que arrancaron en la resistencia peronista, desde 1955. Los Secretarios Generales de los Gremios Elpidio Torres, del SMATA, y el lucifuercista Agustín "El Gringo" Tosco fueron las principales figuras del Cordobazo, junto con Atilio "El Negro" López que encabezaba el importante gremio de los choferes (UTA), el "Cabezón" Miguel Angel Correa (maderero), "El Negro" Héctor Castro (ATE) y Jorge Canelles (UOCRA), tuvieron activa participación en las luchas previas que prepararon el clima de la rebelión. 


b) El movimiento estudiantil El movimiento estudiantil venia de un intenso fogueo anterior, debido a la gran huelga universitaria del año 1966 donde es muerto el estudiante integralista Santiago Pampillón. Esta lucha se da para resistir la intervención militar de las Universidades. El peso de la revolución cubana en la izquierda y las posiciones de John Willam Cooke en el peronismo, desplazaron el conjunto hacia posiciones cada vez más revolucionarias. La principal fuerza estudiantil en Córdoba era el Integralismo, un movimiento universitario originado en el cristianismo, donde influían los sacerdotes que asumían el Concilio Vaticano II y, que antes de 1969, desplegaba los comienzos de lo que sería el peronismo revolucionario. Era un movimiento estudiantil activo, fuertemente influido por reivindicaciones concretas y por las movilizaciones de la CGT de los Argentinos, con una práctica militante asentada en la movilización popular, porque desde 1966 huelga, conflicto, plan de lucha, eran cuestiones familiares para los estudiantes de la época. Heterogéneo y masivo, allí militamos los que formaríamos la Juventud Peronista de los 70, el Peronismo de Base y la Guardia de Hierro. Actuábamos dentro de los sindicatos, que era el ambiente natural de los peronistas universitarios, el campamento donde nos refugiábamos. Los dirigentes sindicales eran figuras habituales para nosotros, y como estudiantes participábamos en las luchas sindicales. Además, tomábamos inevitable y naturalmente partido en las elecciones gremiales. En el sindicato guardábamos los carteles, el engrudo, los bombos. Allí se hacían las reuniones clandestinas, allí se escuchaba el último casette de Perón, llegado de Madrid. Por otra parte, en el movimiento estudiantil, estaba la Federación Universitaria de Córdoba (FUC), donde pesaba un sector marxista pro-peronista: el FEN. Además, en la FUC coexistían: el MALENA liderado por Ismael Viñas, los seguidores de Abelardo Ramos, el M.N.R de Estévez Boero, la Juventud Comunista, los restos de la Franja Morada que sufrieron el impacto disgregador de la caída de Illia y distintas agrupaciones trostkistas. Los grupos universitarios más izquierdistas no participaron en la movilización del Cordobazo, porque esta fue convocada por la CGT, a la que consideraban burocrática. 


c) La Sociedad Toda la población de una Córdoba rebelde, portadora de un espíritu insurreccional legendario y que atravesaba un momento especial de su historia, se expresó porque no soportaba el opresivo clima impuesto por la dictadura, lo que le dio el carácter masivo a la protesta. Sin pretender ignorar el rol fundamental de la izquierda, el análisis político de los participantes en el Cordobazo muestra, a las claras, el franco predominio del peronismo combativo, gremial y universitario, sobre la izquierda estudiantil y sindical. Vísperas del incendio 


El incremento del ticket del comedor universitario privatizado de la Universidad de Corrientes, originó manifestaciones, que al ser impedidas produjeron, por la represión policial, la muerte del estudiante de medicina, Juan Cabral, el 15 de Mayo de 1969. Hay protestas estudiantiles en todo el país que son especialmente graves en Rosario que es ocupada militarmente, donde fue asesinado el estudiante de ciencias económicas, Adolfo Bello. En Córdoba, los obreros mecánicos de que realizan una asamblea son reprimidos en una verdadera batalla campal en el centro de la ciudad el día 14 de Mayo. Los paros para los días 15 y 16 de Mayo, en razón de las "quitas zonales" y el no reconocimiento de la antigüedad por transferencias de empresas, van caldeando el clima. 

Preparados para luchar 


Hasta ese momento, la modalidad predominante de movilización callejera era el "acto relámpago", donde se manifestaba contra el gobierno y se desaparecía cuando llegaban las fuerzas represivas, para no caer preso. El 29 de mayo de 1969 se cambia esa dinámica, vamos al enfrentamiento, a pelear contra la policía. Por eso el Cordobazo tuvo poco de espontáneo. Lo muestra la ejemplar preparación previa de los trabajadores, en especial del Smata y Luz y Fuerza. Los estudiantes y los sindicatos se van pertrechando para el encuentro. Disponen de bombas molotov, miguelitos, hondas, bulones, barras de acero y algunas pocas armas de fuego. Avance hacia el centro de la ciudad 

El jueves 29, a la mañana, el movimiento parte de sus lugares de trabajo organizados en columnas, siguiendo las rutas establecidas el día anterior. Las columnas son socialmente homogéneas y, a la vez, se puedan identificar fácilmente a los sindicatos intervinientes y, para el caso de los estudiantes, las facultades a las que pertenecen, lo que le da una gran uniformidad y solidez al conjunto movilizado. Desde Materfer, Fiat Concord, Grandes Motores Diesel y Perkins, por la Ruta 9; desde Perdriel e Ilasa, en las cercanías del aeropuerto de Pajas Blancas; desde la central de Lima y Maipú de la Empresa Provincial de Electricidad de Córdoba (EPEC), desde Santa Isabel, por el camino a Alta Gracia, las columnas obreras, sólidas, compactas, cargadas de fuerza y rebeldía, doblegarían los sucesivos cordones policiales que las esperaban armas en mano. 
Táctica de las fuerzas represivas 

