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Nota de autor
En el siguiente trabajo me propondré hacer un análisis sobre el proceso de consolidación del Estado Argentino. El cual está íntimamente relacionado con la emergencia de una clase dominante, que protagonizará el desarrollo de este proceso de unificación Nacional en su propio interés de clase. Teniendo en cuenta las características de este periodo, de resistencias por parte de un sector del interior a la entrada de una nueva órbita a nivel mundial que va a estar caracterizado con lo que conocemos, como división social del trabajo.
Esta entrada al mercado mundial va a estar determinada por un fuerte nivel de dependencia que excluye a varios sectores dominantes del interior, su consecuencia será generar un antagonismo entre estos sectores en pugna, los sucesos mencionados son los que imposibilitarán una cohesión a nivel nacional de clase hegemónica.
Diferentes intereses económicos fueron los que imposibilitaron la concreción de un proyecto nacional desde un principio. Estos se van a ver trastocados cuando se logre conformar un bloque histórico que conforme un poder hegemónico, en términos de Ansaldi[1], que utilizando categorías Gramscianas, nos permite entender cómo se da esa unidad nacional que termina de consolidarse en 1880.
Para llegar a esta conformación se tuvieron que llevar adelante actos violentos, sangrientos y de cooptación contra los que se rebelaban a la incorporación de un nuevo sistema de producción de corte capitalista.
En la consolidación del Estado nacional fue fundamental el rol que cumplió la guerra del Paraguay que será analizada más adelante .Y para culminar el trabajo me detendré a observar los análisis que hicieron los intelectuales de 1840 a 1860 en la compresión de una futura nación.
Para comprender el proceso de gestación del Estado nacional es fundamental entender como la independencia del yugo Español no dejo una clase social dominante a nivel nacional, esto va a quedar plasmado en el devenir histórico y conflictivo que va a tener lugar en el rio de la plata, caracterizado por los enfrentamientos que son consecuencia de los particularismos regionales. Siempre predominando el sentir local sobre el nacional, al respecto Chiaramonte aclara “(…) La independencia, entonces, sobreviene cuando el grado de maduración de los principales sectores sociales de las colonias estaban aún muy lejos de permitir trascender los particularismo regionales o locales (…)[2]
Esta “balcanización” que se produce en el RÍo de La Plata va a seguir teniendo un rol predominante, incluso después de la caída de Rosas en Caseros (1852). Los actores políticos de esa época consideraban que el mal que afligía a sus tierras está determinado por el Rosismo.
La caída de Rosas demostrará que el mal que afligía al Plata no era justamente un poder unipersonal, sino que el conflicto era mucho más profundo, de intereses económicos y estos se determinaban por quien detentaba el usufructo de los aranceles que provenían de la aduana. En síntesis: el factor del conflicto seguía girando en torno de la capitalización de Buenos Aires, la cual era fuertemente repudiada por las clases dominantes de la provincia.
El gran problema había sido resuelto, rosas es exiliado, pero los conflictos seguían igual de latentes o quizás más que a la deposición del restaurador.
Las clases dominantes de Buenos Aires dieron un golpe de estado en setiembre de 1852 poniendo como representantes a B.Mitre y A. Alsina, desconociendo el poder nacional de Urquiza, esto estaba íntimamente relacionado con sus intereses, particularmente los referidos al puerto y la aduana porteña.
En 1853 Urquiza convoca a un congreso constituyente en Santa Fe donde se sanciona la constitución nacional. Buenos Aires no acata la Constitución y con ello se generaba una separación en la cual se consolidaría la confederación por un lado y Buenos Aires por el otro. Las desavenencias llegarán a su fin en la batalla de Pavón, en la cual Mitre derrota a Urquiza de una manera poco clara. A partir de ese momento es cuando comenzará a cumplir un rol fundamental la construcción de la Nación. Esto llevará a que las burguesías empiecen a entender que necesitan consolidarse como clase hegemónica para construir el vasto territorio Argentino y terminar con la crisis orgánica que deviene de las primeras invasiones inglesas[3]. Para generar esta consolidación era necesario constituir relaciones sociales de producción capitalistas, subordinándolas a las demás economías, destruyéndolas. Este proceso durará veinte años en consolidarse. Una vez llevado a cabo surgirá el tipo de economía dependiente que va a caracterizar a Argentina.
