miércoles, 29 de mayo de 2019

LA PROTESTA QUE SE CONVIRTIÓ EN REBELIÓN Por Sergio Wischñevsky




A 50 AÑOS DEL CORDOBAZO





Imagen: José Ardiles/AFC


La protesta que se convirtió en rebelión







El jueves 29 de mayo de 1969 la ciudad de Córdoba amaneció envuelta en mil tensiones, sin embargo, nadie imaginó lo que estaba por ocurrir. La dictadura de Juan Carlos Onganía era feroz, y durante las semanas previas dejó una estela de muertos en los enfrentamientos con los trabajadores de Corrientes, Tucumán y Rosario. Ese fue el motivo desencadenante de las dos centrales sindicales: la CGT liderada por Augusto Timoteo Vandor, y la combativa CGT de los argentinos liderada por Raimundo Ongaro, para declarar una huelga general de 24hs para el viernes 30, sin movilización. Las medidas de ajuste y recorte de derechos impulsadas por el ultraliberal ministro de economía, Adalbert Krieger Vasena, estaban haciendo crecer el descontento, pero la férrea mano represiva parecía tener bajo control la protesta social. 

No obstante, en Córdoba las cosas fueron distintas. Dejando las diferencias de lado, consientes de que el gobierno operaba sobre las divisiones, los dos principales líderes sindicales de la provincia: Agustín Tosco, de Luz y Fuerza, y Elpidio Torres, del SMATA, decidieron unirse y propiciar una radicalización de la huelga para que sea de 48hs y con movilización al centro de la ciudad.


Todos sabían que hacerle una huelga a una dictadura era muy peligroso y costoso. Las experiencias del año anterior habían terminado mal, no solo por los costos en vidas humanas, sino porque las organizaciones sindicales terminaron siendo intervenidas y los dirigentes detenidos.

Los ojos del país estaban puestos en la provincia mediterránea. Ongaro decidió viajar dos días antes para intervenir en persona en la organización, y el gobernador interventor, Carlos José Caballero, lo detuvo ni bien piso el territorio. 

Córdoba era una provincia muy industrializada y también un tradicional centro universitario. Una gigantesca asamblea de estudiantes, que nucleó a muchísimas facultades, decidió acompañar la huelga y la movilización. Exactamente un año antes, en París, el llamado Mayo Francés se convirtió en un símbolo de lucha y unión de los obreros y estudiantes. Quedaba sepultado por la historia ese divorcio que tan gráficamente expresó la vieja consiga: "Alpargatas si, libros no". Un largo trabajo previo de actividades conjuntas entre sindicalistas y estudiantes estaba por coronarse. En las universidades el recuerdo de La Noche de los Bastones Largos todavía estaba fresco. También la muerte en 1966, en esa provincia, del estudiante Santiago Pampillón.

Todos conocían el peligro, las cartas estaban echadas, pero la bronca y la asfixia subían desde las bases. 

El 28 de mayo a la tarde la Comunidad Informativa (Inteligencia del Ejército, Aeronáutica, Policía provincial, Ministro de Gobierno y los rectores de la Universidad Católica y del Estado) estimó que la concentración del día siguiente podía ser masiva y podía ser controlada por la Policía. Así se lo comunicó al gobernador y al comandante del Tercer Cuerpo, general, Eleodoro Sánchez Lahoz.

Desde muy temprano se supo que los trabajadores de las fábricas FIAT no iban a poder participar masivamente porque fueron amenazados con despidos. Pero desde IKA Renault salió una columna de más de cinco mil trabajadores que a medida que avanzaba a la zona céntrica hacía las veces de un imán al que se iban adhiriendo otros trabajadores como las columnas de la UOM, gente suelta, comerciantes, y vecinos con demandas propias. Desde otro sector de la ciudad avanzaron las columnas de muchos otros sindicatos que hacía mucho que no se movilizaban, el grueso lo formaban las huestes de los trabajadores de Luz y Fuerza y a la cabeza de ellos se dibujaba la silueta de Tosco. Todo estaba organizado, nada fue librado al azar, el lugar de cada sindicato, de los estudiantes, los modos de defenderse de los matones del gobierno, las motos que iban a la vanguardia para informar la ubicación de los policías y posibles emboscadas. Así supieron que la ciudad estaba militarizada. El trabajador Arístides Albano- según cuenta James Brennan en su libro El Cordobazo- vio a estudiantes que soltaban cientos de gatos vagabundos para distraer a los perros de la policía, y arrojaban rulemanes para entorpecer a los caballos de la Montada. El choque entre las columnas y las fuerzas de seguridad era inminente. Ni bien empezaron a tirar los primeros gases lacrimógenos los manifestantes respondieron con bombas del mismo gas hechas por los estudiantes de química. Pero en ese intercambio empezó cierta dispersión, hubo corridas y finalmente lograron llegar al centro. Algunos creyeron que allí acabaría la jornada como un día más de protesta y se volvieron para su casa, pero la mayoría siguió la marcha. Cuando la policía vio las columnas y sintió que podían ser superados comenzó a desesperar y abrió fuego. Máximo Mena cayó muerto de un balazo. Era un joven trabajador mecánico de 27 años y junto a él muchísimos heridos. Es un momento de inflexión, el punto exacto en donde una jornada de protesta se convirtió en una rebelión. Por la calle Velez Sarfield una mentalidad colectiva se lanzó en una especie de grito de guerra contra los uniformados ¿Cómo es que un trabajador, o un estudiante, gente tranquila, se juega la vida, no piensa en los riesgos y carga a todo o nada? 

La policía retrocede primero, huye en desbandada después. Durante la tarde el centro y gran parte de la ciudad quedó en manos de los manifestantes. El plan y el orden originarios se salieron por completo de libreto. Las cámaras de televisión y los corresponsales de radio relataron en vivo lo que estaba ocurriendo: autos y locales de multinacionales incendiados, edificios humeantes, francotiradores con armas comunes en los techos del barrio estudiantil, fogatas por doquier, las imágenes de una ciudad en guerra. Todo ello mezclado con un clima festivo, en la sensación de estar hiriendo de muerte a una dictadura, la fuerza de sentir que todo era posible. Por la noche Tosco y Torres sabían que estaban metidos en un tremendo problema, pero a esa altura ya no manejaban la situación. El gobierno envió al Ejército, justo en su día aniversario, a tomar el control de la ciudad. Tosco sabía que para tener posibilidades de resistencia exitosa, necesitaban organizarse. Las fuerzas represivas fueron recibidas por un gran apagón generado por los trabajadores de Luz y Fuerza. Si bien es evidente que dentro de los sectores populares reinó una cuota de confusión y sorpresa; más fuerte era el estupor del gobierno que creyó que todo estaba organizado y fue en forma directa a encarcelar a Tosco, Torres, Atilio López y los demás dirigentes sindicales a los que se les inició un tribunal militar. La calma que llegó por la noche fue producto de tantas horas de protesta y tensión. Muchos volvieron a sus casas, la mayoría no sabía cómo seguir. Según los relatos posteriores, esos trabajadores recién en ese momento empezaron a tomar conciencia de la dimensión de lo que había pasado. 

Al anochecer, la protesta empezó a asumir un carácter diferente, a medida que la iniciativa pasó de los trabajadores a los estudiantes. El relato de Jorge Sanabria, universitario activo aquella noche, es elocuente en cuanto a la perplejidad que sintió al ver en el Barrio Alberdi, no solo a estudiantes sino también a amas de casa, trabajadores infrecuentes en la zona, comerciantes y personajes de clase media devenidos activistas. 

El ejército avanzó en las primeras horas del día viernes con firmeza, intervino los teléfonos y medios de comunicación, y rastrilló cuadra por cuadra. Aparecieron barricadas por toda la ciudad, la gente común y corriente tiraba piedras y se exponía, otros no dudaban en darle refugio en sus casas a los que huían.


Alrededor de las 18hs del día 30, el Ejército lanzó su ofensiva final, los principales barrios estudiantiles y el centro estaban en manos de las FFAA y la resistencia se corrió a las afueras. Al anochecer el Cordobazo estaba terminado. Muertos, heridos, miles de detenidos, la ciudad destruida y un país entero viendo como a la férrea dictadura le había nacido una hendidura. Nadie había imaginado lo que sucedió, por más que luego vinieron cientos de análisis y explicaciones, nadie lo previó. 

