lunes, 9 de julio de 2012

PASA LA INDEPENDENCIA:CONVOQUÉMOSLA!!




"Seamos libres y lo demás no importa nada".

José de San Martín

"Nada podemos esperar si no es de nosotros mismos"

José Gervasio Artigas


Qué significó aquel acto eminentemente político hace 196 años? y que significa ahora, por supuesto...La situación de La América, en aquellos días era extremadamente complicada, urgía afianzar la revolución de Mayo con una declaración contundente de un proyecto que nos emancipara. Había que  dejar claro que la decisión política estaba tomada y que costara lo que costara ya éramos independientes de cualquier otro poder que no sea el nuestro. Claro que para eso hacía falta no solo la convocatoria a un Congreso Nacional, la cuestión se debería entender como un primer paso, importantísimo, pero que se debía afianzar en los hechos. Y eso, todos lo sabían iba a ser muchísimo más difícil y costar incluso muchas vidas, como objetivamente lo fue. Nuestra lucha de liberación viene desde siglos, nuestros pueblos entendieron que no podrían vivir en libertad, si no peleaban por ella. Desde lejanos tiempos hasta nuestros días, esos movimientos insurgentes, esas rebeliones, han sido una constante. Como una sacrificada herencia que adquirimos con necesidad y esperanzas, vamos asumiendo una continuidad en esa lucha y cada batalla perdida es una experiencia vital que nos arroja al futuro, con más aprendizaje. Y cada victoria también es una enseñanza que se debe asimilar como tal para afianzar, pero no para quedarnos en un segmento histórico de la misma, sino más bien, para desde allí, con esas bases materiales, proyectar otras luchas, incluso aquellas que puedan desafiar las conquistadas. 
Se puede entrever que aquella primera independencia, significó un proceso dialéctico inconcluso. En aquellos tiempos los dos grandes de América, San Martin y Bolívar, se empeñaron en poner sus ideales de Independencia en marcha, su sangre y la de sus hombres fue generosa en todas las horas y momentos que les tocó probar sus convicciones. La independencia, como ahora,  significaba ser soberanos y eso no se lo iban a perdonar ni los realistas, ni las clases patricias, ni nadie que no estuviera de su lado. Porque eso comprendía un Sueño que en la realidad ponía al enemigo un infranqueable cerrojo a sus intereses imperiales. Esta tierra es nuestra, esta forma de gobierno es nuestra, esta economía es nuestra, este modo de crecer es nuestro,  por lo cual  lo conducimos y resolvemos nosotros. No necesitamos más que aquello que convengamos entre todos como pueblo libre. 
A pesar de la posta que los gigantes hacedores populares nos cedieron, aún y con todos los trascendentes movimientos sociales que se erigieron en revoluciones, la historiografía oficial se encargó de minimizar, destruir, tergiversar, olvidar y silenciar las historias verdaderas, las que nos constituyen como Nación y como pueblos hermanos en toda La Patria Grande. Nos dividieron para reinar, masacraron todo levantamiento, todo vestigio de "La Barbarie" y fundaron un Estado Nación a su medida, hegemónico, clasista, centralista-porteño,  pro europeo, burgués y oligárquico con "olor a bosta", como decía uno de sus próceres predilectos. No quedó espacio para lo nacional, para lo federal, para lo popular, "el progreso" se lo llevo puesto y firmó su capitulación con "la conquista del Desierto" del genocida de Roca, en una guerra tecnológicamente tan injusta como asimétrica. Entonces no hay una sola, una única lucha por la independencia que ya fue, sino todas las luchas, todas aquellas que confluyen y que aún quedan librar por ella de manera definitiva.
Hoy en las asambleas ambientalistas pasa la batalla por la independencia, hoy en los pueblitos y aldeas olvidadas y desconocidas, también se libra la continuidad de la gesta del 9 de Julio, hoy en las calles de cada barrio, en los movimientos sociales que pujan por inclusión y dignidad social para los más pobres, por ahí está la misma épica; hoy por todo combate que dispute un derecho conculcado, que plantee restaurar o conquistar un modo de vida justo y más humano, por allí pasa la independencia. Para qué creemos entonces, que dieron sus vidas tantos sino para que algún día podamos acceder a un mundo diferente de trabajo, educación, salud, cultura, derechos, justicia, libertad? Qué creemos qué significa la independencia sino es un proyecto de liberación que haga que el progreso sea para el hombre y no en su contra, como el neo-liberalismo nos impone ahora? No podremos sin embargo, avanzar un centímetro, si no miramos reflexivamente sobre nuestros hombros, sino tenemos en cuenta el pasado como imprescindible para sacar conclusiones, para saber qué no tenemos que volver a hacer y en base a eso construir una historia propia, de derrotados tantas veces que desde ese lugar somos capaces, como decía Benedetti, de "organizarnos en la derrota" y perseverar hasta llegar.

Está bien la estampa y la bandera, son símbolos que nos preceden con honor y con gloria de mártires que así se hicieron por defenderla, pero así idénticamente, la otrora epopeya de hace 196 años, hoy convoquémosla en donde falta el pan en la mesa, en donde no hay gasas para curar enfermos, en donde los maestros no pueden enseñar debidamente porque los supera la crisis, en donde los trabajadores no cobran o están por ser despedidos; convoquémosla  en donde la corrupción ejecuta la vida, en donde persiste el exterminio étnico de los pueblos originarios, en donde la estupidez guarda ese silencio tan parecido a ella misma, invirtiendo la famosa Proclama insurreccional de la Junta Tuitiva de La Paz, del 16 de julio de 1809. En fin convoquémosla en donde estemos necesitados de su furia y de su amor incondicional por ser uno, nosotros, la identidad, aquella hermanita que solo es totalmente ella, cuando la condición de ser soberano se lo exige. Para ello hace falta primero y ante todo, desempolvarnos  los miedos, los mismos que nos hacen esclavos...

Raúl Olivares.
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