miércoles, 17 de octubre de 2018

EL 17 DE OCTUBRE Por Raúl Scalibrini Ortiz / A 73 años



http://artepolitica.com/



EL 17 DE OCTUBRE



"Corría el mes de octubre de 1945. El sol caía a plomo sobre la plaza de mayo cuando inesperadamente enormes columnas de obreros comenzaron a llegar. Venían con su traje de fragilidad, porque acudían directamente de su fábrica y tres series. No era esa muchedumbre un poco envarada que los domingos invade el parque de diversiones con hábitos de burgués barato. Frente mis ojos desfilaban rostros atestados, brazos membrudos, torsos fornidos, con las greñas al aire y las vestiduras escasa cubiertas de pringues, de restos de brea, de grasas y aceites. Llegaban cantando y vociferando, y unido por una sola fe. Era la muchedumbre más heteróclita en la imaginación puede concebir. Los rastros de sus orígenes se traslucían en sus fisonomías. Descendientes de meridional europeos iban junto al rubio de trazos nórdicos y al trigueño de pelo duro en el que la sangre de un indio lejano sobrevivía aún.

El río, cuando crece bajo el empuje del sudeste, disgrega su masa de agua en finos hilos fluidos que van cubriendo los bajios con meandros improvisados sobre la arena, en una acción tan minúscula que es ridícula y desdeñable para el no avezado que ignora que ese es el anticipo de inundación. Así avanzaba aquella muchedumbre de entusiasmo, que arribaban por la Avenida de Mayo, por Balcarce, por la diagonal.

Un pujante palpitar sacudió la entraña de la ciudad. Un hábito áspero crecía en las densas vaharadas venían, mientras las multitudes continuaban llegando.

Venían de las usinas de Puerto Nuevo, de los talleres de Chacarita y Villa Crespo, de las manufacturas de San Martín y Vicente López, de las fundiciones y acerías del Riachuelo, de las hilanderías de Barranca. Brotaban de los pantanos de Gerli y Avellaneda o descendían de las Lomas de Zamora. Hermanado en el mismo grito y en la misma fe, iban el peón de campo de Cañuelas y el torneo de precisión, el fundidor, el mecánico de automóviles, el tejedor, la hilandera y el empleado de comercio. Era subsuelo de la patria, sublevado. El cimiento básico de la nación que asomaba, como asoman las épocas pretéritas de la tierra en la conmoción del terremoto. Era el sustrato de nuestra idiosincrasia y de nuestras posibilidades colectivas allí presente, en su primordialidad sin recatos y sin disimulo. Era el de nadie y es sin nada, en una multiplicidad casi infinita de gama y matices humanos, aglutinados por el mismo estremecimiento y el mismo impulso, sostenido por la misma verdad que una sola palabra traducía.

En las cosas humanas el número tiene la grandeza particular por sí mismo. En ese fenómeno majestuoso que asistía, el hombre aislado es nadie, apenas algo más que un aterido grano de sombra que asimismo se sostiene y que el impalpable viento de las horas desparrama. Pero la multitud tiene un cuerpo y un ademán de siglos. Éramos briznas de multitud y el alma de todos nos redimía. Presentía que la historia estaba pasando junto a nosotros y nos acariciaba suavemente como la brisa fresca del río.

Lo que yo había soñado e intuido durante muchos años estaba así presente, corpóreo, tenso, multifacetado, pero único en el espíritu conjunto. Eran los hombres que están solos y esperan, que iniciaron sus tareas de reivindicación. El espíritu de la tierra estaba presente como nunca creí verlo.

Por inusitado ensalmo, junto a mí, yo mismo dentro, encarnado en una muchedumbre clamorosa de varios cientos de miles de almas, conglomeradas en un solo ser unívoco, aislado en sí mismo, rodeado por la animadversión de los soberbios, de la fortuna, del poder y del saber, enriquecido por las delegaciones impalpable del trabajo de las selvas, de los cañaverales y de las praderas amalgamando designios adversarios, traduciendo en la firme línea de su voz conjunta su voluntad de grandeza, entrelazando en una sola aspiración simplificada la multivariedad de aspiraciones individuales, o consumiendo en la misma llama los cansancios y los desaliento personales, el espíritu de la tierra se erguía vibrando sobre la plaza de nuestras libertades, pleno en la confirmación de su existencia.

