La presente nota, fue realizada al cumplir 2 años el golpe militar en Honduras. Hoy, habiendo pasado ya 5 años, lamentablemente, el proceso iniciado ese fatídico 28 de junio de 2009, no solo no se detiene, sino que por el contrario, se profundiza.
La resistencia del Pueblo hondureño continua.
aportes en la crisis.-
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"Las violaciones de derechos humanos en Honduras se acercan a los 800 casos registrados durante el mandato de Lobo y a los 10 mil desde el golpe de Estado."
karla espinoza, periodista del Pregón.org.
La resistencia del Pueblo hondureño continua.
"...repudiamos la represión desatada contra el pueblo hondureño por lo que exigimos, la libertad de todos los presos políticos, el cese del acoso a los medios de comunicación contrarios al gobierno hondureño, el fin de los apremios ilegales, así como el cese de la represión contra el movimiento popular hondureño."
Diputado del Partido Frente Amplio Jose Máría Villalta.(Costa Rica)
"La guerra la tenemos que hacer del modo que podamos. Si no tenemos dinero, carne y un pedazo de tabaco no nos han de faltar. Cuando se acaben los vestuarios nos vestiremos con las bayetitas que trabajan nuestras mujeres, y sino andaremos en pelotas como nuestros paisanos los indios. Seamos libres, y lo demás no importa nada..."
José de San Martín.-
"El golpe no fue un evento aislado, sino que obedecía a una estrategia conspirativa de la derecha norteamericana para todo el continente. Se habían instalado siete bases militares en Colombia, se preparaba el golpe contra (Rafael) Correa en Ecuador, la política de Washington hacia Venezuela se derechizó más. En este contexto, estas fuerzas reaccionarias se confabularon con malos dirigentes de nuestro país y dieron un golpe de Estado. El objetivo era claro y hasta lo expresaron claramente. “Venimos a sacar a Chávez de Honduras”, dijeron. Querían frenar los avances que estábamos teniendo y contrarrestar nuestra apertura hacia un modelo que no excluía a la mayoría de la población."
Ex presidente Manuel Zelaya, de la entrevista a Giorgio Trucchi / Rebelión.Org
Zelaya una vez en el poder, había acometido contra los intereses de los principales grupos económicos, entre ellos las grandes empresas petroleras, cuando decidió proponer el ingreso de Honduras al ALBA (Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América), el golpe ya era un hecho.
La imperiosa necesidad de socavar en forma violenta el bloque hegemónico democrático, que progresivamente-con sus altos y bajos-se consolida en toda América Latina, fue el principal motivo para liquidar a la democracia “de Zelaya”, en honduras, el 28 de junio de 2009, hace ya 5 largos años.
Con este golpe, el imperialismo se plantó en el territorio estratégicamente, y a la vez, restableció a los sectores de poder colonial ultraconservadores: la oligarquía vernácula y a los grupos neo-liberalales insertados en las corporaciones trasnacionales.
El imperio como en un verdadero campo de pruebas, sentó el precedente para maniobrar a sus anchas con los sectores más retrógrados de ese país, colocar una mascarada en el gobierno, y entre unos y otros aplastar la resistencia popular. Con sus aliados incondicionales, también, funcionales a sus intereses: la ultraderecha reaccionaria de otros países (principalmente de Centroamérica), junto a la intervención de Colombia; y de modo similar al plan homónimo de ese país proyectado por la CIA, acometieron una estrategia similar con un programa colonialista a largo plazo: "Democracia" de facto, con gobiernos títeres y un plan electoralista que recicle el poder sin solución de continuidad. Nada original, pero otra vez, persistiendo en más de lo mismo y de lo peor. Obviamente, con la militarización progresiva de la región, que ya cuenta con bases militares norteamericanas (a la fecha, ya hay tres, y una posicionada sobre las principales reservas de petróleo hondureño).
