Viernes 11 de marzo de 2016 |
90 días: despidos, tregua sindical y resistencia
Decenas de miles de despidos y una inflación que no cesa de crecer. Las CGT sostienen la tregua. ATE llama a paro nacional el 16 de marzo. La izquierda exige que sea activo y con continuidad.
El martes se conoció información brindada por la consultora Tendencias Económicas, que daba cuenta de la pérdida de 107.719 puestos de trabajo desde el inicio del gobierno de Macri. Este miércoles fue la CTA (A) la que difundió otro informe, donde señala, para el mismo lapso, 68.563 despidos sumado el sector público y el privado.
El informe de Tendencias detalla que en enero de 2016 los despidos fueron 41.921 despidos. Del total, la mitad fue en el conjunto del sector público, es decir en los tres niveles del Estado (nacional, provincial y municipal).
El mismo informe detalla que, en febrero, la cifra de despidos escaló a 65.799 y 55.800 ocurrieron en el sector privado. La enorme mayoría se dio en la construcción. El dato fue confirmado por Juan Chediack, presidente de la CAC, que cifró en 54.000 los despidos en el sector.
Cambiemos-FpV: no tan distintos
El informe de la CTA (A) afirma que “entre el 1º de diciembre y el 4 de marzo hemos relevado 68.563 despidos colectivos y amenazas de despidos, de los cuales 37.627 se produjeron en el sector público y 30.936 en el sector privado. Este es un relevamiento de mínima, ya que no incluye aquellas denuncias que fueron realizadas por dirigentes sindicales en términos generales, pero que también dan cuenta de la pérdida de decenas de miles de puestos de trabajo”.
El informe también señala que “los despidos en el sector público alcanzaban no solo a trabajadores del Estado Nacional, sino también a los provinciales y municipales, sin importar la fuerza política a cargo de la administración de cada distrito”.
Se ratifica así que, a pesar del discurso kirchnerista contra el ajuste de Macri, las administraciones provinciales y municipales bajo gestión peronista también despiden a gran escala. Se evidencia que, a la hora de “reducir costos”, el conjunto de los partidos patronales se inclina a que sean los trabajadores la variable de ajuste.
El relato del Estado “eficiente”
El pasado 1° de marzo Mauricio Macri enunció un “programa” para el Estado, programa que en los hechos, ya se viene aplicando. El jefe de Estado afirmó que “para hacer la Argentina del siglo XXI tenemos que construir un Estado del siglo XXI: un Estado integrado, eficiente, inteligente, transparente, participativo e inclusivo; un Estado que esté, sobre todo, al servicio de la gente. Para construir este Estado creamos el primer Ministerio de Modernización de nuestra historia que trabajará con cinco ejes principales: modernización administrativa, actualización de la infraestructura tecnológica, gobierno abierto, gobierno digital y, finalmente, una política que desarrolle los recursos humanos y que dé valor a la carrera pública”.
Bajo el discurso de la “modernización”, lo que avanza es una política destinada a garantizar el achicamiento del Estado en pos de tres objetivos, la reducción del déficit fiscal, bajar la inflación y hacer crecer la desocupación como modo de presionar a la baja el salario del conjunto de la clase trabajadora.
Precisamente por eso ha sido llamado el “ministerio del ajuste” por parte de los trabajadores que, en los distintos niveles del Estado, vienen resistiendo los ataques a pesar de los límites que les imponen las conducciones sindicales a la hora de pelear.
90 días de tregua de las CGT
Los dirigentes sindicales no dejan pasar un día sin demostrar que están dispuestos a dejar pasar los ataques en curso, sin mayores dilemas.
Este jueves por la tarde, Hugo Moyano, Luis Barrionuevo y Antonio Caló volvieron a ser las figuras principales de un cónclave que reunió a casi la totalidad de la dirigencia sindical burocrática. El lugar elegido no parece casual: la sede de UPCN, el gremio que viene garantizando el avance de los despidos en el Estado.
Antes de ingresar, los dirigentes habían criticado la recesión, la inflación descontrolada y la “ausencia de rumbo económico del país”. Sin embargo, la reunión no parece haber pasado del punto de discutir los cambios en el Impuesto a las Ganancias, único motor del escaso accionar de las CGT desde hace semanas, meses y años. De paro nacional para comenzar un plan de lucha que derrote el ajuste, ni hablar.
Según indicó la agencia DyN, “el sindicalismo peronista anunció que realizará una marcha al Congreso "en un mes" para reclamar la derogación del impuesto a las Ganancias sobre "los salarios convencionados”. Además intentarán juntar un millón de firmas para respaldar el reclamo.
La ausencia de fecha precisa para la movilización da cuentas de que la burocracia de las CGT ni siquiera se propone pelear seriamente por esta demanda que, incluso, solo toca de cerca a alrededor del 10 % de la clase trabajadora.
Las CGT además anunciaron que la movilización de abril será para exigir una Ley de Emergencia Desocupacional que permita implementar la doble indemnización en caso de despido. De enfrentar los despidos con medidas de lucha, ni “relato”.
ATE y una nueva jornada nacional de lucha
Al cierre de esta edición se conocía que ATE convocará a un nuevo paro y jornada nacional de lucha para el próximo 16 de marzo. La acción se anunciaría en la mañana de hoy, en conferencia de prensa. La medida es más que necesaria ante el ajuste. Pero es imperioso que tenga continuidad.
Luego de la jornada del pasado 24 de febrero –donde decenas de miles de estatales marcharon en todo el país, demostrando que había fuerzas para luchar a pesar de la demora de las conducciones en convocar- no hubo nuevas medidas de lucha. Los paros y acciones en las provincias son insuficientes para pelar contra un ajuste que se implementa desde el mismo gobierno nacional.
La CTA de Hugo Yasky y Roberto Baradel, después de movilizarse el 24 de febrero, no llamó a ninguna acción. Por el contrario, Ctera firmó el acuerdo nacional con el ministro de Educación Esteban Bullrich, dejando así aisladas luchas provinciales como las de Córdoba, Santiago del Estero o Mendoza, por citar tres ejemplos.
El ajuste en curso solo puede ser enfrentado por medidas de lucha que tengan continuidad. Esto es lo que vienen exigiendo la izquierda y el sindicalismo combativo, que al mismo tiempo intervienen activamente en las luchas contra los despidos y contra los techos salariales impuestos por los gobernadores en las luchas docentes.
Fueron los sectores combativos del movimiento obrero y la izquierda los que protagonizaron el masivo piquete que abrió la jornada nacional de lucha del 24 de febrero, desafiando abiertamente al gobierno que no pudo aplicar el tan anunciado protocolo contra las protestas. Este 16 de marzo está planteando desarrollar y profundizar esa perspectiva, para luchar seriamente contra el ajuste, y exigir a las centrales sindicales la continuidad del plan de lucha, hasta derrotar el ajuste.
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