La sustancia del pueblo argentino, su quintaesencia de rudimentarismo estaba allí presente, afirmando su derecho a implantar para sí mismo la visión del mundo que le dicta su espíritu un desnudo de tradiciones, de abusos sanguíneos, de vanidades sociales, familiares o intelectuales. Estaba allí desnudo y sólo, como la chispa de un suspiro: hijo transitorio de la tierra capaz de luminosa eternidad."





www.discepolo.org.ar

Centro Cultural Enrique Santos Discépolo




Raúl Scalabrini Ortiz

Los Malditos




Raúl Scalabrini Ortiz nació en la ciudad de Corrientes cuando el siglo XIX tocaba a su fin (14 de febrero de 1898). Su adolescencia y juventud transcurren bajo la presión del liberalismo conservador predominante.

Varios factores se conjugan, sin embargo, para que Raúl Scalabrini rompa la trama del pensamiento colonial. Por un lado, su militancia juvenil en un grupo llamado "Insurrexit", de ideología marxista, le permite descubrir la importancia de los factores económicos y sociales en el desarrollo histórico. Por otro su permanente deambular por el país (por razones de trabajo viaja a La Pampa, Entre Ríos y Catamarca) lo salvan de encerrarse en una visión porteña y le enseñan cómo viven y cómo sueñan sus compatriotas. A esto se suma un viaje a París, a los veintiséis años, del cual regresa hondamente decepcionado, pues en la "Francia eterna" del "humanitarismo y los derechos del hombre" encuentra un enorme desdén por los latinoamericanos y una antidemocrática xenofobia de "pueblo elegido".

Además, Scalabrini busca auténticamente "su verdad" y no se contenta con la gloria efímera que satisface a sus colegas de la pluma. En este aspecto, su maestro Macedonio Fernández lo orienta hacia una vida profunda, de altruismo y generosidad, donde lo individual se diluya en aras del beneficio colectivo. "Mis días eran extrañamente ajenos los unos a los otros... Les faltaba sometimiento a una sorpresa más grande que ellos mismos. Les faltaba subordinación a una fe".

En esa búsqueda se halla Scalabrini cuando, en octubre de 1929, se desencadena la crisis económica mundial. El capitalismo hace agua por todos lados y millones de hombres son arrojados a la desocupación y al hambre. Los países desarrollados, envueltos en la crisis, amenguan sus efectos, descargándola sobre los países productores de materia prima. En la Argentina se desmorona "el granero del mundo": caen los precios de las exportaciones y baja el peso. Desocupación, hambre, tuberculosis, delincuencia y suicidios señalan el inicio de la Década Infame.

Entonces el verdadero rostro del país vasallo se asoma a los ojos del prensador nacional que sepa verlo. Y mientras el resto de la inteligencia argentina juguetea con metáforas exquisitas, Raúl Scalabrini Ortiz emprende la tarea de demostrar la verdadera realidad nacional. Hasta poco tiempo atrás, también él se había enredado en la metafísica con "El hombre que está solo y espera", pero ahora - 1932 - Scalabrini hunde profundamente el escalpelo del análisis en la patria vasalla e inicia la tarea de toda su vida. El pensamiento nacional, dormido desde hacía décadas, se pone en marcha.

Scalabrini se pregunta en primer lugar ¿Cómo es posible que en un país como la Argentina, productor de carnes y cereales, haya hambre?. De allí pasa a inventariar nuestras riquezas (ferrocarriles, frigoríficos, puertos, etc.) estudiando en cada caso quién es el propietario de los mismos y así llega a la conclusión de que los argentinos nada poseen, mientras el imperialismo inglés se lleva nuestras riquezas a precios bajísimos y nos vende sus productos encarecidos, mientras los ingleses nos succionan a través de seguros, fletes, dividendos, jugosa renta producto de su dominio sobre los resortes vitales de nuestra economía. 