El primer coletazo de la rebelión fue la salida del gobernador Caballero, quien formaba parte de "Ciudad Católica", un grupo de derecha que acompañó a Onganía. Esta organización, surgida en Francia en 1959, se inspiraba en las doctrinas de la guerra anticomunista francesa. Seguidores de Charles Maurras y adherentes del gobierno de Petain, llegaron a la Argentina en 1960 de la mano del capellán del ejército francés Georges Grasset. Su explicación de los hechos nos hace acordar a una ministra de seguridad de origen patricio como él: "El Cordobazo es resultado de la manipulación de organizaciones marxistas entrenadas en el extranjero". Para fines de año cayó el ministro de economía Krieger Vasena, fue señalado como una especie de fusible para un descontento que empezó a expandirse por todo el país. Un mes después del Cordobazo fue asesinado a balazos Vandor, en su oficina de la UOM.

Onganía no solo perdió el respeto y el miedo de los sectores populares. Para el comandante en jefe del Ejército, Alejandro Agustín Lanusse, la revuelta cordobesa fue un severo llamado de atención: "Yo intuí, ese difícil 29 de mayo de 1969, que algo estaba pasando en el país (…) Esa mañana, en Córdoba, reventaba todo el estilo ordenado y administrativo que se había venido dando a la gestión oficial (…) El 29 de mayo es el instante crítico que marca el fracaso político de la Revolución Argentina". El 2 de junio de 1969 declaró en La Prensa: "Córdoba ha vivido ayer un día terrible que pasará a la historia. El 17 de octubre es pálida sombra de lo ocurrido ahora".

Un año exacto después, hizo su aparición pública la organización Montoneros, asesinando al simbólico General Pedro Eugenio Aramburu. La gobernabilidad se le iba de las manos a los militares y la suerte de Onganía quedó sellada una semana después. Un ciclo histórico se terminó a partir del Cordobazo que cincuenta años después conmemoramos en medio de una nueva huelga general contra políticas de ajuste, pérdidas de derechos, y centrales sindicales que se unifican en una medida de fuerza.










EL CORDOBAZO / A 50 años de La Rebelión Popular que destrozó la dictadura de Ongania

EL CORDOBAZO, UNA REBELIÓN POPULAR Por Blas Garcia / A 50 años


50 años


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EL CORDOBAZO, UNA REBELIÓN POPULAR



Por Blas Garcia


El 29 de mayo de 1969, Córdoba se alzó contra esa dictadura militar. La confluencia de obreros y estudiantes, fue la unión de la lucha económico-sindical y la lucha política antidictatorial, dentro de un proceso de profundas contradicciones sociales.


Dictadura represiva


El golpe militar del 28 de junio de 1966 se produjo para evitar el triunfo del peronismo en las elecciones a gobernador en la Provincia de Buenos Aires, que tenían que celebrarse en marzo de 1967. Se instaló una dictadura represiva sin capacidad para el diálogo y que despreciaba la política, mientras apostaba a la economía ultraliberal y postergaba la acción social. El 29 de mayo de 1969, Córdoba se alzó contra esa dictadura militar. La confluencia de obreros y estudiantes, fue la unión de la lucha económico-sindical y la lucha política antidictatorial, dentro de un proceso de profundas contradicciones sociales.  Los desencadenantes de la situación fueron, en el plano gremial, las quitas zonales (un derecho patronal de aplicar en algunas provincias reducciones salariales sobre el salario pactado en convenciones colectivas a nivel nacional) y una ley que unificaba la jornada laboral en 48 horas semanales, lo que implicaba la derogación del sábado ingles en cinco provincias, incluida Córdoba. Al mismo tiempo anunció el congelamiento de los convenios colectivos y de los salarios. La política social de la dictadura de salarios atrasados, despidos injustificados y masivos, anulación de indemnizaciones, etc., engendraron las jornadas de rebelión popular generalizada. 

Los participantes 



El 29 de mayo de 1969, la clase trabajadora, los universitarios y el pueblo de Córdoba fueron protagonistas de un hito histórico, en medio de una huelga general activa de 36 horas, con movilización y concentración, convocada por la CGT local. El "Bebe" Cooke sostenía que esa alianza de trabajadores, estudiantes, pueblo y tradición de rebeldía, que se dio en el Cordobazo y que lideraron los sindicatos, eran como un cóctel Molotov: simple en sus componentes inofensivos, separados y fácilmente disponibles, y con efectos devastadores cuando se conjugaban al unísono, bajo ciertas condiciones y con una mano diestra para utilizarlos.


a) El movimiento obrero La política anti-popular del General Juan Carlos Onganía alentó a la unidad en la acción de sectores gremiales que estaban divididos, por un lado la CGT oficial, de peronistas vandoristas y participacionistas, por otro la CGT de los Argentinos, donde se nucleaban peronistas ortodoxos e independientes (radicales e izquierda independiente) Los sindicatos cordobeses fueron los artífices de una alianza popular centrada en la CGT Regional Córdoba, vanguardia de luchas políticas y sociales. Una CGT que dirigió las primeras huelga contra la "revolución libertadora", enarbolando los programas obreros revolucionarios de Huerta Grande y La Falda. La inmensa mayoría de los gremios que participaron de la movilización del Cordobazo, 50 sobre un total de 55, tenían conducción peronista y apoyo de bases del mismo signo. Las características de la mayoría de los dirigentes gremiales, su historia y trayectoria anterior, sus ideas políticas, etc., muestran que el Cordobazo fue la continuación de las luchas obreras que arrancaron en la resistencia peronista, desde 1955. Los Secretarios Generales de los Gremios Elpidio Torres, del SMATA, y el lucifuercista Agustín "El Gringo" Tosco fueron las principales figuras del Cordobazo, junto con Atilio "El Negro" López que encabezaba el importante gremio de los choferes (UTA), el "Cabezón" Miguel Angel Correa (maderero), "El Negro" Héctor Castro (ATE) y Jorge Canelles (UOCRA), tuvieron activa participación en las luchas previas que prepararon el clima de la rebelión. 


b) El movimiento estudiantil El movimiento estudiantil venia de un intenso fogueo anterior, debido a la gran huelga universitaria del año 1966 donde es muerto el estudiante integralista Santiago Pampillón. Esta lucha se da para resistir la intervención militar de las Universidades. El peso de la revolución cubana en la izquierda y las posiciones de John Willam Cooke en el peronismo, desplazaron el conjunto hacia posiciones cada vez más revolucionarias. La principal fuerza estudiantil en Córdoba era el Integralismo, un movimiento universitario originado en el cristianismo, donde influían los sacerdotes que asumían el Concilio Vaticano II y, que antes de 1969, desplegaba los comienzos de lo que sería el peronismo revolucionario. Era un movimiento estudiantil activo, fuertemente influido por reivindicaciones concretas y por las movilizaciones de la CGT de los Argentinos, con una práctica militante asentada en la movilización popular, porque desde 1966 huelga, conflicto, plan de lucha, eran cuestiones familiares para los estudiantes de la época. Heterogéneo y masivo, allí militamos los que formaríamos la Juventud Peronista de los 70, el Peronismo de Base y la Guardia de Hierro. Actuábamos dentro de los sindicatos, que era el ambiente natural de los peronistas universitarios, el campamento donde nos refugiábamos. Los dirigentes sindicales eran figuras habituales para nosotros, y como estudiantes participábamos en las luchas sindicales. Además, tomábamos inevitable y naturalmente partido en las elecciones gremiales. En el sindicato guardábamos los carteles, el engrudo, los bombos. Allí se hacían las reuniones clandestinas, allí se escuchaba el último casette de Perón, llegado de Madrid. Por otra parte, en el movimiento estudiantil, estaba la Federación Universitaria de Córdoba (FUC), donde pesaba un sector marxista pro-peronista: el FEN. Además, en la FUC coexistían: el MALENA liderado por Ismael Viñas, los seguidores de Abelardo Ramos, el M.N.R de Estévez Boero, la Juventud Comunista, los restos de la Franja Morada que sufrieron el impacto disgregador de la caída de Illia y distintas agrupaciones trostkistas. Los grupos universitarios más izquierdistas no participaron en la movilización del Cordobazo, porque esta fue convocada por la CGT, a la que consideraban burocrática. 


c) La Sociedad Toda la población de una Córdoba rebelde, portadora de un espíritu insurreccional legendario y que atravesaba un momento especial de su historia, se expresó porque no soportaba el opresivo clima impuesto por la dictadura, lo que le dio el carácter masivo a la protesta. Sin pretender ignorar el rol fundamental de la izquierda, el análisis político de los participantes en el Cordobazo muestra, a las claras, el franco predominio del peronismo combativo, gremial y universitario, sobre la izquierda estudiantil y sindical. Vísperas del incendio 


El incremento del ticket del comedor universitario privatizado de la Universidad de Corrientes, originó manifestaciones, que al ser impedidas produjeron, por la represión policial, la muerte del estudiante de medicina, Juan Cabral, el 15 de Mayo de 1969. Hay protestas estudiantiles en todo el país que son especialmente graves en Rosario que es ocupada militarmente, donde fue asesinado el estudiante de ciencias económicas, Adolfo Bello. En Córdoba, los obreros mecánicos de que realizan una asamblea son reprimidos en una verdadera batalla campal en el centro de la ciudad el día 14 de Mayo. Los paros para los días 15 y 16 de Mayo, en razón de las "quitas zonales" y el no reconocimiento de la antigüedad por transferencias de empresas, van caldeando el clima. 

