http://www.vivalacolifata.org/
http://www.pensamientopenal.org.ar/avanza-la-demolicion-del-borda-demolicion-no-es-desmanicom
http://www.anred.org/breve.php3?id_breve=7106
“El panóptico era un sitio en forma de anillo en medio del cual había un patio con una torre en el centro. El anillo estaba dividido en pequeñas celdas que daban al interior y al exterior y en cada una de esas pequeñas celdas había, según los objetivos de la institución, un niño aprendiendo a escribir, un obrero trabajando, un prisionero expiando sus culpas, un loco actualizando su locura, etc.
En la torre central había un vigilante y como cada celda daba al mismo tiempo al exterior y al interior, la mirada del vigilante podía atravesar toda la celda, en ella no había ningún punto de sombra y por consiguiente, todo lo que el individuo hacía estaba expuesto a la mirada de un vigilante que observaba… el panoptismo que, en mi opinión, es uno de los rasgos característicos de nuestra sociedad: una forma que se ejerce sobre los individuos a la manera de vigilancia individual y continua, como control de castigo y recompensa y como corrección, es decir, como método de formación y transformación de los individuos en función de ciertas normas. Estos tres aspectos del panoptismo -vigilancia, control y corrección- constituyen una dimensión fundamental y característica de las relaciones de poder que existen en nuestra sociedad”.
Michel Foucault: “Vigilar y Castigar”: “El Panóptico”
Cuando uno lee y escucha lo que acontece con
los enfermos del Hospital "José
Tiburcio Borda" y con el
edificio que los contiene, realmente cae en la cuenta, que estamos frente
a una de las más criminales operaciones de desmantelamiento de la salud pública
por parte de un gobierno en lo que va de la breve historia de
esta Institución en la ciudad de Bs. As. Y obviamente,
por permitirlo, también nosotros, estamos tan o más "enfermos", socialmente
hablando, que los que han sido internados en ese nosocomio.* Hecho que a
esta altura, ya no se sabe ciertamente, cuál es el límite entre lo uno y lo otro, entre "sanos aceptados" como tales y "enfermos
con licencia", entre seres
humanos y humanos cosificados. Quienes convalidan estos hechos, sea por omisión, irresponsabilidad, complacencia o comodidad, son aquellos que se sienten visceralmente "fronteras afuera" del problema, pero que aun así, de igual modo, se hayan también alienados y consecuentemente con ello, progresivamente deshumanizados...
Ni
en la peor pesadilla de una sociedad medianamente organizada, aparece siquiera "la locura" de demoler un Hospital Psiquiátrico como el Borda para
emplazamientos empresariales (¡!) destinados al expandido plan
inmobiliario del gobierno citado. Sobre la tortura
sistémica de la enfermedad psiquiátrica se le agrega además, una vergonzosa "tradición" en nuestras sociedades occidentales, un "plus" que los mantiene día a día, no ya como enfermos, que sería muy bueno pues indicaría básicamente, que son considerados como tales, sino todo
lo contrario, porque este "plus" los convierte en números que vienen y van,
verdaderos desechos de las variables políticas-económicas del
presente gobierno metropolitano, que no cesa en su intento
de demolición como si se tratase de
una cuestión capital que no solo no puede esperar, sino que no está en sus planes redefinirla, ni detenerla. Y lo más obvio es pensar que es así, ya que las topadoras que arremeten en la demolición del Borda, son el feroz y visible rostro de la continuidad de las políticas neo-liberales originadas en el genocida golpe del proceso, fortalecidas y profundizadas con el menemismo y consecuente con ello, ahora completadas en su "desarrollo" por sus herederos.
Históricamente el denominado "loco" (mote peyorativo con carga profundamente discriminatoria), fue progresivamente rechazado, maltratado, vejado, torturado y
explotado prácticamente en toda época, pero fue la llamada
sociedad industrial capitalista, la que hizo de su persona y
su enfermedad una estructura organizada de poder y sometimiento. Con el tiempo
los hospicios y los hospitales se acrecentaron más como una causa concerniente
al poder que a la salud, encerrando para vigilar
y castigar, en palabras de Foucault, a los considerados "anómalos", "inadaptados" y en gral. a todo aquel que la sociedad no pudiese "adecuar" o "ajustar" en sus organismos básicos y naturales. Alternadamente el concepto se extendió a los que trasgredían la ley,
llamados delincuentes, luego reos, vigilados y castigados también, en grandes conglomerados de mala muerte, donde para controlar adecuadamente a la población
sentenciada, se proyecta el sistema del panóptico; son
las cárceles, las prisiones, que ahora ya forman parte
del patético modelo de represión física y psíquica del Estado capitalista
moderno y globalizado. Así el internado, la prisión, no son más que la extensión "normalizada" en lo cotidiano de aquella realidad controlada y dominada por otros medios con otros recursos. La "prisión continua" de Foucault que se trasparenta en la vida habitual.