Todos estos grupos, con la embajada de EEUU, ya se encuentran coordinados políticamente para "irradiar" su prototipo de “convivencia tropical”, en donde los agentes de la CIA, los del Estado de Israel, los asesores de otras agencias, y en general todo mercenario bien dispuesto, proceda a la formación de ejércitos paramilitares y fuerzas de seguridad, que a través del control y la represión sistemática, aseguren, que así como Honduras, puede ser cualquier otro... Y como “el miedo no es tonto”, muchos miraron y no dijeron nada, o dijeron mucho sin decir nada, que en buen romance diplomático, significa lo mismo. Se ampararon en el remanido subterfugio de “la no intervención en los asuntos internos de otras naciones”, cuando en esta ocasión extraordinaria, debería haber sido al revés.
Varios Estados latinoamericanos, ante semejante hecho, se golpearon el pecho "sorprendidos" con el golpe, pero al mismo tiempo, no se sintieron tocados por el mismo y en vez de desconocer activamente al "nuevo gobierno", repudiándolo como un ataque al todo de las partes, optaron “distraídamente”, por cuidar sus partes como si fueran un todo. Muchas declamaciones, expulsiones de los foros internacionales, pero los golpistas siguieron inalterables en sus mandos…
Entonces, Honduras se sumergió en el aislamiento y la soledad de los que la golpearon por dentro, y de los que no supieron o no quisieron bancarla desde afuera.
Así como Colombia se transformó en el Gendarme del imperialismo en América del Sur, así también se piensa hacer de Honduras en Centroamérica.
Con este golpe, el imperialismo se plantó en el territorio estratégicamente, y a la vez, restableció a los sectores de poder colonial ultraconservadores: la oligarquía vernácula y a los grupos neo-liberalales insertados en las corporaciones trasnacionales.
El imperio como en un verdadero campo de pruebas, sentó el precedente para maniobrar a sus anchas con los sectores más retrógrados de ese país, colocar una mascarada en el gobierno, y entre unos y otros aplastar la resistencia popular. Con sus aliados incondicionales, también, funcionales a sus intereses: la ultraderecha reaccionaria de otros países (principalmente de Centroamérica), junto a la intervención de Colombia; y de modo similar al plan homónimo de ese país proyectado por la CIA, acometieron una estrategia similar con un programa colonialista a largo plazo: "Democracia" de facto, con gobiernos títeres y un plan electoralista que recicle el poder sin solución de continuidad. Nada original, pero otra vez, persistiendo en más de lo mismo y de lo peor. Obviamente, con la militarización progresiva de la región, que ya cuenta con bases militares norteamericanas (a la fecha, ya hay tres, y una posicionada sobre las principales reservas de petróleo hondureño).
Todos estos grupos, con la embajada de EEUU, ya se encuentran coordinados políticamente para "irradiar" su prototipo de “convivencia tropical”, en donde los agentes de la CIA, los del Estado de Israel, los asesores de otras agencias, y en general todo mercenario bien dispuesto, proceda a la formación de ejércitos paramilitares y fuerzas de seguridad, que a través del control y la represión sistemática, aseguren, que así como Honduras, puede ser cualquier otro... Y como “el miedo no es tonto”, muchos miraron y no dijeron nada, o dijeron mucho sin decir nada, que en buen romance diplomático, significa lo mismo. Se ampararon en el remanido subterfugio de “la no intervención en los asuntos internos de otras naciones”, cuando en esta ocasión extraordinaria, debería haber sido al revés.
Varios Estados latinoamericanos, ante semejante hecho, se golpearon el pecho "sorprendidos" con el golpe, pero al mismo tiempo, no se sintieron tocados por el mismo y en vez de desconocer activamente al "nuevo gobierno", repudiándolo como un ataque al todo de las partes, optaron “distraídamente”, por cuidar sus partes como si fueran un todo. Muchas declamaciones, expulsiones de los foros internacionales, pero los golpistas siguieron inalterables en sus mandos…
Entonces, Honduras se sumergió en el aislamiento y la soledad de los que la golpearon por dentro, y de los que no supieron o no quisieron bancarla desde afuera.