Preparados para luchar 


Hasta ese momento, la modalidad predominante de movilización callejera era el "acto relámpago", donde se manifestaba contra el gobierno y se desaparecía cuando llegaban las fuerzas represivas, para no caer preso. El 29 de mayo de 1969 se cambia esa dinámica, vamos al enfrentamiento, a pelear contra la policía. Por eso el Cordobazo tuvo poco de espontáneo. Lo muestra la ejemplar preparación previa de los trabajadores, en especial del Smata y Luz y Fuerza. Los estudiantes y los sindicatos se van pertrechando para el encuentro. Disponen de bombas molotov, miguelitos, hondas, bulones, barras de acero y algunas pocas armas de fuego. Avance hacia el centro de la ciudad 

El jueves 29, a la mañana, el movimiento parte de sus lugares de trabajo organizados en columnas, siguiendo las rutas establecidas el día anterior. Las columnas son socialmente homogéneas y, a la vez, se puedan identificar fácilmente a los sindicatos intervinientes y, para el caso de los estudiantes, las facultades a las que pertenecen, lo que le da una gran uniformidad y solidez al conjunto movilizado. Desde Materfer, Fiat Concord, Grandes Motores Diesel y Perkins, por la Ruta 9; desde Perdriel e Ilasa, en las cercanías del aeropuerto de Pajas Blancas; desde la central de Lima y Maipú de la Empresa Provincial de Electricidad de Córdoba (EPEC), desde Santa Isabel, por el camino a Alta Gracia, las columnas obreras, sólidas, compactas, cargadas de fuerza y rebeldía, doblegarían los sucesivos cordones policiales que las esperaban armas en mano. 
Táctica de las fuerzas represivas 

La marcha hacia el centro se lleva a cabo y la lucha comienza al reprimir la Policía. Las columnas que son atacadas, inmediatamente se rearman y siguen su marcha. La primera de las batallas se libran cerca del mediodía, 5.000 obreros mecánicos frente al Hogar Pizzurno, en la Avenida Vélez Sársfield. La policía ve que no puede obstaculizar el desplazamiento del movimiento popular, porque avanzaba en múltiples columnas. Entonces concentran su atención en la custodia de lugares estratégicos: radios, dependencias oficiales, usinas, puentes, etc. Ocupación del centro de Córdoba 

A partir del momento en que la mayoría de las columnas se encuentran dentro del centro de la ciudad, entran en contacto los distintos sectores movilizados y se generaliza la lucha en condiciones de ciudad ocupada. A las 12,30, entretanto, una fuerte batalla campal hacía retroceder y huir a la caballería policial (los "cosacos") en las inmediaciones de la plaza Vélez Sarsfield y allí caía la primera víctima fatal, el obrero de IKA-Renault Máximo Mena. A partir de ahí, se construyen barricadas en casi todas las esquinas, siendo reforzadas con fogatas; se vuelcan y se incendian vehículos para obstaculizar el desplazamiento de las fuerzas policiales y se producen algunos casos de saqueos a comercios. 

Combate de masas callejero 


La policía reprime arrojando granadas de gases lacrimógenos y disparando con armas de fuego. Se inicia el combate de masas callejero. Las fuerzas policiales no tienen espacio para tomar prisioneros; sólo se registran muertos y heridos de ambos bandos. Más de 50.000 mil manifestantes se adueñan de la ciudad, levantando barricadas contra la policía, que derrotada, debió replegarse a sus cuarteles dejando la ciudad en manos de los trabajadores y estudiantes. El gobernador pide auxilio al Ejército. Los vecinos de la zona céntrica y estudiantes sueltos, se solidarizan con los obreros y colaboran en forma abierta en la acción. A las 13.15 horas el Ejército emite un comunicado informando que se han constituido los Consejos de Guerra, pero nadie se retira del campo de batalla que abarca 200 manzanas. Lucha en las calles Los combatientes toman como rehenes a cinco agentes de policía a quienes se los conduce a una casa particular para luego ser liberados.  Se toma por asalto el Círculo de Suboficiales del Ejército, en San Luís y La Cañada, donde queman, destrozan y arrojan a la calle todo lo que encuentran en su interior, se incendia la firma estadounidense Xerox, la concesionaria Citroen, las oficinas de la Dirección General de Rentas, y la Aduana. Se mantienen, defienden o construyen más barricadas; se producen atentados, destrozos, incendio de comercios y de coches, expropiaciones de armas a la policía, ataques a comisarías. La lucha es frontal, total. 

El Ejército entra en operaciones 


A las 15.45 horas se da a conocer otro bando militar anunciando que a las 17 horas el Ejército entrará en operaciones y la policía se retira del campo de batalla. En ese momento las escaramuzas se habían extendido a todos los barrios de la ciudad y se suceden las siguientes acciones: asalto e incendio a organismos oficiales; barricadas; enfrentamientos armados en el barrio Clínicas; atentados a líneas de electricidad; destrozos de destacamentos policiales y de comisarías; tiroteos; baleo contra domicilios de funcionarios públicos, más acciones aisladas de francotiradores. En este momento del combate, ambos bandos disparan con armas de fuego. Desenlace de la rebelión popular Todas estas acciones se despliegan en momentos en que la policía se ha retirado del escenario de las luchas y éste se encuentra bajo el control del Ejército y Gendarmería. A la noche, el Ejército logró desalojar el centro, haciendo fuego indiscriminadamente, registrándose heridos en ambos bandos, pero ahora se ha creado el espacio para las detenciones. Se allanan sindicatos y la CGT "A", se llevan a cabo detenciones y se ponen en marcha inmediatamente los Consejos de Guerra. Así, son condenados los dirigentes Canelles, 10 años de cárcel; Tosco, 8 años; Elpidio Torres, 7 años. Estas fueron las respuestas de la dictadura a la pueblada. 

El saldo de la batalla de Córdoba fue trágico. 

Decenas de héroes y mártires muertos, cientos de heridos y numerosos detenidos. 

Pero la rebelión popular, tal como fue organizada, triunfó; la dictadura de Onganía quedó herida de muerte y con él sus proyectos de perpetuarse en el poder. 

Una etapa de luchas constantes 

El Cordobazo puso en evidencia las limitaciones del Estado autoritario implantado en 1966 y de una política económica que sólo satisfacía los intereses del gran capital monopolista. 

Además, fue el punto más alto de un proceso de lucha popular que se inicio en 1955 y culminaría en 1972 con el regreso de Juan Perón a la Patria, el peronismo aglutinando a todo el pueblo, el triunfo electoral de 1973 y las Fuerzas Armadas saliendo por los techos de la Casa Rosada. 

El Cordobazo, signado por la metodología de la violencia de masas, nos enseñó que: con una política popular, con dirigentes firmes y unidad de todos los sectores, se pueden derrotar los proyectos reaccionarios más cruentos, aunque parezcan muy sólidos. 




BG/ 

Gentileza de Juventud Peronista Evita Militante lavozdelajotape@gmail.com 



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CORDOBAZO: LA REBELIÓN POPULAR QUE DESTROZÓ LA DICTADURA DE ONGANIA / 50 años



50 años





CORDOBAZO: La rebelión popular que destrozó la dictadura de Onganía / 50 Años 



Juan Carlos Toledo (PRENSA RED)


La lucha obrero estudiantil expresada con furia en las calles de la docta ciudad hizo estallar las estructuras de poder del régimen militar y aniquiló las intenciones de Onganía de perpetuarse en el gobierno que usurpó el 28 de junio de 1966, tras destituir al presidente constitucional Arturo Humberto Illia.