Es tan extraño adentrarse en estas panaceas del orden social contemporáneo a la luz de otras culturas, como las de ciertos pueblos originarios o algunas etnias milenarias, que poseían una cosmovisión diametralmente opuesta, teniendo una postura de inclusión por las personas con perturbaciones mentales, considerándolas, incluso en algunas de ellas, como seres sublimes y especiales, con un rol preponderante en su jerarquía de valores. Claro está que las diferentes sociedades desde las más arcaicas a las más "civilizadas" mantuvieron un constante desprecio y repudio activo frente a las múltiples discapacidades, siendo su norma el abandono directo o selectivo del enfermo, el que era natural y brutalmente marginado, sino eliminado en forma directa: "En las antiguas culturas primitivas se abandonaba y dejaba morir a los niños deformes o discapacitados. En algunas sociedades de la Antigüedad, el destino de las personas con discapacidad era la muerte. Era normal el infanticidio cuando se observaban anormalidades en los niños y niñas. Si eran adultos se los apartaba de la comunidad: se los consideraba incapaces de sobrevivir una existencia acorde con las exigencias sociales establecidas" (Ferraro, P., 2001). En este sentido, hay que destacar que con la aparición en el siglo I de e. c. del movimiento radicalizado del Jesús histórico, sus seguidores, logran paulatinamente integrar a los mas desposeídos y olvidados en una comunidad igualitaria, lo que en principio significó un paso notable en una nueva y revolucionaria concepción del hombre y sus derechos inalienables. Lo que no significa que ello haya sido de ninguna manera una solución de la cuestión, sí un principio para cuestionar seriamente ese inicuo y salvaje orden establecido.
Volviendo al tema en sí, no es singular que haya ideologías a fines al malthusianismo por decir lo menos, sí es sorprendente que gran parte de ellas, sean aprobadas, legitimadas o incluso, aceptadas por algunos sectores de la población. ¿Qué es lo que anida en esos grupos que son capaces de semejante posición frente a los colectivos de personas enfermas psiquiátricamente, discapacitadas o con capacidades especiales? Gran parte del problema del avance en la demolición del Borda, tiene que ver con una cierta indiferencia, una cierta conformidad, una cierta apatía respecto de nuestros semejantes en condiciones de alteración mental y social. Lo expreso así porque no encuentro otra manera de comprender un fenómeno como este, que no solo somete a una condena ignominiosa e indigna a miles de personas que solo "cometieron el error" de padecer una de las más atroces enfermedades de la condición humana, como es la demencia, sino porque sobre ese hecho absolutamente involuntario, se carga un abuso permanente en función de la indefención a la que están reducidos patológicamente. Aprovecharse de un hombre así, sitúa a esa miserable "estirpe" del siglo XXI, cómodamente congraciada con los primates del mioceno.
Es tan extraño adentrarse en estas panaceas del orden social contemporáneo a la luz de otras culturas, como las de ciertos pueblos originarios o algunas etnias milenarias, que poseían una cosmovisión diametralmente opuesta, teniendo una postura de inclusión por las personas con perturbaciones mentales, considerándolas, incluso en algunas de ellas, como seres sublimes y especiales, con un rol preponderante en su jerarquía de valores. Claro está que las diferentes sociedades desde las más arcaicas a las más "civilizadas" mantuvieron un constante desprecio y repudio activo frente a las múltiples discapacidades, siendo su norma el abandono directo o selectivo del enfermo, el que era natural y brutalmente marginado, sino eliminado en forma directa: "En las antiguas culturas primitivas se abandonaba y dejaba morir a los niños deformes o discapacitados. En algunas sociedades de la Antigüedad, el destino de las personas con discapacidad era la muerte. Era normal el infanticidio cuando se observaban anormalidades en los niños y niñas. Si eran adultos se los apartaba de la comunidad: se los consideraba incapaces de sobrevivir una existencia acorde con las exigencias sociales establecidas" (Ferraro, P., 2001). En este sentido, hay que destacar que con la aparición en el siglo I de e. c. del movimiento radicalizado del Jesús histórico, sus seguidores, logran paulatinamente integrar a los mas desposeídos y olvidados en una comunidad igualitaria, lo que en principio significó un paso notable en una nueva y revolucionaria concepción del hombre y sus derechos inalienables. Lo que no significa que ello haya sido de ninguna manera una solución de la cuestión, sí un principio para cuestionar seriamente ese inicuo y salvaje orden establecido.