La burguesía del litoral, junto a los comerciantes de Buenos Aires, van a ser los que hegemonicen este proceso de consolidación, la constitución de este sector no se puede dejar de explicar sin el análisis del mercado mundial. La emergencia del imperialismo va a determinar la construcción de las clases dominantes hacia el interior del Rio de La Plata. La economía que va a surgir de esta alianza, entre los sectores terratenientes y el imperialismo, va a determinar el desarrollo económico que va a poder desplegar Argentina y el papel que le va a tocar cumplir en la división social del trabajo, un país exportador de materias primas dependiente de Inglaterra. Como afirma Milciades Peña “(…) El monopolio constituye, en última instancia, un intento de frenar la tendencia al descenso constante de la tasa de ganancias (…)[4]. Lo que deja en claro el autor es que la entrada al mercado mundial está determinada por una etapa monopólica del mismo, y esto está íntimamente relacionado con la caída tendencial de la tasa de ganancias. Para seguir desarrollando niveles de beneficios extraordinarios, es necesario mantener una estructura monopólica. Y esta coyuntura le va a servir a las burguesías dependientes para consolidar su proyecto de nación, caracterizado por una economía de tipo liberal dependiente. Este “desarrollo” comenzará con la presidencia de Mitre, y en él podemos encontrar al representante por antonomasia de una “burguesía” parasitaria, que logra expandirse y tendrá su coronación en 1880 cuando logre consolidarse el Estado Nación, logrando terminar con el conflicto que llevo años resolver, la capitalización de Buenos Aires. Lo que va a caracterizar este proceso es la implementación de un régimen político oligárquico.
El ferrocarril juega un rol de suma importancia en este periodo de transformación, la entrada del mismo logra beneficiar a la oligarquía, y termina de acentuar el poder a nivel económico que va a cumplir el capital extranjero en el territorio argentino.
La función que va a tener este medio de transporte ayudará a que las economías del interior, pre capitalista, se vayan destruyendo. Imponiendo nuevos tipos de relaciones sociales de producción, la emergencia del capitalismo está relacionado a su grado de dependencia con la economía británica, esto es lo que hace que se imposibilite un desarrollo autónomo, con una burguesía dinámica industrial. Que esta no quiera desarrollarse industrialmente no quiere decir que no sea racional a sus intereses de clase, su desarrollo está ligado a la tierra y a través de esta es donde consiguen obtener altos beneficios, con poca inversión. Al respecto Ansaldi opina “(…) En esta subordinación recreación, el ferrocarril desempeña un papel decisivo, que no siempre ha sido bien planteado. Lo esencial de él consiste en la destrucción de las formas de producción artesanales, domesticas, rurales y urbanas, por un lado; por otro, coadyuva a la formación del mercado interno y a la reactivación de las economías regionales (…)[5]. Lo que deja planteado el autor es el rol fundamental que cumplió el ferrocarril, para generar un mercado nacional ligado a un mismo interés. Es en esta situación donde se dan alianzas entre sectores dominantes para el desarrollo del Estado Nación, favoreciendo al mercado interno. Pero la incorporación de capitales extranjeros marcaron una intensa relación de servilismo por parte de las clases dominantes hacia él capital Ingles.”(…) Al ferrocarril Central Argentino se le garantizó una ganancia anual de 7% sobre un capital doble del necesario para construir la línea, y se le regalo una legua de campo a cada costado de la vía, totalizando casi 350.000 hectáreas (…)”[6]. A través de esta cita queda explicito el alto nivel de rentabilidad que obtenían Inglaterra por las inversiones, y las ganancias siempre eran solventadas por el estado. La consolidación del Estado Nacional está enmarcada por clases dominantes entreguistas, a los capitales financieros del imperio.
Todo este proceso culminará cuando el Estado Nacional en términos de Oslak[7] logre penetrar en todas las esferas de la vida social. Esta penetración se va a dar de diferentes formas: represiva, cooptativas, material ligada al “progreso” económico y por último la penetración va a estar ligada al plano ideológico, base fundamental de todo proceso de construcción estatal que permite no solo gobernar a través de la coerción, sino a través de un consenso; mediante estas herramientas se erigirá la Nación y se legitimara el poder central creado.
Pero para llegar a esta construcción nacional se deberían derramar litros de sangre en post de la unidad Nacional. Y en este contexto es donde se enmarca una de las guerras más cruentas, sangrientas e injustas que pudo conocer América Latina, la guerra de la triple alianza o mejor dicho por José María Rosa la triple infamia[8], contra el Paraguay del “dictador” Solano López. Al representante máximo del Paraguay lo tildaban de dictador por elegir un tipo de desarrollo económico antagónico al de las clases entreguista del imperialismo.
Basada en una economía proteccionista, en la cual el comercio exterior era monopolizado por el Estado, este país había logrado desarrollar sus fuerzas productivas de una manera independiente al capital metropolitano. Este Estado había elegido una ruta diferente a la que había tomado Argentina, Brasil y Uruguay, el caso de Uruguay es quizás más complejo ya que se necesito deponer al gobierno de los Blancos para generar esta alianza auspiciada por Flores.
