"No cuentes lo que hay detrás de aquel espejo,
no tendrás poder
ni abogados, ni testigos."
Canción de Alicia, Charly Garcia.-
"Voy a dar mi vida para que ésto no quede así"
Susana Trimarco.
"Voy a dar mi vida para que ésto no quede así"
Susana Trimarco.
No
siento nada más que indignación, no puedo, ni deseo concebir la impunidad,
el reinado de ella como un déspota que alardea de sus privilegios y
de su poder irrestricto. Sé que se han escrito páginas y páginas
sobre este caso, sobre esta degradante sentencia que rehace el delito sobre Marita Verón sin solución de continuidad. No me interesa toda la tinta que haya
corrido, no es suficiente para objetar mi conciencia, para silenciar mis
pesares, para acallar mi sangre que no deja de gritarme que escriba, que haga
algo, que imponga un canto presuroso que haga mil pedazos la vidriera del sistema que sostiene
la trata.
Se necesitan años, siglos históricos de
coraje acumulados uno sobre otro, para al final, descender como el mismísimo Espíritu
Santo, en el alma de una mujer decidida y darle batalla abierta al crimen sin
reparos ni medidas. Ella alcanza esta vara extrema, la contiene y prefigura el
molde que no se volverá a hacer del mismo modo sino en otra madre
desesperada... No hay otra manera de nombrar al amor que como ella lo ha creado
y recreado en cada instante de locura, de angustia infinita, de miedo, de
entereza y resistencia. Su amor es subversivo porque arrolla todo, porque su
celo por su hija la consume, porque las lagrimas y el llanto se transformaron
en implacable desvelo, en luz que se abre paso en la insondable negrura de
proxenetas, policías, funcionarios, gobernantes, poderosos al fin, todos uno
solo, en la sordidez de la misma corrupción que secuestra, explota, tortura,
aniquila identidades, abusaenextremo y sigue abusando, mata, una y millones de
veces, se sienta sobre sus víctimas ya sin vida y se jacta de su
"cualidad" para reiterar todo este rito perverso cuanta veces se le
antoje. Y si algún día, por la perseverancia de la madre que golpea con la maza
de su justicia, debe enfrentar los parciales tribunales, no repara en gastos para extender el
largo brazo de su impunidad y lograr la absolución de los suyos, jueces de sus
mismas carnes, de sus mismas camas, de sus mismas orgías de obscena exculpación.
No me sorprende la
injusticia organizada, me duele, me calienta, me rebela... Entonces, cuando su
imagen de madre aparece y nos dice que la lucha sigue, sin treguas, sin
descanso, hasta que paguen todos los culpables y la trata se acabe, entonces,
miro el espejo como Alicia, lo que hay más allá de él y en mi furia desobedezco al párrafo de la canción que antecede esta nota. Lo que hay detrás del espejo, contra eso quiero ir, como ella, como Susana y como las otras Madres lo hicieron y lo hacen todos los días.
Raúl Olivares.
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