miércoles, 11 de septiembre de 2013

ALLENDE: 40 AÑOS DESPUÉS DEL GOLPE, EL SUEÑO EXISTE!!








Los documentos desclasificados de la C.I.A sobre el plan para la eliminación de Salvador Allende y del proyecto de la Unidad Popular, que hasta ahora se remontan hacia 1969, dejan establecido claramente que para el imperialismo, esa decisión (sobre todo después de la victoria del '70, reafirmada con la parlamentaria de abril del '73), fue siempre una "cuestión de principios" en su lógica de poder con conspiraciones e intentos golpistas permanentes y continuos para su destrucción definitiva. Tanto para Nixon como para Henry Kissinger, como para los intereses que representaban, a través de los “concienzudos esfuerzos” de la Agencia de Inteligencia norteamericana y los lineamientos previos del plan Cóndor*, el ejemplo de Salvador Allende  no podía ni debía permanecer en pie, ni dejar que el mismo avanzara en la construcción de una vía popular, democrática y especialmente, no violenta, ni en Chile, ni en ninguna otra parte. Tan imperioso como enfrentar con determinación  la opción armada en el continente, la vía chilena al socialismo, aparecía para EE.UU, el Departamento de Estado y sus usinas de operaciones, como de extremo peligro, con características inminentes y concretas en toda la región, que amenazaba de manera exponencial "la seguridad"  de todo el sistema. 

La sustentación de un modelo de transito al socialismo, que utilizase la legalidad y convirtiese al Estado burgués en un auténtico Estado de Derecho, significó un enfoque de los problemas reales del pueblo chileno que trastocaba y alteraba todo el escenario latinoamericano, transformando, así también, la correlación de fuerzas en el contexto de las luchas populares en los países subdesarrollados. La propuesta de la UP planteaba la formación de un nuevo bloque hegemónico histórico en la línea de los postulados esenciales del genial teórico marxista italiano, Antonio Gramsci. La experiencia histórica de la lucha de clases en Latinoamérica, afrontaba entonces, un gran desafío en torno a la necesidad de la consumación de un frente común y revolucionario que aunase esfuerzos conjuntos, con un proyecto serio, político-social, amplio y pluralista, que priorizara a los trabajadores para estar en condiciones de combatir, de esa manera,  la  asimetría del poder establecido, anquilosado en la partidocracia burguesa-conservadora, que solo repetía el mismo molde cada cuatro o seis años (en el mejor de los casos) para perpetuarse en el poder. En la dialéctica que proponía el mismo régimen, es donde Allende, vislumbra con claridad la posibilidad de valerse de los medios vigentes, condicionándolos a favor de los objetivos de una estrategia de acumulación de fuerza social, en principio electoral, para luego transformarla en una genuina fuerza de lucha, profundizando las conquistas alcanzadas, transitando el duro, pero factible paso a una sociedad más libre y más justa. Lo pudieron hacer, en principio, y no solo eso, sumaron a otros, anticipándose a su tiempo, conformando una sola identidad latina y caribeña en la diversidad, ese fue el más extraordinario aporte de la denominada vía chilena a la disyuntiva de liberación en América Latina, y eso es lo que sus enemigos, asimismo, advirtieron inmediatamente como la alarma más evidente y manifiesta, la que debían imperiosamente aniquilar.  

Lo nuevo, lo excepcional de la Unidad Popular fue, sin dudas, haber podido establecer un programa integral, completo, nacido de la lucha democrática-revolucionaria, ideológicamente consensuado, logrando la unidad desde abajo, fortaleciendo y cimentando los vínculos políticos, sociales, económicos y culturales de la clase trabajadora, esto implicaba una brecha de radicalidad distinta a todas las concepciones políticas vigentes de la época. Allende vino a darle vuelta la media a la realidad desde otro paradigma: una transformación del sistema de estructuras (como diría Cooke), mediante las herramientas, que desde esa misma realidad, la clase obrera podía realizar en Chile, acorde con sus condiciones objetivas existentes. Ese y no otro fue el gravísimo problema para el imperialismo, para las transnacionales, para la derecha fascista chilena y también para las diferentes oligarquías latinoamericanas, que veían y padecían con estupor ilimitado, como un candidato socialista, un líder marxista, era elegido democráticamente por primera vez en América Latina, y de esta manera, alcanzaba el gobierno de Chile, "porfiando" en la edificación de una sociedad nueva, después de haber sido derrotado tres veces.

