"Comprobamos que los hechos unifican y las abstracciones dividen y que por sobre la carnadura de los acontecimientos, las divergencias del nivel ideológico pierden importancia ante la demanda de las soluciones."
Arturo Jauretche
La condición de la pobreza en nuestro país no es una cuestión de números ni de estadísticas proclives a uno u otro sector, es la realidad de millones de personas que padecen hambre, están en riesgo de padecerlo, están en condición de pobreza estructural o en situación de emergencia y precariedad temporal. Pero en todos los casos se trata de personas, de gente que vive con lo que puede, como puede y que sufre la inhumana crisis del sistema y su modelo. Indudablemente si tenemos que analizar los paradigmas sociales de las décadas pasadas, hemos progresado en comparación con el terrible contexto socioeconómico y laboral de los años 2000 y subsiguientes, en donde los parámetros de indigencia y laborales espantaban. Se produjo un avance muy importante en la disminución de esas cifras y se notó en la esfera de la bonanza que atravesamos, especialmente desde el 2004 en adelante. Mucho se hizo en niveles que repercutieron sensiblemente en la gran mayoría de nuestro pueblo. No es poco haber sacado a tantísima gente de la indigencia o la pobreza crónica y ofrecer un mercado de trabajo con derechos que les permitió incluirlos nuevamente en la sociedad. Hay que reconocerlo y lo hacen, creo que en general, la gran mayoría de los observadores y analistas serios del país en este sentido. Sin embargo, las cosas no solo no han avanzado en este orden desde 2007 en adelante, sino que muy por el contrario se pueden evidenciar francos, retrocesos en casi todos los índices reales de la trama social. Y esto, también es justo reconocerlo, asumirlo y atacarlo con resoluciones sustentables que sean capaces de revertir y convertir la complejidad de la emergencia en politicas
La
enorme crisis internacional que el capitalismo ha generado a través de
sus bancos y financieras en el mundo, especialmente en la denominada zona
euro, trae sus consecuencias y ya se reflejan en nuestra economía. Iba a pasar,
el tema no era ese en sí, sino haber previsto hasta donde se pudiera, en una
economía capitalista globalizada, que esos daños colaterales directos,
impactaran con el menor daño
posible en la dependiente
economía nacional, que funciona de modo interconectado con el gran mercado
global y que como parte de él, no puede escapar a sus designios, porque precisamente se
haya intrínsecamente vinculada al mismo, especialmente cuando se trata de relaciones que afectan a la
banca, las finanzas internacionales, la especulación financiera y las
mega-corporaciones. Y más aún, de modo esencial cuando los Estados les son funcionales y
acuerdan con ellas una misma política económica que se aplica
generando legislación,
protección jurídica y ejecución política adecuada para
sus intereses.
Todo este desgraciado fenómeno lo vemos diariamente en aquellas naciones centrales de Europa, erigidas ayer, como vigorosas potencias que orgullosas ostentaban sus progresos en estándares de vida envidiables, hoy se caen como
castillos de naipes frente a la burbuja sistémica que les generaron
sus propias bancas con la activa complicidad de los Estados
nacionales, que les impusieron un modelo neoliberal usurario y rapaz sin retorno y
que actualmente se regenera para salvarse asimismo, destruyendo todo lo que tiene a su
alrededor, llevándose puesto un siglo de conquistas obreras y
sindicales con millones de desocupados y una deuda social que no tiene fin.
Actualmente, nuestro país debería realizar el pago de la deuda a los llamados fondos buitres, al Club de París y a otros organismos de este tipo, la del Club de París, no más, está demandando aproximadamente unos 10.000. millones de dólares. La deuda se sigue pagando, lo dicen los diarios, lo establece el Boletin Oficial. "La presidenta Cristina Fernández cancelará la
totalidad de los compromisos de 2012 con el FMI y otros organismos
internacionales con reservas de libre disponibilidad del Banco Central, informó
hoy el Boletín Oficial." "Dispónese la cancelación de la
totalidad de los servicios de deuda con organismos financieros internacionales
correspondientes al presente ejercicio fiscal con reservas de libre
disponibilidad (...) por hasta la suma de USD 2.179 millones", indicó la
publicación oficial." "Fernández usa reservas del Banco Central
desde 2010 para cancelar vencimientos, recurso avalado por ley del Congreso, en
el marco de una política de refinanciación y arreglo de los efectos del
'default' por casi 100.000 millones de dólares declarado en 2001 en medio de la
peor crisis histórica". * ¿Cómo entonces se puede decir que no vamos a
sufrir los coletazos de aquel crac internacional, si ese dinero en definitiva, nos obligan a pagarlo y va a financiar el enorme hoyo del festín de los banqueros
capitalistas y traficantes del imperio? Todo es conexo al capitalismo global en
esta etapa, todo. No es una novedad ni mucho menos que tal como se presentaba "el globo" iba a reventar, lo que si se pudo hacer es reforzar la malla de contención para ese gran impacto con políticas estatales serias, resguardando los
estratos con mayor vulnerabilidad: los más pobres. Esa debería haber sido la
prioridad de las políticas de Estado.
