"Seamos libres y lo demás no importa nada".
José de San Martín
"Nada podemos esperar si no es de nosotros mismos"
José Gervasio Artigas
Qué significó aquel acto eminentemente político hace
196 años? y
que significa ahora, por supuesto...La situación de La
América, en
aquellos días era extremadamente complicada, urgía afianzar la revolución de
Mayo con una declaración contundente de un proyecto que nos emancipara.
Había que dejar claro que la decisión política estaba
tomada y que costara lo que costara ya éramos independientes de cualquier otro
poder que no sea el nuestro. Claro que para eso hacía falta no solo la
convocatoria a un Congreso
Nacional, la
cuestión se debería entender como un primer paso, importantísimo, pero que se
debía afianzar en los hechos. Y eso, todos lo sabían iba a ser
muchísimo más difícil y costar incluso muchas vidas, como objetivamente lo fue.
Nuestra lucha de liberación viene desde siglos, nuestros pueblos entendieron
que no podrían vivir en libertad, si no peleaban por ella. Desde lejanos tiempos
hasta nuestros días, esos movimientos insurgentes, esas rebeliones, han sido
una constante. Como una sacrificada herencia que adquirimos
con necesidad y esperanzas, vamos asumiendo una continuidad en esa
lucha y cada batalla perdida es una experiencia vital que nos arroja al futuro,
con más aprendizaje. Y cada victoria también es una enseñanza que se debe
asimilar como tal para afianzar, pero no para quedarnos en un segmento
histórico de la misma, sino más bien, para desde allí, con esas bases materiales,
proyectar otras luchas, incluso aquellas que puedan desafiar las
conquistadas.
Se puede entrever que
aquella primera independencia, significó un proceso dialéctico inconcluso. En
aquellos tiempos los dos grandes de América, San Martin y Bolívar, se empeñaron
en poner sus ideales de Independencia en marcha, su sangre y la de sus hombres
fue generosa en todas las horas y momentos que les tocó probar
sus convicciones. La independencia, como ahora, significaba ser
soberanos y eso no se lo iban a perdonar ni los realistas, ni las clases
patricias, ni nadie que no estuviera de su lado. Porque eso comprendía un Sueño que
en la realidad ponía al enemigo un infranqueable cerrojo a sus intereses
imperiales. Esta tierra es nuestra, esta forma de gobierno es nuestra,
esta economía es nuestra, este modo de crecer es nuestro, por
lo cual lo conducimos y resolvemos nosotros. No necesitamos más que
aquello que convengamos entre todos como
pueblo libre.
A pesar de la posta que los
gigantes hacedores populares nos cedieron, aún y con todos los trascendentes
movimientos sociales que se erigieron en revoluciones, la historiografía oficial se
encargó de minimizar, destruir, tergiversar, olvidar y silenciar las historias
verdaderas, las que nos constituyen como Nación y como pueblos hermanos en toda La
Patria Grande. Nos dividieron para reinar, masacraron todo levantamiento,
todo vestigio de "La
Barbarie" y
fundaron un Estado Nación a su medida, hegemónico, clasista,
centralista-porteño, pro europeo, burgués y oligárquico con "olor
a bosta", como decía uno de sus próceres predilectos. No quedó espacio
para lo nacional, para lo federal, para lo popular, "el
progreso" se
lo llevo puesto y firmó su capitulación con "la conquista del Desierto" del genocida de Roca, en
una guerra tecnológicamente tan injusta como asimétrica.
Entonces no hay una sola, una única lucha por la independencia que ya
fue, sino todas las luchas, todas aquellas que confluyen y que
aún quedan librar por ella de manera definitiva.
Hoy en las
asambleas ambientalistas pasa la batalla por la independencia,
hoy en los pueblitos y aldeas olvidadas y desconocidas, también se libra
la continuidad de la gesta del 9 de Julio, hoy en las calles de cada barrio, en
los movimientos sociales que pujan por inclusión y dignidad social para los más
pobres, por ahí está la misma épica; hoy por todo combate que dispute un
derecho conculcado, que plantee restaurar o conquistar un modo de vida justo y
más humano, por allí pasa la independencia. Para qué creemos
entonces, que dieron sus vidas tantos sino para que algún día podamos acceder a
un mundo diferente de trabajo, educación, salud, cultura, derechos,
justicia, libertad? Qué creemos qué significa la independencia sino es un
proyecto de liberación que haga que el progreso sea para el hombre y no
en su contra, como el neo-liberalismo nos impone ahora? No
podremos sin embargo, avanzar un centímetro, si no
miramos reflexivamente sobre nuestros hombros, sino tenemos en cuenta
el pasado como imprescindible para
sacar conclusiones, para saber qué no tenemos
que volver a hacer y en base a eso construir una historia propia, de
derrotados tantas veces que desde ese lugar somos capaces,
como decía Benedetti, de "organizarnos en la
derrota" y
perseverar hasta llegar.
Está bien la estampa y la
bandera, son símbolos que nos preceden con honor y con gloria
de mártires que así se hicieron por defenderla,
pero así idénticamente, la otrora epopeya de hace 196 años, hoy convoquémosla
en donde falta el pan en la mesa, en donde no hay gasas para
curar enfermos, en donde los maestros no pueden enseñar debidamente porque
los supera la crisis, en donde los trabajadores no cobran o están por
ser despedidos; convoquémosla en donde la corrupción ejecuta la vida, en
donde persiste el exterminio étnico de los pueblos originarios, en
donde la
estupidez guarda ese silencio tan parecido a ella misma, invirtiendo la
famosa Proclama insurreccional de la Junta Tuitiva de La Paz, del 16
de julio de 1809. En fin convoquémosla en donde estemos necesitados
de su furia y de su amor incondicional por ser uno, nosotros, la identidad,
aquella hermanita que solo es totalmente ella, cuando la condición de
ser soberano se
lo exige. Para ello hace falta primero y ante
todo, desempolvarnos los miedos, los mismos que nos hacen
esclavos...
Raúl Olivares.
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reservados.-
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