Como consecuencia de su participación en la Revolución Radical de Paso de los Libres, Scalabrini es desterrado a Europa en 1933. Desde allá, se aclara aún más el grado de sometimiento argentino al imperio, pues lo que los diarios ocultan en la Argentina, se dice en voz alta en Alemania o Italia, especialmente debido a las rivalidades interimperialistas. "Somos esclavos de los ingleses", se repite una y otra vez Scalabrini, ya absolutamente convencido de que sus cifras son ciertas e irrefutables. Desde Alemania, en 1934, escribe sus primeros artículos en los que aborda en profundidad el problema clave de todo país semicolonial: la cuestión nacional.

Poco después, en 1935, ya de regreso del exilio se lanza decididamente a la lucha contra el imperialismo. Desde el periódico "Señales" y desde FORJA (Fuerza de Orientación Radical de la Joven Argentina) condena uno a uno todos los decretos de la entrega. A través de la conferencia, el libro y los artículos periodísticos, no cesa un instante, desde entonces, en denunciar la expoliación imperialista.

A través de las conferencias y los cuadernos de FORJA, Scalabrini se convierte en el gran fiscal de la entrega. Pero por sobre todos estos negociados, él apunta decididamente a la clave del sistema colonial: el ferrocarril. Esos rieles tendidos por el capital extranjero son "una inmensa tela de araña metálica donde está aprisionada la República". Es a través del ferrocarril que nuestra economía se organiza colonialmente para entregar riqueza barata en el puerto de Buenos Aires a los barcos ingleses y es a través del ferrocarril, con sus tarifas parabólicas, que el imperialismo destruye todo intento industrial en el interior, asegurando así la colocación de la cara mercadería importada.

Por esos años, Scalabrini Ortiz se sumerge en la historia nefasta de esos ferrocarriles y paso a paso desnuda la verdad: que los ingleses trajeron capitales ínfimos, que aguaron esos capitales a través de revaluaciones contables dirigidas a inflar los beneficios, concedidos como porcentajes fijos sobre el capital, que quebraron todo intento de comunicación interna que no fuese a dar a Buenos Aires, que subieron y bajaron las tarifas, según sus conveniencias, para boicotear alas industrias nacionales que compitiesen con la mercadería traída de Londres, que obtuvieron miles de hectáreas de regalo junto a las vías, que no cumplieron función de fomento alguna en las provincias pobres, que hundieron unos pueblos y levantaron otros torciendo el trazado de las líneas según sus intereses y los de sus socios: lo oligarcas.

Allí reside, sostiene Scalabrini, el verdadero cáncer de nuestra soberanía y en torno a él han crecido las restantes enfermedades que han terminado por hundirnos: la moneda y el crédito manejado por la banca extranjera, el estancamiento industria, la no explotación de la riqueza minera, ni de la hidroelectricidad, la subordinación a barcos, tranvías y restantes servicios públicos extranjeros, la expoliación de los empréstitos a través del interés compuesto "Somos una Argentina colonial, queremos ser una Argentina libre",reclaman Scalabrini, Jauretche y sus muchachos de FORJA. Pero el boicot del silencio cae sobre ellos. La superestructura creada por el imperialismo se cierra ahogando a las voces nacionales. Ellos no cejan, sin embargo, y desde las catacumbas van forjando la conciencia nacional. Scalabrini publica en esos años la "Historia de los Ferrocarriles Argentinos" y "Política Británica en el Río de la Plata".

Cuando se desencadena la Segunda Guerra Mundial y ante la presión aliadófila para que la Argentina envíe tropas al frente, Scalabrini Ortiz vuelve a hacer punta contra el imperialismo, publicando el diario "Reconquista". Desde allí defiende la neutralidad y lanza esta consigna: "No osdejéis arrastrar a la catástrofe. Si os empujan, subleváos. Muramos por la libertad de la Patria y no al servicio de los patrones extranjeros". Así convoca a la Segunda Independencia.

