sábado, 20 de agosto de 2016

CON LA PUERTA DE LA CELDA ENTREABIERTA



El represor Miguel Etchecolatz fue segundo en la policía bonaerense durante la dictadura.




› EL TRIBUNAL ORAL DE LA PLATA LE CONCEDIO LA PRISION DOMICILIARIA A ETCHECOLATZ

Con la puerta de la celda entreabierta

El represor consiguió el beneficio en dos causas y el lunes lo obtendría en una tercera. Pero un juez de primera instancia se lo negó. Por eso no sale todavía, aunque puede apelar.




La Justicia federal de La Plata concedió ayer el arresto domiciliario a Miguel Etchecolatz en dos causas, aunque el represor seguirá preso, al menos por el momento, por una decisión del juez federal de primera instancia Ernesto Kreplac, quien días atrás le denegó el beneficio en otro expediente.

El Tribunal Oral Federal 1 de La Plata definió ayer a favor de Etchecolatz dos de los tres pedidos de prisión domiciliaria que quedaban pendientes entre la batería de oficios que la defensa de quien fue la mano derecha de Ramón Camps, el mandamás de la Policía Bonaerense durante el terrorismo de Estado, presentó desde los primeros meses del año. “Lo grave de esta decisión no es solo la implicancia en el caso de Etchecolatz, sino en el de todos los otros acusados de delitos de lesa humanidad en esta jurisdicción que tengan más de 70 años o que puedan acreditar supuestas razones humanitarias para cumplir condenas en sus casas”, postuló la abogada Guadalupe Godoy, querellante en el juicio contra Etchecolatz.

El tribunal debe resolver todavía un pedido de domiciliaria planteado por la defensa del represor en la causa por la Brigada de San Justo, que se resolverá el lunes, aunque todo indica la decisión será la misma.

Uno de los pedidos de prisión domiciliaria fue concedido por los jueces Germán Castelli y Daniel Esmoris, y denegado por el magistrado Roberto Lemos Arias, los tres integrantes del tribunal en calidad de subrogantes. Esmoris estimó “adecuada” la prisión domiciliaria para Etchecolatz “encontrándose satisfecho el requisito etario establecido en la legislación”. Castelli, por su parte, ató su voto positivo a “motivos humanitarios”, las mismas razones que esgrimió para actuar de igual manera en otra de las causas en las que concedió el beneficio al genocida. Así mismo actuó en el otro pedido que analizó ayer, el que compartió con Jorge Michelli, con quien también había coincidido en julio pasado. En esta ocasión, Michelli se basó en el informe médico forense, del que organismos de derechos humanos sospechan de su veracidad. La semana pasada, Etchecolatz fue trasladado a un hospital de Monte Grande, donde dijeron que estaba estabilizado y que no ameritaba su internación.




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