Revelar la identidad, la privacidad, la intimidad del poder es una cuestión que los "grandes señores" no perdonan. José luis Cabezas Tomó una imagensimbolo que desentrañó la identidad personal de la impunidad que hasta ese flash, permanecía encriptada bajo todos los códices posibles. Ese fue el disparador exponencial que determinó semejante decisión homicida. No fue más que la necesidad de dejar en claro quien ejercía el mando, quien era el amo y quienes los siervos. Aunque simulen otra cuestiones, en lo intrínseco del acto criminal de Cabezas, lo que está es la sacralización del jefe que no puede adquirir entidad alguna públicamente hablando, porque su naturaleza como tal es lo oculto. Develarlo, es en su lógica, un ataque sistemático a su existencia como un ser común, y no lo contrario, el magnate capitalista sempiterno, que ama ser así, que vive donde está su tesoro, que cela con su vida su señorío...
Esa, la de Yabrán, fue y es muchísimo más que una fotografía, todos lo sabemos, aquella estampa de la verdad se transformó inmediatamente en el icono de la lucha por Justicia. No era compatible, ni lo sigue siendo, que en democracia se ejecute a un periodista por transparentar aquello que los demonios del modelo neoliberal no quieren que se sepa. Su conocimiento, su estilo de vida aquel que amasan cotidianamente con la inescrupulosa dialéctica del “buen burgués”, es un peligro que se comunique socialmente. Porque en definitiva, esto es lo que hizo José Luis cabezas, comunicar a través de su cámara, socializar el enigma. Un peligro, un absoluto riesgo y una amenaza vital. Para ellos...
Rodolfo Walsh escribía que es inconcebible para el pueblo el modo en que vive, piensa y actúa la burguesía. No se tiene una idea cabal , por la articulación cultural-ideológica del sistema, de ese carácter típico de clase, de sus vericuetos, sus peculiaridades... Se tiene una idea general difusa, prefabricada por los motores educacionales del capitalismo de ese mismo carácter, de su expresión, pero jamás una representación consciente de su poder. Ese camino es el que empezó a transmitirse con Cabezas, un acercamiento a lo constitutivo y esencial de una arquitectura clandestina del imperio.
Raúl Olivares.
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