domingo, 25 de octubre de 2015

LAS MARCAS CRIMINALES DE LA ESMA Por Alejandra Dandan


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EL PAIS › LOS ARCHIVOS DE INTELIGENCIA POLICIALES BONAERENSES Y LOS OPERATIVOS DE LA ESMA

El rastro de los navales

La Comisión Provincial de la Memoria sigue informando a los juicios sobre delitos de lesa humanidad con los archivos de la Dippba, la Inteligencia policial. En el caso ESMA, prueban delitos en la zona sur y permiten identificar a víctimas hasta ahora no conocidas.


Por Alejandra Dandan




Los trabajos de desclasificación en los archivos de la burocracia represiva continúan generando sorprendentes pruebas para los procesos de la Justicia. Los alegatos fiscales del juicio por los crímenes de la Escuela Mecánica de la Armada están mostrando los documentos producidos por la Dirección de Inteligencia de la Policía de la Provincia de Buenos Aires, la ex Dippba. Pero así como la desclasificación de documentos de las Fuerzas Armadas mostró las estructuras de la Armada y permitió entender el abastecimiento de aeronaves en los vuelos de la muerte, estos archivos son una fotografía del avance del Grupo de Tareas 3.3 sobre las víctimas. Los documentos no sólo prueban el espionaje y persecución sobre esas personas sino que –pese a todos los esfuerzos por ocultarlo– revelan la presencia de la ESMA en medio de los operativos. Estos datos son impactantes sobre todo para las pruebas de la primera ESMA, aquella con menos sobrevivientes, porque materializan después de cuarenta años la presencia de muchos de los primeros asesinados y desaparecidos.

Los documentos de la ex Dippba son peritados por el Programa Justicia por Crímenes de Lesa Humanidad a cargo de Claudia Bellingeri, de la Comisión Provincial por la Memoria. Así como lo hizo María Laura Guembe con la extraordinaria reconstrucción de los vuelos de la muerte, la Comisión por la Memoria presentó cinco informes con pericias parciales de los archivos incorporados a la causa durante los últimos años.

“Por un lado estos archivos dan cuenta de las investigaciones políticas e ideológicas que se efectuaron sobre las víctimas –señaló la fiscal Mercedes Soiza Reilly en su alegato–, y por otro demuestran la existencia de una comunidad informativa entre las fuerzas, capaz de hacer fluir la información con rapidez. Sobre este último aspecto, mediante los documentos, hemos probado los operativos conjuntos”. Y más: “La ayuda que la ESMA recibía de las fuerzas de seguridad como Policía Federal y de la provincial para obtener éxito en las acciones”.

Los documentos aportados por la Comisión por la Memoria pueden dividirse en tres grandes grupos. Aquellos que dan cuenta de la persecución de las víctimas con documentos previa a 1976, entre ellos los casos de los jesuitas Francisco Jalics y Orlando Yorio. O las fichas Mario “El Jote” Koncurat y de Claudia Josefina Urondo de 1971. También están los documentos que sitúan a la ESMA en los operativo y a la vez dan cuenta de la coordinación con otras fuerzas represivas. Y por último un pequeño grupo de comunicaciones llamados “telepartes” entre el Estado Mayor General de la Armada o el GT y los organismos de inteligencia, con pedidos de información de prisioneros o de personas buscadas. Comunicaciones que muestran que algunos secuestrados ya estaban en poder de la Armada, bajo su órbita o podrían llegar a estarlo.


El informe bonaerense sobre Daniel Kurlat que prueba que fue la Armada quien lo mató y se llevó el cadáver, “sin intervención de las fuerzas policiales”.


