miércoles, 17 de noviembre de 2010

LA PLACITA.

Análisis sobre los movimientos y organizaciones sociales de base en la crisis del capitalismo global.


“La olla se calienta por abajo".
Refrán popular


Después de la desolación que dejaran el terrorismo de estado y la alternancia de diferentes gobiernos como el menemato, La Alianza y el golpe institucional de 2001, con sus gravísimas consecuencias en el llamado campo popular; especialmente su desmovilización, su apatía generalizada o la desvinculación de la gente con la política, como modo de intervención y resolución de los asuntos comunes(impulsado y estimulado por el mismo estado nacional); poco a poco y a pesar de todo esto, la tenacidad de la lucha de organizaciones y movimientos populares, progresivamente va dando sus frutos.
Las necesidades objetivas de la realidad y una gradual conciencia social en formación, van aunando objetivos, y desde los sectores más necesitados, los desempleados, los sub-empleados, los marginados, buscan poder armar un espacio propio en el cual la pertenencia y la identidad son indispensables para la construcción y acumulación de fuerza social homogénea.
Algo ya se viene gestando, sea como sea, y  tendrá un desenvolvimiento histórico, acorde con la profundización ideológica y la praxis revolucionaria que adquiera. Desde las zonas más humildes y en las regiones menos pensadas del sistema, la gente se va organizando en diferentes  proyectos de intereses comunes, con un gran sacrificio y una gran dosis de fe personal  y comunitaria. En distintos lugares, se fundan comedores infantiles, centros culturales, sociedades de fomento, asambleas barriales, etc. Grupos de distinto origen y creencias ven la necesidad de ser parte, de autogestionarse y formar cooperativas de trabajo y consumo; allí en establecimientos y  en empresas donde el capital especulativo, dejó su  tremenda huella de vaciamiento y default.

No se trata de un gran movimiento en lo profundo de los sectores más despojados, al contrario es un minúsculo, pero significativo despertar, que aunque no se consolida en la totalidad de su trascendencia o  de su magnitud, rebasa y emerge la configuración social  que le fue asignada. Y esto es así porque la reconstrucción y revalorización de todo colectivo social, en sus distintas acepciones, sean ellas vecinales, culturales, laborales, etc.; hacia  un proceso de identificación y posterior compromiso público,  es una experiencia peliaguda, de articulación y concientización crítica, que debe partir desde su mismísima realidad. Con la participación de todos sus integrantes como artífices. Con un trabajo intenso y persuasivo, con metas que se producen y reproducen en el conflicto cotidiano y que por ello dejan  entrever   lo que es posible de lo que no, lo que sí está al alcance y depende de nosotros y aquello que aun no podemos concretar, pero que por eso está pendiente en el proyecto general.

 “Estos y otros movimientos sociales cobran fuerza y se alejan de la dinámica impuesta por la representatividad de los partidos políticos, precisamente porque las fuerzas políticas se muestran incapaces de incorporar seriamente en su actividad y en sus concepciones una respuesta a estas situaciones límite, dado que no parecen dispuestas a cuestionar en términos reales las relaciones de poder que se han consolidado en el contexto de la restauración conservadora. Pero al mismo tiempo que establecen las bases de respuesta a situaciones problemáticas gestadas por el accionar de los sectores dominantes, los nuevos movimientos sociales expresan los rasgos de una nueva sociedad y de nuevas formas de participación y distribución del poder. Sin desconocer los múltiples problemas que tienen en su seno, el predominio de decisiones horizontales que caracteriza a gran parte de los movimientos sociales, habla de la posibilidad de construcción de democracias participativas donde la información y la capacidad de decisión cobran una dinámica que tiende a romper la verticalidad. En este sentido, la experiencia de Chiapas permite recuperar algunas claves: "no queremos tomar el poder" afirma el subcomandante Marcos ante el estupor de los políticos tradicionales y muchos representantes de la vieja izquierda. Precisamente, porque se trata de generar nuevas formas de poder social y no de producir meramente un reemplazo de quienes ejercen actualmente el poder conservando sus formas centralizadas y verticales.”
“Los rasgos de una nueva época histórica”, Alcira Argumedo

Dadas estas premisas básicas, es necesario, diría que es imprescindible, adentrarse hasta los mismos dominios más álgidos de nuestra crisis, como lo son los de la droga dependencia, la criminalización de la pobreza y la inseguridad; la problemática de la salud pública especialmente el de la desnutrición infantil y el hambre endémico, la corrupción socializada y el clientelismo político; el déficit habitacional y la expulsión de cada vez más personas a vivir en situación de calle. Como así también los innumerables abusos de toda índole  y las coacciones originadas en la designada flexibilización y precarización laboral; todo lo anteriormente mencionado producto de la más salvaje exclusión y marginalidad que haya generado el sistema, en esta fase globalizada de las finanzas y del capital que supone la desregulación de los mercados financieros, la movilidad internacional del capital y el auge de las fusiones de las empresas multinacionales; entre otros fenómenos típicos de esta etapa.

