miércoles, 29 de septiembre de 2010

EL CHACHO PEÑALOZA




Angel Vicente Peñaloza "El Chacho"


“El Padre de los pobres” (llamado así por sus paisanos).

“Peñaloza diz que es muerto
No hay duda que así será.
Tengan cuidado, magogos,
No vaya a resucitar”.

Copla popular que se cantaba en las pulperías, citado por José Pablo Feinman en su libro “La sangre derramada”, Pág. 228.




Indiscutido sucesor de Juan Facundo Quiroga, nació en la localidad de Huaja, también reducido vecindario de la Costa Alta de los llanos de La Rioja, en 1798.

Sus padres fueron Don Juan Esteban Peñaloza y Agüero y Doña Ursula Rivero.

Muy joven se puso a las órdenes de Juan Facundo Quiroga, integrando la milicia de los llanos.
Se destacó siempre por su gran coraje y habilidad.
Luchó contra Rosas, integrando la Coalición del Norte; al ser ésta derrotada tuvo que refugiarse en Chile por muchos años.

Al levantamiento de Urquiza, se suma a la campaña de éste y se incorpora al Ejército Grande, participando en la batalla de Caseros, que puso  fin a la tiranía de Juan M. De Rosas, gobernador de Buenos Aires.
Durante la presidencia de Urquiza fue nombrado jefe de la Guardia Nacional en La Rioja, aquí alcanza el grado de general de la Nación en la Provincia.
El triunfo de las tropas de Bs. As. en Pavón dio  origen a un alzamiento montonero en los llanos.
Sin descanso y sucesivamente va produciendo levantamientos en distintas zonas del País,  los cuales inmovilizarían los ejércitos porteños, y darían crédito que al nuevo régimen encabezado por Mitre, no le sería fácil instalar su proyecto centralista y hegemónico. "Derrotado decenas  de veces, Peñaloza nunca será  vencido.  Lo acompaña el fervor del paisanaje, su complicidad, su fidelidad entrañable: los llanistas se dejarán matar antes que revelar el paradero de su General: uno llega  a suicidarse al ser interrogado…" (Felix Luna, "Tres caudillos de L a Rioja").


Baja vencido desde Tucumán. La Rioja ha sido invadida por columnas nacionales, y parecía que su arremetida en Tucumán sería un desastre completo al regresar a sus pagos. Pero apenas entran en La Rioja las tropas invasoras, la región de los llanos se insurrecciona en masa.
A fines de febrero llega el Chacho a La Rioja, vencido. Sin embargo asombrosamente viene como un triunfador, aclamado por todos los pueblos a su paso.
Sigue la lucha y sitia San Luis. A fines de abril  cae sobre la ciudad de la Punta de los Venados, con el triple de fuerzas  que tenía al ser vencido en La Aguadita de los Veldeses; luego ataca y asedian La Rioja durante varios días, extendiendo un frente fluido de guerra  en una línea de más de 500 kilómetros.
Mitre y Paunero hartos, decretan el tratado de "La Banderita" (30 de mayo de 1862) convenido entre Peñaloza y la representación centralista, muy a pesar de los que forman la "línea dura", como Sarmiento, los Taboada y algunos coroneles que consideraban  que la única forma de terminar con la insurrección montonera, era  violentamente.


"… el campamento en marcha".

El tratado firmado encargaba la pacificación de La Rioja al propio Chacho, de hecho,  esta fue llevada a cabo por Peñaloza; no obstante la constante oposición de la  "línea dura" de la que hablábamos, especialmente Sarmiento, quien se había hecho nombrar gobernador de San Juan. El mismo azuzaba continuamente la posibilidad de la vuelta a la guerra. Un acontecimiento de menor importancia -Un caso de cuatrerismo-  que se había producido en San Juan, dio la ocasión al gobernador sanjuanino de "prender la mecha",  exigiendo a La Rioja la entrega de varios de los cabecillas montoneros,  para su procesamiento,  hecho que fue negado por Peñaloza aludiendo que los mismos "son soldados valientes y amigos buenos "  y "todavía pueden ser útiles a la Nación". Lo que fue interpretado por Sarmiento como una declaración de guerra  (¿?). En Chepes , como consecuencia de esto, se le exige al Chacho, que se rebele de nuevo. Mitre ante los hechos consumados por la "línea dura", Mitre ante los hechos consumados por la "línea dura", encarga a Sarmiento la dirección de la guerra, que debe ser- le indica- "una guerra de policía", lo que indica que para el proyecto centralista los caudillos  y sus seguidores ya no serian tratados como soldados, con el código de honor militar,  sino como bandidos, como delincuentes simples y llanos; por eso la guerra debe ser de policía.

 Por abril de 1863, el General Peñaloza le escribe a Mitre manifestando sus agravios y a sus paisanos, a la vez, les redacta un manifiesto. La fecha del documento  indica con estas palabras: "el campamento en marcha". Será la última insurrección del caudillo riojano. La sublevación se extiende por  gran parte del noroeste y en las sierras de Córdoba. Ante la amenaza, los gobernadores de Santiago, Tucumán y Catamarca, resuelven iniciar la guerra contra Peñaloza por iniciativa propia. El proceso de "pacificación" pergeniado por los Taboadas, se ha puesto en marcha y en su cumplimiento un ejercito conjunto de los gobernadores liberales  avanza sobre La Rioja, que desguarnecida cae,  y a unas leguas, en el río Mal Paso, se produce un enfrentamiento que termina con la victoria de Taboada con gran cantidad de muertos entre el gauchaje.

