“La fidelidad de esta Iglesia la defenderé hasta con la sangre”
Mons. Enrique Angelelli.-
"La misión de la Iglesia es identificarse con los pobres...así la Iglesia encuentra su salvación."
Mons. Oscar Romero (1977-1980).-
Hace poco volví a
ver la famosa cita de Piotr Kropotkin, el gran anarquista
ruso, que sentencia: "La única iglesia que ilumina es la que
arde" y de inmediato pensé en su contralectura a la luz
del Evangelio y del contexto de la Iglesia como Pueblo de Dios.
En gran parte, Kropotkin alude a una realidad desgraciada de la
Iglesia del poder y a su destrucción; desde su visión ideológica la
extiende a toda la Iglesia. Sin embargo, hay una que ilumina porque
es cierto que arde... Arde en el fuego de su fidelidad a la Buena Noticia
del Jesús Histórico, arde porque optó por su amor preferencial por
los más pobres, por su compromiso con los obreros y los trabajadores, arde
porque vive y lleva el Reino de Dios, que es Reino de Amor
y Justicia para todos, entre ellos, los excluidos y
explotados de modo predilecto; arde por la Gracia
del Espíritu que la guía y le da valor, a pesar de
las grandes y graves persecuciones de la que fue objeto en todos
los tiempos, fundamentalmente cuando fue leal a
Cristo, haciéndolo presente entre los que más sufren. Y en modo
particular, en Latinoamérica, con persecuciones ejercidas en la coacción,
la imposición, el asedio y silenciadas entre un poder y otro.
Con la acción, complicidad y omisión, en cada caso que correspondiese, de su propia jerarquía
oficial vaticana en este
proceso, adaptándose al neo-liberalismo reaccionario y
regresivo, para destruirla de hecho y en forma
definitiva, contraponiendo su programa ultra-conservador con
la ya difundida y asentada Teología de La Liberación que no
hacía más que responder a los criterios angulares del Concilio Vaticano II,
extendiendo el saber teológico, (que hasta entonces había sido
propiedad de los ministerios y se reservaba a los más estrictos círculos académicos) extendiéndolo decía, al
mismo pueblo, desde su vida misma, intima, concreta,
reflexionando entre todos críticamente esa cotidianidad a luz de la Fe.
Entonces los métodos se enriquecieron vitalmente con:
Entonces los métodos se enriquecieron vitalmente con:
"El pobre como lugar
teológico privilegiado de manifestación de Dios; la perspectiva del pobre
y su liberación como óptica desde la que leer los acontecimientos y releer la
historia; el servicio de la teología como palabra segunda, como reflexión
crítica del accionar humano y eclesial."
Toda Ella, también
ardió, cuando se la atacó en su expresión más genuina: las Comunidades
Eclesiales de Base, desmantelándolas desde su proyecto pastoral y
social, quebrando su vínculo con el núcleo de las mismas, con la fe
popular y con su teología, con sus dirigentes y con sus sacerdotes. Es decir,
atacando su base eclesial en lo humano,
social, étnico, político y religioso. Es la ruptura
absoluta de la Sede Vaticana, de la que hablábamos, con los lineamientos
orientadores de Las Conferencias de Obispos de Medellín y Puebla, con la
Iglesia nacida del pueblo, que organizado comunitariamente vive
el Reino trasformando su realidad. Y del mismo modo, ardió con el pueblo
salvadoreño junto al ministerio pastoral de Monseñor Oscar Arnulfo Romero,
asesinado por el gobierno de ultra-derecha en alianza con
la oligarquía de ese país, en manos de un sicario, el ex capitán de la Fuerza Aérea,
Alvaro Saravia, que respondía a ordenes de Roberto
D'Aubuisson, agente de la CIA, fundador y máximo jefe de los
escuadrones de la muerte y del partido gobernante ARENA; crimen que
hasta el presente permanece impune. Mons. Romero ardió con la
Iglesia que ilumina por su defensa irrestricta e
incondicional de los DD.HH. y su práctica evangélica de "opción
preferencial por los pobres", hoy su gente lo llama
popularmente "San Romero de América" y su causa de canonización
está en marcha. Esa misma Iglesia es la que arde en todos
sus mártires los que dieron y dan la vida por
la Utopía de Jesús; arde cuando la triple "A" ejecutó al
Padre Mujica, cuando la dictadura genocida del '76, con
la connivencia eclesiástica Institucional en su
gran mayoría, masacró con saña a los Palotinos de San Patricio; y
el 4 de agosto en La Rioja, cuando según el poeta: "...Y
en Chamical, y en Punta de los Llanos desnucado está Dios".* Así ardió con
él, con Mons. Angelelli, porque demostró que es posible la
práctica del Evangelio y la construcción del Reino en una
sociedad postergada que puede hacerse Nueva; porque hizo patente
el Concilio Vaticano II, aplicándolo en su Pastoral Social, indicando
y probando que La Iglesia se puede transformar desde adentro, desde
sus mismas estructuras y ponerlas totalmente al servicio de un proyecto
radical de Liberación y Salvación. Arde e
ilumina, consumiéndose para manifestar que anuncia a Cristo,
y no a ella y sus intereses personales, predica a Cristo, no se
predica ella y así es auténtica Iglesia del pueblo de Dios.
