De los diez estudiantes, todavía se encuentran desaparecidos Daniel Alberto Racero, Horacio Angel Ungaro, Francisco López Muntaner, María Claudia Falcone, Claudio De Acha y María Clara Ciocchini.
Emilce Moler, Pablo Díaz, Gustavo Calotti y Patricia Miranda lograron sobrevivir.
46 años de la noche de los lápices
En 1976 diez estudiantes del normal 3 de La Plata fueron secuestrados tras participar de una campaña por el boleto estudiantil. El operativo fue realizado por el Batallón 601 encabezado por Ramón Camps. Todos los chicos tenían entre 14 y 17 años. Sólo cuatro sobrevivieron.
No eran adolescentes con "inquietudes sociales", que un día "despertaron", se pusieron de acuerdo para manifestarse y accidententalmente, una noche de setiembre, las Fuerzas Armadas de la dictadura cívico-militar del 76, los secuestraron, torturaron y finalmente los hicieron desaparecer... Muy por el contrario, eran militantes políticos de Colegios de La Plata, que luchaban junto a otros estudiantes de su época en la UES (Unión de Estudiantes Secundarios) sector del peronismo revolucionario, que los nucleaba y entre otros derechos y reclamos por una educación pública y gratuita, solicitaban un boleto estudiantil para viajar, que incluyera un precio diferenciado en virtud de su situación social. Eran jóvenes, estudiantes y estaban militantemente organizados. Lo enfatizo, lo sé, a fuerza de ser reiterativo, pero ese era el problema fundamental, la cuestión de fondo, que aquellos genocidas no podían permitir que siguiera en pie. Su militancia era considerada como sumamente peligrosa, subversiva, debían ser inmediatamente silenciados en el marco del plan sistemático de desaparición de personas, que se planificó en todo el país y se impuso de la manera más brutal mediante el Terrorismo de Estado.
Las detenciones y secuestros empezaron el 16 de setiembre de 1976 y continuaron los días subsiguientes. Permanecieron detenidos-secuestrados en distintos centros clandestinos de la Provincia de Bs. As., sufriendo crueles e inhumanas vejaciones y torturas de todo tipo antes de ser eliminados por la bonaerense y las fuerzas de seguridad que participaron del operativo a cargo del infame de Camps.
Aquella trágica, espantosa noche de noches, no puede ser un simple recuerdo, aquella noche de noches debe ser hoy conciencia fértil para parir militantes dispuestos a luchar. Porque su sangre y su fuego fue mucho más que esa noche de carniceros... Porque ellos en otros rostros, hoy siguen entregándonos lo único, lo más valioso que tenían: su vida, su hermosa y joven vida, para transitarla nosotros también, con su memoria viva, en estos días donde tanto hace falta seguir escribiendo con nuevos lápices de trazo utópico y revolucionario como los suyos...
Que el tiempo, después de 41 años, no sirva a los propósitos de los que solo quieren lavar el pasado y enjuagarlo en emotivas conmemoraciones de calendario. Que estos 41 años sean para movilizarnos en el presente, organizándonos en donde haga falta, con nuestro esfuerzo, nuestra energía, para continuar con su lucha y su proyecto de liberación, aún inconcluso.-
aportes en la crisis.-
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