viernes, 28 de abril de 2017

EL ESTADO ENCUBRIDOR EN EL FEMICIDIO DE ARACELI FULLES Por Andrea D'Atri








Géneros y Sexualidades




NIUNAMENOS




El Estado encubridor en el femicidio de Araceli Fulles



Andrea D'Atri@andreadatri




Veintiocho días, veintisiete femicidios. Araceli Fulles desapareció el 2 de abril, un día después de que desapareciera Micaela García. El cuerpo de Micaela fue hallado una semana más tarde; el de Araceli apareció recién anoche, cuando un perro entrenado de Bomberos Voluntarios, lo halló en una casa que ya había sido "allanada" por la policía.




"Allanada", entre comillas, sí; porque toda la investigación, llena de impericias y extrañas decisiones inconducentes, se parece más a una maniobra de encubrimiento que a una pesquisa. Mientras el país entero se escandaliza por la participación policial en este femicidio, el gobierno nacional decreta día de duelo por un policía de la misma localidad, abatido mientras supuestamente, se encontraba infiltrado en una "red de narcotráfico".


Justicia y Policía, cómplices y responsables

Cuando la familia de Araceli hizo la denuncia por su desaparición, la fiscalía decidió no actuar de inmediato, bajo la hipótesis de que la joven estaba "de gira", consumiendo drogas. La investigación se dirigió sobre la víctima, como cada vez que el cuerpo asesinado o el cuerpo abusado sexualmente tiene género femenino.

Cuando la Procuraduría de Trata y Explotación de Personas (ProTEx) se ofreció a colaborar con la fiscalía, fue rechazada. Luego siguió la sospecha sobre una posible discusión familiar que habría alentado la fuga de Araceli de su hogar. Y entonces, la investigación se redirigió sobre la familia de la víctima. En eso se encontraban la justicia y la policía cuando no les quedó otra que allanar, por segunda vez, la vivienda de Darío Badaracco y un perro olfateó el cadáver sepultado bajo una losa de cemento.



"La investigación se dirigió sobre la víctima, como cada vez que el cuerpo asesinado o el cuerpo abusado sexualmente tiene género femenino."


Pero Darío Badaracco está prófugo. La fiscal ya lo había indagado y aunque estableció que había sido la última persona en ver a Araceli con vida, lo dejó irse. La policía levanta un acta a partir de la cual se libra su orden de captura, pero escriben mal su apellido. Había sido la familia de Araceli la que, insistentemente, pidió que volvieran con los rastrillajes sobre la zona y denunció que otras pistas que seguía la policía, eran falsas y estaban "plantadas" para desviar la investigación. "El hermano de uno de sus cómplices es policía: era el que le informaba a todos ellos. Ese policía trabajaba en la comisaría en la que se hizo la denuncia. De movida yo dije que se hacían esas cosas. Y ahí está la consecuencia.", dijo el padre a los medios.

La familia era la única que estaba sobre lo cierto: hoy un principal, un subinspector y un subcomisario de la Policía Bonaerense fueron apartados, sospechados de encubrimiento. Uno de ellos es hermano de dos de los detenidos, acusados de haber participado del crimen.

Desde que el comisario Pablo Bressi fue encumbrado a la cabeza de la Bonaerense, por pedido directo de la embajada norteamericana y la DEA, son conocidos las "batidas" y los "pases de factura" del resto de la plana mayor, como ya señaló el reconocido periodista Ricardo Ragendorfer en La Izquierda Diario. Una institución que está presente en todos los grandes delitos de la trata de personas, los secuestros extorsivos, crímenes y narcotráfico, no para investigarlos, sino perpetrándolos o cubriendo de impunidad a sus responsables. Esas bandas armadas son las que constituyen la auténtica inseguridad para el pueblo trabajador.

Que los medios no te distraigan

Y mientras las mafias policiales, entreveradas con los intendentes y los jueces, arreglan sus negocios, para el resto, hay circo. Como ya lo hemos visto con otros casos, los medios no sólo se lanzan encarnizadamente sobre una primicia, sin importar cuánto afecta a la investigación o a la sensibilidad de familias y allegados de la víctima. También pueden saltar todas las barreras para alimentar la morbosidad con detalles escalofriantes, imágenes crudas que no aportan ninguna información necesaria. Y lo que es peor, construyen estereotipos de las víctimas: las hay buenas y malas. Como si los estudios, los pasatiempos, su vida sexual o la ocupación de sus padres fueran datos de utilidad cuando se busca a una joven desaparecida, los medios indagan en la privacidad de las víctimas construyendo su inocencia o su culpabilidad en el destino que las iguala.

Mientras al "público" se lo mantiene opinando sobre si la chica en cuestión era de "mala vida", con quién se juntaba o si consumía drogas, si tenía novio o varios amantes ocasionales, si le gustaba mucho bailar y poco ir al colegio, el tiempo corre. Mientras los policías se ríen de la forma de vestir de las víctimas y las fiscalías recomiendan a la familia irse a casa tranquilos, porque seguro que va a volver, el tiempo corre.



"Como si los estudios, los pasatiempos, su vida sexual o la ocupación de sus padres fueran datos de utilidad cuando se busca a una joven desaparecida, los medios indagan en la privacidad de las víctimas construyendo su inocencia o su culpabilidad en el destino que las iguala."


Y el periodismo que no merece tal nombre, queriéndolo o no, termina siendo parte de la estrategia de encubrimiento que, entre otras cosas, necesita distraernos para que el tiempo corra, mientras se consuma un femicidio más y el responsable se da a la fuga.

Ni una menos

En Argentina, las mujeres salimos a enfrentar el machismo, con grandes movilizaciones que conmovieron al país y se convirtieron en un ejemplo para las mujeres de otros países. Por eso, el pasado 8 de marzo, en más de 50 países se movilizaron, hubo movilizaciones, paros y otras acciones que también incluyeron nuestro reclamo de "¡Ni una menos!".

El Estado sólo nos ofrece un aumento del poder punitivo contra los agresores. Pero, nosotras sabemos que cuando hay un condenado, es porque el femicidio ya se cometió. Aunque exijimos justicia en cada caso, sabemos que nadie nos devuelve la vida de nuestras amigas, nuestras hijas, nuestras madres, nuestras compañeras de trabajo y de estudio.


"¡Es una vergüenza que el presupuesto asignado para defender nuestras vidas sea miserable, mientras se exime de impuestos a las grandes mineras y a las patronales agrarias! ¡Nuestras vidas valen más que sus ganancias!"


Por eso, así como enfrentamos la discriminación y la violencia contra nosotras, organizadas y en las calles, también denunciamos que el gobierno nacional y los gobiernos provinciales son responsables de no implementar todas las medidas necesarias para prevenir los femicidios.

Exigimos un plan nacional de emergencia contra la violencia hacia las mujeres. ¡Es una vergüenza que el presupuesto asignado para defender nuestras vidas sea miserable, mientras se exime de impuestos a las grandes mineras y a las patronales agrarias! 











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