"Es una barbaridad el planteo de que los mapuches son chilenos"
Por Branco Troiano
Así lo afirmó, Guido Cordero, antropólogo e investigador de la UBA, en diálogo con Agencia Paco Urondo sobre la discusión de la historia mapuche que se dio a partir de la desaparición de Santiago Maldonado.
APU: ¿Qué lugar tienen los mapuches en la historiografía argentina?
Guido Cordero: En primer lugar, creo que se llevó a cabo un corte muy significativo en la década del ´80 con respecto a todo lo que se había escrito antes. Tanto en la historia como en la antropología trabajaban con marcos teóricos y metodológicos que a partir de esa década comenzaron a ser muy discutidos. En la historiografía básicamente tienen un “no lugar”, lo indígena no existe en la historia argentina, salvo como un actor pasivo que es conquistado en la expansión, la cual da origen a la unificación del país. Esa conquista es percibida como una defensa ante la barbarie. Se los identifica como el malón, con esas imágenes que son despolitizadas e interpretadas exclusivamente desde el lugar de la violencia.
Toda ésta es una mirada sumamente pobre. Incluso los libros más clásicos y leídos que tienen que ver con lo indígena no tienen demasiada densidad histórica. Lo que hacen es relatar supuestas batallas en un marco que considera la lucha en la frontera como una guerra que duró trescientos años, desde la llegada de los españoles; y como si esos tres siglos hubieran sido iguales.
APU: ¿Por qué considera que se dio esa ruptura en la década del 80?
GC: Es que en esa década hay un cambio en general en toda una serie de temáticas que se expresa también en lo referido a la historia indígena, no es específico. Y supongo que debe tener que ver con la recuperación democrática y todas las esperanzas que trajo consigo. Además, en los ochenta es cuando comienza a rearmarse un movimiento indígena. En el 1985 se crea la Comisión Nacional de Asuntos Indígenas para protección y apoyo de las comunidades aborígenes, y a partir de eso se da un proceso que va a terminar, durante el cambio de la Constitución Nacional, en la incorporación del artículo que reconoce los derechos territoriales indígenas.
APU: ¿Cómo ve el tratamiento que le están dando al tema los medios masivos de comunicación?
GC: Se están diciendo una cantidad de barbaridades que no se pueden creer, y en esas barbaridades el meollo de la cuestión es claramente político. Hubo una denuncia por desaparición forzada, y muchos sectores de poder, incluidos los medios masivos, están emitiendo como respuesta la supuesta existencia de una guerrilla mapuche. Claramente están desviando lo concreto, y eso viene acompañado con un montón de discursos sobre los mapuches que retoman esa historiografía tradicional de una manera violenta y racista. Igualmente, además de tener una dimensión política, todo esto se da por desconocimiento.
APU: ¿Por qué las cataloga como “barbaridades”?
GC: Son barbaridades por varios motivos. En primer lugar, esa supuesta invasión de la que hablan habría ocurrido necesariamente antes de la aparición de la Argentina. En segundo término, el planteo tiene una serie de errores claros: cuando se refiere a los mapuches que llegaron de Chile se habla sobre todo de la llegada a la provincia de Buenos Aires. Y eso es algo que hay que corregir. En la zona de cordilleras, donde estaban los pueblos antecesores de los actuales mapuches, hubo evidencias arqueológicas de mil años, es decir que hay una presencia muy anterior. Por estas cuestiones habría que descartar también lo de Buenos Aires.
Por otro lado, respecto a la generalización de la lengua mapuche en las pampas, en lo que ahora es el sur de San Luis, sur de Córdoba y todo el norte patagónico, tampoco es un proceso que pueda ser descrito como invasión en esos términos: los últimos aportes científicos indican que hay que dejar de separar arbitrariamente Chile y Argentina, como si hubieran existido en el pasado. La cordillera no era una frontera natural, fue un espacio de paso y comercio durante miles de años. Ese comercio implicaba la construcción de ciertos tipos de alianzas. No era una sociedad centralizada, se trataba de una formada por liderazgos unidos entre sí por lazos de parentescos, sociales, comerciales y políticos. Esa expansión del comercio con la presencia de los españoles implicó la llegada de determinados líderes que venían desde el otro lado de la cordillera, pero eso no implicaba una invasión, aun suponiendo que podía haber un conflicto. Y a su vez, ese hipotético conflicto no comprendería esto de plantear mapuches contra tehuelches, sino de un líder contra otro.
