Una vista de cómo quedó la redacción de Tiempo Argentino luego del paso de la patota.
Imagen: DyN
› UNA PATOTA ENTRO A LA MEDIANOCHE A TIEMPO ARGENTINO PARA DESALOJAR LA REDACCIÓN A LAS PATADAS
Golpes contra la libertad de expresión
Ante la pasividad de los efectivos policiales que estaban en la puerta, veinte hombres vestidos de negro entraron a la redacción encabezados por el empresario y supuesto dueño Martínez Rojas. Sacaron a las patadas a los empleados que hacían guardia.
Por Laura Vales
Pocos minutos después de las 12 y media de la noche del lunes unos veinte hombres vestidos de negro, con sus cabezas medio cubiertas con capuchas, irrumpieron en el edificio del diario cooperativo Tiempo Argentino y Radio América. Encabezados por el empresario Mariano Martínez Rojas, habían abierto, con un cerrajero, una de las puertas de ingreso. Una vez adentro sacaron a golpes y patadas a tres trabajadores que se encontraban de guardia. Todo lo que siguió fue en la madrugada, bajo la lluvia: los trabajadores empezaron a reunirse frente al edificio, alertados por sus compañeros, pudieron ver que los intrusos habían tapado las ventanas con papeles y aerosol, oyeron ruidos de destrozos; luego encontrarían a la redacción con graves daños operativos. Durante tres horas intentaron que la Policía Federal interviniera para frenar el ataque, sin lograrlo. Finalmente, cuando los trabajadores ya eran más de un centenar, y apoyados por integrantes de otras empresas recuperadas, lograron reingresar a la redacción. Martínez Rojas, que se dice dueño de los dos medios, quedó imputado por la fiscal Verónica Andrade por usurpación. El empresario aseguró que entró a Tiempo autorizado por la Policía Federal que, de hecho, finalmente intervino pero para sacarlo sano y salvo del lugar junto a sus patovicas.
La fiscalía, que recibió críticas por no haber actuado de inmediato, dejando la situación en manos de la Federal, informó que Martínez Rojas será investigado por usurpación (181 del Código Penal) y daños (183 CP) y lo citó a declarar para el miércoles. El hombre, de 37 años, dueño del grupo M de Luxe, organizador de recitales, ya venía de cometer otros hechos violentos contra los periodistas: hace un mes tomó por la fuerza de la misma manera la planta transmisora de Radio América en Villa Soldati y con eso logró sacarla del aire.
Ayer, tras la frustrada toma, acusó de “clandestina” a la cooperativa y sostuvo que él es el dueño de Tiempo Argentino y Radio América. De hecho, este verano, en medio de la crisis por el cierre de estos medios, Martínez Rojas se presentó como comprador del diario y la radio a su antiguo propietario, Sergio Szpolski, que adeudaba varios meses de sueldos. Sin embargo, no cumplió con los planes que ofreció ante el Ministerio de Trabajo para pagar las deudas laborales. Tampoco reconoció la deuda con la imprenta, y en poco tiempo dejó de publicar el diario.
Hace dos meses, sus trabajadores lo relanzaron con un formato semanal. La cooperativa hoy da empleo a 130 personas. Ha logrado sostenerse y comenzó a pagar sueldos. “El accionar de estos tipos fue absolutamente impune y con cobertura. El que encabezaba la patota es un personaje conocido, Juan Carlos Blander, encargado de seguridad de grandes eventos de rock”, aseguró a Página/12 Gustavo Cirelli, director de Tiempo Argentino.
El periodista Martín Piqué explicó que el ministerio de Trabajo dio a la cooperativa el resguardo de los bienes de la empresa, que fue vaciada. “Por eso hay siempre una guardia, y apenas los compañeros avisaron lo que había pasado empezó a juntarse un montón de gente en la puerta. La policía nos decía que no podía intervenir, que la fiscal les había dicho que tenían que esperar hasta las 9 de la mañana y a esa hora tomarle la identidad a los que estaban adentro. Pero para los que conocen los procesos de vaciamiento, esa es la antesala de que no recuperes más el edificio”.
Eduardo Montes, de Gráfica Patricios, Eduardo Murua del Movimiento de Empresas Recuperadas, los diputados Lauro Grande y Josefina González (FPV) y la abogada María del Carmen Verdú fueron algunos de los que se acercaron a apoyar a los trabajadores, que lograron abrir la única puerta que había quedado sin custodia –un portón que da a un depósito–, ingresar a oficinas de América y, tras tirar abajo una pared de durlock, pasar a el edificio de Tiempo.
Aunque superaban en número a la patota, hubo una dura pelea. Los patovicas gasearon los trabajadores con el contenido de varios matafuegos, y los golpearon con caños y palos; y recibieron también lo suyo, en un cuerpo a cuerpo . En la calle, los dirigentes seguían negociando con la policía y lograron que entrara. Los efectivos sacaron a Martínez Rojas y su grupo –menos a cuatro de ellos, que escaparon por los techos–, y garantizaron su seguridad en la salida. Todos están ahora imputados por usurpación.
Como parte de los destrozos que dejaron en la redacción, el sistema que unía en red a las computadoras quedó inutilizado. “Fueron muy concretos en lo que fueron a romper, cortaron los cables, rompieron los lockers de los fotógrafos, los CD donde teníamos archivos”, detalló Alejandro Wall. La cooperativa ratificó que continuará trabajando. Hoy sacará una edición especial, y el próximo 9 de julio la tirada que realiza semanalmente.
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