Familiares y amigos de los detenidos luchan por ingresar al penal de "Comayagua".
"Desde el principio, la prisión debía ser un instrumento tan perfeccionado como la escuela, el cuartel o el hospital y actuar con precisión sobre los individuos. El fracaso ha sido inmediato, y registrado casi al mismo tiempo que el proyecto mismo. Desde 1820 se constata que la prisión, lejos de transformar a los criminales en gente honrada, no sirve más que para fabricar nuevos criminales o para hundirlos todavía más en la criminalidad. Entonces, como siempre, en el mecanismo del poder ha existido una utilización estratégica de lo que era un inconveniente. La prisión fabrica delincuentes, pero los delincuentes a fin de cuentas son útiles en el dominio económico y en el dominio político. Los delincuentes sirven".
Michel Foucault
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Los vi
apilando los cuerpos en bolsas negras, uno tras otro sin pausa, en el luctuoso
movimiento de los brazos, que iban y venían en
un vaivén como si de ladrillos se tratase. Y pensé: son los que
ya habían sido ejecutados por el "modelo" de Porfirio Lobos,
mucho antes del martes14 de febrero del incendio. Son aquellos excluidos de toda dignidad,
eliminados del mundo, en tumbas anticipadas por un Estado que no existe y por
hombres que no son hombres: sus funcionarios, que tampoco tienen nada de
funcional, excepto la genuflexa costumbre de rendirse y ser esclavos del mal,
al que rinden culto con sapiencia y efectiva brutalidad, como se ha
dejado ver en toda esta larga y cruenta historia desde el golpe del 28 de junio
2009. Pensé en sus familias, en la pobreza y la miseria a la que fueron inexorablemente arrojados e implacablemente estructurados, a la criminalización de su condición social, a la
sádica y perseverante violación de sus derechos básicos. Cuando vi sus
cuerpos tratados con el mismo rechazo visceral que en vida, supe que de
Honduras ese día, no quedaba nada más que la siniestra mascara de un
"gobierno" que únicamente existe en el horizonte de los que lo necesitan
para seguir asesinando. Y de tal modo me hice a esa idea, que
solo sentí la profunda necesidad de estar allí, con la gente, con las madres, con las esposas, con los hijos, con los hermanos, con aquellos que detrás del alambrado, deshechos más que desesperados, también necesitaban el abrazo o la presencia, solo para estar allí, nada más que estar, pero estar con ellos...
Alguna vez frente al golpe de 2009, escribí sobre Honduras, me acerqué desde donde pude a ese pueblo heroico que resiste y aprendí mucho de esa experiencia. De tanto en tanto recibo noticias de mi querida Honduras, de su dramática situación imperante, de los crímenes diarios, de los "ajustes" sangrientos a periodistas, campesinos, militantes...Todo es parte de lo mismo y fatalmente, más de lo mismo.De tal manera que no queda espacio que no sea el de lucha, perseverante, continua y esperanzada, como se está dando en el Frente Nacional de Resistencia Popular, en el "LIBRE" y en tantas otras organizaciones campesinas, estudiantiles y de base que han cerrado filas frente a la historia. Historia de hondureños, que como esta vez, desgraciadamente, han sido aniquilados sin piedad por un sistema que al hacinar, sobre poblar, abandonar jurídicamente, ya había iniciado ese voraz incendio que un día -en esas circunstancias- irremediablemente iba a llegar. La desidia mata como mata la corrupción(es imposible no acordarme de "Cromañon" en mi país), aquella negligencia homicida no es producto de uno o dos psicópatas, es la consecuencia mas patente de una superestructura política-jurídica-ideológica y cultural que somete y castiga.
"Comayagua" me sobrecoge y conmueve, miro los ojos de las mujeres que me miran a través de las imágenes y me azuzan, a desde mi pequeño lugar, hacer algo más que observar la desolación. Y entonces, me dispongo a mi humilde batalla por Honduras, para que de una buena vez por todas ese escarnio institucionalizado, esa organizada y espantosa falacia denominada régimen, quede solo en la memoria de América, como una innegable pesadilla, que asoló un pueblo que empecinadamente quería vivir en democracia.
Alguna vez frente al golpe de 2009, escribí sobre Honduras, me acerqué desde donde pude a ese pueblo heroico que resiste y aprendí mucho de esa experiencia. De tanto en tanto recibo noticias de mi querida Honduras, de su dramática situación imperante, de los crímenes diarios, de los "ajustes" sangrientos a periodistas, campesinos, militantes...Todo es parte de lo mismo y fatalmente, más de lo mismo.De tal manera que no queda espacio que no sea el de lucha, perseverante, continua y esperanzada, como se está dando en el Frente Nacional de Resistencia Popular, en el "LIBRE" y en tantas otras organizaciones campesinas, estudiantiles y de base que han cerrado filas frente a la historia. Historia de hondureños, que como esta vez, desgraciadamente, han sido aniquilados sin piedad por un sistema que al hacinar, sobre poblar, abandonar jurídicamente, ya había iniciado ese voraz incendio que un día -en esas circunstancias- irremediablemente iba a llegar. La desidia mata como mata la corrupción(es imposible no acordarme de "Cromañon" en mi país), aquella negligencia homicida no es producto de uno o dos psicópatas, es la consecuencia mas patente de una superestructura política-jurídica-ideológica y cultural que somete y castiga.
