Afirman que la policía estuvo involucrada en el asesinato de Marielle Franco
Un testigo clave aseguró que un agente de la policía, un ex agente del mismo cuerpo y otros dos hombres estaban dentro del auto de donde salieron los disparos que mataron a la concejal de Río de Janeiro el pasado 14 de marzo.
Un agente de la Policía Militar de Brasil, un exagente del mismo cuerpo y otros dos hombres viajaban en el coche desde el que salieron los disparos que mataron a la concejala del Ayuntamiento de Río de Janeiro, Marielle Franco, según aseguró un testigo en el marco de la investigación.
Las informaciones, avanzadas este jueves por el diario O Globo, apuntan a que el policía sigue en activo y se desempeña en el barrio de Olaria (norte de Río de Janeiro), y que el expolicía "pertenece a una milicia que actúa en la región de Ramos (otro barrio de la zona norte de la ciudad)".
Según los datos que aportó este testigo, las cuatro personas estaban en el Chevrolet Cobalt plateado que la noche del 14 de marzo siguió al vehículo en el que viajaban la concejala y su conductor, Anderson Gomes, por el centro de Río de Janeiro, y de donde salieron los disparos que mataron a ambos.
Siempre según la versión de O Globo los cuatro identificados por el testigo están siendo investigados por la Policía Civil, y podrían tener conexión con un miliciano, Orlando de Curicica (un expolicía ahora preso) que habría ordenado el crimen.
De Curicica habría planificado el asesinato de Franco junto con el concejal del Ayuntamiento de Río de Janeiro, Marcello Siciliano, del conservador Partido Humanista de la Solidaridad.
Después de que el martes se filtrara su nombre como presunto ideólogo del crimen el concejal aseguró en rueda de prensa que estaba siendo víctima de una "farsa" y que la policía estaba intentando colocarle en el papel de "chivo expiatorio".
A pesar de querer desvincularse del caso, Siciliano fue de los primeros en ser interrogados por la policía.
Además, un colaborador de su gabinete fue asesinado el mes pasado, y todos los indicios apuntan a que se trató de un acto preventivo para que no revelara información.
El testigo que suministró todas estas informaciones trabajaba para la milicia de De Curicica y aceptó hablar a cambio de recibir protección.
Las milicias son grupos paramilitares (en su mayoría integrados por expolicías) que extorsionan a vecinos y comerciantes a cambio de ofrecer servicios básicos o seguridad en sus barrios.
La concejala asesinada trabajó intensamente contra estos grupos y contra los abusos cometidos por la policía en las favelas, y se posicionó contra la intervención militar decretada en Río de Janeiro por el Gobierno.
Franco pertenecía al izquierdista Partido Socialismo y Libertad, y su trabajo destacó por su defensa de los derechos de las mujeres, de la población negra, del colectivo Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales (LGTB) y de los habitantes más pobres de los suburbios de la ciudad.
Su asesinato causó una fuerte conmoción en Brasil y todos los estamentos políticos, incluyendo el presidente Michel Temer, pidieron una rápida y rigurosa investigación para encontrar a los culpables.
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