El paso de la esperanza al desencanto
Por Laura Manfredi
Cambiemos logró que el voto no se fragmentara. Cristina se consolidó como líder de la oposición y revalidó títulos. El péndulo de los votantes que oscila entre “no aflojar” y el desencanto de que “no vamos bien”. Massa y Lousteau retrocedieron un casillero. Y la izquierda sin frente se disolvió. Retrato del votante desencantado al que apunta el kirchnerismo para octubre.
Ya con los resultados en la mano, la vicepresidenta Gabriela Michettí agradeció en la madrugada del lunes desde el búnker de Cambiemos “el esfuerzo de los que a último momento decidieron seguir apoyándonos”. A continuación, el presidente Mauricio Macri abrió paso al próximo mensaje del discurso electoral con vistas a octubre: mini-mea-culpa // mega-autojustificación: “Si hubiese habido alguna manera de no aumentar las tarifas lo hubiese adoptado. Pero el riesgo era quedarnos sin luz, ni gas, ni agua, ni transporte”. Triunfalismo medido y gesto esforzado.
Con un clima social y una situación económica adversos, Cambiemos concentró todo su esfuerzo en lograr que el electorado no transitara el paso que separa la esperanza de la desilusión. Los gobiernos color amarillo de todos los niveles unieron primero al rebaño saturando con el lema publicitario “Juntos”. Y poco antes de las PASO, pasaron el pedido concreto: “No aflojemos”.
El antropólogo Alejandro Grimson describe: “Es muy claro que el gobierno hizo intentos de todo tipo y color -no solo spots publicitarios, sino con operaciones mediáticas, judiciales y demás- para que la gente no vote en función de la realidad económica de la Argentina en el año 2017, ese fue el intento del gobierno. Hay que ver en octubre cuánto lo logra”.
Por eso, si tuvo un triunfo el Gobierno en éstas primarias legislativas, fue revertir la dispersión del voto que se repite en las elecciones legislativas desde el regreso de la democracia. Aún así, los resultados a nivel nacional demostraron ayer que dos de cada tres argentinos apoyaron a fuerzas no oficialistas. Esto ocurrió porque en los principales distritos del país el voto se polarizó, pero incluyó además una tercera fuerza en discordia, dejando atrás un pelotón de precandidatos con hasta un 5%. Por eso, si un triunfo tuvo el kirchnerismo, fue ubicarse como principal fuerza de oposición en Capital, Provincia y a nivel nacional.
La polarización llegó al extremo, con el cabeza a cabeza por el Senado en provincia de Buenos Aires, donde la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner revalidó su liderazgo, frente al representante de Macri, Esteban Bullrich. Sergio Massa, se quedó en el tercer lugar, alejado por más casi un 20% por ciento.
Un desencanto bonaerense
Daniel es uno de los que a fines de 2015 había decidido votar por un cambio: “Yo sabía que se podía estar mejor, me parece bueno renovar. Siempre dicen que cuando la gente se estanca en el poder hace las cosas mal. Entonces yo estuve de acuerdo con votarlos”.
Sin embargo, el cambio para Daniel no fue positivo: “No fue sólo para mi, lo veo en mi entorno. Las cosas están caras, las calles están más jodidas. Yo voy al supermercado y a veces tengo que dejar productos”, nos cuenta y agrega: “Y eso que estoy solo, no tengo a quien mantener. No sé cómo hace una familia”.
Daniel ya se asoma a los sesenta años. Posee un local de bijouterie en el que trabaja doce horas por día. Antes trabajaba ocho, pero tener el negocio abierto más horas le permite llegar a cubrir los gastos cotidianos. “Es que no puedo aumentar los precios porque sino la gente no lo puede pagar. Entonces intento mantenerles el valor y quedarme más tiempo, esperar más clientes. De esta manera no pierdo gente que venga a comprar, aunque lo que pierdo son horas de sueño”, bromea el trabajador.
