lunes, 8 de octubre de 2018

CADA OCTUBRE, CADA DÍA, EL CHE, ESTA AHÍ / A 51 años de su caída en combate


Ernesto-che-Guevara-muerte-joao-pedro-stedile-revolucion


Mi tumba no anden buscando
Por que no la encontraran
Mis manos son las que van
En otras manos, buscando.
Mi voz... la que esta gritando!
Mi sueño, el que sigue entero.
Y sepan que solo muero
Si ustedes van aflojando.
Por que el que muriò peleando,
Vive en cada compañero!

Milonga del Fusilado




Aquel hombre que yo lejanamente veo a través de mi pequeño mundo de siglo XXI, de globalización capitalista intrínsecamente inhumana y salvaje, aquel hombre con los ojos de fuego y la mirada tierna, aquel no es solo ese hombre, sino lo nuevo, la mañana que anticipa las infinitas otras mañanas y el Día de la Justicia que se vislumbra en su sonrisa.

No puedo pensar en el Che sin referirme a ese nucleo vital que percibo en su presencia: el Hombre Nuevo que lo hace heroico y a la vez intimo. Sí más cercano que nunca y mucho más humano para unir, apretar sus manos con las mías, con las nuestras, al tacto de un intenso calor inconfundible que advierte que allá, hondo, su corazón, late. No lo puedo sentir muerto, nunca lo he siquiera imaginado así aunque las fotos me demuestren que fue fusilado por la CIA y sus serviles huestes allí en la higuera...Tampoco quiero caer en el mito convencional, falseándolo e idealizandolo como un fetiche del mercadeo del sistema; para eso lo crearon a su imagen y semejanza, vaciándolo de contenido y rematándolo sucesivamente en cada producto que fabrican en serie: masificarlo, asimilarlo, banalizarlo socialmente para destruir (progresivamente) lo revolucionario de modo imperceptible.

Yo, cada año que pasa esta fecha, me pongo a mirar los chicos de mi barrio, los pibes de la villa, los que se pueden ver al costado de las grandes avenidas, hechos pelota por la falopa y la miseria, por la marginación y la ausencia de todo amor. Yo, cuando llega esta fecha, miro a esa, mi gente desnuda de todo derecho, más hundida en el olvido que el olvido mismo. Yo los miro y no es que quiera ver, sino que veo porque ellos me miran a mí, y entonces, surge él, el Che, vivo en cada uno de ellos y en todos. Sí para esta fecha, se me aparece el Che en los que están sufriendo y clamando en silencio, para que hagamos como podamos lo que él hizo. Por eso, no creo que la muerte lo haya alcanzado allá en Bolivia, al contrario, ese día, casi como una herejía, como una apostasía de mi parte, creo que en esa mañana, el Che, resucitó... Y en realidad, no puede haber otro revolucionario más vivo que aquel que sigue luchando. Yo creo firmemente que él sigue vivo por eso, porque la lucha continua, porque lo he visto cargando las banderas en las marchas, porque lo he visto parando en las fabricas, educando en las escuelas, aguantando en cada militante que se la juega a diario... En cada Octubre, en cada día, está ahí.


Esta ahí, vivo de toda otra muerte posible, para abrazarnos finalmente y entregarnos su fuerza, su ardor insondable que no cesa. Un ser así, no lo mata una metralla cobarde en la desmesura de una tumba infinita.




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