Así como Colombia se transformó en el Gendarme del imperialismo en América del Sur, así también se piensa hacer de Honduras en Centroamérica.
A excepción de algunos estados de los denominados "progresistas", que constituyen una columna democrática más solida, la verdad es, que el golpe avanzó porque no tuvo mayores obstáculos en lo internacional y también porque una vez que Roberto Micheletti, se hizo del poder por la estricta “razón” de la fuerza, que lo ubicó en la presidencia, todo empezó a “aceitarse” para profundizar la escalada golpista hasta estabilizarla política y militarmente. Con la enorme y poderosa penetración cultural (por decir lo menos), de la cadena norteamericana CNN y de otros multimedios de la globalización imperante, ese “aceitado” fue el prototipo de imposición y legitimación teleológica para guerras, invasiones(me suena “Tormenta del desierto”) y toda otra acción imperialista destinada a proteger los sagrados valores del neo-liberalismo, aunque por ahora, como en el presente caso testigo de Honduras, tenga que conciliarse con los residuos del conservadurismo nacionalista.
No escapa a esta realidad también, la Jerarquía de la Iglesia Católica, anquilosada, atávica y oligárquica, que conspiró y restableció su poder junto a otros prosélitos religiosos nativos, que por obra y gracia del golpe, ejercen nuevamente el patriarcado cultural, fundamentalista y social.
Como en el “Macondo de Cien años”, el letargo y el autoritarismo arcaico fue restaurado. La Colonia impasible, silenciosa, de sumisa vida, obligada; despunta a fuerza de arbitrariedad, con la "bendita" paz de los cementerios. Así, en este escenario, proliferaron todos los antiguos males que llevaron a la sociedad hondureña a condiciones de dependencia absoluta: el neocolonialismo económico, la posibilidad cierta de establecer un estado-narco (como alguno de sus vecinos países) y de ésta manera, en semejante contexto, la consecuente conculcación de la gran mayoría (sino todas), de las garantías constitucionales, y junto a ellas, la perdida abrupta, tajante, de los más elementales y primerísimos derechos humanos.
Emergieron en esta dolorosa realidad: la exclusión social ascendente, la supresión de la libertad de prensa, los crímenes a periodistas(desde que se instauró la dictadura ya son 12 los asesinados), el cierre de los emprendimientos cooperativos y comunitarios, la rapiña terrateniente, por la apropiación de tierras de campesinos y colectivos originarios, con legislación de la dictadura, que origina, respalda, y ejecuta el saqueo permanente de esas propiedades, heredadas por el campesinado y los pueblos aborígenes desde tiempos inmemoriales y que la democracia había devuelto con justicia. Solo en lo que va de este año 2011, las fuerzas de la dictadura y los paramilitares, han asesinado a 36 campesinos en el país.
Así también, se ha profundizado el rechazo de los homosexuales: gays, lesbianas y otras comunidades sexuales diferentes; la negación del derecho de la mujer sobre su cuerpo; el creciente déficit educaciónal, en especial en las clases más humildes; la explotación brutal de los más pobres e indefensos; la progresiva extensión del narcotráfico y su inherente consecuencia: el consumo sostenido de drogas; la trata de personas, los crímenes, la represión y la tortura, el exilio y los traslados compulsivos por causas políticas-económicas y sociales; y en gral. las patologías y conductas sociales anómalas, denigrantes, impuestas por las condiciones materiales de supervivencia y pauperización de los estratos marginados por el modelo golpista. Según informes de organizaciones sociales y humanitarias de oposición y resistencia al gobierno de facto, Honduras ha caído en un enorme e intencionado laberinto de calamidades, que la azota día tras día, adentrándola en el desconcierto y en un caos que se produce y reproduce desde todos sus ángulos. Un angustiante cuadro humano, que se ha radicado en el pueblo hondureño, sin que a organismos o entidades de “prestigio mundial” se les mueva un pelo.