Pero para llevar adelante y concretar las promesas electorales, una vez en el gobierno, Allende, hundió sin vueltas el arado en la realización del programa revolucionario de la Unidad Popular, y mediante su política de reformas, el pueblo chileno, pudo experimentar la maduración de los cambios prometidos. Mientras escribo, re-descubro aquellos días de grandes luchadores, con toda su dimensión revolucionaria, vuelven entonces, de aquellas soleadas alamedas, los poemas de Neruda, las canciones de Víctor Jara y una con la vehemencia típica de Quilapayun que dice: 
"Cuándo querrá el Dios del cielo
que la tortilla se vuelva..."

En aquel Chile, aquel Sueño empezaba a cumplirse... 

En una sociedad fracturada socialmente por los abismos entre la riqueza de unos pocos privilegiados y el creciente empobrecimiento de la  gran mayoría del pueblo. Pauperizada en sus estratos básicos de clase y críticamente explotada por distintos factores colonialistas; con enormes adversidades-nacidas y proyectadas desde la CIA-con la exclusiva finalidad de instalar en forma definitiva el caos, coadyuvando a un estado sistematizado de anarquía desestabilizante; con gran parte de los medios más la prensa escrita (principalmente "El Mercurio") en su contra, difamándolo y calumniándolo con grandes e intensivas campañas que propiciaban la confusión permanente, confluyendo directamente, con todo tipo de maniobras, complots y acciones golpistas; incluso con sectores sindicales corporativos de burócratas y cipayos funcionales al golpe en la ejecución de continuas huelgas y paros salvajes, que buscaban el descrédito del gobierno a nivel popular, erosionando el apoyo de base, que el gobierno, con todo y a pesar de todo, pudo mantener. Frente a semejante crisis, se fue avanzando como se pudo, en un severo contexto de desgaste político y paulatino retroceso de las fuerzas que integraban la UP, retroceso que dejó a Allende en un mar de conflictos, producto de las sucesivas divisiones y alejamientos de sus mismos aliados frentistas, cuyas cúpulas dirigentes, en su gran mayoría, no solo no estuvieron a la altura de las circunstancias históricas concretas, sino, y principalmente, no fueron consecuentes con los mismos trabajadores, dejándolos librados a su propia suerte, en vez de afianzarlos en sus conquistas y fortalecer sus organizaciones, aquellas que tanto había costado constituir y sustentar... Por el contrario, más bien ante el antagónico e implacable avance de la derecha golpista, que coaccionaba cada paso que se daba, "oportunamente" giraron a su encuentro, abriéndoles las puertas, ofreciéndoles " más oxigeno" y avalando la aplicación de leyes propias, de su genuino cuño parlamentario reaccionario, como "la de control de armas" que permitía allanamientos y represiones en fabricas, cooperativas y talleres, ejecutada por las FF.AA. Las contradicciones en esta etapa emergieron notablemente, las facciones golpistas, allanaban, así, el camino a la dictadura genocida y las dirigencias referidas de la UP se paraban sobre ese avance, en una dialéctica mecanicista que no servía más que al enemigo. Allende, en esa encrucijada, supo advertir con claridad meridiana: "En un discurso frente a varios centenares de dirigentes de la CUT, el 25 de julio, anticipó con una lucidez escalofriante lo que podría suceder en caso de un triunfo de los golpistas. "Se habría desatado la dictadura fascista más sangrienta, más oprobiosa, habrían arrancado de raíz los más preciados principios de democracia, de libertad, habrían recurrido al terror y al asesinato masivo, se habrían producido masacres sanguinarias de dirigentes sindicales y de particulares” (Amorós p. 468.).  Y pienso que ya no estaba hablándoles elípticamente... 

Así, con un colosal enemigo externoque articulaba todos sus resortes para derribarlo, aún así  Allende, más de las veces, tan solo acompañado por su propia sombra, tuvo el enorme coraje de seguir, de impulsar, de hacer realidad aquel Sueño que se tradujo en una acción programática única en su género, autentica bisagra histórica, que ahora, nos permite revalorizar con certeza los profundos alcances de ese transito al socialismo.

