martes, 14 de abril de 2015

GALEANO, ESE GRAN HACEDOR DE UTOPÍAS OLVIDADAS





A Richard, mi hermano del alma, quien me acercó al voraz y entrañable fuego de Galeano.-




Una tarde otoñal, allá por los '80, fecha de mi cumpleaños, en la vieja casa de floresta, donde vivía por aquellos años, tuve mi primer encuentro con la literatura de Galeano. El primer libro con él fue un regalo… Lo había estado observando para comprarlo la semana anterior y por esas cuestiones de la vida (no me daban los números…) no lo pude adquirir, quedó pendiente. Seguramente, alguien hablo de mi deseo, y como por arte de magia, allí estaba con él, ese  día de abril, entre abrazos y el jolgorio típico de un año más de vida. Sus tapas eran flexibles, con títulos grandes y un color sepia que lo abarcaba casi todo, desbordaba la figura macabra y sarcástica de la ilustración, una estampa acertada de lo que vendría en el contenido crítico de la obra. Inmediatamente lo abrí y en la primer pagina la dedicatoria:"Para mi hermano del alma". Richard. Fue un obsequio único, de esos que realmente te cambian la vida, de aquellos que te amanecen a auroras inimaginables, que trastocan, sin dudas, de raíz, los obsoletos y anacrónicos soportes ideológicos que aparecían como absolutos en mí y que no eran más que pre-conceptos de algunas ideas de aquí y otras de allá, en fin, un menjunje raro, como un potaje de distintas variedades de pensamientos entremezclados y muy mal mezclados, en definitiva, nada… Las Venas abiertas... me sumergieron literalmente en un baño de realidad, que hasta entonces, intuía, pero, que de no haber sido por ella, por  esa atenta y reveladora lectura, hacedora infinita de  atinados y sobre todo, certeros  instrumentos teóricos, descubridora de ocultos o subrepticios documentos históricos, arquitecta astuta de una visión analítica contra-cultural de nuestra América Latina; de no ser por ella, hubiese terminado, seguramente en un paupérrimo y mediocre conglomerado de vacuas ideas, apiladas funcionalmente para lavar conciencias. Desde ese asombro del que no salía, desde allí, Galeano me comprometió a pensar de otra manera…

Recuerdo su lectura detenida, atrapante. Fascinado, subrayaba el texto (contra toda lógica del buen lector), criticando  párrafos enteros en cuadernos aparte y adosando comentarios propios en sus márgenes, que ya no aguantaban mas mis cuestionamientos o aprobaciones. Lo leí con pasión una y dos y tres y diez veces y lo seguiré haciendo así. Es un texto vital, doloroso, tajante, impiadoso y absolutamente imprescindible para la comprensión de una cultura revolucionaria. No tenemos idea de la trascendencia de Las Venas abiertas de Galeano en la profundidad del pensamiento colectivo y popular. Las Venas abiertas, son un portal de portales,  desde donde se puede atrapar la verdad del pasado histórico y volverla al presente con ojos nuevos y  vigorosos, que no solo aumentan la mirada, sino que la llevan a otros planos de entendimiento, aquellos que nos dejan llegar más lejos...

Cada uno elaborará, por supuesto, a su modo, la propuesta, pero hay algo que nos es común a todos, el deslumbramiento con que quedamos al leerlo, como una luz de estrellas apagadas, que el gran hacedor ha rescatado, no solo para que sepamos de su existencia, sino para que caminemos hacia ellas: La Utopía

Ese acto creador y hechizante, no nos es ajeno de ningún modo, porque por él, por ese mismo Evento del demiurgo de historias y verdades, no podemos dejar de conmovernos… Y esa conmoción, no ha cesado aún, y creo, no lo hará jamás!! Como un acerado arado que se hunde, hiriente, pero profuso,  él y su palabra, no dejan de provocar terremotos, cataclismos y otros temblores semejantes, que no han dejado de fertilizar(afortunadamente), las aún somnolientas tierras, de este, nuestro irracional, inicuo y capitalista mundo globalizado, en vertiginosa decadencia.


Entonces, Eduardo (dejame llamarte así), este,  no es un adiós…




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