Borón: "Es una operación geopolítica de enorme trascendencia"
El sociólogo criticó el juicio contra Rousseff y dijo que buscan "borrar de raíz cualquier perspectiva de gobierno progresista".
El prestigioso politólogo y sociólogo argentino Atilio Borónmanifestó su preocupación por la situación de crisis política que está viviendo Brasil, en marco del juicio que impulsa la oposición contra la presidenta Dilma Rousseff.
Este domingo, la Cámara de Diputados del país vecino aprobó la continuidad del proceso de impeachment contra la mandataria. La oposición superó los 342 votos necesarios para aprobar la apertura del proceso de impeachment.
El pedido de impeachment alega un “crimen de responsabilidad administrativa” de Dilma por autorizar gastos públicos no previstos en el presupuesto votado por el Congreso. Se trata de un comportamiento que justificaría la destitución de casi todos los gobiernos federales, estaduales y municipales del país de los últimos años.
La movida política considerada como "golpe blando" fue orquestada por la oposición de derecha y los sectores conservadores dirigidos por el partido PSDB y el PMDB, otrora aliado de Dilma y del PT.
Consultado al respecto, Borón destacó que era una situación que debería haber sido prevista por el ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva al asumir su primer gobierno en 2003.
"Es el desenlace de una larga historia. Parte de un error muy serio cometido por el presidente Lula en su primer mandato, cuando con el pretexto de garantizar la gobernabilidad de Brasil, hizo un pacto con banqueros y grandes medios (...) Desoyendo las enseñanzas de la historia, creyó que de esa manera tenía a la derecha de su lado e iba poder gobernar sin los aprietes de ellos. Se equivocó. En línea con eso, desarticuló su propio partido, lo desmovilizó y lo desdibujó ideológicamente. Dilma llega con una presidencia muy debilitada, acosada por la derecha, los banqueros y los medios", describió el politólogo en diálogo con Radio Universidad.
Borón señaló que Lula y Dilma podrían haber gobernado sin aliarse con la derecha, "en un proceso que iba a ser muy disputado, con muchas dificultades, pero no menos que las que tiene hoy".
"Es el viejo chantaje de 'se gobierna con la derecha o hay ingobernabilidad'. La experiencia latinoamericana demuestra que uno pacta con la derecha y después termina con problemas económicos, sociales y políticos. Uno apacigua a la derecha mediante un pacto y después lo deboran, no es nada nuevo", remarcó.
Los votos por la salida de Dilma en la Cámara de Diputados fueron un desfile de argumentos reaccionarios que se hicieron en nombre de la Policía Militar, de las Fuerzas Armadas, de los ruralistas que persiguen a los indígenas, de la iglesia, la familia patriarcal e incluso de la dictadura militar.
"El entorno de Dilma ha incurrido en hechos de corrupción, no ella. No se entiende muy bien por qué la quieren sacar a ella cuando en realidad deberían juzgar a sus colaboradores (...) Acá el objetivo es borrar de raíz cualquier perspectiva de que pueda volver a Brasil un gobierno progresista en los próximos 50 años. No importa si Dilma está limpia, o tiene acusaciones en su contra, se busca otra cosa. Provocar su salida y buscarle una causa a Lula para que lo inhabilite a que se presente a elecciones", expuso el especialista en geopolítica.
Golpes blandos
Borón contextualizó el episodio de Brasil con una política de "golpes blandos" que lleva adelante Estados Unidos desde hace al menos dos décadas.
"Hasta la década del 80, Estados Unidos tenía como mecanismo de reemplazo de gobiernos el golpe militar. Después de la experiencia argentina y la guerra de Malvinas, optaron por la vía del golpe blando y vienen trabajando en esa línea desde hace 20 años. Llevan jueces y fiscales a cursos de instrucción a Estados Unidos, llevan policías y militares, y finalmente montaron este mecanismo", señaló, respecto a la repetición de juicios contra mandatarios en toda América Latina.
Y concluyó: "La motivación no es el acto de corrupción. Estamos en presencia de una operación geopolítica de enorme trascendencia porque el orden internacional se está viniendo abajo. Han surgido nuevas constelaciones de poder mundial, hay grandes focos de conflictos que pueden conflagrar una tercera guerra mundial. En este contexto, Estados Unidos necesita tener una América Latina totalmente ordenada y subordinada".
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