Por su parte, Sarmiento, dispone  la arremetida contra La Rioja. Dos semanas después de la derrota de Mal Paso, el coronel Sandes, uno de los más crueles elementos del ejército de los nacionales, encuentra en los Llanos riojanos al Chacho y le inflige una enorme derrota. Pero así y  todo, el caudillo logra siempre eludir al enemigo y resurgir con más fuerza.
El 20 de mayo ha peleado en Loma Blanca; el 7 de junio está  en el valle de Punilla, desde allí le envía  una carta a Urquiza (espera que el caudillo federal se levante). Una semana más tarde, Peñaloza ingresa y toma Córdoba!!  ante el estupor de todo el País.
Esperando la sublevación de los cordobeses  contra el gobierno liberal, y sobre todo la de Urquiza (le vuelve a escribir urgiéndole a "ponerse al frente de la reacción política") y permanece por dos semanas en Córdoba. El 27 de junio de 1863 se enfrentan las fuerzas del ejército nacional, bien armado y pertrechado con 4000 efectivos expertos, veteranos, y los 2000 paisanos montoneros, mal armados y con muy pocas probabilidades…
La batalla de Las Playas fue lejos una masacre; no tanto por la acción en sí, sino por los fusilamientos que le siguieron.
Peñaloza sigue su marcha perseguido, asediado por el enemigo. Y sin esperanzas de ayuda en Córdoba, San Luis, Catamarca, y Mendoza.  Huye prácticamente solo,  pero no abatido.

Toca la frontera del norte de La Rioja, llega hasta la cordillera de los Andes, podría pasar a Chile pero desiste de hacerlo para continuar luchando; vuelve bordeando la frontera por San Juan, y llega, después de haber recorrido en cuadro la Pcia. al mismo lugar a donde había dejado a sus enemigos 15 días después. Lo destacamos como una verdadera proeza de estrategia, inteligencia y valentía del caudillo; quien a la postre había dejado a sus perseguidores "…asombrados y desconcertados al saberlo, después de haber destruido sus caballadas y encontrándose casi bloqueados en la ciudad de La Rioja; pues pasando por los pueblos de esta corrida fabulosa, el Chacho volvió a resucitar las montoneras…" (escrito por el mismo Sarmiento, en un relato donde no oculta su admiración por el Chacho).
Entretanto, en La Rioja se ha establecido una autentica dictadura de las tropas nacionales y ello hace que toda la Pcia. se declare en rebeldía: Sebero Chumbita en Arauco, Felipe Varela en Chilecito, Carlos Angel en el oeste… en este sentido dice el historiador Felix Luna: "Es increíble; parece cosa de locos esta resistencia." En respuesta, la represión de los "pacificadores" adquiere caracteres de vesanía."

A fines de Agosto reaparece el Chacho -a quien muchos daban por exiliado- y se afirma en Patquia, centro estratégico de La Rioja, para bajar a San Juan o meterse en las sierras cordobesas. Desde aquí envía al General Paunero, jefe del ejercito de los liberales, sendos mensajes ofreciendo deponer las armas. Sin embargo, el planteo táctico es otro: destaca a Ontiveros para tomar San Luis y piensa, que este movimiento engañara a los nacionales;  Lo que facilitaría su objetivo primordial: atacar San Juan.
El  30 de octubre de 1863, Sarmiento se entera que la montonera está a un paso de la ciudad de SanJuan, ha tomado con éxito Caucete y se prepara para sitiar la ciudad cuyana. La angustia y el temor de Sarmiento es puesta de manifiesto en la carta que envía al mayor Irrazabal, ordenándole que "vuele" a dar auxilio a Arredondo.
Peñaloza comete un erró fatal: da un corto respiro a sus hombres…

Irrazabal llega desde Mendoza, con esta fuerza y las mínimas que se suman de los aterrados sanjuaninos, la montonera es sorprendida en Caucete y desbandada cae derrotada. Los que logran huir, acompañan al Chacho, siempre junto a su mujer Doña Victoria Romero, logrando alcanzar los Llanos. En Olta, pasa tres o cuatro días, le envía una carta a Urquiza, ordena reorganizar sus tropas o lo que quedan de ellas y descansa en la casa de un amigo.

Perseguido por el mayor Irrazábal, bajo las ordenes de Sarmiento; fue capturado por una partida ligera al mando del capitán Ricardo Vera en la casa de Felipe Oros, quien le había dado asilo. El "Chacho" estaba acompañado por su esposa Doña Victoria Romero y 5 0 6 de sus hombres. Habiéndose  rendido a Vera y entregado su famoso puñal, el "Chacho" fue víctima de la furia del enemigo que en la mano de Irrazábal culminó con el  crimen  y las vejaciones al cuerpo del gran caudillo.

De este hecho Felix Luna narra en su "tres Caudillos de La Rioja", los últimos momentos de la vida de Peñaloza:
"…Ya llega Irrazábal, avisado de su captura ( la del Chacho). Desmonta y entra a la casa, lanza en ristre.

-¿Dónde está ese  bandido  Chacho? - ruge.
-Yo soy el Chacho y estoy rendido- contesta mansamente el caudillo.

Son sus últimas palabras. La voz de Peñaloza es apagada por los alaridos de Doña Victoria y los bramidos de Irrazábal mientras atraviesa el pecho del prisionero inerme."

 Según palabras de Joaquín V. González: "En ningún periodo de la historia,  La Rioja presenció  mayores horrores que en el quinquenio que siguió a su muerte".

El 12 de noviembre de 1863, a los 67 años, el "Chacho" cae.  Luego por orden del mismo Irrazabal fue  rematado a tiros, decapitado y su cabeza expuesta en la plaza de Olta, como terrible advertencia contra quien osara alzarse  en armas contra el orden establecido desde Buenos  Aires.
                                                                                                                                                                                                        Recopilación y Edición: Raúl Olivares

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