Jaqueado por todas las fuerzas de la Argentina ainglesada, "Reconquista" logra vivir ton sólo 41 días. Pero subterráneamente, el pensamiento nacional se va infiltrando y despierta ya muchas conciencias dormidas. Y cuando poco después el Grupo de Oficiales Unidos dé el golpe de estado el 4 de junio de1943, alguien recordará que uno de los libros que esos militares consideran texto obligado para su formación política es "La Historia de los Ferrocarriles" de Scalabrini Ortiz.

Poco después lo conoce personalmente a Juan Domingo Perón, a quien ya le sugiere la nacionalización de los ferrocarriles. El 17 de octubre de 1945, Scalabrini Ortiz forma parte de la multitud que irrumpe en nuestra historia para iniciar una Argentina Nueva. Ese día, se convence de que esos hombres, a los que llama "esos de nadie y sin nada", son los que conducirán al país hacia su nuevo destino: ".... Era el subsuelo de la patria sublevada. Era el cimiento básico de la Nación que asomaba por primera vez en su tosca desnudez original....Eran los hombres que 'estaban solos y esperaban', que iniciaban sus tareas de reivindicación". 


Pocos meses después, Perón derrota en las urnas a los viejos partidos representantes de una Argentina que moría irremediablemente. Scalabrini acompaña el proceso de la campaña electoral desde las columnas del diario "Política" y mantiene estrecho contacto con Perón, ya siendo éste presidente. Presenta entonces varios trabajos atinentes a la nacionalización de los ferrocarriles, pero no acepta cargos en el gobierno. Considera que su lugar está en el llano, opinando, fiscalizando, apoyando, pero, después de tantos años de oposición, no se considera un "hombre de construcción".

Participa así del proceso de la Revolución Nacional y ve caer uno a uno los eslabones de la cadena con que el imperialismo nos sojuzgaba y que él había denunciado sin descanso: los ferrocarriles, los teléfonos, los bancos, la exportación y la importación, el transporte marítimo y el aéreo, los seguros, el gas, etc. Y ve también crecer a ritmo intenso a la industria liviana, asfixiada tantos años por la mercadería importada. Así transcurre esos años estudiando, elaborando ideas. 


Una nación económicamente libre, socialmente justa y políticamente soberana deja atrás, como un triste recuerdo, a aquella colonia de los años treinta. Las consignas lanzadas por FORJA, a veces casi con las mismas palabras, son coreados ahora por la multitud. 


Pero si bien Perón reconoce en variadas oportunidades, el aporte ideológico de Scalabrini, su gobierno no le brinda el acceso a "los medios" para que difunda su "pedagogía nacional". La burocracia peronista, por su parte, choca con este místico de la política, contumaz crítico de toda desviación o inconducta. Por ello se retrae dela vida pública y se dedica a plantar álamos en las costas del Paraná.

De esa época afirma: "Hay muchos actos y no de los menos trascendentales de la política interna y externa del Gral. Perón que no serían aprobados por el tribunal de ideas matrices que animaron a mi generación…..En el dinamómetro de la política esas transigencias miden los grados de coacción de todo orden con que actúan las fuerzas extranjeras en el amparo de sus intereses y de sus conveniencias". Y agrega: "No debemos olvidar en ningún momento- cualesquiera sean las diferencias de apreciación-que las opciones que nos ofrece la vida política argentina son limitadas. No se trata de optar entre el Gral. Perón y el Arcángel San Miguel. Se trata de optar entre el Gral. Perón y Federico Pinedo. Todo lo que socava a Perón fortifica a Pinedo, en cuanto él simboliza un régimen político y económico de oprobio y un modo de pensar ajeno y opuesto al pensamiento vivo del país". Por eso, cuando le proponen participar en un golpe contra el gobierno, rechaza la invitación. Por eso, también, es uno de los primeros en alistarse en la "Resistencia", en setiembre de 1955, a la caída de Perón.