El caso Adjiman Brotman

Uno de los aportes mas importantes de los archivos es sobre la reconstrucción de los crímenes contra la familia Adjiman Brotman. Leonardo Natalio, Jorge Simón y Luis Daniel Adjiman eran tres hermanos que crecieron en el barrio de Boedo, donde sus padres tenían una pequeña fábrica de ropa infantil. Los dos mayores militaban en el peronismo y Luis, que estudiaba ingeniería, militaba en la JUP y Montoneros. El 6 de septiembre de 1976 el Grupo de Tareas asesinó a Jorge y a su esposa María Estela Gacche, en el departamento de Villa Crespo donde vivían con sus dos hijos. Ese día, el GT también secuestró a Luis, lo esposó y lo llevó hasta la casa de Leonardo, en Lomas de Zamora. Leonardo vivía con su esposa Soledad Schjaer, sus dos hijos y Zulema Josefina El Ganame, militante de Montoneros. De madrugada, Leonardo, Soledad y Zulema fueron asesinados y luego siguió una verdadera masacre en la que fueron cayendo esposas, primos y tíos.

La presencia del GT de la Armada en ese operativo de Lomas de Zamora hasta aquí estaba probada con documentos. Los nombres de las víctimas tampoco estaban en las listas confeccionadas por los sobrevivientes de esa primera etapa de la ESMA, listas que permitieron probar la presencia de otras víctimas. Además, los fiscales señalan que el operativo había sido en la zona sur de la provincia de Buenos Aires en una etapa en la que el GT venía arrasando con militantes de la zona norte de la provincia. En ese escenario, los documentos que aportó la Comisión cobraron importancia no sólo porque muestran que ya estaban las víctimas ya estaban “fichadas” de antemano sino, sobre todo, porque dan cuenta de la presencia del GT naval en el operativo de Lomas y su partición irrefutable en los asesinatos.

El informe policial sobre el ataque a una casa en Morón donde secuestraron a Julio Roqué, de la conducción de Montoneros, cuyo cuerpo habría sido quemado en la caldera de la ESMA.

El informe de la Comisión recoge el Legajo DS (delincuentes subversivos) Varios, Nº 6187, caratulado “Enfrentamiento con Montoneros con fuerzas combinadas en chalet de calle Chimenti y Entre Ríos, Lomas de Zamora 8/9/76”. El documento informa que “en fecha se toma conocimiento que siendo las 2.15 horas en jurisdicción de la Comisaría 1 personal perteneciente a la Escuela de la Armada y Policía Federal mantuvo enfrentamiento con integrantes de la finca sita en Entre Ríos y Pichincha del cual resultaron abatidos 3 NN pertenecientes a la Or Montoneros”. Luego de ese informe, hay un “ampliaremos”. Y otro fragmento agrega que “fueron abatidos tres de los delincuentes: 2 femeninos y 1 masculino” identificados como Leonardo Natalio Adjiman y Soledad Schjaer de Adjiman. Finalmente, otro parte pormenorizado lleva como título: “Triple homicidio - Víctimas Leonardo Natalio Adjiman y dos más / Jurisdicción Lomas de Zamora”. Para la fiscalía, estos papeles, “corroboran que el ataque fue perpetrado por personal de la ESMA y la Policía Federal”.


El Bajo Flores

Los crímenes de la ESMA se están reconstruyendo en clave de grupos de militancia o colectivos políticos, con militancia social o tramas familiares. No se reconstruyen los crímenes en forma individual sino entramados en estos grupos.


El informe policial sobre el asesinato de los Adjiman en Lomas de Zamora, primera prueba de un operativo naval en la zona sur y confirmación de los nombres de las víctimas.

En las últimas audiencias, la fiscalía dio cuenta de los secuestros contra miembros del movimiento villero peronista que trabajaba en el Bajo Flores. Entre ellos, nombró los secuestros de los dos sacerdotes jesuitas de la Compañía de Jesús, Francisco Jalics y Orlando Yorio del 23 de mayo de 1976. Los fiscales enumeraron pruebas, testimonios, documentos, hábeas corpus y también el acervo de documentos de la ex Dippba. En ese caso, los archivos “muestran que estaban siendo vigilados por la Comunidad Informativa desde principios de los años ‘70”, dejó en claro el informe de la Comisión. En el caso de Yorio, los documentos también van a mostrar que siete años después de su secuestro y posterior liberación, continuaba siendo vigilado.