El conflicto fue dominado por los intereses de las clases dominantes de los tres países en cuestión, que hicieron la guerra junto a Inglaterra, y cabe aclarar esto por los lazos de reciprocidad que se entretejen en ambos sectores (Gran Bretaña, y los tres países referidos). Las burguesías dependientes tienen los mismos intereses que las de la metrópoli. Pero al margen de que los une un mismo interés, la más beneficiada por la guerra va a ser Inglaterra que logró entregar préstamos a tasas elevadísimas consolidando aun más el poder de influencia sobre los países que tuvieron que dirimirse en este conflicto.
Tanto Pomer[9] como Ortega Peña y Duhalde[10], señalan que la parálisis en la industria textil inglesa provocada por la guerra civil en EE.UU. (no exportaba algodón) fue uno de los motivos que llevó a los ingleses a buscar en el mundo otros proveedores. Allí donde los encontraron, no alcanzaban a cubrir las necesidades de la industria, ante esta situación Paraguay se presentaba como una potencial fuente algodonera.
Si bien Inglaterra apoyo esta guerra, tuvo un rol preponderante las decisiones que Mitre impulso para sumarse a esta empresa depredadora. El desarrollo capitalista debía consolidarse, necesitaba barrer con todos los resabios pre capitalistas y entre ellos se encontraban los caudillos del interior, la mejor manera de terminar con este obstáculo era exterminarlos, mandándolos a la guerra. De esta manera Mitre logra tener allanado el camino para forjar la Nación liberal que él tanto deseaba, vale recordar que esta guerra fue repudiada por amplios sectores del interior. Uno de los tantos que luchó en contra del poder central de Buenos Aires fue Felipe Varela. Considero importante rescatar esto porque demuestra el sentir de los pueblos del interior contra esta guerra nefasta, sumada a la prepotencia de las clases dominantes de Buenos Aires.
FELIPE VARELA
La guerra del Paraguay que dura de 1965 a 1970 fue funcional al proceso de consolidación del Estado, logra exterminar con todas las fuerzas antagónicas que se pronunciaban contra la unificación. Otra de las causas todavía no expuestas sobre el porqué de esta empresa bélica, reside en el carácter reaccionario que tenían los países liberales: de tal manera, no podía existir un país vecino que desarrolle una economía proteccionista; cabe recordar que el nivel de desarrollo de las fuerzas productivas que había alcanzo Paraguay era altísimo, Paraguay contradecía los principios liberales, por lo tanto debía ser destruida.
A través del recorrido histórico que hice queda demostrado las principales características sobre la conformación del Estado, que es totalmente antagónico al que habían pensado los intelectuales de mitad del siglo XIX, aquí me estoy refiriendo a Sarmiento y Alberdi.
Lo que podemos observar en estos dos intelectuales, es el rechazo que terminaron sintiendo hacia la oligarquía argentina, el mismo siempre fue acallado por este sector.[11]El pensamiento que habían desarrollado estos dos pensadores, estaba fuertemente marcado por el positivismo, y el desarrollo industrial, capitalista tanto de Estados Unidos como Europa, querían generar el mismo desarrollo en su “país”, no querían quedar afuera del tren de la historia. Y este se caracterizaba por las cualidades del desarrollo capitalista. Sarmiento y Alberdi no coincidían en sus formas de interpretar la realidad, su pensamientos eran disimiles, y este antagonismo los va a encontrar en bandos separados.
Para hacer un buen análisis de los dos consideró pertinente primero desglosar los principales puntos del pensamiento de Sarmiento para luego entrar en el análisis de Alberdi. Lo primero que hay que tener en cuenta es que Sarmiento fue un hombre de política, de acción por lo tanto esta más expuesto a las criticas, ya que la política es barro y como tal es muy difícil salir “limpio” de ella, esta conlleva a constantes contradicciones. Y el caso de Sarmiento no fue la excepción. Si uno analiza su proyecto económico basado en una economía de tipo farmers, se da cuenta que Sarmiento estaba visualizando el problema del “país”, y notaba que la concentración de la tierra era lo que iba a limitar su desarrollo industrial, de ahí es que surge su odio a todo lo relacionado con la gran propiedad y desarrolla ese maniqueísmo que caracteriza al pensador; entre civilización y barbarie[12]. Su proyecto giraba en torno a la división de la tierra, generando pequeños propietarios, para generar el desarrollo que había llevado a Estados Unidos a constituirse como tal. Lo que se puede criticar de Sarmiento es que no logró ver las condiciones objetivas del territorio para desarrollar su planteamiento. De hecho cuando fue presidente no pudo poner en funcionamiento su proyecto, lógicamente impedido por las clases dominantes, para llevar a cabo dicho proceso se debe tener a favor una correlación de fuerzas que él no tenía, pero lo que es bueno rescatar es que se murió denunciado a la oligarquía. Otros de los puntos fuertes de Sarmiento es su odio al gaucho y a todo lo que representaba el “atraso”, y de ahí surge su concepción exterminadora con todo lo que representa la “barbarie”, en este punto no lo quiero reivindicar, pero lo que hay que tratar de hacer por más que denunciemos esta perspectiva sangrienta, es entrar en su mirada política y económica, fuertemente teleológica. El fin de la “barbarie iba a hacer surgir la civilización”, y con ella el capitalismo industrial, el devenir histórico le demostró a Sarmiento que esto no era así y se murió denunciando que lo que él había apoyado y gobernaba la nación, era la barbarie[13]. Otra de las maneras que Sarmiento consideraba necesarias para terminar con la “barbarie”; era la incorporación de la educación, le interesaba mucho desarrollar una sociedad educada en la enseñanza, ya que esta cumplía un rol fundamental en las sociedades que el tanto admiraba.