El golpe militar del 16 de setiembre propicia el retorno oligárquico. Ahora han vuelto los hombres de paja del imperialismo, los mismos del los años treinta.

Otra vez los amigos de los ingleses, otra vez los personeros dela oligarquía, otra vez los pactos claudicantes, de nuevo los bancos privados, los tratados vergonzosos, las devaluaciones para engordar las arcas de los ganaderos. Y de nuevo entonces, piensa Scalabrini, hay que plantear como única y absoluta prioridad: la Revolución Nacional. Todo parece volver hacia el pasado y las ideas de Scalabrini se afirman en su vieja lucha. Desde "El Líder", "De Frente" y "El Federalista" se constituye en crítico implacable. Cerrados estos periódicos, escribirá desde mediados de 1956 en la revista "Qué".

La Revolución Nacional, por sobre todo, piensa Scalabrini y así redobla sus esfuerzos para romper el continuismo. Esa posición lo lleva a colaborar con Frondizi y Frigerio entendiendo que debe usar a "Qué" como vocero de sus ideas, más allá de sus diferencias que pueda tener con los teóricos de la burguesía nacional.

Todo el año 1957 Scalabrini ataca semana a semana las medidas retrógradas y pro imperialistas del gobierno. Puede decirse que a través suyo se expresa la Argentina auténtica que se niega a volver al pasado. El 23 de febrero de 1958 el Frente Nacional, que lleva a Frondizi para presidente, aplasta a la reacción en las urnas, pero la entrega del poder es condicionada. Por eso Scalabrini entiende que debe seguir apoyando, aún disintiendo en muchos aspectos, al gobierno frondizista. Por eso también acepta la dirección de la revista "Qué",convertida ahora en revista oficialista.

Durante poco tiempo, sin embargo, permanece en su dirección (menos de tres meses). La publicación de los contratos petroleros en los últimos días de julio de 1958,lo decide a renunciar. Escribe entonces un artículo titulado "Aplicar al petróleo la experiencia ferroviaria" y deja constancia de su disentimiento con los contratos, en especial con lo pactado con la Banca Loeb. No desea, sin embargo, romper frontalmente con el gobierno cuando éste se encuentra jaqueado por los gorilas y prefiere irse calladamente. Por otra parte, ya está preso de un cáncer que lo llevará a la muerte pocos meses después.

Desde esa separación, Scalabrini Ortiz ya no actúa públicamente pero sus amigos y sus familiares saben que una tristeza lo domina por la traición del frondizismo. El 31 de diciembre de 1958, Frondizi anuncia la adhesión de la Argentina al Fondo Monetario Internacional (FMI) y en enero de 1959 se abraza con los banqueros de Wall Street; mientras los tanques derrumban las verjas del Frigorífico Municipal (en la ciudad de Buenos Aires) para sofocar a los obreros en huelga. Pero Scalabrini, ya nada puede decir: está vencido por la enfermedad y después de un período de postración, fallece el 30 de mayo de 1959. 


En el cementerio, Jauretche recuerda que Scalabrini fue el maestro, el que les permitió pasar del antiimperialismo abstracto al antiimperialismo concreto, descubriendo la verdadera realidad argentina, como paso previo al intento de transformarla. Por eso concluye su despedida con estas palabras: "Raúl Scalabrini Ortiz …..Tú sabes que somos vencedores… vencedores en esta conciencia definitiva que los argentinos han tomado delo argentino. Por eso hemos venido, más que a despedirte, a decirte: ¡Gracias, Hermano!" 

Aviso publicado por Scalabrini Ortíz en enero de 1942 - Diario "La Prensa"


El 13/01/42 muchos amigos de Raúl quedan perplejos al leer el siguiente aviso en los ofrecidos de “La Prensa”:

“Caballero argentino, casado, de 44 años, con amplias relaciones, estudios universitarios, técnicos, una vasta cultura general, científica, literaria y filosófica, con experiencia general y profunda de nuestro ambiente económico y político, ex redactor de los principales diarios, autor de varios libros premiados y de investigaciones, aceptaría dirección, administración o consulta de empresa argentina, en planta o en proyecto, en los órdenes industria, comercial o agrario. Dirigirse a Raúl Scalabrini Ortiz, Calle Vergara 1355, Vicente López". 

