lunes, 20 de mayo de 2013

VIDELA: ESA MUERTE...



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"No, no se podía fusilar. Pongamos un número, pongamos cinco mil. La sociedad argentina, cambiante, traicionera, no se hubiere bancado los fusilamientos: ayer dos en Buenos Aires, hoy seis en Córdoba, mañana cuatro en Rosario, y así hasta cinco mil, 10 mil, 30 mil. No había otra manera. Había que desaparecerlos. Es lo que enseñaban los manuales de la represión en Argelia, en Vietnam. Estuvimos todos de acuerdo. ¿Dar a conocer dónde están los restos? Pero ¿qué es lo que podíamos señalar? ¿El mar, el Río de la Plata, el Riachuelo? Se pensó, en su momento, dar a conocer las listas. Pero luego se planteó: si se dan por muertos, enseguida vienen las preguntas que no se pueden responder: quién mató, dónde, cómo".

Seoane, María (2001), El dictador, Buenos Aires: Sudamericana, pag. 215




Cuánto odio y cuánta perversidad, cuanto dolor y cuánto terror, cuánta omnipotencia y cuánto mesianismo, cuánto de tanto, cuánto de cada una de las miserias humanas caben en la muerte de Videla... Muerte portadora de muerte siempre, nombre de la muerte, signo de muerte, muerte de muerte y más muerte, indefinidamente... Tan infinito es el crimen que no se puede asimilar, tan exponencial es el pecado, que se hace insondable y perenne en la misma naturaleza del hombre: lesa humanidad!!

Memoria: se fue pero no solo, con él se van tantas atrocidades como verdades silenciadas, guardadas, ocultadas. Su venganza y su nefasto "legado" póstumo-seguir matando una y mil veces callando la verdad-aquella que no sabrán de él, que guardo más allá del bien y del mal, preciado botín, de los muchos trofeos que íntimamente selló, para prolongar la agonía de las víctimas, para mantener ese poder incógnito de listas, de nombres, de lugares, de personas, de entidades, de identidades, de cuerpos...

Justicia: se fue, pero con la justicia que brutalmente negó a miles, juzgado con sentencia (a pesar de la espasmódica y perturbadora dilación de sus causas), en cárcel común, sin castigos más que la privación de la libertad, solo, solo, solo...Durmiendo, llegó aquella que fuera su emblemática aliada, compañera y también, como pasa con los que degradan, denigran y envilecen la humanidad, él mismo, se fue haciendo muerte de sus propias muertes: muerte y finalmente, crimen encarnado. 

Verdad: se fue, pero queda mucho por hacer, su fin determina que lo que queda debe realizarse con celeridad y sin vueltas. El fue la personificación de todo un perverso sistema de terrorismo de Estado, de un golpe cívico-militar-eclesiástico, que no se mantuvo sino por la connivencia con amplios sectores, que asimismo, deben dar respuesta ante la sociedad y la misma justicia. La cizaña debe ser cortada de raíz, si hay algo que definió que su nefasta presencia no se extendiera aún más, eso ha sido, que no tuviera el más ínfimo lugar en este mundo, que no pudiera tolerar la carga irreversible de la Verdad Histórica, expresada en términos de lucha social, por una sociedad más justa. 
La gran deuda se mantiene con todos los genocidas, cuyas causas aún siguen aplazadas o cajoneadas; es imperativo que ellas se encaucen jurídicamente sin evasivas de ningún tipo. Así también, resulta ineludible, que se desclasifiquen, se abran y difundan públicamente, todos los archivos de la Dictadura, de lo contrario, se nos seguirá ocultando y encubriendo, la total dimensión del genocidio perpetrado, a quienes abarcaba su autoría ideológica-material, quienes tuvieron participación necesaria en su concreción, quienes fueron sus cómplices y sus responsables, en los distintos niveles de intervención en el mismo. Sustentar su secreto, como política de Estado, es en definitiva, una estrategia funcional a sus intereses, aunque se diga lo contrario. Silenciar se silencia, además, enterrando esos archivos, en la suma custodia de la SIDE, de las Fuerzas Armadas o de cualquier otro organismo estatal. Su apertura, por el contrario, es la clave para esclarecer, avanzar y decidir, en un proyecto integral de auténtica justicia en materia de DDHH.


No celebramos su muerte, no somos como ellos, nos diferencian enfática y éticamente, 30.000 compañeros que dieron todo por Principios revolucionarios, en donde solo caben la Vida, la Igualdad, la Justicia, los Derechos, la educación, la salud pública y tantas pero tantas Utopías más, que no alcanzan todos los odios y maquinaciones para destruirlas. 


A años luz de ellos, y de eso que los constituye en asesinos. 




aportes en la crisis.-

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