En este sentido, leal a los lineamientos esenciales del Imperialismo, la OEA, se ha desempeñado como lo ha hecho siempre, siendo un verdadero apéndice, un representante plenipotenciario de EEUU y sus intereses en la región. En el caso de Zelaya y el golpe fascista de Honduras, fuera de lo convencional y lo que marcan las formalidades institucionales del Derecho Internacional, nada nuevo, para variar…
Sí, y no es de sorprender, porque mantiene coherencia con lo dicho anteriormente, ha surgido ahora la prolongación de este “lapsus interruptus” constitucional, con la observancia y garantía del Estado colombiano, como fiador de semejante proceso, que conduciría a Honduras a un nivel democrático “aceptable”, dentro de la ilegalidad del propósito golpista. Quien conoce de estos cauces a la americana, sabe qué destino le espera a esta Nación de avalar este acuerdo...
Así y con todo, Zelaya ha vuelto, gracias a la heroica lucha del pueblo hondureño, quien ha sufrido las más implacables persecuciones e injusticias, como ya lo dijéramos. De todas maneras, la incertidumbre le sigue pasando factura a este país hermano…
Lamentablemente, el gobierno argentino, aun habiéndose opuesto al golpe en principio, como era obvio, con el tiempo, como gran parte de los estados miembros del ALBA, ha ido declinando su postura frente al imperialismo, “dejando pasar” o “haciendo la vista gorda”, ante el devenir de los acontecimientos, como si estos ya fueran un hecho consumado irreversible. Y no como una realidad dialéctica, que exige la lucha para su superación. Gravísima resignación, que temerariamente asoma, en países que han sufrido con creces las consecuencias de procesos similares.
Finalmente, lo que nos queda es cuestionarnos no solo qué hacer, sino cómo hacerlo… Cómo articular los objetivos de las democracias en América Latina, en un Frente Antiimperialista común a todos? Cómo ir transitando la auténtica solidaridad de los pueblos, reafirmando las identidades nacionales, con la preponderancia del gran proyecto de la Unión Americana? En definitiva, cómo dejar atrás las concepciones obsoletas de la división interesada que solo beneficia al enemigo en común, para asumir el riesgo de ser unidad en la diversidad y organización en la fragmentación.
Este es el desafío crucial que se nos plantea frente a lo que pasó y pasa en el Continente como consecuencia de aquel golpe, que vino a avisar que los antiguos demonios del pasado cercano, pueden resucitar. Porque lo debe quedar claro es que estos “cambios”, estas “interrupciones” no son accidentales, ni fueron hechos a una República lejana, perdida y extraña: Honduras es América, Honduras somos todos, Honduras es la Patria Grande de Bolívar y San Martín. Y por eso, también es bueno que sepan, que no nos vamos a olvidar de ella, ni vamos a cejar en la lucha para que algún día, “ más temprano que tarde y sin reposo”, volvamos a verla plena, democrática y libre, como hace ya dos años la vimos, antes que irrumpieran las sombras, las tinieblas y la soledad.
Este es el desafío crucial que se nos plantea frente a lo que pasó y pasa en el Continente como consecuencia de aquel golpe, que vino a avisar que los antiguos demonios del pasado cercano, pueden resucitar. Porque lo debe quedar claro es que estos “cambios”, estas “interrupciones” no son accidentales, ni fueron hechos a una República lejana, perdida y extraña: Honduras es América, Honduras somos todos, Honduras es la Patria Grande de Bolívar y San Martín. Y por eso, también es bueno que sepan, que no nos vamos a olvidar de ella, ni vamos a cejar en la lucha para que algún día, “ más temprano que tarde y sin reposo”, volvamos a verla plena, democrática y libre, como hace ya dos años la vimos, antes que irrumpieran las sombras, las tinieblas y la soledad.
Raúl Olivares.-
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