Los datos del aviso son correctos. Estudios Terciarios: Es agrimensor. Ha trabajado en los principales diarios y revistas La Nación, El Diario de Láinez, Noticias Gráficas, El Mundo, El Hogar, Martín Fierro, La Gaceta del Sur. 

Ha recibido el Segundo Premio Municipal por “El hombre que está solo y espera”, en 1931. Ha sido traducido al alemán, inglés e italiano. Ha dirigido un Diario “Reconquista” y prácticamente codirigido el semanario “Señales”. Ha dictado muchas conferencias. Ha publicado poesías en “La Gaceta del Sur”. Ha publicado un libro de cuentos “La Manga”. 

Se ha vinculado con los hombres más importantes de su generación en lo literario (Borges, Mellea, Marechal, A. Storni, Macedonio Fernández) y del mundo político (E. Palacio. Jauretche, Gálvez, los hermanos Irazusta). Compañero de estudios de Gainza Paz, Saenz Valiente, el negro Uriburu (C. Universitario). Ha publicado libros de historia y economía: “Política Británica en el Río de la Plata”, “Historia de los Ferrocarriles”. 

¿Por qué R.S.O pide trabajo y es desconocido para el público en general? ¿Por qué no tiene donde expresarse?. Es un maldito y él era consciente que eso se produciría: aislamiento, boicot, marginalidad, etc.. El había descubierto algo importante y sabía lo que le ocurriría. Fue conscientemente al silenciamiento.

Obra de Raúl Scalabrini Ortiz


1923 "La Manga" (cuentos)
1931 "El hombre que está solo y espera"
1934 "La Gaceta de Buenos Aires" (artículos periodísticos)
1935 "Señales" (artículos periodísticos)
1936 "Política Británica en el Río de la Plata" (Cuaderno de FORJA)
1937 "Los ferrocarriles, factor primordial de la independencia nacional"(folleto)
1938 "El petróleo argentino" (Cuaderno de FORJA)
1938 "Historia del Ferrocarril Central Córdoba" (Cuaderno de fORJA)
1938 "Historia de los Ferrocarriles" (Revista Servir)
1939 "Historia del Primer Empréstito" (Cuaderno de FORJA)
1939 "Reconquista" (artículos periodísticos)
1940 "Política británica en el Río de la Plata"
1940 "Historia de los Ferrocarriles Argentinos"
1942 "La gota de agua" (folleto)
1946 "Los ferrocarriles deben ser del pueblo argentino"
1946 "Defendamos los ferrocarriles del Estado" (folleto)
1946 "Tierra sin nada, tierra de profetas" (poesías y ensayos)
1948 "Yrigoyen y Perón, identidad de una línea histórica"(folleto)
1948 "El capital, el hombre y la propiedad en la vieja y la nueva Constitución Argentina" (folleto)
1950 "Perspectivas para una esperanza argentina" (folleto)
1955/56 "El Líder" y "El Federalista", "De Frente" (artículos periodísticos)
1957 "Aquí se aprende a defender a la Patria" (folleto)
1957/58 "Qué" (artículos periodísticos)
1960 "Cuatro verdades sobre la crisis" (folleto)
1965 "Bases para la Reconstrucción Nacional" (recopilación de artículos)
1973 En Punta Alta (Pcia. de Buenos Aires) a cargo del Centro de Estudios Argentinos "Raúl Scalabrini Ortíz", se publica la 1ra. Edición un apunte biográfico.
1989 En Neuquén, la ATPUNC publica (en versión corregida) la 2da. Edición, desde donde tomamos parte de la información que contiene esta página de "Los Malditos"

No hay comentarios: