Homenaje
Murió Eric Hobsbawm
El historiador británico, autor de obras como "Historia del siglo XX. 1914-1991" y "Guerra y paz en el siglo XXI", falleció en el hospital Royal Free de Londres. Hobsbawm había nacido en la ciudad de Alejandría en 1917 y se formó profesionalmente en la Universidad de Cambridge.
Catalogado por el periódico británico The Guardian como un "marxista de toda la vida", Hobsbawm ha sido uno de los historiadores más destacados e influyentes del siglo XX, artífice de una obra que signó a generaciones de historiadores y políticos que heredaron sus tesis sobre las revoluciones francesa e industrial y su impulso al triunfo del capitalismo liberal.
Además de "Historia del siglo XX.1914-1991", se destacan sus trabajos sobre otros aspectos, como la "fabricación" de tradiciones por parte de las elites, o incluso en otras disciplinas ajenas la historia, como el jazz
“Si queremos recuperar el dinamismo y la iniciativa histórica nosotros, como marxistas, debemos hacer lo que Marx ciertamente habría hecho: reconocer la nueva situación en la que nos encontramos, analizarla de manera realista y concreta, examinar las razones, históricas y de otro tipo, de las fallas y de los triunfos del movimiento obrero, y formular no solo lo que quisiéramos sino lo que puede ser realizado”
Eric Hobsbawm, conferencia publicada en la revista revista "Marxism Today", en 1978 (cita de el artículo de Pagina/12 " El compañero Eric", por Martín Granovsky) link bit.ly/OaXvaj
A Guillermo y Belén, ellos que saben lo que significa estudiar y vivir la historia...
Sin él es difícil imaginar una verdadera historia del siglo XX, una autentica y profunda enseñanza de la realidad que nos atravesó transversalmente y que sin su descripción minuciosa, certera y crítica no hubiese sido posible interpretarla, analizarla, debatirla y tal vez, lo más importante de su monumental empresa, ayudar a cambiarla. Tengo desacuerdos en muchos de los temas tratados en sus obras, concepciones disimiles y una visión sistemática diferente en cuanto a muchos de los actores principales de la historia, de los contextos en los que se desenvolvieron como tales y asimismo de los intereses de clase que motivaron e impulsaron sus luchas. No obstante, por encima de ello, me es incomprensible pensar esos hechos sin su contribución; y fundamentalmente, creo que esto es así en tanto y en cuanto, Hobsbawm, es uno de los pocos historiadores que se plantearon en serio no solo contar, narrar, recordar, sino sustancialmente, explicar los por qué de esos acontecimientos. Creo que en ese sentido lo logró firmemente, a pesar como ya dije, que su contenido conceptual sea, como es lógico, controvertido y hasta antagónico con los nuestros. Es más, lo que entiendo que él mismo pretende desde ese subjetivismo explicito, es que esto suceda, que su comprensión general, precisamente, no se convierta en una tediosa data de la ilustración o una "versión docta" monopólica, hegemónica del pensamiento único, que es el lugar común de muchos de sus conocidos y afamados colegas, más dispuestos a crear un corpus de doctrina monolítica, enciclopédica, que una proyección que interprete la realidad y sus complejas fases en cada periodo. Su marxismo lo acompaña siempre, todo su vasto paradigma esta construido desde el más fiel y coherente materialismo dialéctico e histórico, sus esquemas de sobrevuelo por los siglos, las décadas y cada una de sus crisis respectivas, son rasantes, como aquel diestro piloto que hace de observador, pero sabe que su paso documenta cada espacio por donde su planeo y ascenso han llegado. No con cualquier mirada, sino con una que nace, se origina, de aquella reserva marxista clásica y moderna, de su síntesis, deconstruida con esmero; y utilizo este termino postestructuralista, porque es el que más se ajusta, a mi entender, al proceso que Hobsbawm expone en la caracterización conceptual de la historia, como aquello que lejos de ser solo evidente, tiene que ser demandado, elucubrado en el nivel de exegésis que lo histórico, por oficial y relativo asume, en cada estadio de los igualmente inestables modos de producción. De tal manera, que en su concienzudo trabajo, nada es definitivo y absoluto, por el contrario, la conciencia deconstruyendo lo universal como lo establecido, puede pensarse a si misma y volver a estructurarse desde sus intereses objetivos de clase, haciendo otra historia y singularmente, esa es la más grande de las provocaciones que nos hace cada vez que lo leemos...
Paginas
y paginas de memoria reconstruida en sus obras, donde encontré la pasión y la rigurosidad de un hombre metódico, erudito en cada una de sus temáticas abordadas y también un gran
pensador. No puedo dejar de mencionar aquella trilogía de las diferentes "Eras" que
compré una mañana en una librería de Avda.
Corrientes. Inmediatamente me sumergí en ese maravilloso
universo de ideologías, revoluciones, Estados nacientes, recursos
y tecnologías descritas con exactitud y hasta con belleza.
Su lectura me llevó a la biblioteca del Congreso, a la del barrio
y así también, a aquella otra de obligado pasajero, en trenes,
colectivos o cuando me encontraba en la sala del médico o de cualquier otro
sitio digno de silencio, donde se pudiera disfrutar esa intensa experiencia de
explorador y caminante del ayer. Entonces recuerdo
haber pisado con Napoleón las tierras de Egipto, yo asalté la Bastilla
y Las Tullerias con
las canciones de los sans-culottes, combatí
en Trafalgar y
entendí el
porqué de
una guerra indefectible como la de secesión en América
del Norte, con Hobsbawm viví en los talleres de Manchester entre invenciones y sudores obreros,
con él asistí a la maravillosa sensación de sentirme dentro, incluido, artífice
de ese pasado, que ahora, por los hechizos de este anglófilo taumaturgo "dejaba
de serlo..."
Pero si hay
algo que dejó su huella en mí, como un signo de su misión y de lo que
significa la historia para quien se atreva a cruzarla, es una
cita pequeña, aparentemente solo una descripción más, pero que sé que
él quiso que trascendiese como lo que fundamentalmente era, un símbolo del
poder. En su “Historia del siglo XX”, comenta lo
que se podría decir es un evento más, algo que se asemeja a
una anécdota personal y que muy por encima de esa circunstancia, no
lo es. Efectivamente, estando Hobsbawm en Berlín, la suerte, su persistencia, el
destino, le deparó una fenomenal sorpresa, un inaudito descubrimiento...
Buscando documentación de la 2° gran guerra, se encontró
con una famosa fotografía, según él utilizada muy a menudo en las revistas
y periódicos de pos guerra, que se paseo por el mundo
como icono de la barbarie del nazismo: Se podía ver en ella a un grupo de
judíos, hostigados en la calle, con estrellas de David que
los marcaban, en condiciones de humillación total. Del otro lado, nazis
apuntándoles... Esa era la fotografía símbolo de los hechos oprobiosos de
aquella Alemania. Al verla detenidamente notó que la foto estaba dividida en
tres partes, una de las cuales había sido deliberadamente doblada y ocultada.
Entonces, la abrió y de pronto surgió la otra imagen que completaba el cuadro y
que durante muchos años había sido silenciada, solo se habían mostrado las dos
partes mencionadas: judíos maltratados y soldados nazis apuntándoles. Pero el
tercer fragmento, el doblado, ése no. Esa parte, mostraba a un grupo nutrido
de civiles alemanes aplaudiendo!! Ahora sí
la fotografía estaba completa en su totalidad!! Es posible que
se tratase de propaganda nazi y que por lo tanto la escena
aludida, haya sido preparada, o bien es factible que haya sido
real!! No hay que ser muy astutos para darse cuenta por qué la
difusión del triunfador decidió ocultarla en su totalidad. Sea un montaje o no,
el efecto del mensaje seria (como lo es ahora que se lo
conoce), demasiado potente frente a la devastación de la
verdad histórica. Y frente a ello ese grupo de alemanes sosteniendo la
brutalidad, era de uno u otro modo, mínimamente, ultrajante y vergonzoso. No convenía a
los victoriosos intereses aliados "el panorama total",
solo una parte...
Lo
menciono por lo portentoso de la imagen como mensaje-metamensaje expuesto en su contexto con toda "la naturalidad" de ese régimen atroz que en su lógica perpetraba e incitaba a que todo el pueblo alemán sea parte de ellos; y
más aun centrándome en “el nosotros”, siempre hay un oculto fragmento de la sociedad que sea como sea,
con lo que omite o lo que le es indiferente, está aplaudiendo lo que el poder arbitrariamente o impunemente, sí
hace. Si abrimos los ojos a lo que pasa frente nuestro,en nuestros días y no tomamos partido por la justicia, sea cual sea su riesgo, también nosotros somos los que aprobamos... De ahí que esta fotografía-documento detallada por Hobsbawm, signifique en mi aprendizaje, un hito tan fuerte como para mencionarlo en estas lineas, ahora sí, bajo la lupa de mi lectura personal, ajustada a nuestros tiempos y necesidades.
Siempre lo recordaré por estos pagos, hace años ya, cuando nos visitó y estuvo por el
"Normal Buenos Aires", amable, informal, "incitando" a todos con su sola presencia a participar, a ser protagonistas de la historia que nos
toca. Cuando lo leo a menudo siento revivir las epopeyas de cada época,
marcadas a fuego por su rigurosidad y su honestidad intelectual. Leerlo no solo me
enseñó mucho más, sembró en mí la idea que era posible, desde
mi sencillez, desde mi puesto de lucha (también pequeño), otra comprensión en torno a una praxis revolucionaria de lo histórico. Con Hobsbawm supe que yo no era solo una cifra en un documento de identidad del Estado Nacional y que por designio del mismo debía bajar la montaña después de haber terminado mi jornada, sin saber qué afecta mi existencia, sin conocer qué se decide por mi, sin entender que soy alguien, sin averiguar por qué soy como un cuerpo celeste sin objetivo en el universo... Cada uno representa un papel que debe asumir, y más aún cuando el antagonista del drama que vivimos, haga lo imposible para asumir el nuestro. Mantener esta postura de vida es lo que hace la historia...
Raul Olivares.-
Todos los derechos reservados.-
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