El cordobazo del 29 de mayo de 1969, fue la más contundente rebelión popular contra la dictadura militar del entonces teniente general Juan Carlos Onganía. Para llevar adelante sus planes golpistas Juan Carlos Onganía contó con el apoyo de distintos sectores de la derecha Argentina, además de la sorprendente adhesión de la burocracia sindical nacional, liderada por el metalúrgico Augusto Vandor. Pero la proclamada intención del líder de la autodenominada “Revolución Argentina” de convertirse en “el salvador de la Patria” comenzó a diluirse a poco de llegar a la Casa Rosada.

Primero arremetió contra las Universidades Nacionales a las que intervino, echando a sus autoridades, golpeando indiscriminadamente a profesores y alumnos cuando el 29 de Julio de 1966 la policía ingresó a la Universidad de Buenos Aires, protagonizando lo que pasaría tristemente a la historia como “La noche de los bastones largos”.

Córdoba también sufrió el embate de la dictadura contra la autonomía universitaria y los estudiantes se movilizaron a través de sus asambleas y sus protestas callejeras con actos relámpagos que “enloquecían” a los represores.

El accionar policial se intensificó y en la noche del 22 de agosto de 1966, los enfrentamientos en el centro de la ciudad se agravaron y los servidores del orden la arremetieron contra los periodistas que cubrían los hechos como un anticipo de la violencia que horas después se desataría contra los ocupantes de las distintas facultades de la Universidad Nacional de Córdoba.

La lucha estaba planteada y el 12 de setiembre de ese mismo año un estudiante-obrero, Santiago Pampillón caía herido de muerte en inmediaciones de la Galería Cinerama.
Tras proscribir las actividades políticas y gremiales, el régimen de Onganía buscó arrasar las conquistas sociales y salariales de los trabajadores pretendiendo abolir el “sábado inglés” junto a otros beneficios de los obreros de la Córdoba industrial.

Con sus planes dictatoriales Onganía no hizo más que alentar las luchas populares.

Córdoba se convirtió en el centro de las protestas que tuvieron sus antecedentes dramáticos en Rosario Corrientes y Tucumán, donde jóvenes obreros y estudiantes como Juan José Cabral, Adolfo Bello y Luís Norberto Blanco, pagaron con su vida la resistencia al atropello del gobierno Nacional.

La represión fue sangrienta, pero ni el violento accionar policial ni la prisión impuesta a los dirigentes sociales lograron acallar la lucha que se fue galvanizando en las fábricas, en las asambleas estudiantiles y en los sectores barriales de la ciudad.

Desde los albores del histórico mes de Mayo de 1969 y a medida que crecían las protestas, aumentaba también la solidaridad de la población que se evidenció una y otra vez, cuando las fuerzas policiales fueron impiadosas contra los manifestantes obreros o estudiantiles.

En ese clima se arribó a la última semana de mayo. Desde la CGT Nacional se dispuso un paro por 24 horas para el 30 de mayo en adhesión a la lucha de los gremios cordobeses, pero sin concurrencia a los lugares de trabajo y sin movilizaciones.


En Córdoba, el movimiento obrero estaba dividió en tres sectores: La CGT Azopardo, encabezada por el panadero Miguel Godoy que respondía a la ortodoxia peronista y la CGT Legalista, pluralista en su integración y liderada por Miguel Correa. A este nucleamiento adhería el sector independiente que tenía como máximo referente a Agustín Tosco. Estos dos últimos sectores se opusieron a la intención de realizar un nuevo “paro matero” advirtiendo que si en Córdoba el paro no era con movilización no adherirían a la protesta.


El plenario conjunto, en el que también fueron figuras relevantes los secretarios generales del Smata, Elpidio Torres y de la UTA, Atilio López, dio lugar a un amplio debate acordándose realizar un paro activo de 36 horas los días 29 y 30 de mayo con movilización y la adhesión de la huelga universitaria.

Allí quedó firme la decisión de realizar el 29, una gran protesta en el centro de la ciudad. Con concentración frente a la vieja casona de la CGT en la avenida Vélez Sársfield, “venciendo todas las barreras represivas” de las fuerzas del órden.


La historia de ese jueves 29 de Mayo es por demás conocida.


Las columnas de los trabajadores de Ika Renault, Fiat, Transax, Materfer, y de todo el cordón industrial avanzaron a media mañana hacia el centro de la ciudad, al igual que los trabajadores de Luz y Fuerza, gráficos y mercantiles, además de los estudiantes universitarios.

Las intenciones de los organismos de seguridad de “frenar el avance a cualquier precio” de las columnas obreras y estudiantiles, originaron graves enfrentamientos como los que se produjeron en las cercanías del Parque Sarmiento; del barrio Clínicas y de la Plaza Vélez Sársfield. En este último lugar la policía al verse desbordada apeló a las armas de fuego y en esas circunstancias cayó herido Máximo Mena, constituyéndose en la primera víctima de la violenta represión.


La noticia de su muerte enardeció aún más a los manifestantes. La protesta se generalizó y las barricadas se levantaron a lo largo y ancho del centro cordobés. Se quemaron concesionarias de automóviles y también la sede de la empresa norteamericana Xerox, junto a otros edificios públicos que fueron saqueados.

Pasado el mediodía la policía se vio totalmente desbordada y buscó refugió en el Cabildo, donde tenía entonces su sede central.

La rebelión se extendió a todos los barrios y recién al caer la tarde y después de muchas amenazas el Ejército salió a la calle comandado por el titular de la Cuarta Brigada de Infantería Aerotransportada, general Jorge Carcagno. Su presencia fue resistida por los manifestantes particularmente en la zona del Clínicas. Con dificultad los soldados pudieron establecerse en las primeras horas de la noche del 29 en la esquina de 9 de Julio y General Paz, constituyendo el primer comando de emergencia.

Esa noche fue una de las más tensas que se vivió en muchos años. El toque de queda no alcanzó para calmar totalmente los ánimos y la presencia de francotiradores limitó el accionar de las fuerzas de seguridad, que recién en la mañana del sábado 31 logaron restablecer la calma.

Oficialmente se dijo que los muertos fueron 14, sin darse mayores detalles. Unos 500 manifestantes, entre ellos dirigentes obreros y estudiantiles, fueron detenidos llevados al Tercer Cuerpo de Ejército y sometidos a Consejo de Guerra, recibiendo graves condenas.


Dirigentes como Elpidio Torres, del Smata, Atilio López de UTA, Agustín Tosco (Luz y Fuerza) y Miguel Correa (maderero), fueron detenidos. Algunos llevados a cárceles del sur del país con largas condenas, pero amnistiados meses después.


A 40 años de ese hecho histórico, sigue abierto el debate sobre si el “cordobazo” fue una revuelta espontánea o una acción organizada. Poco interesa detenerse en esa discusión cuando sobresale la lucha de trabajadores y estudiantes, unidos contra un régimen de oprobio y destrozando a la vez los planes del dictador Juan Carlos Onganía de perpetuarse en el poder, al que abandonaría pocos meses después.

La historia del cordobazo dejó marcado ese ejemplo de las luchas populares y quienes sucedieron a Onganía debieron flexibilizar las medidas y convocar a elecciones para devolver el gobierno al pueblo. Después vendría otro capítulo mas grave en la historia reciente del país cuando la más sangrienta dictadura militar impuso el terrorismo de Estado.



Juan Carlos Toledo (PRENSA RED)



Juan Carlos Toledo es periodista. El 29 de mayo de 1969, cubrió los hechos para Los Principios. Trabajó en ese diario desde enero de 1969 hasta junio de 1978. Luego pasó a formar parte de La Voz del Interior hasta que se jubiló, tiempo atrás. En 1958, se inició en la emisora LV2. En 1977, fue despedido mientras era delegado paritario y presidente de la Mutual de LV2.



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EL "GRINGO" TOSCO Y EL CORDOBAZO / Escribe Agustín Tosco



50 años 




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El "Gringo" Tosco y el cordobazo




Se me ha pedido que escriba un artículo sobre el Cordobazo. Creo que lo que hay que escribir sobre este hecho de real trascendencia histórica, especialmente para Argentina y América Latina, es un libro. Porque son muchas, variadas y complejas, distantes e inmediatas, las causas que produjeron la circunstancia sociológica - política del Cordobazo.