Ahora pasare a explicar la visión de Alberdi que como dije más arriba, es la mirada de un intelectual puro, alguien que escribió sobre política pero que no participo de ella. Lo que podemos decir de su pensamiento es que tenía una mirada integracionista a diferencia de Sarmiento, él consideraba que el campo era el motor dinámico de la economía y por ende su proyecto se apoyaba sobre él y en la inversión extranjera, esta inversión pensaba (Alberdi) era la que iba a desarrollar las bases para generar un capitalismo desarrollado, de ahí va a surgir la critica que le hace Milciades Peña a Alberdi, por no haber visualizado el desarrollo del imperialismo[14]. Este análisis lo puede hacer Peña porque lo analiza desde el siglo XX. El proyecto de Alberdi se sustentaba más en las condiciones objetivas con las que contaba el “país”, ya que creyendo que a través de las ventajas comparativas que tenia argentina respecto de las materias primas frente al mundo, iba a poder consolidar una acumulación que le permitiría dar el salto al gran desarrollo capitalista, en términos de Alberdi a la república verdadera. Lo que se puede observar es que este intelectual trata de desarrollar un proyecto basado en las cualidades que tiene esa región constituida por una gran propiedad, y no la va a atacar, a través de su razonamiento va a tratar de que esa República posible se transforme en una República verdadera. Por eso es que dentro de su concepción se encuentra la necesidad de poblar el extenso territorio.
ALBERDI SARMIENTO
A diferencia de Sarmiento se va a declarar en contra de la educación escolar, su deseo es que se practique la enseñanza técnica, la educación seria parte de esa República verdadera.
En los dos autores esta la concepción de atraer inmigrantes protestantes del norte.
Lo cierto es que ninguno de los dos proyectos pudo llevarse a cabo, esto está ligado al vacio que se dio en el Rio de la Plata de una burguesía de tipo industrial[15]. Así, dos de los máximos intelectuales de ese periodo, no pudieron visualizar esto, es por eso que terminaron viendo como sus proyectos eran dejados de lado, al tiempo que se desarrollaba esa clase dependiente basada en la posesión de la tierra.
[1] Waldo Ansaldi “notas sobre la formación de la burguesía argentina, 1780-1880, en Enrique Florescano, Orígenes y desarrollo de la burguesía en América Latina .Nueva imagen, 1980, págs. 515 a 583.
[2] Chiaramonte, J.C, “La cuestión regional en el proceso de gestación del estado nacional Argentino. Algunos problemas de interpretación “, en Mercaderes del litoral. Buenos Aires, fondo de cultura económica, 1991, pp. 21-54
[3] Waldo Ansaldi Óp. Cit P. 544
[4] Milciades Peña, De mitre a Roca, Buenos Aires, Fichas 1975. P 15
[5] Waldo Ansaldi. Op. Cit, P 550-551
[6] Milciades Peña Op. Cit. P 22
[7] Oscar Oslak, la formación del estado argentino, Buenos Aires Ed. Belgrano, 1982, capitulo III
[8] José María Rosa, La guerra del Paraguay y las montoneras argentina. Hyspamérica, Buenos Aires, 1987
[9] Leon Pomer, La guerra del Paraguay, Buenos Aires, CEAL, 1987
[10] Ortega Peña, Rodolfo: Felipe Varela contra el imperialismo Britanico. Capítulos 1 y 2
[11] Peña Milciades: Alberdi, Sarmiento y el 90. Cap 2
[12] Sarmiento, Domingo. Facundo; Editorial losada
[13] Milciades Peña op. cit
[14] ibíd.
[15] Milciades Peña, El paraíso terrateniente, Fichas, Buenos Aires 1975, pags.93a 119
G.O.
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