jueves, 22 de noviembre de 2012

NIÑOS DE PALESTINA, CHICOS DEL GENOCIDIO







ESCUELA EN HEBRON / photo: AP / Charles Dharapak 













"Dios es grande, gracias a Dios por todo. Olvida ya todos tus miedos y descansa y encuentra a tu bienamado profeta, y a todos tus pequeños amigos que han caído antes que tú."


 Oración dicha por los padres frente a una fosa común de niños en Gaza.


"Los ríos subterráneos que recorren el mundo pueden cambiar de geografía, pero entonan el mismo canto."

Subcomandante Marcos.-


Fue escrito, fue dicho, hace unos tres años por el Subcomandante Marcos ante el cruento e interminable exterminio en Gaza... Las cosas no han cambiado demasiado en lo esencial. Lo esencial, es que hoy la masacre contra el pueblo Palestino sigue y se intensifica aún más. Pero también, lo esencial es que como hace tres años, hay una Nación que resiste valiente y martirizadamente la siembra de odio, a la que alude Marcos en ese relato maravilloso que publicamos anteriormente, sobre la tragedia, la analogía, la identidad y especialmente, el aprendizaje de los pueblos en lucha. La parábola está echada sobre el terrorista Estado de Israel, que exacerbado en su cólera sionista, blindado de infinitos recursos de toda índole, con asimétricos armamentos que vomitan muerte por doquier, profundiza su invasión-genocidio mediante-ante un "temible" e "imponente" "ejercito" de hombres, mujeres, niños y ancianos, que cometieron el sacrílego acto de ser La Palestina, esa misma, que ellos, han decido conquistar a sangre y fuego. 

Nos toca a todos, se cierne sobre todos, cada bomba que cae nos destruye a todos; el misil que avisa que sobrevuela fulminante el crimen y la devastación,  tiene como blanco al palestino, pero  además, en otra dimensión vinculante e intrínseca, explota en  cada uno de nosotros, tan cerca de cada uno como la conciencia y el corazón, inexorablemente, nos trasformen en prójimos de semejante matanza. Y aún así, nadie puede vivir, ni ocupar, ni habitar ese espanto...Nadie!! Porque el apocalipsis palestino, implacablemente por el arbitrio del invasor, solo lo padece en carne propia, el padre, la madre, el chico que no comprende la casa destruida, los cuerpos destrozados, los cuerpos apilados, él que no puede con los gritos, no  puede con los llantos, ni entiende los blancos ojos desorbitados, el castigo del castigo sobre el castigo, el asolamiento organizado, proyectado y ejecutado, lo indescriptible del todo, pero que lleva la marca de la industria militarista asesina... Ese chico que, tal vez, ayer jugaba con barriletes, en el único cielo que lo conoce, y que hoy le devuelve extrañas, azules, rojas, amarillas y finalmente, negras nubes impresionantes, que no se desvanecen ni se alejan; él únicamente él, sabe que no entiendelanada como la nadanoloentiende, ni menos aún, lo puede abarcar en su excluyente dolor. 

Es que ha nacido en un pueblo cuyos niños, los niños de Palestina, son selectivamente el objeto preferente del ininterrumpido holocausto cotidiano en las calles, en las escuelas, en los barrios, en todo espacio donde su pequeña e "intimidante" presencia se encuentre. Allí, sabrá con el tiempo, como el soldado descarga su furia, premeditada desde los escritorios de la inteligencia estatal, para hacerlos blancos móviles del exterminio lento, sigiloso... Encubierto de guerra de baja intensidad o abierta y terrible, cuando las conveniencias del Imperio lo requieran. Ahora, recién ahora, cuando ya ha atravesado su mente y su alma la señal del lamento ancestral, caerá en la cuenta que él también es un niño como los demás niños de su gran familia, es decir, un hijo, un hijo sin padre con padres, sin madre con madres, sin hermanos con hermanos... Entonces, su miedo será tan grande como su desafiante mano alzada, su mano y su brazo levantados que ya reconocen al enemigo, no buscado pero finalmente enemigo, y que por eso, con precisión instintiva ya presiente (subjetivamente), que su fugaz infancia ha cesado para transitar clandestina y naturalizada, tan de golpe, tan abrupta, la otra, la que el sistema le tenía deparada desde ese "siempre" que pareciese que nunca se acaba, esa otra, obligada, cruel, ineludible e imperativa edad palestina: la del niñohombremilitante... Será así, hermano de millones de niños de otros lugares, en donde la crueldad y la injusticia, han resuelto como por mandato divino, que sus sueños, sus vidas, sus horizontes, deben capitular definitivamente. En otras geografías distintas, en otros mares allende del Mediterráneo, las infantiles legiones, añoran conque algún día, en su único, minúsculo, pero trascendente pedacito de tierra, no ellos, sus hijos, solamente jueguen, sin otra, sin añadir ninguna otra preocupación más, que la de no saber a que jugar... 

Con todo, los ríos subterráneos, como dice el subcomandante, y pese a todo o por eso mismo, seguirán empecinadamente con su canto...



Raúl Olivares.-
Todos los derechos reservados.-




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Secret Hebron: The School Run - 28 minute documentary - trailer




Donna Baillie, un estudiante de Ciencias políticas en Cambridge es el autor del documental “Secret Hebron – The school run“; una muestra en imágenes de la difícil travesía de estos niños palestinos durante el asedio a la ciudad Cisjordana de Hebrón en 2003. Grabado con cámara oculta o teleobjetivos para evitar ser descubierto por los soldados, Donna convivió con estos niños durante una temporada para arrancarles la historia. El que sigue es el microdocumental de 70 segundos presentado al Babelgum Online Festival y extraído de la grabación completa.





http://kurioso.es/2009/04/02/el-largo-y-tortuoso-camino-al-colegio-de-los-ninos-palestinos/


http://www.jornada.unam.mx/2009/02/18/index.php?section=opinion&article=021a1pol
http://www.palestina.int.ar/wp/?p=1998
http://pr.indymedia.org/news/2009/01/35023.php
http://www.webislam.com/articulos/35708-los_ninos_de_palestina.html
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=81730
http://www.jornada.unam.mx/2009/02/18/index.php?section=opinion&article=021a1pol
http://www.jornada.unam.mx/2009/02/25/index.php?section=opinion&article=019a1pol
http://www.jornada.unam.mx/2009/03/04/index.php?section=opinion&article=023a1pol

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