Inmersos en este mundo real y concreto que nos toca vivir, con un tildado proyecto nacional y popular que parece esfumarse ante los profundos problemas que surgen, que sufrimos y que el gobierno enceguecido, o si se quiere, apareciendo como enceguecido, no quiere ver; así caímos en una meseta estanco que urge levantar, porque ya incluso, esa meseta, se vuelve pantanosa. El gran enemigo que todos tenemos, que soportamos y resistimos, hoy
por hoy tiene un temible nombre con pasado reciente: inflación. Más allá de los debates que se puedan dar
explicándola, lo que necesita la gente es que se la ataque
eficazmente para que sus ingresos no se desvanezcan cada vez que se quiera
comprar, adquirir o consumir algo. Aquella citada frase de Clinton: "es la
economía estúpido" contra Bush padre en las elecciones de 1992, para
destacar qué es lo esencial de lo que no lo es, se le podría agregar el giro: "es
la inflación..." Ciertamente de lo que sí debe ocuparse el gobierno como una
cuestión de Estado, es ésta, la inflación. No tiene otra salida más que la
verdad, enfrentarla con energía e inteligentemente o seguir haciendo lo que metódicamente, hasta ahora ha hecho, ocultarla, negarla, ergo, profundizarla, agravándola seriamente, cada vez más.
La
estadística del Observatorio Social de la UCA, reconocida por su seriedad y
rigor científico, entre otras Instituciones de este tipo hablan a las clara de
la delicada coyuntura en la que estamos.
Raul Olivares.-
Todos los derechos reservados.-
*Edición digital diario:
http://www.uca.edu.ar/uca/
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El Observatorio de la Deuda Social Argentina (ODSA) de la UCA presentó el pasado jueves 19 de julio el Barómetro de la Deuda Social Argentina 2012:Asimetrías en el Desarrollo Humano y Social (2007 / 2010-2011) Progresos económicos en un contexto de vulnerabilidad persistente. La presentación estuvo a cargo del Pbro. Dr. Víctor M. Fernández quien realizó la apertura del encuentro; del Coordinador General e Investigador Jefe del Programa Observatorio de la Deuda Social Argentina (ODSA), Agustín Salvia; de Ernesto Kritz y Daniel A. Sabsay. La moderación estuvo a cargo de Beatriz Balian de Tagtachian.
Video completo de la presentación aquí.
Se puede acceder a cada capítulo del informe a través de los siguientes links:
Capítulo 5. Confianza en las instituciones ciudadanas. Participación ciudadana. Seguridad ciudadana.
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OPINIONES EN OTROS SITIOS WEB:
El índice Barrial de Precios se consolida como un indicador de importancia en la discusión sobre la pobreza en nuestro país.
En estos últimos tiempos se debate cada vez con mayor frecuencia cuál es la situación real de la pobreza y la indigencia en nuestro país y como las mismas afectan al conjunto de la sociedad, en especial a los más desprotegidos.
En estos últimos tiempos se debate cada vez con mayor frecuencia cuál es la situación real de la pobreza y la indigencia en nuestro país y como las mismas afectan al conjunto de la sociedad, en especial a los más desprotegidos.
Justamente por eso, y a raíz de la ausencia de estadísticas y análisis oficiales confiables la tarea que desarrolló el CIPPES con el Índice Barrial de Precios (IBP), ha tomado una trascendencia pública que nos honra pero que también nos compromete a redoblar esfuerzos para brindar datos confiables y transparentes.
Para la Encuesta de la Deuda Social Argentina de la Universidad Católica Argentina (UCA) la indigencia no afecta al 1,7% de la población, como informó el INDEC la semana pasada, sino al 5,4%. Y la pobreza no es de 6,5%, sino de 21,9%. En ambos casos triplica la estadística oficial, destacó por Continental Agustín Salvia, coordinador del Observatorio e investigador del Conicet.
Para la UCA, las mismas canastas costaban entre un 60% y un 70% más: $ 36 diarios la de indigencia y $ 74 la de pobreza.
