Varios palestinos lloran durante el funeral de una niña de cuatro años fallecida durante los ataques. AFP |
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«Tú vienes a pelear conmigo armado de jabalina, lanza y espada; yo, en cambio, te ataco en nombre de Yavé, el Dios de los Ejércitos de Israel, a quien tú has desafiado».
1 Samuel 17, 45.-
La
impactante imagen de hace ya unos pocos días, se multiplica desgraciadamente,
frente a la enorme cantidad de personas muertas a la fecha. *
Ayer y
hoy he leído y he visto que la desolación no solo se
circunscribe a viviendas o a barrios, sino que del mismo modo, y en
consecuencia, agravando exponencialmente a los más débiles dentro de
la población civil (mujeres, niños y ancianos), también se
los continua atacando, aún allí donde la vida pide un permiso
extraordinario, consensuado en toda catástrofe
o confrontación bélica por razones humanitarias: los hospitales...
Como en una saga deshonrosa e irracional las huestes del invasor se han
pasado por encima todo código del que se nos ocurra pensar, y han
"caído" con sus misilisticas intenciones ha
"avisar" que no van a dejar a nadie vivo, si de ellos dependiera
tal hecho. Por eso, su mortuorio espiral ascendente se proyecta
sin solución de continuidad en las unidades sanitarias,
escuelas, centros de refugiados y en cualquier otro escenario en donde "el
peligroso objetivo" se hallase "predispuesto" a la
"justificada expiación", por su sola "condición" de
ser palestino, y de serlo en su propia tierra.
La muerte ha llegado para reinar sobre el invadido territorio de Gaza; y los
palestinos, como todo aquél que se haya en él, han sufrido nuevamente, el
infinito calvario de un pueblo que camina sobre su sangre derramada, en medio
de su larga, y también, heroica resistencia.
Algo o
alguien debe parar esta masacre infernal lo más pronto posible. Cada uno y
entre todos debemos asumir esta carga, esta deuda que tenemos como seres
humanos frente a otros que ya no tienen más que dar, a excepción
de su último adiós, su llanto estremecido y
sus gritos desconsolados ante los cuerpos yertos de sus propios hijos.
Lo que
podamos hacer por la paz siempre será poco, siempre será extraordinario,
siempre será una mano extendida al que siente que las bombas le caen como una
maldición, es decir como lo que son.
No sé
cómo expresarlo, no sé cómo transmitirlo acabadamente, pero lo que no hagamos hoy, por sencillo o
pequeño que sea por ellos, nos interpelará siempre, cada vez que nos hallemos
con la idea, el sentimiento de ser parte de ésta existencia, de ser hombres,
de mirar al otro como nuestro semejante; en cada ocasión,
y no en una en especial, sino en todas aquellas en que fijemos nuestros ojos
en los de nuestros hijos...
Gaza
masacrada es un dolor que no para. Una continuidad de dolores y un verdadero
baño de sangre que no podemos ni debemos soportar.
Condicionemos rigurosamente este crimen feroz. Este implacable genocidio cíclico puede ser detenido si nos decidimos a no permitirlo. Desde nuestra pequeñez, desde nuestro poder en potencia de ser un solo grito contra toda injusticia, podemos. Aunque el Estado de Israel persista incesante e inhumanamente porque su matriz económica, su
paradigma ideológico-político, intrínsecamente perverso
y su complejo industrial-militar-del cual depende para su
existencia como tal-lo hagan un autentico Leviatán de exterminio que le obliga a mantener
una "lógica" de ofensiva continua e irracional que
avanza envilecida como siempre lo hizo y como ahora lo sigue haciendo. Aunque
esta demencial cruzada de predominio y conquista se erija a fuerza de espantos y de bombas,
podemos ser un imponente escudo de solidaridad activa para frenarla. Seremos, tal vez,
como piedras, como las piedras arrojadas cuando solo el amor y la furia nos
asisten, o cuando únicamente y excluyentemente, solo haya piedras...
Sin
embargo, ¿Pueden las piedras contra los misiles? Tan así de
asimétrica es esta lucha, como tan así es la razón del pueblo palestino. Su
tierra, su vida, sus hijos, su mundo, su Legado, su Justicia, su Cultura, su
inalienable Derecho a vivir y a vivir dignamente. ¿Pueden las piedras contra los misiles? Pueden cuando la lucha no se abandona...
No
miremos a otro lado mientras en Gaza la masacre se hace cotidiana, no la
naturalicemos, no permitamos esta incalificable sangría!! Podemos hacer algo,
podemos mirar y movilizarnos para hacernos prójimos de los que padecen este horror,
de aquellos que son víctimas del Estado terrorista de Israel (como de cualquier otro) que les niegue la vida, la justicia, la patria, la libertad...
Ese Leviatán del que hablamos, será muy grande y poderoso, pero sé de una historia
bíblica que dice que una vez,
allá, muy, muy lejos en el tiempo, uno de aquellos "gigantes e invencibles", lo mismo y a pesar de ello, cayó como una torpe montaña de odio, y con él, análogamente su brutal cabeza. Parece, asimismo, que al fin una piedra pudo...
Contrariamente al contexto de ese relato, quizá como una
advertencia, ahora, la honda está del otro
lado, en sus antípodas; el gigante es otro y también se sabe y se muestra
amenazante. Pero del mismo modo, en esta trama de la misma épica, siempre asoma
la cabeza de un valiente, de un patriota que se hace millones, siempre sale un pueblo desesperadamente heroico, dispuesto a defender su Tierra natal y a enfrentar en cuerpo y alma al intolerable invasor. Ahí comprendemos la enseñanza. Sabemos entonces, que nada es más real que nuestros propios sueños. Aprehendemos finalmente, que éste (Gaza) no es un mero cuento más, el Davídico tampoco
lo era, solo una singular paradoja del destino más bien, si podemos conjeturarla de tal modo, especialmente, mirando en retrospectiva aquella hazaña pastoril allende los orígenes, ahora, proyectada patéticamente, en éste, nuestro presente.
Ahí está en la estrecha franja de Gaza, la masacrada, devastada, desolada Gaza, y ya no puede otra cosa que no sea exclamar. Ella, está clamando...
Ahí está
la realidad tremenda destruyendo una vez más al mito para que el mito se anime
a destruirla a ella cuando ella se opone a la memoria, la verdad y la vida
misma.
Somos
quienes hacemos ese mito. También
nosotros barajamos...
Raúl
Olivares
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*A la fecha de publicación de esta nota, se informa de más de 1000 muertos en el conflicto:
"En 19 nueve días de bombardeos y ataques la cifra de muertos ha ascendido a 1.030 personas y la de heridos ha superado los 6.000" hasta ahora, indicó la fuente en un comunicado.
Por el lado israelí, 37 soldados murieron en los combates en Gaza y sus alrededores por el ataque de cohetes palestinos. Además, 138 soldados fueron hospitalizados, de los que 9 están en estado grave y otros tres son civiles. En cuanto a los fallecidos del lado israelí desde que se iniciara la operación 'Margen Protector' hay un trabjador agrócila tailandés, según fuentes del Ejército.
Sin embrago, la cifra de palestinos muertos podrá modificarse al alza en estas siguientes horas ya que se están llevando labores de desescombro en zonas gravemente afectadas por los ataques israelíes como Beit Hanoun, Chajaya y Khan Younès.
Fuente: http://www.elmundo.es/internacional/2014/07/26/53d3bf3ee2704e46248b4573.html
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