miércoles, 24 de agosto de 2016

POR AQUELLO DE QUE SE ACABA EL MUNDO / Respuesta desde la Comunidad Homosexual Argentina (CHA) a Mons. Héctor Aguer



Héctor Aguer no mencionó una sola palabra sobre los curas denunciados por abuso sexual.
Imagen: Télam



› POLÉMICA OPINIÓN DEL ARZOBISPO DE LA PLATA, HÉCTOR AGUER, SOBRE “LA FORNICACIÓN”

Por aquello de que se acaba el mundo

El arzobispo platense Héctor Aguer atacó la distribución de 9 millones de profilácticos para los Juegos Olímpicos. También hizo blanco en la comunidad Lgbti, en el matrimonio igualitario y sobre las mujeres. Responden desde la CHA.




Por Horacio Cecchi



Para Héctor Aguer, arzobispo de La Plata, llama más la atención de la moral eclesial la distribución de 450 mil profilácticos entre los 10.500 deportistas durante los Juegos Olímpicos en Río de Janeiro, que la punta de iceberg que representan las condenas por abuso sexual infantil a curas de la Iglesia Católica. Una columna de opinión del religioso, publicada por el diario El Día, de La Plata, titulada como “La fornicación”, es un llamado a la castidad moral visible y a barrer con la escoba bajo la alfombra para que no se vea la propia mugre. Aguer no ahorró sarcasmos al referirse al matrimonio igualitario, la igualdad de género, propuso definiciones de fornicar, indagó sobre el “petting” en lugares públicos y confirmó su lupa misógina cuando como ejemplo sobre liviandad de la farándula mencionó los “records notables de señoritas que cambian de novio cinco o seis veces al año”. “Si a monseñor Aguer le altera tanto la ‘fornicación’ –criticó César Cigliutti, presidente de la CHA– que se preocupe de los casos de abuso de menores que han cometido los curas de su propia iglesia con la complicidad de sus obispos.”

La columna del arzobispo platense tiene como argumento (o parece disparar su ira) la banalización del acto sexual al que decidió denominar “fornicación” y que desarrolló básicamente en dos ejemplos. Uno, la “fornicación en la farándula” y otro, el “sexo en los Juegos Olímpicos”. Vade retro.

En el primer caso, muestra la hilacha misógina cuando menciona la facilidad con que “señoritas (...) cambian de ‘novio’ cinco o seis veces al año”. Carga sobre las mujeres, como si los mentados novios fueran pobres víctimas ingenuas. No es original. Todos los casos de violencia de género que fueron y son denunciados se producen y llegan con la misma carga de culpa y castigo.

El segundo ejemplo son los 9 millones de profilácticos –la cifra debe haber irritado– que el Ministerio de Salud de Brasil distribuyó gratuitamente en Río de Janeiro, 450 mil de los cuales fueron “destinados a la Villa de los Atletas, donde se hospedaban 10.500 deportistas de todo el mundo, más los técnicos”. Aguer intenta ironizar: “La preparación para las mismas –se refiere a las pruebas deportivas– impone, como es lógico, la abstinencia, pero después de cada competición; ¡a coger atléticamente!”.

¡Vade retro, con razón los resultados! Pocos oros, virtud reconcentrada.

“Valga una muestra del impudor hodierno –dice, con pretensión–: los ‘trajes’ de baño femeninos que se reducen a tres trocitos simbólicos de tela; ¿no sería más sincero que en la playa o la pileta se presentasen desnudas?”. Sinceridad no aplicable a casos penales como el del condenado Grassi o el recién elevado a juicio Ilarraz.

Animoso, porque no podía perder la oportunidad, ataca a la comunidad LGBTI cuando señala que “hoy día la ‘igualdad de género’ permite otras combinaciones, antinaturales.” Y asegura que “la discriminación de los antidiscriminadores ha llegado a límites inconcebibles, como el de negar el derecho de los niños a ser criados y educados por un padre y una madre (?); así se ha visto en la entrega en adopción de niños a matrimonios igualitarios”.

“Hablar de ‘fornicación’, alentar contra el uso del preservativo frente a la pandemia del sida, definir a nuestra comunidad LGBTI como algo contra natura –sostuvo Cigliutti– y sostener que la sexualidad o ‘la potencia sexual’ es un ‘ejercicio’ que ‘se desarrolle en el orden familiar’ se relaciona con una ciudad donde proliferan los grupos filonazis que la CHA ha denunciado y que están enfrentando juicios por su violencia. Mal que le pese al siglo XVIII de Monseñor Aguer estamos en el siglo XXI”.




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