"La verdad puede, es cierto,
tenerse sobre un pie; pero sobre dos marchara y hará su
camino."
Han pasado ya 10 años de aquel espanto que diera origen
a una de las tragedias más grandes de nuestra historia contemporánea; cerca de 3.000. personas muertas y las consecuencias económicas, políticas y sociales posteriores
hicieron de ese macabro hecho, una auténtica bisagra histórica.
Se han planteado múltiples
hipótesis de las más variadas teorías conspirativas y de los razonamientos mas
contundentes de la lógica. Pero lo cierto es que más allá de la verdad, que
alguna vez será revalidada como es imperativo hacerlo, son las acciones
anteriores y posteriores de los hombres las que definen sus actos y echan luz
sobre los mismos. Inmensas transacciones de divisas de un país a otro, de
corporaciones globales a otros centros financieros, anteriores a la luctuosa fecha y la implantación de una mega campaña mundial teleológica de los
medios dirigida a crear una realidad e instalarla como la única verdad, son
algunos de los vectores que marcan el inicio de la "puesta en escena", para
dar comienzo al apoteósico plan imperialista que engendraría la sustentabilidad
de la parafernalia del complejo industrial-militar y su inmediata "aplicación"
en las zonas donde los intereses del capitalismo global lo requiriera. De allí
a Iraq, a Afganistán y a otras regiones vitales del mundo, solo había un paso
y ese paso se dio.
Detrás de toda esta
espeluznante razón de Estado, yace la gente, las personas, cada una de ellas
irrepetible y única... A quien carajo le puede importar eso? Qué pueden ser esas
vidas para la magnifica rentabilidad del fin en cuestión? El Estado "todo lo
puede" y su divinización es la más perversa de las concepciones fabricadas
durante siglos, lo que le permite hacer y deshacer, producir el génesis y su
ocaso, justificar lo injustificable, construir su realidad, reproducirla y luego
destruirla si es necesario. Y así lo hicieron...
Valga este día para la memoria
critica, para el compromiso con la vida, para que en el dolor y la indignación,
sepamos que solo nosotros podemos cambiar esta falacia que nos permita avanzar
sobre la mismísima sombra de la verdad, especialmente para que los sofistas de
esta era concluyan aniquilados por la abrumadora fuerza de la conciencia
colectiva y la lucha por la justicia, en un nuevo orden social. Y ello es
posible...
Raúl Olivares.-
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reservados.-
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