"Comayagua" me sobrecoge y conmueve, miro los ojos de las mujeres que me miran a través de las imágenes y me azuzan, a desde mi pequeño lugar, hacer algo más que observar la desolación. Y entonces, me dispongo a mi humilde batalla por Honduras, para que de una buena vez por todas ese escarnio institucionalizado, esa organizada y espantosa falacia denominada régimen, quede solo en la memoria de América, como una innegable pesadilla, que asoló un pueblo que empecinadamente quería vivir en democracia.
Desde aquí, modestamente, hago un llamado a todos los organismos de DDHH, a las ONG, a quien sea
que esté angustiado por otro ser humano que sufre, para que se impulse
una investigación seria de esta criminal tragedia, para el enjuiciamiento y consecuente castigo de sus responsables en todos los niveles estatales, desde la presidencia hacia otras áreas gubernamentales o municipales, que impida la ya naturalizada impunidad de
la que se jactan los mencionados genocidas de siempre.-
Raúl Olivares.-
Todos los derechos reservados.-
Jueves 16 de febrero de 2012
Hay hacinamiento en los 24 presidios de Honduras
12:51 am - Lisseth García: doris.garcia@laprensa.hn
Un informe del Conadeh revela la realidad de los establecimientos penitenciarios en el país
El hacinamiento y el mal estado de la infraestructura de los 24 centros penales de Honduras son deplorables, casi inhumanos.
Hace dos años, el Gobierno decretó estado de emergencia en nueve de estas cárceles, pero no abarcó Comayagua, donde ocurrió la tragedia penitenciaria más grande del mundo en la última década.
La razón de que no fuera incluido ese presidio en la emergencia, según las autoridades del Ministerio de Seguridad, es que era uno de los mejores del sistema penal hondureño; además contaba con proyectos de rehabilitación de los internos, que obtienen sus propios alimentos. Esa emergencia fue declarada en los presidios de San Pedro Sula, Santa Bárbara, Puerto Cortés, La Esperanza, El Progreso, Trujillo, Yoro, La Ceiba y Puerto Lempira debido a una serie de requerimientos nacionales e internacionales de hábeas corpus contra el Estado de Honduras. Según un informe del Comisionado Nacional de Derechos Humanos titulado “Panorama nacional de los centros penales a 2010”, la población carcelaria es de 11,757, distribuidos en 24 centros. Los reclusos no están clasificados por delito, sino solamente por sexo y nacionalidad o por el estado del proceso -condenado o procesado-.
El informe revela que hay unos 4,116 hombres y 152 mujeres condenados; han sido procesados 6,633 hombres y 224 mujeres; hombres extranjeros condenados, 47; mujeres extranjeras condenadas, 7; hombres extranjeros procesados, 64; mujeres extranjeras procesadas, 4; hombres con arresto domiciliario, 266, y mujeres con arresto domiciliario, 160. Lo grave del caso es que, según el documento del Conadeh, la capacidad de los 24 centros penales es de 8,280 personas, cifra superada en los últimos años, pues, en 2004, la población era de 10,931, con una sobrepoblación de 2,651. Actualmente, con la misma capacidad en los centros penitenciarios, hay una población de 11,757, lo que ocasiona una sobrepoblación de más de 3,393 reclusos.
De esos 24 centros penales, solo cuentan con servicios médicos y odontológicos la Penitenciaría Nacional Marco Aurelio Soto, la de San Pedro Sula y el Cefas, con un presupuesto anual raquítico para comprar medicamentos, a escala nacional, de L 150,000, equivalentes a $7,883.00.
En los demás centros penales, los privados de libertad que se enferman son atendidos en los hospitales públicos o centros de salud más cercanos. El Conadeh explica que, en cuanto a alimentación, los centros tienen presupuestados once lempiras al día, unos 0.58 centavos de dólar diarios por recluso, insuficientes para proporcionarles una dieta balanceada. Deja claro el documento que no existe servicio de psiquiatría dentro de los centros penales, aunque la Ley de Rehabilitación del Delincuente establece en su artículo 29 que toda persona en una penitenciaría o cárcel desde el momento de su ingreso deberá ser examinada por un médico para conocer su estado físico y mental y se deberán adoptar, en su caso, las medidas pertinentes. “Cuando, según el resultado de los exámenes médicos, un recluso revele alguna anomalía física o mental que haga necesaria la aplicación de una medida de internamiento en institución especializada deberá ser remitido a ella, previo el procedimiento y resolución de la autoridad competente que corresponda”.
Además de los 24 centros penales del país, solo los de San Pedro Sula, La Ceiba y Cefas tienen lugares acondicionados para la visita conyugal. En los demás presidios, para gozar de este derecho, los privados de libertad se organizan turnándose en sus habitaciones colectivas. En cuanto al régimen de visitas, este derecho es plenamente gozado por todos los reclusos en todos los centros del país, dice el informe.
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