14-04-2016
No se trata de kirchnerismo o macrismo
Inclusión social o saqueo del capital concentrado
El enfrentamiento entre kirchnerismo y macrismo es sólo una versión particular del enfrentamiento inevitable entre el capital concentrado internacional, con sus socios locales, y el conjunto del pueblo argentino. El bienestar de la población y el capital concentrado están en contraposición porque a este último sólo le interesa saquear el país. Es importante no confundirse y no ver solamente el enfrentamiento entre kirchnerismo y macrismo.
El gobierno anterior llevó adelante esta lucha con sus limitaciones, entre ellas no intentar traspasar el marco de la democracia burguesa. Pero su enfrentamiento con el capital concentrado era real. Obviamente no impidió el proceso de concentración económica que se dio en gran medida durante ese período, pero eso es inherente al capitalismo y no se puede eliminar durante su existencia. Los límites que le puso al capital concentrado eran inaceptables para éste.
Las declaraciones de Zbigniew Brzezinski dejan en claro que los grandes conglomerados capitalistas mundiales tienen como enemigo al populismo:
“ …la resistencia populista persistente y altamente motivada por parte de pueblos políticamente despiertos e históricamente resentidos hacia el control externo demuestra ser cada vez más difícil de suprimir. ” [1], declaraciones de Zbigniew Brzezinski famoso estratega proimperialista en política internacional el 17.11.2013, [2] [3]
Esto se extiende a todo el planeta en general y a América Latina en particular. Y el chavismo, el kirchnerismo, los gobiernos de Evo Morales y Rafael Correa se pueden definir como formas del populismo en su versión progresista. No se trata de que el populismo vaya a expropiar al capital, no es su política, pero al ponerle límites al saqueo del capital concentrado, y al no existir hoy en día una amenaza cierta del comunismo, el populismo es un enemigo para el capital concentrado.
No se trata de kirchnerismo o macrismo. Aunque no existiera ninguno de los dos, siempre existirán las necesidades del pueblo y los intereses que representan a los grandes conglomerados empresarios. El gobierno anterior, con todas sus limitaciones, defendía indudablemente el crecimiento con inclusión social. El actual responde a los intereses del capital concentrado internacional y sus socios nativos. Este enfrentamiento es inevitable, es una lucha de todo el pueblo.
Una posibilidad es que la población se someta a los designios del gran capital, con lo cual volveríamos a la miseria, la desocupación y la destrucción del país como en los ’90, aumentado y exacerbado.
La otra alternativa posible es que el pueblo se rebele como en alguna medida lo hizo en el 2001.
Pero ahora la rebelión deberá ser mucho más profunda y con una estrategia que estuvo ausente en el 2001, así como se necesitaría la participación protagónica de la clase obrera.
Es necesario remarcar que esa lucha se está dando. Es un enfrentamiento que surge de la naturaleza de las cosas. El capital concentrado necesita saquear al mundo, necesita que nada le obstruya esa ofensiva, y los pueblos no tienen más remedio que resistir y en el mejor de los casos, pasar a la ofensiva con una estrategia que les permita derrotar efectivamente a los grandes conglomerados empresarios que dominan el mundo.
El capital concentrado consiste en conglomerados empresarios que controlan miles de empresas. Estudios internacionales coinciden en que 737 accionistas, el 0,123 del total, controlan el 80% del valor de las más de 43.000 mayores compañías multinacionales. Por ejemplo, Black Rock [4] participa en 8.241 empresas. [5]
Por todo esto no se trata de kirchnerismo o macrismo. El problema es mucho más profundo, y no va a desaparecer por más que estos desaparezcan. Tampoco se trata de peronismo o macrismo. El kirchnerismo no es el peronismo de Perón. El primer peronismo era “nacional y popular” y el kirchnerismo es “nacional, popular y democrático”. El kirchnerismo toma del primer peronismo su parte de mejoras sociales, y hace de ellas su programa, y se aparta de otras cuestiones. Identificar al kirchnerismo con el peronismo es esquemático.
Existe un gorilismo muy arraigado que odia todo lo que tenga que ver con el peronismo. Vota siempre en contra, aunque tenga que votar a Cambiemos, como si el primer peronismo y el kirchnerismo fueran los causantes de todos los males del país. Para intentar morigerar esta obstinación, también es importante comprender que la ofensiva contra el kirchnerismo es la del capital concentrado que nos afecta a todos los argentinos
Con todas sus limitaciones el kirchnerismo ha hecho mucho por la inclusión, y ha despertado en buena medida la conciencia de la población sobre muchos temas.
La inmensa masa de simpatizantes del kirchnerismo, la mayoría de los cuales ha despertado ahora a la lucha política es un capital valiosisímo en la lucha del pueblo. Por más limitaciones que tenga, no se trata de destruir al kirchnerismo por sus aspectos negativos, sino practicar la unidad de acción en todo lo que implique luchar por la inclusión social, al mismo tiempo que discutimos fraternalmente cuál es la mejor estrategia para lograrlo.
No se puede derrotar al capital concentrado sin expropiarlo. Para eso se necesita la revolución social, que comienza necesariamente por una revolución democrática de todo el pueblo, si se va a tratar de una verdadera revolución social. Estamos muy lejos de eso, no en tiempo cronológico, que es imposible de medir, sino en la cantidad de hechos que tienen que suceder.
Un problema del kirchnerismo es que reivindica la conciliación de clases, su lucha se mantiene dentro de la democracia burguesa, y si bien ha hecho avances democráticos, está muy lejos de la estrategia de avanzar hacia una verdadera revolución democrática de todos.
También el kirchnerismo reivindica el rol del Estado para el crecimiento con inclusión social, ignorando u omitiendo que todo Estado en un país capitalista, es la herramienta de dominación del capital. Lo que ha sido demostrado por el kirchnerismo es que un gobierno puede lograr cierto grado de independencia para desarrollar una política de inclusión social. Pero nunca puede cambiar el carácter del Estado capitalista.
Estas ideologías del kirchnerismo, contradictoriamente, intoxican las conciencias, cumplen un rol negativo que se contradice con los avances que hizo en el crecimiento con inclusión social, y la elevación de la conciencia en ese sentido, conciencia que también ha tomado nota en buena medida de todas las formas en que el capital concentrado boicotea y quiere anular, arrasar, con este crecimiento.
El problema fundamental es la elevación de la conciencia de todo el pueblo, en especial la clase obrera, hasta llegar como mínimo a comprender, en profundidad, que sin expropiar al capital concentrado no se le puede ganar.
En todas las luchas que se lleve adelante el pueblo es imprescindible que sirvan para elevar la conciencia, más allá de que sean victorias, derrotas o “empates” circunstanciales.
En la medida que el pueblo adquiera conciencia plena pasa a la acción. Eso hay que tenerlo presente.
Y esta plena conciencia no se logra solamente en la lucha práctica, es necesario que los habitantes tengan pleno conocimiento de qué es lo que está pasando. Conocer todos los problemas que obstaculizan su lucha, saber cuáles son los pasos que hay que dar.
[2] Ídem
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
https://www.rebelion.org
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