APU: ¿Cómo entiende la realidad de las Ciencias Sociales en Argentina?
GC: Creo que han dado progresos muy grandes, son muy importantes. En este tema particular el avance es muy claro. Se han revisado maneras de pensar el pasado y el propio país, y pensar los modos en que pueden reconstruirse cuestiones a futuro. En general, las Ciencias Sociales tienen muchísimo para aportar. Y en ese sentido, hay un evidente ataque a estas ciencias en los últimos dos años. Y también hay que dejar en evidencia que en los medios masivos no se ha invitado a la gente que está trabajando sobre esto hace años, investigadores y demás, sino que se hacen mesas redondas con gente que habla desde el desconocimiento y reproduce estereotipos sobre los indígenas y planteos que son absurdos; y que tienen que ver con esa historiografía tradicional. Esa idea de que los mapuches tienen que integrarse, por ejemplo, como si vivieran aislados, es otra ridiculez.
APU: ¿Por qué cree que están siendo atacadas?
GC: Sinceramente no lo sé. No sé si es una cuestión puramente ideológica, de alguna cuestión financiera, o si es por un desinterés en invertir en la ciencia en general.
APU: ¿Por cuál se inclinaría?
GC: Mirá, por lo que se ha escuchado de algunos funcionarios, todo indicaría que es por una cuestión ideológica. Aparte se basa en un estereotipo, se basa en identificar a los que hacemos ciencias sociales con un determinado sector político, y cualquiera que conoce este ámbito sabe que es completamente heterogéneo. Sumado a eso, creo que no están convencidos de la importancia que tiene el desarrollo de las ciencias en el país.
APU: ¿Qué opina sobre la campaña que se llevó a cabo en los colegios para instalar el tema de la desaparición de Santiago Maldonado?
GC: Es consistente con los objetivos que tiene la educación, que constan en formar a los chicos en los valores democráticos y de respeto a los Derechos Humanos. Y esto no es una opinión, es una contribución para formar ciudadanos críticos, algo que está en la ley que regula nuestro trabajo de docentes. La posibilidad de una desaparición forzada en democracia es algo muy grave y tiene que tratarse. A su vez, se dice que tratar este tipo de cosas llevaría a un adoctrinamiento, y me parece que ahí también hay un desconocimiento sobre cómo funciona la educación y la práctica de aprender de los alumnos.
APU: ¿Piensa que están subestimando al estudiante?
GC: Sí. Lo que pasa es un alumno no es un recipiente vacío en donde va el docente y le pone cosas. Por la propia trayectoria educativa tenemos diferentes profesores que nos plantean puntos de vistas desiguales, y a partir de ellos nosotros vamos creando nuestras ideas. En ese sentido es absurdo plantear un adoctrinamiento; es una idea completamente subestimadora hacia el alumno. Es más, nosotros vemos que claramente ellos toman lo que quieren de lo que les vamos dando.
APU: En caso de que se confirmara que la gendarmería desapareció a Maldonado, ¿cuál sería el impacto político?
GC: Sería muy grande si se confirmara eso. Espero, al menos, que tenga impacto. Habría que ver cuál es el efecto y qué sedimentación tiene el hecho de plantear -cada vez que surge un conflicto- esa estigmatización constante hacia alguna de sus partes.
Por ejemplo, con la quita de pensiones, el modo en que se responde a la protesta es mostrando supuestos discapacitados aprovechados o falsos discapacitados. El conflicto docente se resuelve también con una estigmatización: “son vagos”, “no labura nadie”. El tema de la desaparición de Santiago se resuelve denunciando una supuesta guerrilla mapuche financiada primero por Londres, después por los kurdos… una cosa bastante loca. Y eso, al fin, algún efecto tiene. En el futuro vamos a saber si le están hablando a un público restringido o si ese discurso le llega a muchas personas.
APU: Básicamente, está planteando a los medios como un aliado de Cambiemos…
GC: Es que son eso, los medios son su aliado político. Hay que ver hasta dónde llega su poder. Esta idea de cuestionar la veracidad de un reclamo indígena porque este tiene una camioneta, porque aquel otro tiene un celular, es una estupidez… que si este tiene una vincha es un disfrazado, y todo lo demás. En fin, de cualquier manera intentarán dejar al reclamo como ilegítimo.
http://www.agenciapacourondo.com.ar/
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