El Gobierno cede la creación de una obra social a la CTEP
Luego de la firma de la paz social hasta el 2019, el Gobierno nacional cede a los movimientos sociales la creación de una obra social propia.
Diego Iung
La misma, una vez que avancen los requisitos formales, pasaría a denominarse OSTEP (Obra social de los Trabajadores de la Economía Popular). Al sector de los monotributistas, monostributistas sociales y empleadas domésticas es al que apuntaría a abarcar. Un universo de 2 millones de trabajadores.
Esto viene a darse cuando hace pocos días se conocía, a partir de una nota publicada por Horacio Verbitsky en Página 12, el compromiso firmado por los movimientos sociales nucleados en la CTEP (Confederación de Trabajadores de la Economía Popular) con el gobierno de abstenerse de realizar cualquier acción conflictiva hasta el 2019. Es decir, una paz social garantizada prácticamente hasta el fin del mandato presidencial.
A cambio de esto, desde el gobierno se comprometieron a votar el día de mañana la ley de emergencia social que, entre otros puntos, destinará un fondo de 30.000 millones de pesos que serán desembolsados en los próximos 3 años. Con este monto, no se llegará a cubrir siquiera la canasta básica familiar para los trabajadores que reciben asignaciones sociales.
Estas concesiones fueron obtenidas sin un verdadero plan de lucha, pero dan cuenta de la relación de fuerzas existente y de la necesidad del gobierno de mantener "la calle" tranquila hacia el año que viene. Pero de lo que da cuenta la voluntad conciliadora del Movimiento Evita, la CCC y Barrios de Pie entre los grupos que conforman la CTEP es que en su horizonte de demandas ni siquiera reivindican la necesidad urgente de obtener trabajo genuino para los millones de trabajadores informales o desocupados. De esta manera avalan por omisión la separación entre distintas "clases" de trabajadores, la separación entre aquellos que se encuentran afiliados, en blanco, con convenios colectivos, y los millones que quedan incluso afuera de un sueldo que pueda satisfacer las necesidades reales de sus familias. Emilio Pérsico, dirigente del Movimiento Evita, así lo afirmaba en días pasados al sostener que las necesidades de las familias trabajadoras quedarían resueltas por "un pan, un pollo y una sidra para festejar" en navidad.
Lo que queda cada vez más claro es el rol de contención que vienen buscando jugar los movimientos sociales mencionados, pasando su rol a ser el de aquellos que deben garantizar que los sectores más golpeados socialmente deban abstenerse de protestar o aspirar a mejorar su condición. A cambio de esto, se vienen integrando cada vez más al Estado en su manejo de los fondos. De esta manera, van buscando configurar un amplio espectro de trabajadores desocupados que se ubique bien lejos de jugar el rol combativo que supieron tener durante los años noventa y acompañar con la CGT "la tregua eterna" mientras el ajuste y la incertidumbre económica siguen golpeando los bolsillos del conjunto de la clase obrera, tanto ocupada como desocupada.
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