Entrevista a Evo Morales, Presidente del Estado Plurinacional de Bolivia
“Los enemigos saben que si nos dejan solos y en paz seremos capaces de demostrar que otro mundo es posible”
Correo del Alba
“Almagro sabe que no puede aislar a Venezuela, no sólo por el hecho de ser la patria de Miranda, Bolívar, Sucre y Chávez sino también por la valentía y dignidad del pueblo venezolano”. “El secretario general debiera ocuparse de unir a nuestros pueblos y hacer respetar la legalidad de una OEA que ya viene bien desprestigiada”. |
“Hemos enseñado que la izquierda puede gobernar y cambiar el orden establecido y torcerle la mano al destino de ignominia al que nos tenían sentenciados”, asegura el dirigente.
A pocas horas de subirse al avión que lo conduciría a la isla de Cuba, para ser intervenido quirúrgicamente de una afección en la garganta, el presidente Evo Morales nos concedió una breve entrevista desde Cochabamba.
El primer mandatario boliviano ha sido un férreo denunciante de la ilegalidad de la Organización de Estados Americanos (OEA) por su irrespeto con la República Bolivariana de Venezuela al tratar de aplicar persistentemente sanciones contra Caracas.
Bajo la noche fresca de la llamada Llajta (“tierra”, en quecha), nos acoge con un abrazo cálido que nos hace sentir en casa, y da inicio al diálogo.
Desde hace meses la Revolución Bolivariana está sometida a los ataques del secretario general de la OEA, Luis Almagro, quien parece empecinado en derrocar al presidente Nicolás Maduro.
Efectivamente, nos enteramos, en palabras de la canciller Delcy Rodríguez, que quince días después de tomar posesión de su cargo, Almagro, que tenía bien aprendida la tarea de sus jefes –los Estados Unidos–, lanzó la primera arremetida contra Venezuela, y de ahí en adelante no ha parado.
No le ha sido ni le va a ser fácil su labor, sabe que no puede aislar a Venezuela, no sólo por el hecho de ser la patria de Miranda, Bolívar, Sucre y Chávez sino por la valentía y dignidad del pueblo venezolano. Además, Venezuela no está sola y, el hecho de que 14 países pretendan disfrazarse de demócratas y aceptar el mandato de Washington –por medio del títere de Almagro–, para entrometerse en los asuntos internos de un país y de paso intentar su suspensión en la OEA, no quiere decir que vayan a lograr su objetivo. Son muchos los países que tienen lazos indivisibles con Venezuela y también muchos son los hermanos en el mundo que tienen sentimientos de solidaridad que no serán afectados por decisiones arbitrarias y criminales efectuadas por un puñado de anti patrias.
¿Hay odio contra un proyecto integrador regional forjado por un presidente soldado, otro indio, un obrero, un comandante, un guerrillero, dos mujeres y un argentino de provincia?
Revolución ante el imperio es liberación del pueblo. El legado de Bolívar, Chávez y Fidel son mandatos supremos que no se abandonan ni se negocian.
Hasta hoy nos mantenemos en contacto con los mandatarios, a través de mensajes, y estamos al tanto de lo que pretende lograr la derecha mundial y de los inmensos desafíos de nuestros pueblos en defensa de sus procesos.
Vivimos momentos históricos épicos de la lucha de los pueblos contra la invasión despiadada de los colonizadores que se llevaron el oro, la plata, perlas, esmeraldas, la riqueza de los originarios, y que hoy vienen por el petróleo, litio, oro, entre otros recursos. Arremeten contra la conciencia de Latinoamérica y ganan, en algunos casos, gracias a sus poderosísimos medios de comunicación que procuran cambiar la mentalidad de las personas y vaciar de principios a algunos.
Los países ALBA somos pilares y guardianes de la defensa de la soberanía y la integridad del territorio latinoamericano y no descansaremos hasta lograr la verdadera independencia. Para esto se necesita el retorno de los pueblos al poder, la resistencia incansable e inagotable de los que luchan, que la gente no se deje engañar por quienes tienen todas las armas a su favor y las apuntan contra el pueblo, los que sólo velan por su poder económico sin pesarles la devastación de algunos países por la guerra ni estar acabando con la vida en el planeta.
¿Percibe un doble estándar de parte de los que enjuician a Venezuela?
A Venezuela la quieren expulsar de la OEA como hicieron con Cuba, hace años atrás, con el pretexto de que eran comunistas.
