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¿Puede extrañar que la prisión se asemeje a las fábricas, a las escuelas, a los cuarteles, a los hospitales, todos los cuales se asemejan a las prisiones?
Michel Foucault
"No creo que seamos parientes muy cercanos, pero si usted es capaz de temblar de indignación cada vez que se comete una injusticia en el mundo, somos compañeros, que es mas importante".
Ernesto “che” guevara.
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Andrea Casamento
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Doy continuidad al artículo anterior de la Agencia
Rodolfo Waslh en
apoyo a un replanteo social y legal serio del sistema carcelario que termine
alguna vez con la cárcel como estructura de reciclaje del delito, de negocio
para el poder, de castigo y exterminio. En qué precisamente, éstas se asemejan
a las fábricas, a las escuelas, a los cuarteles, a los hospitales? En eso que
las distingue a todas, su posición de poder frente a la sociedad, insertas
en ella y el
modo en
que, cada una en
su función jerárquica, orientan, forman, supervisan y
disciplinan su sometimiento.
Una sociedad más justa, no
puede tolerar ni la criminalización de la pobreza ni su "solución
final" o "mano
dura" en
mazmorras infernales que no solo no resuelven el problema, sino que por el
contrario, lo agravan aún muchísimo más.
Nos
debemos plantear responsablemente qué
queremos hacer efectivamente en este sentido. Cuando muchos
con razón, exigen terminar con la inseguridad y proteger el
derecho de sus vidas, no es para nada ilógico, así también,
pensar criteriosamente que en la raíz de ésta crisis real,
expuesta por los medios masivos de comunicación social y por las
corporaciones de prensa, de la manera más deliberada y planificada hacia un fin
determinado: manipular la opinión pública y re-direccionarla
permanentemente a sus objetivos; en la raíz del asunto, en el
fondo decía, no está sino este modelo, el neoliberal, con su
escandalosa y vasta exclusión social, su
doble producción más genuina, la pobreza de enormes sectores de
la población y su fenomenal riqueza que ostenta obscenamente todo su
poder día a día, propiciando un consumismo que compele a
vivir de un modo
determinado o no ser y
en todo este maremágnum de miserias materiales y humanas, los
comportamientos desesperados de muchos, sin futuro, sin horizonte e
incluso ya, con prácticas cuasi-delictivas o delictivas como
desgraciado legado social, cultural y familiar que se trasmite de padres a
hijos. Sin especificar extensamente el auge y crecimiento excepcional del
fenómeno del narcotráfico y el negocio de las drogas en otros niveles
sociales, no solo como consumo, sino también como "cuenta-propismos"
o "emprendimientos" a modo de vida, verdadera calamidad,
fuente asimismo de otros variados y múltiples estragos. Entonces, la
complejidad de la realidad emergente, nos interpela para atacar el
meollo del conflicto y no sus aspectos tangenciales, propicios para
otras políticas que solo serán funcionales al mismo poder
de turno, sin cambiar nada porque lo que desean en lo más íntimo es eso, no
alterar el estado de las cosas y de esta manera, la causa del mal,
el aludido modelo, el cual profundizarán y prolongarán como en definitiva les
convenga a sus intereses y así estaremos en
la indefinida continuidad de una perversa maquinaria de Estado,
aceitada y lubricada para vigilar y castigar parafraseando
a Foucault. Si aceptamos resignadamente esta imposición,
bajada en la práctica como "verdad revelada" que no
debemos ni podemos cuestionar, o bien si nos decidimos por ella,
convencidos de "su lógica" como
remedio "provisorio-definitivo", o
la permitimos bajo las diferentes formas encubiertas de complicidad
y conformidad, no
nos sorprendamos después de lo que sucede en la corteza de nuestra sociedad,
porque lo que se refleja e impacta en ese espacio de convivencia, es el fruto
de nuestra masa critica interna, de sus choques, sus enfrentamientos
y su pugna por alcanzar mejores condiciones de existencia ante el Leviatán de
la historia, el Estado, bajo todas sus formas
de opresión, entre las cuales, una de sus preferidas está la prisión,
símbolo de su sueño de omnipotencia y reservorios inhumanos especializados
en trastocar la vida en insoportables purgatorios de tormentos
terrenales.
Más allá de esto,
veo ahora la imagen de Andrea Casamento, admirable
ejemplo de lo que puede la dignidad humana, aún en las más adversas
circunstancias y contingencias del destino a que nos tiene condicionados el
sistema y con esa estampa furiosa y heroica me animo a comprender su
lucha, su empecinada y enérgica pasión por justicia. Su gesto de
pública trascendencia por su hijo, su marido, los detenidos de
toda cárcel, de toda prisión, en todo el
extenso país; que debe ser atendido, debe ser resuelto, porque su
causa es incuestionablemente justa y aunque en
principio, aparezca como propia,
es proyecto y semilla sembrada que hace al bien común, preferencialmente
de todo aquel que al conmoverse por una injusticia, debe ser tenido como
compañero, según lo enseñaba aquel revolucionario
comandante que
entregó su vida por hombres
nuevos en una sociedad nueva.
Raúl Olivares.-
Todos los
derechos reservados.-
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