Durante los meses de prisión en Rawson llené cinco cuadernos sobre el particular. La transcripción de cuatro hojas en un reportaje de la revista "Inédito", motivó, según difusión pública, que la misma fuera clausurada. Aún así, con el tiempo, ese trabajo ha de aparecer, sin la pretensión de ser una visión totalmente objetiva, pero si al menos una interpretación personal sobre la base de la militancia sindical y de las propias posiciones adoptadas por nuestro gremio el Sindicato de Luz y Fuerza de Córdoba, la Regional Córdoba de la CGT , el conjunto de gremios encabezados por SMATA (Sindicato de Mecánicos y Afines de la Industria Automotriz) y el permanente contacto con las agrupaciones estudiantiles, tanto de la Universidad Nacional como de la universidad Católica. Asimismo con los Sacerdotes del Tercer Mundo y distintas personas de los grupos profesionales y políticos.

Con esta previa aclaración y en el entendimiento de contribuir en modesto alcance a la reafirmación de las reivindicaciones populares, redacto estas líneas ligadas a este acontecimiento fundamental de las clases populares sucedido el 29 y 30 de Mayo de 1969. 


¿POR QUE SE HA PRODUCIDO EL CORDOBAZO? 


Esta es una pregunta que no por repetida, deja de plantearse y de promover la investigación, la imaginación y particularmente el interés de todos los argentinos, desde el más humilde trabajador, hasta el sociólogo desentrañador de los fenómenos sociales, o de los políticos desde conservadores hasta revolucionarios.

En el penal de Rawson nos visitaron a los trece condenados que procedíamos de Córdoba, una Comisión de Solidaridad, compuesta por Compañeros de distintos gremios de esa ciudad, de Trelew y de otras localidades de la Provincia de Chubut. Nos preguntaron qué necesitábamos para nuestra salud, desde alimentos hasta indumentaria.

Respondimos que necesitábamos solidaridad militante. Pronunciamientos. Lucha contra la Dictadura. Les hablamos de nuestros trabajadores, de sus aspiraciones, de sus desvelos, de sus sacrificios. Les dijimos que las fogatas que alumbraban las calles de Córdoba surgían desde el centro de la tierra impulsadas y encendidas por nuestra juventud estudiosa y trabajadora y que jamás se apagarían porque se nutren de la vida y de los ideales de un pueblo rebelado contra la opresión que se ejercía sobre él y estaba dispuesto a romperla, pasara el tiempo que pasara. Dijimos la verdad, la verdad de todo lo que queríamos.

Los trece condenados de Rawson éramos de extracción, situación y condición heterogénea. Pero todos coincidíamos. No exagero al manifestar que varios de los miembros de la Comisión de Solidaridad y ellos están para testimoniarlo, sintieron correr lágrimas sobre sus mejillas. Al fin y en esta tensa conversación, plantearon la pregunta: ¿Por qué se ha producido el Cordobazo? 

Respondimos, con lo que creo es la esencia de la respuesta a tanto interrogante y a tantas elucubraciones que andan dando vuelta como conclusiones: el Cordobazo es la expresión militante, del más alto nivel cuantitativo y cualitativo de la toma de conciencia de un pueblo, en relación a que se encuentra oprimido y a que quiere liberarse para construir una vida mejor, porque sabe que puede vivirla y se lo impiden quienes especulan y se benefician con su postergación y su frustración de todos los días.

¿Y por qué Córdoba precisamente? Porque Córdoba no fue engañada por la denominada Revolución Argentina. Córdoba no vivió la "expectativa esperanzada" de otras ciudades. Córdoba jamás creyó en los planes de modernización y de transformación que prometió Onganía, Martínez Paz, Salimei y Ferrer Deheza y luego Borda, Krieger Vasena y Caballero. La toma de conciencia de Córdoba, de carácter progresivo pero elocuente, es bastante anterior al régimen de Onganía. Pero se expresa con mayor fuerza a partir de julio de 1966.

La reivindicación de los derechos humanos, proceda de donde proceda, en particular de las Encíclicas Papales desde Juan XXIII, encuentran en nosotros una extraordinaria receptividad y así se divulgan especialmente en la juventud y en los Sindicatos. Si hay receptividad es que hay comprensión, y la comprensión deriva en entusiasmo, en fe y en disposición al trabajo, al esfuerzo e incluso al sacrificio para consumar los ideales que ya tienen vigencia en el ámbito universal.

Para reducir la cuestión a sus aspectos más cercanos, las grandes luchas previas al Cordobazo amanecen antes de los dos meses de la usurpación del poder por parte de Onganía. Y estas, tanto como las que posteriormente se plantearon ya que siguen en vigencia, bajo distintas características, obedecen a la toma de conciencia de la necesidad de liberación que es el patrimonio principal de Córdoba dentro del panorama nacional.


LOS PRINCIPALES E INMEDIATOS ANTECEDENTES 


A mediados del mes de Agosto de 1966 nuestra Organización Sindical emitió una Declaración en carácter de "Solicitada" cuyo título fue: "Signos negativos". Fue !a primera posición sindical en Córdoba contra la serie de medidas de neto corte represivo que implantaba la Dictadura. Esa declaración tuvo amplia repercusión, no sólo local sino nacional y podríamos decir que prácticamente inauguró la posición rebelde contra la política de Onganía y su equipo.

La muerte de Santiago Pampillón a manos del aparato represivo, puso en evidencia la histórica resistencia estudiantil. Nadie podrá olvidar las luchas y manifestaciones de protesta de todas las agrupaciones, las huelgas de hambre y el propio paro de una hora del movimiento obrero cordobés en solidaridad con los compañeros universitarios. Tuve el honor de integrar una Delegación Sindical de la CGT de Córdoba que acudió a Mendoza al sepelio de Santiago Pampillón Allí discutimos los cordobeses con Gerónimo Izzeta que se encontraba casualmente y le increpamos la pasividad de la CGT Nacional. Al mismo tiempo que se manifestaba el ascenso del espíritu de lucha de las bases sindicales y estudiantiles contra el régimen, los jerarcas del sindicalismo nacional iban justificando -en actitudes- su posterior proclamación a todos los vientos de la "filosofía participacionista".

Tanto como la represión crecía también la resistencia aumentaba. Una manifestación incidental revelaba las distintas formas del repudio al régimen y a sus cómplices. En Córdoba circuló profusamente una hoja impresa que reproducía a Francisco Prado, participando del Festival del Folklore en Cosquin Enero de 1967- mientras era avasallado el Sindicato de Portuarios, despedazado su convenio colectivo de trabajo y despedidos sus dirigentes y militantes más esforzados. Prado era Secretario General de la CGT Nacional. Esas hojas circularon por todo Córdoba y la gente evidenciaba su condena ante la claudicante actitud.

En el mismo mes de febrero de 1967 y en función del Paro Nacional resuelto para el primero de Marzo de dicho año, en esta ciudad se realizaron grandes manifestaciones obreras.

El diario '"Córdoba" reprodujo varias fotografías de los actos y una en particular de la represión, donde constó mi detención junto con varios compañeros de la columna de Luz y Fuerza. Fue un plan de lucha de alcance nacional, frustrado por el incipiente participacionismo y dialoguismo que terminó una vez más confiando, según expresiones del propio Francisco Prado, en el nuevo ministro Krieger Vasena, porque según él: "Habría cambiado y su gestión podría ser útil a los trabajadores". Pese a esto, la posición de casi todos los sectores populares, especialmente de Córdoba, conminaba a continuar la lucha.

Quiero transcribir una frase de un documento sindical del 23 de Febrero de 1967, por su carácter premonitorio del "Cordobazo". Decía así: "La historia grande está jalonada de hitos como el que ayer fuera protagonizado por el movimiento obrero de Córdoba, en los talleres y fábricas, en las calles de nuestra ciudad. Porque fue la de ayer una jornada escrita con rasgos vigorosos y expresiones estentóreas que desbordaron los lindes habituales y se prolongaron luego en los grafismos de la prensa y de la televisión, en la retina y en el ánimo de los millares de protagonistas y espectadores que vivieron las secuencias del plan de acción desplegado por la CGT y gremios confederados de Córdoba. Fue una jornada lúcida y comprometida que nos acerca un poco más a la definición crucial que forzosamente tiene que producirse por imperio de la situación a que ha sido arrastrado el pueblo argentino, y sobre la que los trabajadores tenemos adoptada una posición clara, concreta e irreductible".

La represión que siguió al paro del primero de marzo de 1967 y la desastrosa conducción de la CGT Nacional produjo un notorio vacío que estuvo signado fundamentalmente por la oposición cada vez más abierta entre las bases sindicales y dirigentes vinculados a ellas y el participacionismo entreguista anidado en la sede de Azopardo en la Capital Federal.