Hace días recordaba que en mi primera participación en la Cumbre de las Américas estaba el presidente de los Estados Unidos y le dije de frente que me siento comunista, socialista y antiimperialista, y que si querían expulsarme que lo hicieran de inmediato, acto que no sucedió. Ahora, usando a algunos partidos y gobiernos, acusan a Venezuela de que carece de democracia y violan los derechos humanos. Pero, ¿quiénes se nos presentan como los verdugos de la Revolución Bolivariana? Un puñadito de países cuyas violaciones a los DD.HH. son francamente escandalosas. Desde hace años que diariamente nos despertamos con noticias de asesinatos y desapariciones de hombres y mujeres de movimientos sociales, campesinos, estudiantes, periodistas, y la OEA nunca se ha pronunciado. ¿Con qué autoridad moral pretenden acusar a Venezuela?
Los Estados Unidos nos han enseñado muchas cosas, una de ellas es que si no hacemos caso nos oprimen con un golpe militar, que eso es parte de su doctrina. Otra es el golpe judicial si no pueden tumbar a un presidente del pueblo democráticamente. En nuestra primera gestión, en el senado tenía minoría y de los diputados una simple mayoría, entonces un diputado se nos ha volcado y en el congreso quedamos en minoría en las dos cámaras, sin poder aprobar leyes, por eso seguía marchando dos o tres veces desde Caracollo. Esos son métodos que emplean, para los cuales estamos preparados.
Igualmente el imperio nos enseñó que se puede criminalizar el cultivo y consumo de la hoja de coca y golpear y reprimir a los campesinos cocaleros, mientras ellos, con otros países productores, llenan sus arcas fiscales producto del narcotráfico. Nos enseñaron a comer sus comidas y a mirar con desconfianza a nuestros hermanos, a crear una gigantesca brecha de principios y conciencia contra el pueblo pobre y marginado que vive y muere sin esperanzas, en los bordes de la miseria, ante la indiferencia y hasta burla de los mandatarios.
Pese a todo hemos enseñado que la izquierda puede gobernar y cambiar el orden establecido y torcerle la mano al destino de ignominia al que nos tenían sentenciados.
¿Qué piensa de Luis Almagro?
Pienso que de esos personajes hemos tenido varios en la historia del continente, por ejemplo, desde hace más de 500 años hubo Almagros que iniciaron la invasión, implantaron y continuaron la dominación, Almagros que quieren desconocer las leyes internacionales y el mandato de los pueblos.
Ahora hay Almagros perritos falderos y obedientes serviles a los poderes imperiales de los Estados Unidos, quienes le dieron la orden de actuar e imagino lo regañan por no haber podido aún expulsar de la OEA a un país digno, a un gobierno libre y antiimperialista como el venezolano.
¿Cómo ha percibido los últimos combates librados por la diplomacia bolivariana en el seno de la reunión del Consejo Permanente de la OEA?
Lo que me ha sorprendido más de aquella sesión de la OEA es que Venezuela nuevamente triunfó. Tres o cinco países defendieron a la revolución sin dudar de lo que estaban haciendo, sabiendo que con eso se enfrentaban a la histeria de Almagro.
Pero la histeria de Luis Almagro no es fácil de apaciguar porque, en definitiva, proyecta la de su amo, quien controla su voluntad. ¿Qué le aconsejaría?
El secretario general, en vez de estar pensando en expulsar o suspender a un país como Venezuela, debiera ocuparse de unir a nuestros pueblos y hacer respetar la legalidad de una OEA que ya viene bien desprestigiada. En el mejor de los casos quedarse callado y dedicarse a ganar su sueldo, que pagamos nosotros –incluyo a Venezuela–.
Conjuntamente debiera reunirse con las autoridades máximas de cada país puesto que si hay que resolver cosas entre pueblos o al interior de los mismos, por ejemplo, asimetrías económicas, la brecha de la desigualdad, pobreza –que fomenta la migración–, entre otras, nos ayudemos a coordinar políticamente, contribuyamos a la integración o a crecer en igualdad, dando poder al pueblo históricamente marginado, producir alimentos en una lucha frontal contra el hambre y así permitir que no sólo comas sino que tengas agua y servicios básicos, salud y educación de calidad, acceso a la cultura.
En la misma dirección, ¿qué les diría a los mandatarios que respaldaron las instrucciones de Almagro para sancionar recientemente a Venezuela?
Pienso que Almagro, Estados Unidos y otros presidentes y presidentas de la región se equivocan con nosotros ya que no compartiremos jamás sus antojadizos mandatos que favorecen a las grandes corporaciones expoliadoras y explotadoras de la base social para llenar sus bolsillos.
Los mandatos que le damos, como presidentes, gobiernos y pueblos al ALBA, Petrocaroibe, UNASUR, CELAC y OEA, deben ser para unir a los pueblos, para integrarlos mediante políticas de hermandad, solidaridad, reciprocidad y complementariedad.