Volviendo al tema en sí, no es singular que haya ideologías a fines al malthusianismo por decir lo menos, sí es sorprendente que gran parte de ellas, sean aprobadas, legitimadas o incluso, aceptadas por algunos sectores de la población. ¿Qué es lo que anida en esos grupos que son capaces de semejante posición frente a los colectivos de personas enfermas psiquiátricamente, discapacitadas o con capacidades especiales? Gran parte del problema del avance en la demolición del Borda, tiene que ver con una cierta indiferencia, una cierta conformidad, una cierta apatía respecto de nuestros semejantes en condiciones de alteración mental y social. Lo expreso así porque no encuentro otra manera de comprender un fenómeno como este, que no solo somete a una condena ignominiosa e indigna a miles de personas que solo "cometieron el error" de padecer una de las más atroces enfermedades de la condición humana, como es la demencia, sino porque sobre ese hecho absolutamente involuntario, se carga un abuso permanente en función de la indefención a la que están reducidos patológicamente. Aprovecharse de un hombre así, sitúa a esa miserable "estirpe" del siglo XXI, cómodamente congraciada con los primates del mioceno.
La operación de "limpieza" del Borda tiene como objetivo primordial el del referido mega proyecto capitalista-financiero e inmobiliario, pero también sus concomitancias se pueden apreciar en el manoseo ultrajante y aprensivo del enfermo por parte del gobierno. Este será coaccionado, trasladado compulsivamente a una clínica privada, con todo lo que ello implica, ya que los pacientes dejaran una terapia especifica que incluye, la contención y el afecto por algo que en su horizonte, ahora aparece mínimamente, como incertidumbre, lo que significa agravación de su situación. En tales clínicas, tendrá seguramente, que doblegarse aun más a los criterios de "otro estilo de curación", ergo será progresivamente confinado y desnaturalizado, cosificado nuevamente, de otro modo, deshumanizado íntegramente y a manera de final, destruido en su identidad (ya triturada por la mismísima enajenación), como el edificio que tortuosamente lo mantuvo en el pasado reciente. Será entonces uno más de los que están "sumidos en un sueño muy profundo, más fuera que dentro de este mundo." Solo que no será el mismo del que habla la canción... Y todo esto si no queda literalmente en situación de calle!! En síntesis, lo que están haciendo con ellos, es lo mismo que hacen con lo edilicio de otra manera: arrasar. Es un perverso feedback entre el Sr. Vigilador y el vigilado, solo que éste último nunca estuvo en condición alguna de poder, él ya está quebrado de por vida por su enfermedad: Él lo que necesita es ayuda!!
No pensamos hacer algo? O como en el personaje del film "Hombre mirando al sudeste", esperaremos vanamente, que "algo o alguien misterioso" nos venga a rescatar...?
Raúl Olivares.-
Todos los
derechos reservados.-
*Nosocomio: Un nosocomio (del latín tardío nosocomīum y este del griego νοσοκομεῖον) no es más que un término equivalente a "hospital": institución médica y de enfermería, provista de instalaciones apropiadas que ofrece gran variedad de servicios médicos... Utilizo esta palabra deliberadamente, en virtud de su etimología y de la penosa derivación que adquiere en este contexto.
Avanza la demolición en el Borda
Demolición no es Desmanicomialización
EN DEFENSA DEL HOSPITAL PÚBLICO
Y LOS DISPOSITIVOS DE REHABILITACIÓN.
NI CIERRE NI ACHICAMIENTO DEL HOSPITAL BORDA.
POR UN ESPACIO PARA CONTINUAR LA PRODUCCIÓN DEL TALLER "PAN DEL BORDA".
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