Además de trabajar cuatro horas más por día, Daniel tuvo que cortar el servicio de cable, único entretenimiento que tenía luego de la jornada laboral: “Yo voté el cambio porque quería estar mejor, no pensé que esto iba a empeorar”.
La paradoja porteña
“En capital el único espacio que hace uso de las PASO para lo que fueron inventadas fue Unidad Porteña. El resto de los partidos no consulta sobre quiénes van a ser los candidatos, la gente no tiene muy claro para qué va a votar dos veces lo mismo, es más una encuesta”, remarca el antropólogo Grimson.
La interna a la que hace referencia dejó a Daniel Filmus como vencedor en el kirchnerismo. Pero en términos generales obtuvo, además, en un muy buen segundo puesto (20,7%), lejos de Elisa Carrio (50%), pero también claramente por delante del candidato de Evolución, Martín Lousteau (13%). Haber cambiado de opositor a embajador de Macri, a opositor nuevamente, le restó votantes respecto de 2015, cuando fue el candidato sorpresa y peleó la segunda vuelta con Horacio Rodríguez Larreta por la jefatura de gobierno porteño.
A pesar del triunfo de Cambiemos en la ciudad, también hubo votantes descontentos que decidieron modificar su voto. Ellos son el objetivo del kirchnerimo en los meses que faltan hasta octubre. Es el caso de Juan Manuel, estudiante de sistemas de la información en una universidad pública. Tiene 29 años y en noviembre del 2015 eligió votar a Cambiemos: “A mi nunca me interesó demasiado la política, pero estaba saturado. Hubo algo que me hizo sentir no importa lo que pase, estos tipos se tienen que ir. Un poco te enajena que te ametrallen con malas noticias. El tema es que después nos dimos cuenta de que cuando las malas noticias son reales, las ves en el dia a dia”. Juan Manuel habla en plural porque comparte la experiencia con todos los integrantes de su familia: “Antes la mala noticia era estar cansado de escuchar que todo estaba mal, ahora es estar cansado de ver cómo todo está mal en serio”.
Poco antes de que asumiera Macri Juan Manuel se fue a vivir solo: “Por suerte el departamento es de un familiar y no tengo que pagar alquiler. Porque con mi sueldo me alcanza apenas para pagar los servicios. Y si bien voy a una universidad pública estudiar también sale plata, el transporte se encareció, los libros, el almuerzo”.
Desde que Cambiemos se encuentra en el gobierno nacional, el transporte en la CABA sufrió un aumento cercano al cien por ciento. La importación de libros llegó a crecer en un cincuenta por ciento, destruyendo a las pequeñas y medianas editoriales nacionales y la canasta básica aumentó a pasos exorbitantes. El Índice de Precios al Consumidor de la Ciudad de Buenos Aires (IPCBA) en los últimos doce meses fue de 22,9 por ciento.
Dando PASO a octubre
“Así como se sabe que las encuestas tienen incidencia en los votantes, las PASO pueden tener una gran incidencia. Justamente porque adelantan octubre es que modifican octubre, esa es la paradoja. Como toda la sociedad toma conciencia a partir de las PASO caen cuáles son las relaciones de fuerza que están planteadas. La sociedad es compleja y no es tan fácil de pre anunciar sus movimientos”, afirmó Grimson.
El antropólogo señaló diversos motivos que podrían modificar los valores de aquí a octubre: “Una razón es que la situación económica cambie, si bien no va a cambiar dramáticamente, eso algún nivel de incidencia tiene”. El otro tema es la concurrencia, muy difícil de anticipar tanto para la elección de ayer como la de los próximos comicios: “Habrá que ver cuánto incide en la gente el mal humor por la situación económica o la pelea sobre lo que el gobierno intentó instalar como la pesada herencia”.
Además de su análisis, Grimson deja sobre la mesa su propuesta: “Hay que hacer una confluencia contra el neoliberalismo e intentar unir a todos los que estamos en contra de los planes económicos, políticos y culturales de este gobierno”.
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