Debemos hacernos presentes en los sitios donde ya el Estado está en retirada y ha gestado la ausencia de políticas públicas.

Replanteemos la necesidad de impulsar  Comunas  barriales y zonales, que desde sus carencias y aspiraciones, elaboren un plan conjunto,  y desde sus intereses comunitarios, nazca uno o varios proyectos para una verdadera y autentica Ley de Comunas. Una ley que sea ejecutiva y lleve a  instaurar, mediante elecciones,  el gobierno que  nace del poder de las bases. Y no como lo que hicieron  en esta Capital, aplicando el más solapado "gatopardismo"  que rezaba aquello de "cambiar todo para que no cambie nada".  Efectivamente fue así, se convocó para un proyecto de Ley que en el papel es una cosa y en la realidad es otra, se siguió con lo mismo, con algunos retoques de barniz, y con entidades municipales,  en la mayoría de los casos,  divorciadas absolutamente de la gente, que hizo de estos centros llamados de Gestión y Participación Comunal, no más que una junta oficialista y burócrata para sus "asuntos partidarios", y que en definitiva solo cumplen la deliberada misión de  alejar a los vecinos de toda participación y gestión de gobierno. Y que de su nombre no tienen más que el sello de goma que los identifica.

Comunas que en realidad son centros de transición de  un modelo burgués,  anacrónico y arcaico, cuyo funcionamiento fue  impulsado  por la política estatal, elitista y centralizada,  a  uno  descentralizado administrativamente, con autonomía política e institucional, personalidad jurídica pública y legitimación para procesos ante la justicia.  La experiencia de Comunas como ejercicio de participación y autogestión alternativa de los vecinos, puede ser muy importante, en la medida que realmente se cumpla con la propuesta de que estas sean organizaciones democráticas, igualitarias e independientes de la partidocracia estatal, sin que esto signifique que las mismas no se mantengan abiertas a la toma progresiva, electoralmente, del poder institucional, como lo citamos anteriormente.

El neoliberalismo

“La opción neoliberal impulsa un modelo de reconversión tecnológica salvaje -tendiente a expulsar trabajadores bajo diversos mecanismos de precarización, desocupación, subempleo, exclusión, brutal disminución de los salarios reales, incremento de los niveles de pobreza, eliminación de los derechos sociales básicos- que, al combinarse con una lógica de acumulación caracterizada por la acelerada concentración y polarización de la riqueza, está gestando una inmensa masa de población excedente absoluta, supernumeraria, inservible desde la perspectiva de los intereses hegemónicos: no les sirven como mano de obra barata, porque son reemplazados por sistemas automatizados más baratos y eficientes; ni como productores de determinadas materias primas, desplazadas por la composición de los nuevos materiales; ni mucho menos como consumidores, dados sus niveles de miseria e indigencia. No es simplemente una masa de población pobre, se trata de excluidos, de pobreza sin salida, de seres humanos que sobran en este mundo. En la dinámica de la globalización neoliberal, esta masa de hombres y mujeres excedentes está en peores condiciones que los esclavos, los siervos de la gleba o los proletarios de Marx; porque para poder obtener lucro de estas tres grandes categorías históricas de explotados, se necesitaba que estuvieran mínimamente vivos, mínimamente alimentados y mínimamente sanos. Por el contrario, cuando se trata de población sobrante, lo mejor para los grupos dominantes es que desaparezcan, que se mueran; exterminarlos, como hicieran con los pueblos nativos en Estados Unidos, Australia, Nueva Zelanda o la Argentina, para enviar a esos territorios su propia población sobrante europea en la etapa madura de la Revolución Industrial, hacia mediados y fines del siglo XIX. Nuevamente se pretende que una parte minoritaria de la humanidad es verdaderamente humana y el resto son menos que humanos; para colmo, cada vez más peligrosos. Así, hemos llegado a la situación explosiva de la cual dan cuenta, entre muchos otros, los datos del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, donde se demuestra que el 20% más rico de la población mundial concentra más del 85% de las ingresos y la riqueza; mientras la dinámica de la globalización neoliberal determina que el flujo de recursos continúe drenando desde los pobres hacia los ricos y desde el Sur hacia el Norte. El problema adicional es que entre los pobres se produce el 97% de los nacimientos en el mundo y, de continuar estas mismas tendencias, en no más de 10 a 15 años tendremos a un 10% de la población concentrando el 90% de la riqueza terrenal, en tanto un 75% o más de los habitantes quedarían como población excedente, excluida, sobrante, sin posibilidades de futuro y, por consiguiente, barbarizada, obligada a conductas de desesperación que se manifiestan de diferentes maneras”. 
"Barbarie o Solidaridad: las alternativas ante el siglo XXI"
Alcira Argumedo, Mayo 1999
 
