miércoles, 12 de diciembre de 2012

MARITA VERON: LA ABOSOLUCIÓN, LA INDIGNACIÓN Y LA VERGUENZA







"No cuentes lo que hay detrás de aquel espejo,
no tendrás poder
ni abogados, ni testigos."

Canción de Alicia, Charly Garcia.-




"Voy a dar mi vida para que ésto no quede así"

Susana Trimarco.



No siento nada más que indignación, no puedo, ni deseo concebir la impunidad, el reinado de ella como un déspota que alardea de sus privilegios y de su poder irrestricto. Sé que se han escrito páginas y páginas sobre este caso, sobre esta degradante sentencia que rehace el delito sobre Marita Verón sin solución de continuidad. No me interesa toda la tinta que haya corrido, no es suficiente para objetar mi conciencia, para silenciar mis pesares, para acallar mi sangre que no deja de gritarme que escriba, que haga algo, que imponga un canto presuroso que haga mil pedazos la vidriera del sistema que sostiene la trata. 

Se necesitan años, siglos históricos de coraje acumulados uno sobre otro, para al final, descender como el mismísimo Espíritu Santo, en el alma de una mujer decidida y darle batalla abierta al crimen sin reparos ni medidas. Ella alcanza esta vara extrema, la contiene y prefigura el molde que no se volverá a hacer del mismo modo sino en otra madre desesperada... No hay otra manera de nombrar al amor que como ella lo ha creado y recreado en cada instante de locura, de angustia infinita, de miedo, de entereza y resistencia. Su amor es subversivo porque arrolla todo, porque su celo por su hija la consume, porque las lagrimas y el llanto se transformaron en implacable desvelo, en luz que se abre paso en la insondable negrura de proxenetas, policías, funcionarios, gobernantes, poderosos al fin, todos uno solo, en la sordidez de la misma corrupción que secuestra, explota, tortura, aniquila identidades, abusaenextremo y sigue abusando, mata, una y millones de veces, se sienta sobre sus víctimas ya sin vida y se jacta de su "cualidad" para reiterar todo este rito perverso cuanta veces se le antoje. Y si algún día,  por la perseverancia de la madre que golpea con la maza de su justicia, debe enfrentar los parciales tribunales, no repara en gastos para extender el largo brazo de su impunidad y lograr la absolución de los suyos, jueces de sus mismas carnes, de sus mismas camas, de sus mismas orgías de obscena exculpación.

No me sorprende la injusticia organizada, me duele, me calienta, me rebela... Entonces, cuando su imagen de madre aparece y nos dice que la lucha sigue, sin treguas, sin descanso, hasta que paguen todos los culpables y la trata se acabe, entonces, miro el espejo como Alicia, lo que hay más allá de él y en mi furia desobedezco al párrafo de la canción que antecede esta nota. Lo que hay detrás del espejo, contra eso quiero ir, como ella, como Susana y como las otras Madres lo hicieron y lo hacen todos los días. 


Raúl Olivares.
Todos los derechos reservados.






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