martes, 28 de septiembre de 2010

SOBRE LA CUESTION DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS DEL N.O.A.


La  llamada conquista había nacido y evolucionado como una gran empresa, que tenía una doble conformación y misión, impulsada y sustentada por la Corona española y la Iglesia. No se trataba tan solo de un  dominio material , sino tambien de la determinación de imponer una cultura sistemica sin dejar rastros de las otras que se encontrasen; lo que implicaba una visión a priori de rechazo fundamentalista de todo aquello que no le fuese propio, y de negación de la historia de las etnias preexistentes.

En primera instancia, los objetivos fueron hallar una ruta comercial alternativa para la comercialización de las especias a las Indias orientales-cuyo camino había sido dominado por el imperio otomano y sus socios italianos-, pero una vez conocido el poderosísimo potencial de metales que America ofrecia, las metas y la ingeniería de la Conquista dieron un giro trascendental. El modelo económico de explotación en América se adecuó a esta necesidad, estaba predeterminado acorde con el saqueo de oro y plata que motivó el fenomenal moviento de recursos de toda índole para este fin; y consistía basicamente en la utilización de la masa de mano de obra esclava como instrumento esencial del mismo. Sin ella no hubiera sido posible el gigantesco desarrollo material de la Europa mercantilista y el mismo proceso sentó las bases del capital originario que hizo sustentable el inicio y crecimiento del capitalismo de finales del siglo XVIII y comienzos del XX.
El indigena, como fuerza de trabajo, era el sostén desde donde se edificaría toda una estructura de expoliación que aseguraría las riqueza de la clase en el poder. El era una maquinaria de trabajo y por lo tanto en referencia a otro, un valor en si, una mercancia- no en el sentido que alcanzaría este termino en el proceso de producción moderno- lo era como aquello que posee un valor determinado, una capacidad de producir y reproducirse a si mismo y ser así el reaseguro de la producción.  De aquí que la encomienda como institución, se transformara en no solo vitalicia, sino también hasta por dos vidas; prolongando el estigma social hasta los hijos y mujeres del matrimonio entre aborigenes, quedando este sujeto a la aprobación del encomendero.


aportes en la crisis.-
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