Nuestra responsabilidad es hacer que a quienes elegimos nadie pueda imponerle nada por presión, plata o poder con el fin de cambiar el rumbo de las decisiones de los pueblos que votan democráticamente cada cierto tiempo. Debemos vigilar que no se inmiscuyan en asuntos internos y no le tuerzan las decisiones a la voluntad popular, cuestión que está ocurriendo con la forzada e interesada aplicación legislativa en la OEA contra Venezuela.
¿Cuál es el rol que les corresponde jugar a las organizaciones sociales, políticas, académicas, culturales, militares, de los pueblos libres del sur en esta coyuntura?
Con todos y todas entrar en una ardua reflexión, porque no faltarán los instrumentos del imperio que intenten tumbarnos, y debemos defendernos.
Nuestros procesos revolucionarios y democráticos no son perfectos. ¿Cómo podrían serlo si hemos pasado tanto tiempo defendiéndonos y resistiendo? Los enemigos saben que si nos dejan solos y en paz seremos capaces de demostrar que otro mundo es posible; mundo urgente y necesario para garantizar la vida en el planeta.
No hemos construido procesos perfectos ni intachables, sabemos que hay dificultades y necesidades pero, en nuestra experiencia, con la unidad uno puede empezar a cumplir los anhelos de las grandes mayorías. Unidos desarrollamos a la persona, la familia y la comunidad.
Quisiera decirle al pueblo venezolano y latinoamericano que estén atentos, que los de la OEA quieren aplicar sanciones a Venezuela sin una base legal y que Luis Almagro, en vez de pasar a la historia como un personaje digno, pasará directo a representar la peor de las experiencias de ese organismo carente de principios patrióticos y lleno de mandatos y presiones de los poderes económicos imperiales que buscan de Venezuela su petróleo y energía, para hacerles abortar los principios libertarios de Bolívar, Chávez y Fidel.
Por último, a l presidente Nicolás Maduro le decimos otra vez, como lo mencioné hace unos días, que no están solos, que el pueblo boliviano, sus organizaciones y fuerzas vivas –y estoy convencido que lo mismo piensan los pueblos libres–, defenderemos a esa querida revolución .
¿Cree que esta etapa vivida por nuestros procesos de cambios es parte de un aprendizaje mayor?
Sí, nunca se termina de aprender. He recorrido el país y lo he apreciado en su diversidad; he conocido el Beni, Santa Cruz, Pando, Tarija, Potosí, y me he encontrado con un pueblo grande y fuerte, que había ido creciendo a su suerte hasta que nos decidimos a crecer juntos para avanzar y construir unidos un país mucho más justo. Por esa senda avanzamos, con muchas dificultades, muchos intereses, pero te aseguro que no nos detendrán, eso está escrito en los ojos de los jóvenes y de los niños que dicen: no nos doblegarán otra vez, ¡nunca más!
Aprendemos diariamente de nuestros pueblos, de su sabiduría, es ahí donde radica toda la impotencia, las amenazas permanentes, las presiones y pretensiones de quienes quieren acabar con nuestros procesos.
Últimamente se han incrementado también las presiones a Bolivia.
Claro, mira lo que ocurre con el país hermano y vecino de Chile –no hablo de la sociedad en general, de ese pueblo al que queremos y respetamos, de quienes esperamos comprensión ante nuestra demanda histórica–, un grupo de carabineros armados ingresa a territorio boliviano, secuestran a nuestros compañeros servidores públicos que protegen la frontera del contrabando que daña la economía del país y, aún más, les acusan sin pruebas, de espaldas a la cordura que debe primar cuando se trata de conflictos fronterizos, mientras de paso se exacerban en los dichos y las amenazas, aplicando la prepotencia una y mil veces contra nosotros; esos son los métodos usados permanentemente por los políticos chilenos.
Es una completa injusticia la que se está cometiendo con Bolivia, ante la mirada impasible del mundo. Hemos recibido la solidaridad del pueblo chileno, sin embargo, sabemos que las élites militares y políticas son las que controlan esta situación. Estamos activando todos los cursos posibles para solucionar el conflicto –desde la diplomacia, la política– pero tendemos puentes que son desechados por la contraparte.
Pareciera que están decididos a hacernos siempre la vida más difícil, pretenden dominarnos y acallar nuestra voz, pero nuestra gente es enérgica y vigorosa. El mandato de La Haya será favorable a Bolivia y nuestros héroes y mártires podrán decir, desde donde sea que estén, que ha valido la pena la lucha centenaria por recuperar el mar.
Cris González. Directora de @CorreodelAlba (Publicado en Correo del Alba No. 61, marzo-abril de 2017, en: www.correodelalba.com)
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de la autora mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
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