Según la Encuesta de Deuda Social, “la indigencia, que aún afecta a más de 2 millones de argentinos, se concentra mucho más en los hogares cuyo jefe no tienen secundaria completa o es una mujer. En los hogares con niños, la indigencia afecta al 7,6%. Pero el problema es aún mayor cuando el jefe de hogar tiene un trabajo precario (11,2%). En este caso, incluso el riesgo a la indigencia es mayor que cuando el jefe de hogar está desocupado (5,7%), dado que entre estos últimos existe un perfil socio-ocupacional y familiar relativamente menos excluido. Los sectores más pobres no pueden darse la posibilidad del desempleo frente a las urgencias de la subsistencia”.
En relación a la pobreza, “los mayores riesgos se concentran entre los hogares con niños (30,9%), cuando los jefes no tienen secundaria incompleta (32%) o no cuentan con otra opción que tomar un empleo precario (35%). También los que viven en villas miserias o asentamientos precarios (29,1%). De los centros urbanos relevados por la encuesta de la UCA, el Conurbano bonaerense y el Gran Tucumán constituyen las áreas más afectadas todavía por la pobreza”.
Salvia sostuvo que, si bien en los últimos años hubo una reducción, tanto la indigencia como la pobreza aún se mantienen en niveles elevados. Y eso se debe a que esa caída “no tiene como principal correlato un incremento en los empleos de inclusión entre los pobres sino justamente un aumento del trabajo informal, la precariedad laboral, la actividad indigente y la posibilidad de acceder a los programas sociales de transferencia de ingresos”. No obstante, entre los que tienen un empleo pleno la pobreza abarca al 13,5%.
Salvia agrega que sobre todo la Asignación Universal por Hijo (AUH) tuvo un papel importante en que haya menos indigencia. “Sin embargo la exclusión estructural continúa presente a pesar de esta mayor capacidad de consumo. En muchos aspectos sustantivos la vida social continúa siendo pobre para muchos argentinos: educación, vivienda, salud, trabajo, seguridad y justicia”.
Para la UCA, las mismas canastas costaban entre un 60% y un 70% más: $ 36 diarios la de indigencia y $ 74 la de pobreza.
Según la Encuesta de Deuda Social, “la indigencia, que aún afecta a más de 2 millones de argentinos, se concentra mucho más en los hogares cuyo jefe no tienen secundaria completa o es una mujer. En los hogares con niños, la indigencia afecta al 7,6%. Pero el problema es aún mayor cuando el jefe de hogar tiene un trabajo precario (11,2%). En este caso, incluso el riesgo a la indigencia es mayor que cuando el jefe de hogar está desocupado (5,7%), dado que entre estos últimos existe un perfil socio-ocupacional y familiar relativamente menos excluido. Los sectores más pobres no pueden darse la posibilidad del desempleo frente a las urgencias de la subsistencia”.
En relación a la pobreza, “los mayores riesgos se concentran entre los hogares con niños (30,9%), cuando los jefes no tienen secundaria incompleta (32%) o no cuentan con otra opción que tomar un empleo precario (35%). También los que viven en villas miserias o asentamientos precarios (29,1%). De los centros urbanos relevados por la encuesta de la UCA, el Conurbano bonaerense y el Gran Tucumán constituyen las áreas más afectadas todavía por la pobreza”.
Salvia sostuvo que, si bien en los últimos años hubo una reducción, tanto la indigencia como la pobreza aún se mantienen en niveles elevados. Y eso se debe a que esa caída “no tiene como principal correlato un incremento en los empleos de inclusión entre los pobres sino justamente un aumento del trabajo informal, la precariedad laboral, la actividad indigente y la posibilidad de acceder a los programas sociales de transferencia de ingresos”. No obstante, entre los que tienen un empleo pleno la pobreza abarca al 13,5%.
Salvia agrega que sobre todo la Asignación Universal por Hijo (AUH) tuvo un papel importante en que haya menos indigencia. “Sin embargo la exclusión estructural continúa presente a pesar de esta mayor capacidad de consumo. En muchos aspectos sustantivos la vida social continúa siendo pobre para muchos argentinos: educación, vivienda, salud, trabajo, seguridad y justicia”.
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INDIGENCIA Y POBREZA EN LA ARGENTINA - OBSERVATORIO DE LA DEUDA SOCIAL
Publicado el 15/07/2012 por Tucutux20
En el programa "Con voz propia" Agustín Salvia del Observatorio de la Deuda Social Argentina, hizo una serie de precisiones muy interesantes sobre la pobreza y la indigencia en el país, tomando como base -entre otros- los datos del Índice Barrial de Precios que desarrolló el CIPPES
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