La marcha hacia el centro se lleva a cabo y la lucha comienza al reprimir la Policía. Las columnas que son atacadas, inmediatamente se rearman y siguen su marcha. La primera de las batallas se libran cerca del mediodía, 5.000 obreros mecánicos frente al Hogar Pizzurno, en la Avenida Vélez Sársfield. La policía ve que no puede obstaculizar el desplazamiento del movimiento popular, porque avanzaba en múltiples columnas. Entonces concentran su atención en la custodia de lugares estratégicos: radios, dependencias oficiales, usinas, puentes, etc. Ocupación del centro de Córdoba 

A partir del momento en que la mayoría de las columnas se encuentran dentro del centro de la ciudad, entran en contacto los distintos sectores movilizados y se generaliza la lucha en condiciones de ciudad ocupada. A las 12,30, entretanto, una fuerte batalla campal hacía retroceder y huir a la caballería policial (los "cosacos") en las inmediaciones de la plaza Vélez Sarsfield y allí caía la primera víctima fatal, el obrero de IKA-Renault Máximo Mena. A partir de ahí, se construyen barricadas en casi todas las esquinas, siendo reforzadas con fogatas; se vuelcan y se incendian vehículos para obstaculizar el desplazamiento de las fuerzas policiales y se producen algunos casos de saqueos a comercios. 

Combate de masas callejero 


La policía reprime arrojando granadas de gases lacrimógenos y disparando con armas de fuego. Se inicia el combate de masas callejero. Las fuerzas policiales no tienen espacio para tomar prisioneros; sólo se registran muertos y heridos de ambos bandos. Más de 50.000 mil manifestantes se adueñan de la ciudad, levantando barricadas contra la policía, que derrotada, debió replegarse a sus cuarteles dejando la ciudad en manos de los trabajadores y estudiantes. El gobernador pide auxilio al Ejército. Los vecinos de la zona céntrica y estudiantes sueltos, se solidarizan con los obreros y colaboran en forma abierta en la acción. A las 13.15 horas el Ejército emite un comunicado informando que se han constituido los Consejos de Guerra, pero nadie se retira del campo de batalla que abarca 200 manzanas. Lucha en las calles Los combatientes toman como rehenes a cinco agentes de policía a quienes se los conduce a una casa particular para luego ser liberados.  Se toma por asalto el Círculo de Suboficiales del Ejército, en San Luís y La Cañada, donde queman, destrozan y arrojan a la calle todo lo que encuentran en su interior, se incendia la firma estadounidense Xerox, la concesionaria Citroen, las oficinas de la Dirección General de Rentas, y la Aduana. Se mantienen, defienden o construyen más barricadas; se producen atentados, destrozos, incendio de comercios y de coches, expropiaciones de armas a la policía, ataques a comisarías. La lucha es frontal, total. 

El Ejército entra en operaciones 


A las 15.45 horas se da a conocer otro bando militar anunciando que a las 17 horas el Ejército entrará en operaciones y la policía se retira del campo de batalla. En ese momento las escaramuzas se habían extendido a todos los barrios de la ciudad y se suceden las siguientes acciones: asalto e incendio a organismos oficiales; barricadas; enfrentamientos armados en el barrio Clínicas; atentados a líneas de electricidad; destrozos de destacamentos policiales y de comisarías; tiroteos; baleo contra domicilios de funcionarios públicos, más acciones aisladas de francotiradores. En este momento del combate, ambos bandos disparan con armas de fuego. Desenlace de la rebelión popular Todas estas acciones se despliegan en momentos en que la policía se ha retirado del escenario de las luchas y éste se encuentra bajo el control del Ejército y Gendarmería. A la noche, el Ejército logró desalojar el centro, haciendo fuego indiscriminadamente, registrándose heridos en ambos bandos, pero ahora se ha creado el espacio para las detenciones. Se allanan sindicatos y la CGT "A", se llevan a cabo detenciones y se ponen en marcha inmediatamente los Consejos de Guerra. Así, son condenados los dirigentes Canelles, 10 años de cárcel; Tosco, 8 años; Elpidio Torres, 7 años. Estas fueron las respuestas de la dictadura a la pueblada. 

El saldo de la batalla de Córdoba fue trágico. 

Decenas de héroes y mártires muertos, cientos de heridos y numerosos detenidos. 

Pero la rebelión popular, tal como fue organizada, triunfó; la dictadura de Onganía quedó herida de muerte y con él sus proyectos de perpetuarse en el poder. 

Una etapa de luchas constantes 

El Cordobazo puso en evidencia las limitaciones del Estado autoritario implantado en 1966 y de una política económica que sólo satisfacía los intereses del gran capital monopolista. 

Además, fue el punto más alto de un proceso de lucha popular que se inicio en 1955 y culminaría en 1972 con el regreso de Juan Perón a la Patria, el peronismo aglutinando a todo el pueblo, el triunfo electoral de 1973 y las Fuerzas Armadas saliendo por los techos de la Casa Rosada. 

El Cordobazo, signado por la metodología de la violencia de masas, nos enseñó que: con una política popular, con dirigentes firmes y unidad de todos los sectores, se pueden derrotar los proyectos reaccionarios más cruentos, aunque parezcan muy sólidos. 




BG/ 

Gentileza de Juventud Peronista Evita Militante lavozdelajotape@gmail.com 



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