El análisis impresiona por la gravedad extrema que conlleva el significado de su contenido, pero nosotros también somos condicionantes!!
Es el esclarecimiento de esta cuestión lo que nos permite plantearnos una salida. Por lo que no hay que abatirse en la inmensidad y complejidad de la misma.
En su lógica de supervivencia brutal e inhumana el sistema también va elaborando sus propias contradicciones y antagonismos, y si bien es cierto que ya las condiciones materiales y sociales, no son las mismas que en su etapa de producción industrial, también es verdad que en nuestra lógica revolucionaria, esas contradicciones y antagonismos, son instrumentos de confrontación, a pesar de la des configuración que el mismo ha originado en todas sus relaciones de dominio.
En el edificio del "nuevo modo de producción" que la globalización neoliberal erige, todo ha cambiado. Las relaciones sociales específicamente, han sido desmanteladas por "las ventajas" de la tecnología y la ciencia, que con su sostén  vital, ha construido condiciones nuevas de autosuficiencia y automatización productiva. De tal modo que ya la fuerza de trabajo si no es calificada o capacitada intelectualmente,  no le sirve como tal.
Por ello el nombre de nuestra tarea transformadora es: recalificación. Hay que recalificar la fuerza de trabajo para hacerla útil a los nuevos modelos productivos que debemos rehacer socialmente.
He aquí el verdadero desafío que estos  tiempos nos traen: No solo hay que pensar la realidad como se nos presenta, sino que hay que  pensarla críticamente,  en sus términos. Debemos escrutarla  e interpretarla desde dentro, desde su visión y composición hegemónica.
La realidad debe hacerse en nuestra conciencia de tal modo, que nuestro pensamiento se traduzca en lucha. No hay otra salida, solo la lucha, y esta debe ser revolucionaria, solo ella hará posible la síntesis superadora del problema.

Esa enorme “masa de población excedente absoluta”, de la que habla Argumedo, no le sirve a ellos, está excluida y es reemplazable para ellos…Para nosotros, es radicalmente lo contrario, porque en principio somos esa gran masa de gente, y  también,  y  especialmente,  porque esa masa es nuestra razón de ser revolucionaria. Y esta es nuestra gran esperanza, contra viento y marea… Y a la luz que nos da la esperanza podemos levantar nuestra Utopía. No se trata de una esperanza romántica, idealizada, es la esperanza que nace  de nuestras convicciones, no es cualquier cosa. Esperanza que nos impulsa, que nos hace afrontar todas las adversidades, sin permitir que ellas nos destruyan, y que proporcionalmente nos moldea para hacernos más fuertes y más humanamente eficaces.
Porque todo está por hacerse,  y es mucho lo que se necesita,  y muchísimo más lo que podemos aportar para ello.

Sin lugar a dudas la esperanza…Esa misma que en  Parque de los Patricios, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, se fue concretando en un barrio que los compañeros del M.T.L. (Movimiento de Territoriedad y Liberación) levantaron literalmente con sus manos, hombres y mujeres ladrillo a ladrillo lo fueron edificando y en el termino de unos años, lo concluyeron. Hoy se lo puede apreciar en toda su grandeza, como el loable ejemplo de cooperativismo revolucionario que significa: obreros viviendo en departamentos  construidos por ellos mismos.

LA PLACITA



 También hay emprendimientos  más pequeños, por ahora, pero que sin embargo son un contundente y poderoso mensaje contestario.  Sin ir más lejos,  conozco un grupo de jóvenes del partido de Quilmes Oeste, que a partir de la amistad y la vecindad entre ellos, un día se propusieron organizarse como movimiento político, para desarrollar una tarea conjunta de carácter barrial. Y lo hicieron. Comenzaron con una placita, pequeña pero muy importante para todos. Se lo propusieron y con ahínco y mucho esfuerzo la remodelaron,  la pintaron, plantaron árboles, y hasta lograron  iluminarla.
Me planteo: Cuánto les costó dejar de lado el egoísmo, la desazón;  aquel pensamiento vergonzoso y apocado de: “otros lo harán”, la actitud vociferada del  “no te metás”…? 
Aun y a pesar de esto empezaron!! Porque no es cierto que no sea factible trocar y dar vuelta la taba, no es verdad que la solidaridad solo es para recibirla de otros, que no podamos hacerlo nosotros mismos, esto es una falsa y engañosa  idea que se  nos ha inculcado culturalmente durante décadas.
Por eso cuando un grupo de hombres y mujeres, se reúnen para transformar su entorno, el mensaje es potente, porque comienzan a desarrollar prácticas contraculturales que se originan desde abajo y  sacuden la modorra estratificada,  y fundamentalmente amenazan lo establecido por los poderosos que no quieren, ni les conviene que nunca cambie nada.

Por lo mismo la placita es un germen, una simiente o una porción de levadura para aquellos que quieren amasar revoluciones…


Placita de Quilmes Oeste
Movimiento Monobolkense

Finalmente, en un lúdico pedacito  de ese barrio obrero, en este momento,  tal vez, un chico  libera sus ilusiones más preciadas,  jugando en una hamaca de ese rinconcito que ya es mágico y  que se hizo así, únicamente con tu laburo y tu empecinamiento por hacer algo mejor. Solo ese niño justificaría seguir…


Raúl Olivares.
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