Las bases demandaban un nuevo Plan de Acción. En Tucumán el ataque a los derechos de los trabajadores iba en aumento. En octubre de 1967 la Delegación de Córdoba en el Congreso de la Federación de Luz y Fuerza reclamaba ese Plan de Acción, inspirada en las propias demandas vigentes en nuestra ciudad y denunciaba los hechos más alarmantes que estaban sucediendo.

La preocupación de los dirigentes nacionales se centraba exclusivamente en normalizar la CGT en ese entonces en manos de la Comisión Delegada. ¿De qué teníamos los cordobeses clara conciencia a fines de 1967? ¿Cuál era nuestra denuncia? ¿Cuál era nuestra posición? 

En apretada síntesis expresábamos: Bajo el lema de modernización y transformación el gobierno planteó un plan económico, cuya base filosófico-política se asentó aparentemente en el más ortodoxo y crudo liberalismo, en la resurrección del "dejar hacer, dejar pasar", en la vigencia de un libre empresismo a ultranza, que provocaría la estabilidad y la multiplicación de los bienes económicos del país. Sin embargo esta declamada libertad económica no es sino un esquema destinado sustancialmente a someter al país integrándolo a la crisis del sistema capitalista monopolista como elemento compensador del deterioro cada vez más pronunciado del mismo.

Más adelante señalábamos: "Ya desde hace tiempo en todas las naciones del mundo ha concluido la etapa del liberalismo que aquí se pregona. Las potencias industriales practican un crudo dirigismo económico; en el sistema interno protegiendo su mercado productor e incluso consumidor por vía de las barreras aduaneras y otros dispositivos complementarios; en el aspecto externo creando organismos internacionales supeditados a ellas que imponen la política de la libre penetración y de la libre explotación de los pueblos subdesarrollados por los monopolios que actúan desde las grandes metrópolis. Esta libertad económica impuesta y dirigida desde afuera, especialmente desde las concentraciones monopolistas norteamericanas a la par de favorecer desmesuradamente a las mismas y a su país de origen, provocan en Argentina la agudización de la crisis y la profundización de los efectos recesivos'*.

En los pronunciamientos sobre los aspectos económicos se concluía: "Lo que se pretende realmente es quebrar a la industria nacional y dejar el mercado de consumo a merced de los monopolios. Así lo ha expresado genéricamente la Confederación de la Industria al referirse que esta política de transferencia formales y reales es en el más benigno de los juicios, un mal signo. En lo que hace a las empresas del Estado la aprobación de la Ley de Hidrocarburos y la Ley de Sociedades Anónimas, confirma crudamente la programática oficial de entrega del patrimonio estatal y de la conducción básica y fundamental de la economía a los intereses extranjeros. Nadie duda ya que el plan trazado es contrario a un auténtico desarrollo, atenta contra el nivel de vida de la población, sirve a los grupos de la reacción y del privilegio, compromete el porvenir del país y lesiona la soberanía nacional".

En las cuestiones sociales se denunciaba "el aumento de todos los precios de los artículos de uso y de consumo, agotando la capacidad adquisitiva de las remuneraciones. El incremento de la desocupación. La paralización de la Comisión del Salario Vital, Mínimo y Móvil. La imposición del arbitraje obligatorio para los diferendos laborales. La ley de represión de los conflictos sindicales. La intervención a Sindicatos, el retiro o suspensión de personerías gremiales. La eliminación o restricción de las representaciones sindicales en la Empresa del Estado, incluidos los organismos de previsión social. La violación de los contratos colectivos de trabajo. La ley de congelación de salarios. La modificación de la ley de indemnizaciones por despido. El aumento de la edad para acogerse a la jubilación y la eliminación de las compensaciones por años de servicio".




Como últimos detalles de las denuncias contra la reaccionaria política que se llevaba adelante se señalaba: "Simultáneamente el Gobierno pretende tener un consenso tácito de la opinión pública, pero no abre vías de ninguna naturaleza para probar con la expresión del pueblo si ello es cierto o no, mientras justifica tamaño despropósito con la supuestamente perjudicial de enfrentar a un debate político al país. Con la lógica perseverancia de sus propósitos retrógrados el Gobierno aprueba la Ley de Defensa Civil que militariza a toda la población a partir de los 14 años de edad, bajo el pretexto de asegurar el frente interno, pero con la finalidad de reprimir toda legitima defensa de los intereses económicos, sociales y políticos de los trabajadores. Más adelante dicta la denominada ley de represión al comunismo, que engloba a todas las personas o instituciones que protesten o lleven adelante una acción para proteger sus derechos. Supera el cuadro represivo macartista dejando al Servicio de Informaciones del Estado la calificación de toda persona que tenga "motivaciones ideológicas comunistas", añadiendo un régimen punitivo que llega hasta los nueve años de prisión. Intervienen las Universidades Nacionales, anula la participación de la juventud estudiosa argentina en la vida de las mismas, proyecta una reglamentación limitacionista y disuelve los Centros de Organización Estudiantiles. Viola el secreto de la correspondencia cual modernos inquisidores celosos de toda opinión adversa a la dogmática oficial. En el ámbito internacional propuso, felizmente rechazada, la institucionalización de la Junta Interamericana de Defensa, cual moderno gendarme de los Pueblos de América Latina que bregan por su emancipación integral, a fin de mantenerlos en el subdesarrollo, en el estancamiento y en la dependencia neocolonial" 

Allí se realizaron denuncias que si bien eran conocidas por todos, no todos la realizaban. Eran las delegaciones cordobesas por lo general las que sustentaban estos planteamientos en todos los ámbitos.

En Córdoba se expresó poco tiempo después una resolución de la CGT local que declaró persona no grata al Presidente Onganía, y eso trasuntaba el creciente desafío al régimen autocrático, no cuestionado a nivel masivo con tanto vigor como se daba en Córdoba.

LA REBELIÓN DE LAS BASES SINDICALES 


La Comisión Delegada de la CGT Nacional, intentó por todos los medios la construcción de un Congreso adicto a las teorías del participacionismo. Que era hacerse eco de toda la política del Gobierno y lograr la participación en el proceso. Una renuncia clara a las reivindicaciones obreras y populares que merecía una repulsa general.

El "dirigentismo" de los jerarcas de las organizaciones nacionales, luego de prolijos cortejos de delegados, al estilo de los viejos comités de la política criolla de la Década Infame, resolvió la convocatoria a un Congreso Nacional para la normalización de la Confederación General del Trabajo.

Llegó a tanto la podredumbre de los dirigentes participacionistas, que sostenían que en ese Congreso no podían participar las Organizaciones que estaban intervenidas, entre ellas la de más caudal de afiliados o sea la Unión Ferroviaria, además de los trabajadores portuarios, de prensa, químicos, del azúcar, etc.. Querían hacer un Congreso con los que habían tolerado la Dictadura y sancionar a su vez con tal exclusión a los que habían luchado, habían sido intervenidos y eran perseguidos por los violadores de todos los derechos sindicales.

Todos quienes continuaban fíeles a los principios sindicales, incluso los sindicatos intervenidos designaron delegados a tal Congreso, comprometiendo a quienes estaban con la Dictadura a que en el propio Congreso los inhibieran de actuar. El 28, 29 y 30 de Marzo comenzó el Congreso. Los dirigentes que coincidían con Onganía, no tuvieron el valor de acudir a impugnar a quienes.querían excluir desde la? bambalinas. El Congreso se realizó con todas las organizaciones combativas, incluidas las intervenidas, y con poco más de la mitad de los delegados suficientes para el quórum se proclamó la lucha contra la Dictadura y el desconocimiento a todos lo jerarcas del participacionismo. De allí nació lo que fue denominada CGT de los Argentinos, encabezada por Raimundo Ongaro.

Las bases sindicales repudiaban toda la política de conciliación vergonzosa y una ola de manifestaciones, de actos, todos organizados por los sindicatos de la CGT de los Argentinos, cubrió una verdadera celebración del 1° de Mayo de 1968.

En Córdoba más de cinco mil personas concurrieron al local del Córdoba Sport Club, en el que juntamente con Ongaro hice uso de la palabra denunciando una vez más, ratificando lo que veníamos señalando desde 1966, que la Dictadura hundía al país.