Esta es La Iglesia que arde y que ilumina...
Allá Kropotkin, ese
genial pensador revolucionario y luchador incansable de su causa, él catapultó
su mensaje tan desbastador como controvertido, como siempre lo hacen los
grandes y desde ese universo subversivo de ideas y
luchas anarquistas, por una sociedad igualitaria, solidaria,
fraterna y justa, propone en mi cabeza de habitante del nuevo milenio, esta
otra manera de repensar su concepción nihilista sobre la Fe y La
Iglesia.
En este 4 de agosto, fecha
de su martirio, Mons. Enrique Angelelli, arde, arde como ardió por
los parajes riojanos, con su gente, enseñándoles que eran personas
con derechos, arde como ardió cuando propició la expropiación del
latifundio de los Azzalini, constituyéndolo en propiedad de
sus trabajadores en la zona de "Aminga" y de ello salió la "Codetral", una
Cooperativa de campesinos en una tierra donde los feudos y los terratenientes son dueños de
la vida. Arde como ardió en su último gesto por su amado rebaño como
el Buen Pastor: "Yo soy el buen pastor. El buen pastor da
su vida por las ovejas. El asalariado no es el pastor, y a él no le
pertenecen las ovejas. Cuando ve que el lobo se acerca, abandona las ovejas y
huye; entonces el lobo ataca al rebaño y lo dispersa. Y ese hombre huye porque,
siendo asalariado, no le importan las ovejas." (Juan 10,11-13.).Y los
lobos tan temidos aparecieron en la oscura y terrorífica noche, reprimiendo, encarcelando, torturando,
haciendo desaparecer y matando, pero él se mantuvo firme en
su amor por todos y no los abandonó, por el contrario estuvo siempre
presente con sus hermanos hasta jugarse la misma vida por ellos. A
sabiendas de su martirio decía: "Son varios los que tienen que
morir, entre ellos estoy yo".
En ese viaje que emprendió
desde Chamical a la Gloria, en su extrema ofrenda como Obispo, Pastor
y Mártir, Monseñor Enrique Angelelli, es manifiestamente La
Iglesia que ilumina porque arde de verdades, amores,
carismas, testimonios, libertad y esencialmente, porque es pobre, por
eso puede arder mejor que ninguna otra, porque el fuego la quema de tanta
injusticia que debe convertir para ser realmente Aquella que el
crucificado fundó, para que precisamente su abrasadora Palabra sea Luz de
Vida, en donde la dignidad y la esperanza, no existen porque nadie las
conoce, ni saben de ellas, en la orfandad de los que son imagen y
semejanza del mismo Dios.-
Raúl Olivares.-
Todos los derechos
reservados.-
Fuentes consultadas:
* CANTATA
RIOJANA, Música: Ramón Navarro, Poemas: Héctor David Gatica
*http://servicioskoinonia.org/relat/300.htm
http://www.prensared.com.ar
"Enrique Angelelli, Obispo de La Rioja.", Ricardo Mercado Luna.
http://www.prensared.com.ar
"Enrique Angelelli, Obispo de La Rioja.", Ricardo Mercado Luna.
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