viernes, 7 de agosto de 2015

EL HORROR DE HIROSHIMA CUMPLIÓ 70 AÑOS


Encienden linternas de papel en Hiroshima como homenaje a las víctimas de la bomba atómica. Imagen: EFE



EL MUNDO › CIEN PAISES CONMEMORARON EN JAPÓN EL ANIVERSARIO DEL BOMBARDEO ATÓMICO

El horror de Hiroshima cumplió 70 años

El bombardeo ordenado por Harry Truman produjo la muerte de alrededor de 140.000 japoneses, en casi su totalidad civiles, y alrededor de 360.000 heridos. Sobrevivientes desafiaron el fuerte calor para recordar el peor día de su historia.



Con el pedido de que se termine el uso de armas nucleares, Hiroshima conmemoró el 70 aniversario del bombardeo atómico lanzado por la Casa Blanca contra la ciudad japonesa en una ceremonia a la que asistieron representantes de un centenar de países. En el final de la Segunda Guerra Mundial, el bombardeo ordenado por el entonces presidente Harry Truman buscó la rendición rápida e incondicional de Japón a los Estados Unidos y produjo la muerte de alrededor de 140.000 japoneses, en casi su totalidad civiles, y alrededor de 360.000 heridos. Cerca de 55.000 personas, según la cadena oficial japonesa NHK, guardaron un minuto de silencio en el Parque Memorial de la Paz a las 8.15 hora local (20.15 del miércoles en Argentina), momento exacto en el que hace siete décadas desde el avión estadounidense Enola Gay se arrojó la primera bomba nuclear de la historia a metros de donde se realizó el acto. El homenaje comenzó con una ofrenda de agua recolectada en 17 puntos de la ciudad para recordar a las víctimas que sufrieron quemaduras y murieron suplicando que les dieran algo de beber.

“Como único pueblo atacado por una bomba atómica, los japoneses tenemos la misión de conseguir un mundo sin armas nucleares”, dijo el primer ministro japonés, Shinzo Abe, y subrayó el compromiso de su país contra la proliferación de este tipo de armamento. Entre el público se encontraban los “hibakusha”, sobrevivientes de la bomba que desafiaron el fuerte calor para recordar el peor día de su historia y rendir homenaje a familiares y amigos que perdieron la vida aquel 6 de agosto de 1945, o en los días y meses posteriores.

Entre los asistentes estaban el secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, la embajadora estadounidense en Japón, Caroline Kennedy, y la subsecretaria de Estado norteamericano para el control de armas y la seguridad internacional, Rose Go- ttemoeller, y representantes de otras potencias nucleares como Reino Unido, Francia y Rusia, además de otras naciones. El premier japonés anunció que Tokio presentará en los próximos meses una nueva propuesta de resolución ante la Asamblea General de la ONU sobre la abolición de las armas nucleares.


“Es nuestra tarea dar a conocer la inhumanidad de las armas nucleares, sin barreras generacionales ni fronterizas”, afirmó el primer ministro, citado por NHK. El llamamiento antinuclear se enmarca en un particular contexto doméstico para Abe, que busca la aprobación en el Parlamento de una serie de leyes que permitirán que por primera vez y en algunas circunstancias Japón participe en misiones de combate fuera de su territorio para ayudar a aliados en peligro. El cambio permitiría al país, según sus impulsores, sostener una relación militar más equilibrada con aliados como Estados Unidos, mientras quienes la critican afirman que se trata de una iniciativa anticonstitucional que pone al país más cerca de verse implicado en un conflicto bélico tras 70 años de paz.


El áspero debate alrededor de este tema no estuvo ausente en el acto y centenares de congregados mostraron su rechazo a la reforma de las Fuerzas de Auto Defensa con banderas y carteles en apoyo al artículo 9 de la Carta Magna –que hasta ahora prohibió a Japón el uso de la fuerza para resolver conflictos internacionales– o con el rostro de Abe caracterizado como Hitler. También se organizaron cantos contra las políticas militares de Tokio y Washington en la isla de Okinawa, que alberga al menos el 75 por ciento de las bases que Estados Unidos desplegó en territorio nipón, y contra la reactivación, el 10 de agosto, de la central nuclear de Sendai, la primera que volverá a funcionar con nuevos criterios de seguridad tras el desastre de Fukushima.


El alcalde de la ciudad, Kazumi Matsui, pidió a Abe, y a otros líderes mundiales como el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, que trabajen incansablemente para lograr un mundo libre de armas nucleares. También invitó a Obama a visitar una de las ciudades bombardeadas, escuchar con sus propios oídos a los “hibaku- sha” y contemplar la realidad del armamento atómico y recordó que en el mundo aún existen 15.000 armas nucleares. Entre los miles de asistentes había 100 delegaciones nacionales y de organismos internacionales, record que superó a las 74 presentes en 2010, cuando se celebró el 65 aniversario de la tragedia.


La Comisión Europea (CE) se sumó al acto y pidió seguir trabajando por el desarme. La alta representante para relaciones exteriores de la Unión Europea (UE), Federica Mogherini, llamó al mundo a seguir persiguiendo la no proliferación de armas nucleares. La bomba detonó muy cerca de donde se levanta el parque donde tuvo lugar la ceremonia, con una intensidad de 16 kilotones, a 600 metros de altura, y exterminó 80.000 personas en un relámpago térmico de radiaciones. Número que aumentó a fines de 1945, cuando el balance de muertos se elevó a 140.000. En los años posteriores las víctimas por la radiación fueron más.


Tras el ataque sobre Hiroshima, Estados Unidos lanzó una segunda bomba nuclear el 9 de agosto de 1945 sobre la ciudad de Nagasaki, lo que forzó la capitulación de Japón seis días después y puso fin a la Segunda Guerra Mundial. En marzo pasado, el número total de “hibakusha” que quedaban en Japón o residiendo en otros países ascendía a 183.519, prácticamente la mitad de los 372.264 que había en 1980, y su edad media superaba por primera vez los 80 años.



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