Los jesuitas a cargo del entonces provincial de la Compañía de Jesús, Jorge Bergoglio, habían hecho la opción de vivir en comunidad y de su trabajo. Vivían sobre la calle 536 del barrio Rivadavia, en las inmediaciones de la villa del Bajo Flores. Nueve días antes de su secuestro, el GT había secuestrado al grupo de Mónica Mignone, María Marta Vásquez Ocampo y Mónica Quinteiro, entre otros, comprometidos en el trabajo social en la villa y parte del movimiento villero peronista. El 29 de mayo además de los curas, el GT secuestró a cuatro catequistas y tres estudiantes luego de la misa en la Parroquia Santa María Madre del Pueblo del Bajo Flores. Los archivos de la Dippba dan cuenta de ese procedimiento.



El parte policial bonaerense sobre la detención de Norma Esther Arrostito, que repite la mentira de que fue muerta en un enfrentamiento. En realidad, estuvo dos años en la ESMA como “trofeo” antes de ser envenenada.

La carpeta se llama Mesa De Religioso N 927 y está caratulada “Accionar de sacerdotes tercermundistas en el ámbito de la provincia de Buenos Aires”. Un documento llamado “Informe sobre los últimos atropellos a la Iglesia argentina” incluye los datos del operativo de secuestro a los dos jesuitas y la identificación de la ESMA. “Al promediar el domingo 30 de julio de 1976 alrededor de cien efectivos de la marina rodearon el sector del barrio Rivadavia del Bajo Flores irrumpiendo en la capilla donde un sacerdote amigo de Francisco (Jalics) y Orlando (Yorio) celebraba la Santa Misa. Al mismo tiempo coparon la casa de los sacerdotes en un espectacular operativo con efectivos sobre los techos y en los lugares de acceso deteniendo a Francisco y Orlando”. Y en la Mesa De Religioso N 2871 se agrega que “Yorio y Jalics fueron trasladados en un coche. Los catequistas encapuchados y maniatados tirados en el piso de un micro. Todos ellos fueron traslados, presumiblemente a la ESMA”.

Hay documentos del 25 de agosto de 1977 como el Legajo Mesa de Entidades Religiosas N 304 “Obispado Diocesano de la Provincia de Buenos Aires” con un informe del jefe delegación Dgipba Tigre, firmado y sellado por el comisario inspector Alejo Roleri para información del director general de Informaciones La Plata con los “antecedentes” de Yorio, bajo la nómina de “sacerdotes catalogados como tercermundistas”. Hay un documento de abril de 1983 como la Mesa Referencia N 18389: “Detención de Antonio Manuel Ramos (a) Menotti” con un memorando del jefe de la Delegación Quilmes, Regional de Inteligencia Quilmes, Héctor Horacio Bassino, dirigido al director general Inteligencia La Plata con “antecedentes” de Yorio del año 1977. “Esto da cuenta –dice el informe de la Comisión– que Yorio siguió siendo investigado siete años después de haber sido detenido y secuestrado en la ESMA como consta en su propio testimonio.”

Pero uno de los datos más notorios es sobre Jalics. Ya tiene su ficha a partir del 16 de octubre de 1972, dato que señala que desde entonces comienza a ser mirado. Está su nombre, apellido y profesión: “Sacerdote”. Las fichas personales como éstas contienen referencias que se fueron acoplando a lo largo del tiempo y conducen a informes de otras mesas. Allí por ejemplo aparece a continuación, un dato que va a la Mesa de Referencia N15281 de Sacerdotes del Tercer Mundo, una mesa con diez tomos que van desde Medellín hasta fines de los ‘70. Jalics aparece en el tomo III como perteneciente a la Arquidiócesis de Buenos Aires, en la nómina de “integrantes conocidos en la Capital Federal y el Gran Buenos Aires del movimiento de Sacerdotes del Tercer Mundo”.


Kurlat, Arrostito y Roqué

A Marcelo Daniel “El Monra” Kurlat le dispararon con un FAL en los riñones cuando salió de su casa, el 9 de diciembre de 1976. Murió camino al Hospital Naval y su cuerpo sigue desaparecido. Lo estaban buscando desde hacía tiempo. El 11 de diciembre, un documento de la Dippba pone a la ESMA en la escena. “Cumplimentado requerimiento de esa superioridad, informo lo siguiente: Daniel Kurlat. Con relación al causante se informa que las averiguaciones practicadas por personal de esta delegación y mediante consulta realizada en la subcomisaría de Villa Adelina se ha podido saber que habría sido detenido por efectivos militares pertenecientes a la Escuela de Mecánica de la Armada-área 420 sin intervención de las fuerzas policiales. Se deja constancia que con respecto a la suerte corrida por el citado Kurlat, se ignora si el mismo fue abatido o se encuentra en poder de las fuerzas militares.”




La ficha del sacerdote Francisco Jalics en la Dippba, datada en 1972, cinco años antes de su secuestro por un comando de la Armada. El número abajo de la fecha indica que está incluido en los diez tomos de informes sobre Sacerdotes del Tercer Mundo.


Mercedes Inés Carazo, esposa de Kurlat, estaba secuestrada en la ESMA. Le habían ordenado redactar una historia de las FAR. Ese día se enteró del operativo de boca de Julio César Coronel: “Lo hirió Maco, él me lo confirmó”, dijo durante el juicio pasado. “Fue un momento de desdoblamiento, de terminar con Montoneros”.

Julio Roqué, de la conducción de Montoneros, “habría sido quemado en la caldera u horno de la cocina del casino de oficiales de la ESMA, de modo que su cuerpo nunca apareció”, dice el texto de la elevación a juicio. El 28 de mayo de 1977 el GT dio con la casa en la que estaba escondido, sobre la calle El Ceibo en Haedo. Con Roqué estaban los Vasallo, madre, padre y dos hijos, que declararon en este juicio. Los diarios hablaron de enfrentamientos y de un operativo con 16 o 20 extremistas abatidos, parte de la propaganda política porque sólo había tres adultos y dos niños. Los partes de la Dippba dan cuenta nuevamente de la ESMA en ese lugar: “Tómase conocimiento de que el día 28 del corriente aproximadamente a las 22 horas personal de la Escuela Mecánica de la Armada se hizo presente en la finca de la calle El Ceibo 1275 de la localidad de Haedo, Morón 2da, a efectos de realizar un operativo originándose un violento tiroteo con elementos subversivos. La vivienda resultó parcialmente destruida. Se ignora si hubo víctimas o secuestros”.

Norma Arrostito fue secuestrada el 3 de diciembre de 1976. Las Fuerzas Armadas emitieron un comunicado en el que dijeron que había sido muerta en un enfrentamiento, pero eso no fue así. Ella estuvo poco más de dos años secuestrada en el centro clandestino de la ESMA, donde el Grupo de Tareas la exhibía como trofeo a otros militares y ante los propios prisioneros. Luego la envenenaron. El parte de la Dippba repite la versión oficial, con los datos falsos de su asesinato pero vuelve a poner en la escena a la ESMA: “3 de diciembre de 1976, asunto COAR Operativo Fuerzas Conjuntas. Llevo a conocimiento del Señor director de Informaciones ampliando información anterior lo siguiente: en el día de ayer, siendo las 19 horas se recepciona en la unidad regional un llamado telefónico procedente del Area Militar 11 (constatado) comunicando que fuerzas conjuntas, integradas por efectivos de la Escuela de Mecánica de la Armada y Policía Federal, utilizando seis vehículos cuya descripción se indicó, llevaría a cabo un operativo en jurisdicción de la Comisaría 1ª de Lomas de Zamora”. Identifican allí a una persona con “una libreta cívica a nombre de Ferrari pero en realidad resultaría ser la conocida delincuente subversiva Norma E. Arrostito”.




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