El 28 de Junio de ese mismo año la CGT de Córdoba programó un acto frente al local de la misma, en repudio al Segundo Aniversario de la Dictadura. La represión, como lo hacia repetidas veces descargó todo su aparato y se contabilizaron trescientos veintidós presos entre los manifestantes. El movimiento obrero, el estudiantado, los sectores populares pugnaban por expresar su protesta en la calle y sucesivamente eran reprimidos. Pero no descansábamos. Algunos ya sostenían que no era posible programar actos, ya que la Policía no los permitía y que la gente se cansaba. La mayoría sostuvo que no. No queríamos dejar de lado nuestro derecho a expresamos, a protestar, a exigir soluciones. Una y otra vez nos disolvían encarcelando a trabajadores y estudiantes.

En Septiembre de 1968, la CGT y el Frente Estudiantil en Lucha programó una semana de Protesta en recordación de los Mártires Populares, coincidiendo con el aniversario de la muerte de Santiago Pampillón.

Ya el Gobernador Caballero, que había suplantado a Ferrer Deheza, lanzaba la constitución de un Consejo Asesor, como forma perfeccionada del participacionismo como experiencia piloto para todo el país.

La Semana de los Mártires Populares fue violentamente reprimida. Cayó baleado el joven estudiante Aravena, que hoy aún se encuentra impedido físicamente en forma total, como producto de aquel alevoso ataque.

Los actos fueron disueltos. Se atacó a una manifestación encabezada por dirigentes sindicales, estudiantiles y Sacerdotes del Tercer Mundo, que provenían de una Misa por Santiago Pampillón. Se disolvieron los actos frente a la CGT. Se encarcelaron a varios militantes y representantes sindicales y estudiantiles que estuvieron casi un mes en Encausados.

A fines del mismo 1968, la CGT organizó otro acto que fue igualmente reprimido. Todos sentíamos una real indignación y la condena al régimen tomaba ribetes de furia. Nada era posible hacer. La represión se manifestaba en todo momento. El gobierno seguía su propaganda para el Consejo Asesor. La Federación de Luz y Fuerza suspendía a nuestro sindicato por estar adherido a la CGT de los Argentinos.

Los jerarcas sindicales habían realizado su propio Congreso, pero no tenían ninguna vigencia en las bases. En Córdoba eran abiertamente repudiados por la Clase Trabajadora.

Mientras en todos los órdenes la política de Onganía seguía consolidándose en el sentido de la fuerza y la opresión.

Mientras por otra parte, en el Pueblo crecía la rebelión contra tanto estado de injusticia, de desconocimiento de los Derechos Humanos. A fines de 1968, se cumplió el 20° aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Luz y Fuerza realizó algunas conferencias sobre el particular. Qué cotejo más dramático se realizaba entre el contenido de esta declaración que coronó el final de la segunda guerra mundial y el régimen que imperaba en Argentina. Parecía que tantos sacrificios, tantas vidas, por el respeto a los derechos del hombre, hubieran sido inútiles.


1969: EL AÑO DEL CORDOBAZO 


Hemos reseñado los males del régimen a escala nacional y hemos particularizado las posiciones de Córdoba por ser las más relevantes contra la Dictadura en el orden nacional.

Ya también Hilda Guerrero de Molina, mártir obrera de Tucumán engrosaba las filas de quienes habían caído defendiendo sus ideales, enfrentando al régimen de Onganía.

El régimen comunitario era publicitado desde todos los ángulos del equipo gobernante. Córdoba se había convertido en la experiencia piloto y el Dr. Caballero había constituido su Consejo Asesor que sería convalidado con bombos v platillos en la Reunión de Gobernadores de Alta Gracia. Allí llegó Onganía en el mismo automóvil y en la misma posición ideológica y con los mismos propósitos de Caballero.

Antes habíamos redactado un importante documento. Un documento que se denominaba DECLARACIÓN DE CÓRDOBA y que se dio a publicidad el 21 de Marzo de 1969. Dos meses y días antes del Cordobazo. En él reseñábamos lo problemas principales de orden local que sumados a los de orden nacional y en función a la toma de conciencia del pueblo de Córdoba sobre la validez de sus derechos, podríamos decir que encuadraron la heroica reacción popular del Cordobazo.

En la introducción se decía; "Nuestra Provincia soporta un descalabro gubernativo, una manifiesta inoperancia en los más altos niveles jerárquicos oficiales, una ineptitud generalizada en la conducción de la cosa pública. Paralelamente a esta ineficacia se destaca un oscuro y torpe manejo de los instrumentos del poder, para favorecer a los círculos del privilegio económico y financiero, para exaccionar los modestos recursos monetarios de la población, para burlar la auténtica representatividad popular mediante el fraude neocorporativista, para manipular desvergonzadamente a algunos miembros de la justicia,intentando abiertamente ponerlos al servicio de la tolerancia cómplice hacia el crimen de algún conspicuo allegado al régimen".

"No se recuerda que nuestra provincia haya soportado tamañas iniquidades públicas. Nunca el pueblo cordobés contempló, un ejercicio sensual del poder usurpado con la impunidad que se manifiesta, y con el visto bueno de un Poder Central que en muchos casos lo pone como ejemplo de experiencia a proyectarse en toda la nación." 

"Esta situación insoportable en todos los órdenes, obliga a la clase trabajadora cordobesa a repudiar públicamente al gobierno local, a corresponsabilizar a la Dictadura de Ongania de todos sus actos y a actuar cada vez más unida y enérgicamente para lograrla instauración del ejercicio pleno de los derechos y garantías que pertenecen inalienablemente a los trabajadores y ciudadanos, y a la práctica de la función gubernativa en un plano de dignidad y de real interpretación de las aspiraciones del Pueblo".

Señalábamos y no lo hacíamos nosotros por una elucubración al margen de las posiciones populares, sino como una expresión auténtica que palpitaba en toda la población que: " Durante bastante tiempo el Gobierno de Córdoba trabajó intensa y solapadamente, para implementar el denominado Consejo Asesor Económico Social. Sus fundamentos se basaron en el supuesto interés por consultar sectores representativos de la comunidad y darles participación en el análisis y programa de los actos gubernativos".

Luego se indicaba: "Asimismo se pretende remedar el engendro del Consejo Asesor, con los Consejos Económico-Sociales de vigencia positiva en algunos países del mundo estructurados políticamente sobre la base de la voluntad soberana del Pueblo".

Y por último, luego de otras consideraciones: "El Consejo Asesor procura la domesticación de la sociedad,su estratificación definitiva y si hoy se viste con los ropajes de una aparente inocencia, con el tiempo todos deberán lamentar su consolidación como aparato de poder omnipotente, sin apelaciones, en el que se fundamentará y basará el régimen para implantar un sistema de vida repudiado por la historia y con el cual se identificó con su saludo romano el otrora joven camisa negra, hoy Gobernador de Córdoba, Dr. Carlos Caballero." 

Sobre el caso Valinotto, se señalaba, "la opinión pública cordobesa y también la nacional observan con estupor como un Juez de Córdoba, dispuso la libertad de un criminal basándose en el testimonio, denominado "de abono" del Ministro de Gobierno, Dr. Luis E. Martínez Golletti, y del Vocal del Superior Tribunal de Justicia Dr. Pedro Angel Spina".

Y culminaba el análisis sobre este tema: "El Sr. Gobernador de Córdoba, Dr. Carlos Caballero, ante la renuncia verbal de su Ministro de Gobierno, Dr. Martínez Golletti, resolvió, rechazarla ratificándole su confianza".

Sobre los impuestos de orden local recalcábamos: "Los centros vecinales de Córdoba, integrados en su mayoría por trabajadores, han denunciado el asalto fiscal de que son objeto, han protestado, han señalado la ilegalidad de las medidas tributarias, pero el gobierno ha permanecido incólume, ofreciendo una transitoria y demagógica rebaja que no altera la situación de fondo y que ha determinado la resistencia al pago, como único camino para hacerse escuchar, aunque el gobierno sigue y seguirá sordo a los reclamos del pueblo, embebido en su absolutismo y cegado por su tortuoso designio político." 

Sobre los problemas laborales se daba el caso de las "quitas zonales" que afectaba fundamentalmente al gremio metalúrgico. La anulación de la Ley del Sábado Inglés, que había sancionado en el año 1932 y que rebajaba en un 9,1 °/o los salarios mensuales de los trabajadores. El Departamento Provincial de Trabajo resultaba totalmente inoperante. Se distinguía que "Córdoba es, a no dudarlo, el paraíso de los recibos en blanco, que sirven para robar de los ya magros salarios de los trabajadores, partes sustanciales y crear la inseguridad en la permanencia de su empleo". Por otra parte se dispuso el cierre de una serie de escuelas nocturnas de capacitación a la que concurrían los trabajadores, con el fundamento de que se habían agotado las instancias para que los mencionados establecimientos pasaran a formar parte del organigrama secundario provincial." 