Las principales reformas

  • La reforma constitucional se transformó en un instrumento decisivo para desmantelar de raíz la legislación del derecho burgués de relaciones jurídicas de propiedad. Así también, la vigencia del colonialismo contra-actual que establecía la dependencia inherente del Estado liberal-burgués con las transnacionales, debía ser del mismo modo, y se hizo así, eliminádoló de la Constitución y ejecutándolo definitivamente para terminar con décadas de dominación imperialista. En este sentido Allende dijo: “...la importancia que para la existencia libre, independiente y soberana del país tiene esta nacionalización, exige que ella sea solemnizada con la adopción de una decisión al más alto nivel jurídico concebible, aquel nivel en que es el propio soberano, el pueblo, actuando como Poder Constituyente, quien expresa su voluntad”.
  • La nacionalización del cobre, recurso natural-estratégico chileno que afecta todo el espectro de la economía en esa nación, se llevó adelante con el estupor de la burguesía chilena. Las mineras norteamericanas que explotaban el cobre de Chile se expropiaron sin indemnización alguna, en cuanto que las deducciones por concepto de rentabilidad excesiva en el pasado, había superado ampliamente cualquier límite para todo tipo de compensación de este orden (logros basados en la reforma constitucional).
  • Se nacionalizaron la banca y las industrias básicas.
  • Se cumplió con la reforma agraria que impactó en la posesión de la tierra en beneficio del campesinado chileno y literalmente despojó a la oligarquía nativa (unas pocas familias que hasta entonces eran sus dueños). Lo que significó lisa y llanamente la extinción del latifundio en Chile en solo un poco más de año y medio de gobierno.
  • Se dispuso la organización en cooperativas de los campesinos y su participación directa en el el Estado, sustituyendo la participación de los agentes de clase de los terratenientes en esa gestión.

20 PUNTOS BÁSICOS DE LA REFORMA AGRARIA DEL GOBIERNO DE LA UNIDAD POPULAR:
Para acceder ir aal siguiente link:


Además se operaron reformas trascendentes y revolucionarias nunca vistas en Chile, a nivel de salud, educación y de carácter social:
  • Gratuidad de la universidad. El número de estudiantes universitarios creció un 89% entre 1970 y 1973. Para muchas familias humildes era la primera vez que sus hijos podían acceder a estudios superiores.
  • Sistema de becas para los niños de descendencia indígena (fundamentalmente mapuches) que habían sido discriminados durante décadas.
  • El “Programa de Suplementos Alimenticios” fue extendido a todos los niños en escuelas primarias y a todas las mujeres embarazadas.
  • Aumento de las pensiones mínimas al doble de la inflación.
  • Instauración de un sistema de centros de salud en barrios obreros con al menos 1 centro de salud por cada 40.000 habitantes.

El espejo


Los pliegues y repliegues del demiurgo histórico nos traen un espejo, que como beneficio, se nos da de vez en cuando para mirarnos a través del mismo... Cuesta creer que el reflejo del pasado se asemeje  tanto, pero si nos detenemos a ver como Alicia, no solo podremos rescatar la memoria,  sino también,  y mediante ella, reorientar lo nuestro, lo que nos toca vivir en este "ahora", para que no se vuelva a repetir, para que nunca más la tragedia del terrorismo nos atraviese como una guadaña de muerte y espanto. "El espejo de Allende", de su brutal derrocamiento y su heroica muerte, está nuevamente ahí…

Cuando se habla de él, se habla de un Sueño, pero no de uno del pasado, que haya quedado allá en el tiempo, sino del Sueño como producción y reproducción de la historia viva que se instala constantemente en la resistencia de los pueblos, en sus necesidades y en sus derechos impostergables. Por eso ese Sueño existe, porque Allende existe, porque su legado existe, porque los Sueños de verdad, los trascendentes, no se rinden, ni se abandonan, porque son indispensables e imperativos en la vida y se explican sólo por ella, por lo vivo que están en nuestra memoria personal y colectiva. Allende es un signo vital en nuestra actualidad, nos cuestiona, nos advierte, nos alienta; su máximo testimonio, la entrega de su propia vida, es un mensaje directo, explícito a todos los hombres libres: el socialismo es asequible, la revolución es factible y nada puede detenerla. Al fin de cuentas, ésta más temprano que tarde, en la ardua batalla que nos queda, llegará. Ese, precisamente, es el Sueño que nos debe mover...





La lógica del Cóndor
Osorio definió el Plan Cóndor cuando terminó de instruir el primer tramo de la causa: “La relación entre los organismos de inteligencia de Chile, Paraguay, Uruguay, Bolivia, Brasil y la Argentina distó de situarse en una mera colaboración legal para derivar en la verdadera implementación de un dispositivo que no hacía más que reproducir, a nivel internacional, el mismo dispositivo de aniquilamiento que imperaba hacia el interior de cada una de esas jurisdicciones: tal el alcance pactado, justamente, por los países integrantes del operativo Cóndor”.


Enlaces:



http://www.archivochile.com/Imperialismo/us_contra_chile
http://www.lafogata.org/04latino/latino2/chi_nixon.htm
http://www.rebelion.org/
http://laradiodelsur.com/
http://www.puntofinal.
http://www.principiamarsupia.com/
http://historiabarriga.blogspot.com.ar




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