Las tropelías de la denominada "Brigada Fantasma", también enardecieron al pueblo de Córdoba. Decíamos sobre el particular: "Todo el país conoce ya el increíble episodio de la "Brigada Fantasma", denominada así por sus oscuras andanzas no en resguardo de la seguridad pública, sino atentando contra la misma.

Intimidando a gente inocente, persiguiendo a supuestos delincuentes y extorsionando a los detenidos". Se concluía sobre este punto: "También el episodio de la "Brigada Fantasma", por más que se haya dispuesto su disolución y la detención de los "policías" que la integraban, no fue descubierta por la preocupación o la diligencia de los funcionarios del gobierno. Se conoció y se investigó por las denuncias periodísticas que constituye hoy el único medio que tiene el Pueblo para defenderse de alguna manera de los atropellos a que es sometido por un Gobierno, que inexorablemente "será juzgado como el más nefasto para los derechos de toda la población de Córdoba".

Para no extenderse más sobre este extenso documente señalaré una frase mas: "Una ínfima minoría, los dedos de una mano sobran para contarlos, de "dirigentes" sindicales, apoya el régimen cordobés. No es así sin embargo en el orden nacional.

La asistencia de más de cuarenta jerarcas gremiales a una entrevista con Onganía ha demostrado que el espíritu de lucha de los trabajadores y del pueblo, tienen un fuerte contingente de desertores, sumados a la programática del régimen: política de sometimiento económico, de opresión social, de oscurantismo cultural y de mordaza cívica, sojuzgando a todos los argentinos que quieren un país en el cual se operen fundamentales transformaciones que posibiliten un inmediato porvenir donde impere la justicia social; donde se produzca la independencia económica, liberando a la patria de la penetración y dominio monopolice e imperialista; donde se materialice la soberanía política sobre la base de la libre voluntad popular y donde la democracia integral se practique sin ningún tipo de proscripciones e inhabilitaciones para todos los argentinos".

Cubríamos el final exhortando a la unidad, a la acción común reinvindicativa, de todas las Organizaciones Sindicales para la prosecución de la lucha en defensa de nuestros derechos.

ESTALLA LA CALDERA 

Los trabajadores metalúrgicos, los trabajadores del transporte y otros gremios declaran paros para los días 15 y 1° de Mayo, en razón de las quitas zonales y el no reconocimiento de la antigüedad por transferencia de empresas, respectivamente. Los obreros mecánicos realizan una Asamblea y a la salida al ser reprimidos, defienden sus derechos en una verdadera batalla campal en el centro de la ciudad el día 14 de Mayo. Los atropellos, la opresión, el desconocimiento de un sin número de derechos, la vergüenza de todos los actos de gobierno, los problemas del estudiantado y de los centros vecinales se suman.

Se paraliza totalmente la ciudad el día 16 de Mayo. Nadie trabaja. Todos protestan. El Gobierno reprime.

En otros lugares del país, estallan conflictos estudiantiles por las privatizaciones de los comedores universitarios.

En Corrientes es asesinado el estudiante Juan José Cabral y ese hecho tiene honda repercusión en toda la población de Córdoba. Se dispone el cierre de la Universidad. Todas las agrupaciones estudiantiles protestan y preparan actos y manifestaciones. Se trabaja de común acuerdo con la CGT.

El día 18, es asesinado en Rosario el estudiante Adolfo Ramón Bello. Realizamos con los estudiantes y los Sacerdotes del Tercer Mundo una marcha de silencio en homenaje a los caídos.

El día 20 de Mayo, fui detenido e incomunicado en el Departamento de Policía "en averiguación de antecedentes". Recupero la libertad al día siguiente.

El día 21, se concreta un paro general de estudiantes. Una serie de comunicados del movimiento obrero lo apoyan. En Rosario cae una víctima más. El estudiante y aprendiz de metalúrgico Norberto Blanco, es asesinado en Rosario. Se instalan Consejos de Guerra.

El día 22 de Mayo, los estudiantes de la Universidad Católica se declaran en estado de asamblea y son apoyados por el resto del movimiento estudiantil.

El día 23 de Mayo, es ocupado el Barrio Clínicas por los Estudiantes. Es gravemente herido el estudiante Héctor Crusta de un balazo por la Policía. Se producen fogatas y choques. La Policía es contundente, y los choques se hacen cada vez más graves.

El día 25 de Mayo, hablo en la Universidad Católica de Córdoba y hago una severa crítica y condena a los sangrientos atropellos de la Policía y de los arbitrarios procedimientos del Consejo de Guerra en Rosario.

El día 26 de Mayo, el movimiento obrero de Córdoba, por medio de los dos plenarios realizados, resuelve un paro general de actividades de 37 horas a partir de las 11 horas del 29 de Mayo y con abandono de trabajo y concentraciones públicas de protesta. Los estudiantes adhieren en todo a las resoluciones de ambas CGT.

Todo se prepara para el gran paro. La indignación es pública, notoria y elocuente en todos los estratos de ]a población.

No hay espontaneísmo. Ni improvisación. Ni grupos extraños a las resoluciones adoptadas. Los Sindicatos organizan y los estudiantes también. Se fijan los lugares de concentración. Como se realizaran las marchas. La gran concentración se llevara adelante, frente al local de la CGT en la calle Vélez Sársfieid 137.

Millares y millares de volantes reclamando la vigencia de los derechos conculcados inundan la ciudad en los días previos. Se suceden las Asambleas de los Sindicatos y de los Estudiantes que apoyan el paro y la protesta.

El día 29 de Mayo amanece tenso. Algunos sindicatos comienzan a abandonar las fábricas antes de las 11 horas. A esa hora el Gobierno dispone que el transporte abandone el casco céntrico. Los trabajadores de Luz y Fuerza de la Administración Central, pretenden organizar un acto a la altura de Rioja y General Paz y son atacados con bombas de gases. Es una vez más la represión en marcha. La represión indiscriminada. La prohibición violenta del derecho de reunión, de expresión, de protesta.

Mientras tanto, las columnas de los trabajadores de las fábricas de la industria automotriz van llegando a la ciudad. Son todas atacadas y se intenta dispersarlas.

El comercio cierra sus puertas y las calles se van llenando de gente. Corre la noticia de la muerte de un compañero, era Máximo Mena del Sindicato de Mecánicos. Se produce el estallido popular, la rebeldía contra tantas injusticias, contra los asesinatos, contra los atropellos. La policía retrocede. Nadie controla la situación. Es el Pueblo. Son las bases sindicales y estudiantiles, que luchan enardecidas. Todos ayudan. El apoyo total de toda la población se da tanto en el centro como en los barrios.

Es la toma de conciencia de todos evidenciándose en las calles contra tantas prohibiciones que se plantearon. Nada de tutelas, ni de los usurpadores del poder, ni de los cómplices participacionistas. El saldo de la batalla de Córdoba -El Cordobazo- es trágico. Decenas de muertos, cientos de heridos. Pero la dignidad y el coraje de un Pueblo florecen y marcan una página en la historia argentina y latinoamericana que no se borrará jamás.

En las fogatas callejeras arde el entreguismo, con la luz, el calor y la fuerza del trabajo y de la juventud, de jóvenes y viejos, de hombres y mujeres. Ese fuego que es del espíritu, de los principios, de las grandes aspiraciones populares ya no se apagará jamás.

En medio de esa lucha por la justicia, la libertad y el imperio de la voluntad soberana del pueblo, partimos esposados a bordo de un avión con las injustas condenas sobre nuestras espaldas. Anos de prisión que se convierten en poco menos de siete meses, por la continuidad de esa acción que libró nuestro pueblo, especialmente Córdoba, y que nos rescata de las lejanas cárceles del sur, para que todos juntos, trabajadores, estudiantes, hombres de todas las ideologías, de todas las religiones, con nuestras diferencias lógicas, sepamos unirnos para construir una sociedad más justa, donde el hombre no sea lobo del hombre, sino su Compañero y su Hermano.





Agustín Tosco

* Dirigente sindical clasista. Secretario General del Sindicato de Luz y Fuerza de la provincia de Córdoba al momento de producirse el Cordobazo, fue uno de sus principales dirigentes. En numerosas oportunidades sufrió cárcel y torturas por su militancia política y sindical. El presente artículo fue escrito desde la cárcel de Rawson, en Junio de 1970. Fallecido el 5 de Noviembre de 1975.




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